FERNANDO (Investigador)

Los camuflamos dentro de un maletín y se lo dimos a Lucas. A él lo recogió en Santa Marta un guardaespaldas del bandido, hicieron un trayecto en un carro hasta un punto determinado, luego otro tramo en moto y un tercero a lomo de mula. Gastaron algo más de tres horas.

El equipo electrónico nos fue dando geocoordenadas hasta ciertos lugares, fáciles de ubicar en un sistema de mapas digitales.

Con ellas determinamos un sector para empezar a trabajar de acuerdo con las redes de comunicaciones de los bandidos… «La antena del Sector F es tal y por lo tanto las ondas llegan a los puntos catorce y diecisiete…». Se trataba de una serie de cualidades y características técnicas que los analistas nos indicaban desde el Centro de Operaciones en Bogotá.

Todo aquello nos llevó a que el movimiento de las personas, de las motos, de las mulas, nos indicara un radio de operación y, además, la ubicación de la cueva del Mellizo.

La información recolectada fue procesada en conjunto por la parte técnica y por la parte operativa de nuestro equipo, y finalmente se coordinó una operación helicoportada con un grupo táctico formado por comandos antiterroristas.

Todo había conducido a estrategias como no agrupar a nuestra gente en Santa Marta, porque los bandidos tenían aproximadamente tres anillos de seguridad, de manera que los más lejanos podrían detectar cualquier movimiento extraño y correr la alarma.

La operación fue lanzada en el mes de noviembre. Se trataba de llegar hasta el final del camino de las mulas, un punto bastante alto en la Sierra con una vista muy amplia de la costa y del mar.