El terapeuta está ahora listo para ayudar al cliente a clasificar sus incongruencias en polaridades. Comienza eligiendo uno de los paramensajes que le ha presentado el cliente. Usaremos la descripción de un ejemplo dado anteriormente. Los mensajes que habíamos identificado eran (de un cliente hombre):
Cuerpo rígido (Paramensaje A):
Respiración superficial e irregular (Paramensaje B):
Mano izquierda con el dedo índice extendido (Paramensaje C):
Palma de la mano derecha abierta y hacia arriba sobre las piernas (Paramensaje D):
Voz dura, estridente (Paramensaje E):
Discurso rápido (Paramensaje F):
Las palabras: Hago todo lo que puedo para ayudarla; la quiero mucho (Paramensaje G).
Lo que tenemos aquí es un conjunto de paramensajes que no coinciden —el cliente está siendo incongruente. El terapeuta no interpreta en este momento los paramensajes; simplemente nota que no todos encajan. Sin embargo, algunos de los paramensajes calzan con otros. Por ejemplo:
Los paramensajes del Grupo I calzan entre sí, al igual que los del Grupo II. Sin embargo, los paramensajes de un grupo no calzan con los del otro. (Los paramensajes no listados encajan en ambos grupos). El cliente, desde luego, ha tenido una larga experiencia en la manifestación de sus sentimientos encontrados acerca de su esposa y, en la mayoría de los casos, no se dará cuenta de las incongruencias en su comunicación. El terapeuta elige uno de los grupos de paramensajes que calzan, y comienza el proceso de ayudar al cliente a expresar plenamente una de sus polaridades. Supongamos que el terapeuta decide trabajar primero con el Grupo II. Pone dos sillas vacías, una frente a otra. Le pide al cliente que se siente en una de ellas y que repita lo que acaba de decir. Mientras lo hace, el terapeuta escucha y observa cuidadosamente —su tarea ahora es enseñarle al cliente a ser totalmente congruente en su comunicación, usando el Grupo II de paramensajes como guía. En otras palabras, mientras el cliente repite lo que originalmente dijo, el terapeuta actúa como director de cine o teatro, guiando al cliente, retroalimentándolo, literalmente moldeando el cuerpo del cliente con sus manos y palabras, dándole instrucciones con respecto a la tonalidad de su voz y a la velocidad del discurso, hasta que todos los canales de salida del cliente estén representando paramensajes congruentes. Luego le pide al cliente que se cambie de silla y deje atrás todos los sentimientos y pensamientos que recién expresó. El terapeuta moldea el cuerpo del cliente con la postura y gestos que él identifica como paramensajes del Grupo I. Luego le pide que diga algo que encaje con él en ese momento en forma rápida y con voz dura y estridente. El terapeuta utiliza su habilidad pata detectar las incongruencias y cambiar las partes de la comunicación del cliente (paramensajes) que no calzan con los paramensajes del Guipo I. En otras palabras, el terapeuta usa ahora los paramensajes del Grupo I como guía y ajusta todos los otros paramensajes del cliente para que sean congruentes con estos. Este trabajo es para que la otra polaridad se exprese plena y congruentemente. Generalmente, el terapeuta le pedirá al cliente que se cambie de una silla a otra (es decir, de una polaridad a otra) varias veces hasta que sea capaz de expresarse en forma congruente en cada posición.
¿Qué han logrado tanto el terapeuta como el cliente cuando este es capaz de expresarse en forma congruente en cada polaridad? Una forma de responder esta pregunta es afirmando que el cliente ha cambiado una comunicación incongruente simultánea por una comunicación incongruente secuencial. El cliente comenzó la sesión dudoso y confuso, incongruente en su comunicación, expresando simultáneamente partes de sí mismo que no encajaban. Ahora el cliente puede expresarse congruentemente en cada momento en el tiempo, aun cuando sigue siendo incongruente en un período de tiempo. La situación ha cambiado de una incongruencia simultánea a una incongruencia secuencial, o polaridades alternadas. Cuando esto ocurre, se ha logrado la segunda fase del trabajo de incongruencia.
En la descripción de las acciones del terapeuta para clasificar las incongruencias en polaridades, dijimos simplemente que trabajó con el cliente para ayudarlo a comunicarse congruentemente en cada polaridad, para que expresara plenamente cada una de sus polaridades, una tras otra. Ahora presentaremos algunas técnicas explícitas para ayudar al cliente a cambiar las incongruencias simultáneas por polaridades alternadas. Consideraremos tres problemas específicos con respecto a la clasificación de incongruencias en polaridades, que hemos notado que aparecen una y otra vez: