MENSAJES MÚLTIPLES

El terapeuta puede utilizar varias formas para crear esta experiencia. En esta sección del libro, presentaremos una serie de opciones que el terapeuta tiene disponibles para trabajar con una categoría particular de comportamiento de sus clientes. Aquí nos centraremos en un fenómeno llamado incongruencia.

En la Parte I de este volumen, Sistemas Representacionales, detallamos los diferentes mapas que como seres humanos usamos para organizar nuestra experiencia. Debido a que cada uno de nosotros tiene los medios para organizar su experiencia en diferentes sistemas representacionales, la pregunta que surge es si estos sistemas representacionales no sólo tienen diferentes tipos de información, sino también diferentes modelos del mundo para la misma persona. En las últimas décadas, la psicoterapia ha comenzado a poner atención no sólo a la comunicación verbal del cliente, sino también a su comunicación con el lenguaje corporal. La noción de mensajes múltiples ha comenzado a ser la base de muchos trabajos en esta área.

Volvamos entonces a estas dos personas (el terapeuta y el cliente), y observemos y escuchemos por un momento.

El cliente y el terapeuta han estado trabajando juntos durante casi veinte minutos. El cliente ha estado discutiendo su relación de pareja. El terapeuta se inclina hacia adelante y le pregunta al cliente cuáles son sus sentimientos en relación a su esposa en este momento. El hombre de inmediato rigidiza su cuerpo, interrumpe su respiración, empuja su mano izquierda hacia adelante con su índice extendido, deja caer su mano derecha sobre sus piernas con la palma hacia arriba, y dice con rapidez en un tono de voz duro y estridente:

Hago todo lo que puedo para ayudarla; la quiero mucho.

Veamos el mensaje que el terapeuta está recibiendo del cliente en este momento:

  1. Cuerpo rígido;
  2. Respiración superficial e irregular;
  3. Mano izquierda hacia adelante con el dedo índice extendido;
  4. Palma de la mano derecha abierta y hacia arriba sobre las piernas;
  5. Voz dura y estridente;
  6. Discurso rápido;
  7. Las palabras: Hago todo lo que puedo para ayudarla; la quiero mucho.

Esta es la descripción de una persona que se está comunicando en forma incongruente —es decir, los mensajes transmitidos por sus distintos canales de salida (postura corporal, movimientos, ritmo de la voz, tonalidad de la voz y palabras) no calzan entre ellos. Por ejemplo, las palabras del cliente que manifiestan su amor por su esposa, no coinciden con la tonalidad de su voz al decir estas palabras. La mano izquierda del cliente con el índice extendido tampoco coincide con la palma de su mano derecha abierta y hacia arriba sobre sus piernas. El mensaje transmitido por las palabras del cliente difiere del mensaje emitido por la tonalidad del cliente. El mensaje transmitido por la mano izquierda del cliente es diferente del mensaje emitido por su mano derecha.

El terapeuta se ve enfrentado en este momento a un cliente que le está presentando un conjunto de mensajes que no coinciden (una comunicación incongruente). Se ve enfrentado al problema de tener que responder adecuadamente a estos mensajes múltiples. Esperamos que cada uno de ustedes al leer esta descripción (de un cliente comunicándose en forma incongruente), pueda identificar situaciones en las cuales ustedes mismos se hayan visto enfrentados con un cliente que les ha presentado mensajes múltiples incongruentes. Consideremos por un momento las opciones disponibles para un terapeuta (o para cualquiera que tenga que responder a una persona que está comunicando mensajes incompatibles).

Primero, el terapeuta puede no detectar (conscientemente) las incongruencias —los mensajes contradictorios presentados por el cliente. Lo que hemos observado en situaciones como esta es que, cuando un terapeuta no puede detectar las incongruencias del cliente, él mismo se siente inicialmente confundido e indeciso. La sensación de inseguridad del terapeuta por lo general persiste, sintiéndose cada vez más incómodo. Generalmente, sienten que les falta algo. En nuestros seminarios hemos observado que en un período de tiempo muy breve, el propio terapeuta comienza a responder en forma incongruente. Más específicamente, el terapeuta tenderá a coincidir con el cliente en el tipo de mensajes que está recibiendo, usando el mismo canal de salida.

Empleando la descripción anterior como ejemplo, el terapeuta que no logra detectar las incongruencias descritas, muy pronto estará conversando con el cliente acerca de sus sentimientos de amor y devoción hacia su esposa con una voz dura, y al mismo tiempo, comenzará a registrar incongruencias en su postura corporal que calzarán con las del cliente. Por ejemplo, los gestos de una mano no calzarán con los de la otra. De esta manera, esta primera opción no es en realidad una opción; es más bien una falla de parte del terapeuta para detectar los mensajes múltiples del cliente.

En segundo lugar, el terapeuta puede detectar los mensajes conflictivos del cliente y elegir uno de estos como el mensaje verdadero y válido, el que realmente transmite los verdaderos sentimientos del cliente acerca de su esposa. Nuestra experiencia con los terapeutas que hacen esta elección, es que su aceptación como verdadero de un mensaje de un canal de salida, se basa en el contexto del mensaje. Por ejemplo, hay una regla de cultura general que dice que cada uno de nosotros puede responder (conscientemente) sólo a las palabras que una persona usa para describir una experiencia, no a los otros canales de salida (tonalidad, postura, etc.). Responder a los mensajes emitidos por los otros canales de salida fuera del verbal, es en general descortés o «mal visto». Así, culturalmente se nos ha enseñado que el mensaje válido en un conjunto de mensajes simultáneos, no coincidentes de una persona que se comunica incongruentemente es el mensaje verbal[12]. Muchas de las psicoterapias han seleccionado (implícitamente al menos) el mensaje transmitido por la postura corporal y los gestos como el mensaje real o verdadero del cliente —lo opuesto a la elección cultural. Un terapeuta entrenado en una de estas escuelas seleccionará mensajes emitidos por la postura corporal y gestos del cliente como los mensajes a los cuales deberá responder. Una vez que el terapeuta ha decidido cuál de estos mensajes conflictivos es el válido, tiene la posibilidad de decidir qué significa realmente este mensaje (al decir significa realmente nos estamos refiriendo a las palabras que las posturas o gestos recibirían al ser traducidos al lenguaje), o llamar de alguna manera la atención del cliente respecto a ese mensaje y luego pedirle que le informe acerca del significado de ese mensaje transmitido por ese canal de salida.

A la primera opción por parte del terapeuta la hemos llamado alucinación. Al decir esto, no estamos emitiendo un juicio de valor, ni diciendo que sea una alternativa mala o negativa de parte del terapeuta, sino simplemente que cuando un terapeuta decide sin verificar con el cliente, cuál es el significado de un mensaje no verbal en palabras, está asumiendo que el significado de esa postura o gesto en palabras es el mismo que él tiene en su propio modelo del mundo. El significado que la postura o gesto tiene en el modelo del mundo del terapeuta, puede o no coincidir con el significado que la postura o gesto tiene en el modelo del mundo del cliente. Como dijimos en Magia I:

… el terapeuta puede, debido a su larga experiencia, tener una intuición acerca de cuál es la parte que está faltando (en este caso, el significado de la postura o gesto). Puede elegir interpretar o adivinar… No disputamos esta opción. Existe, sin embargo, el peligro de que cualquier forma de interpretación o adivinación pueda ser inexacta. Incluimos en nuestro Meta-modelo un seguro para el cliente. El cliente comprueba la interpretación o adivinación del terapeuta, generando una frase que incluya ese material, y verifica sus intuiciones para ver si calzan, si tienen sentido, si son una representación exacta de su modelo del mundo.

La segunda posibilidad —seleccionar uno de los mensajes no verbales como válido y pedirle al cliente que lo exprese en palabras— es una opción que ya hemos discutido en la primera parte de este libro. Específicamente, este paso es una petición del terapeuta al cliente para que cambie sus sistemas representacionales. Aquí, el terapeuta está instruyendo al cliente para que cambie un mensaje transmitido por la postura corporal o gestos por un mensaje transmitido a través del sistema representacional lingüístico.

La opción tomada por nuestro terapeuta, descrita anteriormente —seleccionar el mensaje indicado por la postura corporal como la representación válida de los verdaderos sentimientos del cliente—, tiene una fuerte base en las teorías de comunicación y terapia.