SALOMÓN (Oficial de Inteligencia)

Una mañana partimos con la comida que había pedido la guerrilla. Saúl cargó el camión, él mismo lo manejó, cosa que no era habitual, y partimos.

El camión llevaba oculta una caja en la que acomodamos ocho fusiles, los arreos, granadas, es decir, el material para los comandos. La caja no era muy grande de manera que cabía muy bien, y encima de ella, sobre el planchón del carro, cargamos la comida y quedó bien camuflada.

Llegamos al lugar por la noche, bajamos el armamento y los complementos, Sara y Samuel los recibieron, no entré a la casa, continuamos y a siete minutos de allí nos esperaba una comisión de las FARC.

Seis guerrilleros se encargaron de bajar la comida en plena llanura, porque ellos no permiten que alguien ingrese hasta los campamentos. Cuando nos recibieron eran más o menos las once de la noche. Descargaron, Saúl saludó a algunos muchachos que lo conocían y regresamos.