Una mañana la Mona le dijo a alguien apodado Juanes, un bandido muy parecido al famoso cantante:
—Me citó Pablo Arauca, voy a ir a hablar con él, está muy complicada Está muy ansioso por todo lo que ha sucedido. El man está cansado de tanta carrera. Voy a ir a hablar con él a ver qué me dice.
La Mona fue hasta una finca, allí estuvo todo el día, salió al comienzo de la noche y buscó a Juanes:
—¿Cómo le fue?
—No, hermano. Limón me pegó una putiada, pero una señora putiada. Me dijo que me largara, que yo no le servía para nada, que era un baboso, y le respondí: «¿Sabe qué? Señor. Déjeme ir. Yo me voy. Hasta aquí lo acompaño».
Pablo Arauca me respondió inmediatamente:
—Váyase, gran hijueputa, que a usted no lo necesito para nada. Usted es un hijueputa. La Fuerza Pública me está llegando casi a los pies por culpa suya.
Después, la Mona conversó con un asesor financiero de Pablo Arauca:
—¿Qué va a hacer, hermano? —le preguntó el asesor.
—Pues yo me voy. Mañana arranco, voy a arreglar mis cosas, me voy para mi finca, me quedo allá una semana y luego cojo para donde vive el señor de la boina roja.
Inmediatamente le pregunté a Ismael qué hacíamos con la Mona: ya no era importante para nosotros.
—Capturarlo —respondió Ismael—. Echémosle mano.
—¿Para dónde dice que se va?
—Pues para Venezuela. Boina roja Chávez.
—¿Dónde está en este momento la Mona?
—En su finca en el centro del país. Va a salir a la madrugada.