¿Cómo llegamos a «la vieja bruja», a la Gomela y a esos nuevos ejemplares?
Bueno, pues resulta que Nelson, el hombre de las cartas y los CD, era el único de nuestros contactos con acceso al objetivo. El otro era Santiago, un primo de la Gomela: le decían Lentejo, lo localizamos y él nos dio la ubicación de «la vieja bruja».
El cuento es que Nelson se comunicaba mucho con Lentejo y como éste era primo de la muchacha, él le llevaba las razones del objetivo. Así penetramos a dos de los círculos un poco más altos de la banda.
Lentejo se encargaba de pagarle la mensualidad a la mamá de la muchacha, para no volverle a decir «vieja bruja», le pagaba la mensualidad a la Gomela, les pagaba a las hijas del Viejo y a las cuatro mujeres que hacían cola detrás de la Gomela.
Nelson le entregaba el dinero, le hacia la lista y Lentejo, el primo, viajaba a los puertos de Cartagena, Barranquilla, luego a Medellín, y cumplía con su tarea.
Bueno, pues hasta ese momento no supimos que alguien le dijera ‘Don’ Mario, pero con el casamiento confirmamos que ni era un misterio, ni tampoco había duda. Él era el Viejo.