Acercarse a las historias de estas bandas es asomarse a un mundo en el cual los episodios parecen de novela negra tropical, como los nombres de los personajes y de los mismos lugares: Macancán, La Popis, Cucaracho, Pirarocú, Clavocaído, Guacamayo… Acandí, Chigorodó, Zapzurro, Capurganá, Cabo Tiburón…
En esta narración, como corresponde hoy a cualquier bandido en nuestro medio, a Daniel Rendón Herrera, el cabecilla de los rufianes, sus inferiores le dicen ‘Don’ Mario.
El escenario del relato es el Golfo de Urabá en el Caribe, en el noroccidente de Colombia, un punto estratégico en las puertas de América Central y La Florida, por donde penetra una parte del arsenal procedente de las mafias de México, desde Miami productos químicos para fabricar drogas, pero a la vez salen cargamentos de cocaína buscando a Estados Unidos y Europa, universo de viciosos.