En el ejemplo descrito anteriormente, usamos una técnica que la hizo famosa Fritz Perls —la técnica de la «silla vacía». En el ejemplo, el terapeuta usó dos sillas para que el cliente las asociara con cada una de sus polaridades. La técnica de la silla vacía es sólo una de un número potencialmente infinito de formas de clasificar incongruencias en polaridades sobre la base de clasificación espacial. Cada uno de ustedes puede usar su propia imaginación para crear variaciones de la técnica de la silla vacía. El principio fundamental es usar ubicaciones espaciales distintas para ayudar al cliente a clasificar los paramensajes en polaridades —dos dibujos diferentes de la alfombra, dos lados de la puerta, etc. Todo esto puede servir igualmente bien. Lo más importante de la técnica es que ayuda tanto al terapeuta como al cliente a saber dónde está ubicado cada paramensaje. Nótese que la clasificación espacial involucra siempre activamente al cliente en forma kinestésica —es decir, el cliente debe moverse de una ubicación espacial a otra. Este cambio kinestésico real (especialmente cuando el terapeuta ha dado instrucciones de dejar de lado todos los sentimientos y pensamientos [de una polaridad] expresados en esa ubicación espacial al moverse a la otra) es congruente con el cambio que está aprendiendo el cliente, permitiendo primero la expresión de una polaridad y luego de la otra sin paramensajes incongruentes entre las polaridades.