Supuestamente a Mario lo iban a sacar de algún punto. A las once de la noche había salido Vegueta en un bote y llamamos al jefe Ismael:
—El hombre se voló.
—¿Por dónde?
—No lo sabemos, van en un bote.
Nosotros teníamos controlada esa zona de tal manera que si el objetivo cruzaba el cerco, iba en busca de la embarcación. La gente de Inteligencia se traslado al lugar, hablaron con las personas que había por allí a esa hora pero decían que no habían visto nada.
De todas maneras, estuvimos toda la noche a la expectativa y a las cinco de la mañana del octavo día llamó nuestro jefe.
—¿Qué ha sucedido?
—Nada. Todo ha estado muerto.
—Bueno, si hoy no logramos algo, nos vamos a devolver porque la gente está cansada, está saturada, llevamos ocho días, hay gente que se está enfermando, se están agotando la comida, el agua. Vamos a devolvernos.