A la ida en una estación de gasolina se anunció que supuestamente el objetivo estaba llenando el tanque de combustible, y el oficial que iba detrás se percató y nos comunicó:
—Ésa es la camioneta.
En ella ahora iban el oficial, su familia y la Mona.
La señora se bajó, fue hasta el baño, regresó, y unos cinco minutos después la camioneta empezó a devolverse, se detuvo y el Mellizo se embarcó en ella.
Ya con el Mellizo a bordo, ellos empezaron a bajar, a bajar, a bajar de las faldas de la Sierra, y nosotros: «Ya tienen que haberlo recogido».
Las otras dos camionetas marchaban detrás de la del oficial, y Libardo, que iba en la persecución, dijo:
—Esa camioneta va muy rápido. El objetivo ya tuvo que haberla ocupado.