META —Y QUE

USANDO EL LENGUAJE DEL CLIENTE

Hasta aquí hemos descrito varias maneras mediante las cuales las personas organizan su experiencia creando sistemas representacionales más altamente valorados tales como visual, auditivo, kinestésico y lenguaje natural. Una vez comprendida esta información acerca del modo en que los clientes organizan sus mundos, la podrán usar de diferentes maneras. En primer lugar, la habilidad de un terapeuta para entender más acerca de cómo sus clientes experimentan y representan el mundo, le permitirá crear experiencias que ellos podrán usar para cambiar sus vidas. Por ejemplo, en el Capítulo 6 de Magia I, describimos una serie de formas para ayudar al terapeuta a saber cuándo una determinada técnica es apropiada. Por ejemplo, cuando el cliente tiene miedos catastróficos de algún evento futuro para el cual no tiene una estructura de referencia, una fantasía guiada o una secuencia espontánea de sueños pueden proporcionar esa estructura de referencia. A estas alturas, podrán darse cuenta que las fantasías serán más efectivas en personas visuales que en personas auditivas.

A continuación, consideren cómo ustedes como terapeutas, podrían ayudar a un cliente en una dramatización —una actualización de alguna experiencia pasada. Si el cliente organiza su experiencia principalmente en forma visual (con imágenes), una manera de asegurarse que podrá representar la experiencia en la dramatización, será pidiéndole que elija a otras personas para que representen su experiencia pasada, y así pueda realmente ver la dramatización. Si el cliente organiza su experiencia principalmente en forma kinestésica (con sensaciones corporales), conviene que él represente activamente su experiencia pasada para poner los sentimientos (de todas las personas) en escena.

Como lo señalamos en Magia I, una manera mediante la cual las personas empobrecen su mundo —se limitan a sí mismas y en sus opciones— es eliminando una parte de sus experiencias. Cuando una persona deja fuera de su conciencia un sistema representacional completo, su modelo y su experiencia se reducen. Al identificar el sistema representacional del cliente, el terapeuta sabe qué aspectos del mundo, incluyéndolo a él, están disponibles para el cliente. Por ejemplo, si el cliente tiene alguna limitación en su modelo que le está causando dolor, y el patrón que lo bloquea impidiendo el cambio exige que sea capaz de representar su experiencia visualmente, el terapeuta sabrá qué tipo de experiencia diseñar para facilitar el cambio en el cliente. Ayudar al cliente a recuperar o a desarrollar una forma nueva de organizar su experiencia, ya sea estando en contacto, visualizando claramente o escuchando con detalle, resulta ser una experiencia poderosa y conmovedora tanto para el cliente como para el terapeuta.