Entonces se había hecho el reconocimiento aquél del avión que divisó árboles derribados, un terreno abierto y allí la madera, la mula… Días después realizamos otro y ya estaba construida la cabaña. En ese vuelo el avión hizo un giro, entró por otro costado de la montaña y localizó una casucha ubicada a las seis, es decir, a espaldas de la construcción.
Luego se realizó uno nocturno para captar focos de calor y ubicar por lo menos a una parte de los bandidos.
En el vuelo diurno se tomaron fotografías, se hicieron los reconocimientos sobre puntos precisos por la dificultad del terreno, se preparó la operación, pero de un momento a otro desaparecieron los bandidos.