ANDRÉS (Analista)

Sabíamos que Mario se estaba acostando con una de las guardaespaldas. Sexta mujer conocida, pero sexta de turno. Como dicen, entretención de un par de días.

¿Qué sucedió?

Coincidiendo con la reunión, el ejército hizo una operación en la sierra, cruzaron por una senda cercana a la cabaña en construcción y, desde luego se generó un sobresalto del demonio, Mario se alejó un tanto de las bandidas, incluida la diva, y una noche cogió su mula y se perdió.

A raíz de aquello, ellas se emborracharon:

—El Viejo ya no está.

—El Viejo se marchó.

—Dijeron que se fue para los lados de Panamá.

Y nosotros: «¿Se fue?».

Consultamos a través de varias fuentes, y sí, señor: «Se fue». Lo perdimos. Allí ya no estaba Catalina, la Gomela.

La había sacado del lugar unos quince días antes y ella terminó en Medellín.

Lo cierto es que nuevamente perdimos el rastro del objetivo cuando estábamos a punto de operar.