Cuando el tipo se bajó de la tractomula preguntó quién era nuestro jefe en tono amenazante, como reclamándole por la muerte de su hermano, pero el jefe se le paró al frente y le dijo: Yo no le tengo miedo a usted. A los bandidos yo no les tengo miedo. He librado muchas guerras y la suya es la primera. A su hermano se le dio de baja porque se enfrentó.
Y si usted se enfrenta, también le damos de baja.
Vimos que el tipo se aplacó y respondió luego:
—Los felicito, gracias por respetar mi vida…
Luego, cuando entramos a la sala de juntas de la Escuela de Aviación de la Policía, Pablo Arauca volvió a hablarle a nuestro jefe:
—General, quiero hacerle un regalo.
Sacó la imagen que llevaba en un escapulario, con ella una llave para abrir esposas, y se la entregó.
(Con ésa hubiera podido escapar).
Finalmente nuestro jefe le dijo:
—Usted escogió un camino. Nosotros el nuestro: éste es nuestro trabajo.