En ese transcurso de tiempo apareció Vegueta, una de las fichas del narcotráfico. Le ordenaron trasladarse a Manuel Cuello:
—Usted tiene que sacar al Viejo.
En ese momento teníamos controlados a Repollo, al Mello y a Guacamayo, que manejaban esa zona.
El Mello esperó a Vegueta y le dijo:
—Encárguese de ubicar una lancha con dos tanques de combustible, porque la idea es que auxilie al Viejo, que anda totalmente rodeado. No hay por dónde más sacarlo, no hay por dónde echarle una mano a ese man. Lo único que nos queda es sacado de aquí.
Por su parte, Guacamayo se entrevistó con otros bandidos, esperaron cierto tiempo y finalmente llegó Tito, hablaron largo pero no precisaron dónde se hallaba Mario.
En un momento dado, el jefe Ismael llamó del mismo teléfono público en Manuel Cuello y le dijimos que ése era el que utilizaba la esposa de Guacamayo. Era un punto de referencia muy importante para nosotros:
—Desde donde usted nos está llamando, ojo, desde ahí exactamente era de donde le estaban mandando comida y algunos víveres a Mario.
En ese momento íbamos a cumplir dos años buscando al delincuente.
Justamente después de aquella llamada conocimos a Rufino, que empezó a pedir algunos medicamentos para el Viejo, y dijimos:
—Este tipo está cerca del bandido porque habla desde la cabina telefónica.
Posteriormente sobrevoló el avión y ubicó a Rufino, a Guacamayo y a la esposa de Guacamayo. Todos se encontraban en la misma área de la cabina.
Una vez lo informamos, los comandos siguieron avanzando y tratando de cerrar el cerco en torno a ese sitio.