El idioma de los Vril-ya es particularmente interesante, porque en mi concepto, pone claramente de manifiesto las trazas de tres transiciones principales, por las que todo idioma pasa hasta alcanzar su forma perfecta.
Uno de los filólogos modernos más ilustres, Max Müller, al tratar de la analogía entre los estratos del lenguaje y los estratos de la tierra, establece lo siguiente como dogma absoluto: «Ningún idioma, puede en manera alguna llegar a ser inflexivo sin haber pasado por el estrato aglutinante y separador. Ningún lenguaje puede ser aglutinante sin adherirse con sus raíces al estrato monosilábico». (De la Estratificación del lenguaje, pág. 20).
Tomando la lengua china como el mejor ejemplo existente del estrato monosilábico «como el fiel retrato del hombre en andadores, ensayando su fuerza mental y buscando su camino a tientas, tan satisfecho de sus primeros intentos, que los repite una y otra vez», tendremos una idea del idioma de los Vril-ya, todavía pegado con sus raíces al estrato subyacente. Abunda en monosílabos, que son los fundamentos del idioma. La transición a la forma aglutinante, marca una época que debió dilatarse durante edades, cuya literatura escrita sólo ha sobrevivido en algunos fragmentos de mitología simbólica y en ciertas frases expresivas que se han convertido en proverbios populares. El estrato inflexivo comienza con la literatura existente de los Vril-ya.
Sin duda en aquella época, debió actuar como causa concurrente la fusión de razas con algún pueblo dominante y el resurgimiento de algún fenómeno literario por el cual la forma del lenguaje quedó detenida y fijada. A medida que la etapa inflexiva prevaleció sobre la aglutinante, es sorprendente ver cómo las raíces originales iban destacándose sobre las superficies que las ocultan. En los fragmentos antiguos y en los proverbios de la etapa anterior, los monosílabos que componían tales raíces desaparecen en medio de palabras de enorme longitud, comprendiendo sentencias enteras, de las cuales ninguna de sus partes se puede separar ni ser empleada separadamente. Pero una vez que la forma inflexiva del idioma progresó, al punto de contar con sus gramáticos, parece que éstos se unieron para extirpar tales monstruos polisintéticos y polisilábicos, como invasores devoradores de las formas aborígenes. Fueron prescriptas por bárbaras todas las palabras de más de tres sílabas y, a medida que se fue simplificando el idioma, ganó fuerza, elegancia y dulzura. Aunque muy pobre en cuanto a sonidos, esto ha contribuido a su claridad. Con una sola letra, según sea su posición, han conseguido expresar lo que en las naciones civilizadas, sobre la tierra, necesita a veces sílabas, a veces frases enteras.
Permítaseme presentar dos ejemplos: An (que he traducido hombre); Ana (hombres). En el idioma de los Vril-ya, la s implica multitud, según donde esté colocada. Así, Sana significa humanidad; Ansa, significa una multitud de hombres. El prefijo de ciertas letras de su alfabeto invariablemente denota significados compuestos. Por ejemplo: Gl (que para ellos es una sola letra como th lo es para los griegos) al principio de una palabra indica un conjunto o unión de cosas, a veces de la misma clase, a veces similares como: Oon, una casa; Gloon, una población (o conjunto de casas). Ata, tristeza; Glata, una calamidad pública. Auran, es salud o bienestar de un hombre: Glauran, el bienestar del estado, el bien de la comunidad. Así constantemente tienen en su boca la palabra A-glauran, que proclama su credo político, a saber: «el primer principio de una comunidad es el bien de todos». Aub, es invención; Sila, un tono musical. Claubsila, que une las ideas de invención y entonación musical, es la palabra clásica para poesía; la cual abrevia en la conversación familiar en Glaubs. Na, que para ellos es una sola letra como Gl, cuando es inicial, siempre implica algo antagónico a la vida, el gozo o la comodidad, siendo en esto similar a la raíz aria Nak, expresiva de perecer, destrucción. Nax, oscuridad y mal; corrupción. Al escribir consideran una irreverencia el dar al Ser Supremo un nombre determinado. Se lo simboliza por medio de lo que podríamos llamar el jeroglífico de una pirámide. En oración se dirigen a Él dándole un nombre el cual consideran demasiado sagrado para comunicarlo a un extraño; por tanto, lo desconozco. En conversación, le designan por medio de una perífrasis, tal como: Supremo Bien. La letra V simbólica de la pirámide invertida, cuando se emplea como inicial, casi siempre denota excelencia o poder; como Vril, al cual me he referido muchas veces. Así Veed, un espíritu inmortal; Veedya, inmortalidad. Koom pronunciado Kum, denota la idea de vaciedad. Koom mismo es un hueco profundo; metafóricamente una caverna; Koom-in, un agujero; Zi-koom, un valle; Koom-zi, vacante o vacío; Boadh-Koom, ignorancia (vacío de conocimiento literario). Koom-Posh, es el nombre para el gobierno de los muchos o el predominio de los más ignorantes o vacíos. Posh es un modismo casi intraducible, implicando como verá el lector más adelante, desprecio. Lo que más se aproxima es tontería; así Koom-Bush se podría traducir «estúpida tontería». Pero cuando la «estúpida tontería» de la ignorancia popular degenera en pasión popular o la ferocidad, como (para citar ejemplos del mundo superior) durante el reino del terror de la revolución francesa o durante los cincuenta años de la república romana que precedieron al ascenso de Augusto, el término que expresa tal estado de cosas es: Glek-Nas. Ek es lucha: Glek, lucha universal. Nas, como he dicho antes, corrupción o podredumbre; por tanto, Glick-Nas puede traducirse por «Corrompida lucha universal».
Los compuestos son muy expresivos. Así, Bodh, que es conocimiento y Too, una partícula que implica la acción de aproximarse cautelosamente, forman la palabra Tood-Bodh, que significa Filosofía; Pah es una exclamación despreciativa equivalente a nuestra «sin sentido». Así Pah-bodh (literalmente, conocimiento sin sentido) es el término que emplean para la filosofía fútil o falsa y se aplica a una especie de raciocinio metafísico o especulativo que había estado antes muy en boga y que consistía en plantear cuestiones que no podían ser contestadas, o que no valía la pena hacerlas, como por ejemplo: ¿Por qué un An, tiene cinco dedos en los pies y no cuatro o seis? ¿Tenía el primer An, creado por el Supremo-Bien, el mismo número de dedos que sus descendientes? En la forma por la cual era reconocido un An por sus amigos en el estado futuro del ser, ¿retendrá éste los dedos de los pies y, en caso afirmativo, serán materiales o espirituales? Menciono estos ejemplos no por ironía o por burla, sino porque las preguntas mencionadas formaron el tema de controversia de los cultivadores de la ciencia 4000 años antes.
En la declinación de los sustantivos, según me informaron, había antiguamente ocho casos (uno más que en la gramática sánscrita) pero con el tiempo se han reducido estos casos y se han multiplicado las preposiciones explicativas. En la época a que me refiero, en la gramática que me dieron para mi estudio, los sustantivos tenían cuatro casos, de los cuales tres tenían terminaciones variables, y el cuarto un prefijo distintivo.
SINGULAR
Nominativo: An (hombre).
Dativo: Ane (para el hombre).
Acusativo: Anam (al hombre).
Vocativo: Hil-An (oh hombre).
PLURAL
Nominativo: Ana (hombres).
Dativo: Anoi (para los hombres).
Acusativo: Ananda(A los hombres).
Vocativo: Hil-Ananda (oh hombres).
En la antigua literatura inflexiva tenían la forma doble, pero hace tiempo que está en desuso.
El genitivo también lo tiene en desuso, reemplazado por el dativo. Ellos dicen: La casa para el hombre, en vez de: la casa del hombre. Cuando se emplea el genitivo (en poesía alguna vez) la terminación es la misma del nominativo; lo mismo ocurre con el ablativo, el prefijo o el sufijo del cual depende generalmente del efecto auditivo, según el sonido del sustantivo.
Se observará que el prefijo Hil indica el vocativo. Siempre se emplea al dirigirse a otro, salvo en las relaciones domésticas más íntimas; omitirlo se considera descortesía; de la misma manera que en nuestras antiguas formas de hablar al dirigirnos al Rey, hubiera sido una falta de respeto llamarlo Rey a secas y más respetuoso decir Oh Rey. En efecto, como ellos no tienen títulos honoríficos, el vocativo suple al título y se da indistintamente a todos. El prefijo Hil entra en la composición de las palabras que implican comunicación a la distancia, como: Hilya, Viajar.
En la conjugación de los verbos, lo cual es un tema demasiado extenso para explayarlo aquí, el verbo auxiliar Ya, «ir», que juega una parte tan importante en el sánscrito, parece llenar una función similar, como si fuese un radical de algún idioma de que ambos proceden. Pero otro auxiliar de significado opuesto lo acompaña y participa de la función, a saber: Zi, quedarse o reposar. Así Ya entra en el tiempo futuro y Zi en el pretérito de todos los verbos, que necesitan auxiliar. Yan, yo voy; Yiam, puede que vaya; Yani-va, debo ir (literalmente: voy a ir). Zampoo-yan, he ido (literalmente: descanso de ir). Ya, como terminación, significa por analogía, progreso, movimiento, eflorescencia. Zi, como terminal, denota fijeza; a veces en buen sentido; según la palabra a que va unida. Iza-zi, eterna bondad; Nan-zi, eterna maldad. Poo, de o desde, entra como prefijo en palabras que denotan repugnancia, o cosas a las que uno ha de sentir aversión. Poo-pra, disgusto; Poo-naria, falsedad, la clase más vil de maldad. Poosh o Posh, ya he dicho que es intraducible literalmente. Es una expresión de desprecio no exenta de compasión. Este radical parece tener su origen en la simpatía inherente entre el esfuerzo labial y el sentimiento que lo impelió; pues Poo es una expresión en que el aliento explota en los labios como mayor o menor vehemencia. Por otra parte la Z, como inicial, la pronuncian aspirando aire hacia dentro y así Zu (que en su idioma es una letra) es el prefijo corriente para palabras que denotan algo que atrae, agrada, toca el corazón, como: Zummer, amante; Zutze, amor; Zu-zulia, delicia. Este sonido aspirante de la Z, parece real y naturalmente adecuado para expresar ternura.
Antes de abandonar el tema del idioma, no puedo menos de hacer observar la facilidad con que un ligero cambio, en los dialectos de diferentes tribus de la misma raza, hace perder el significado y belleza originales de los sonidos. Zee me decía, con gran disgusto, que la palabra Zummer (amante), la cual tal como ella la pronunciaba parecía salir del mismo fondo del corazón, en regiones no muy distantes de los Vril-ya, se pronunciaba con el sonido enteramente desagradable, medio sibilante, medio nasal: Subber.
Mencionaré una peculiaridad más en este idioma, la cual da fuerza y brevedad a sus formas de expresión. La A es para ellos, como para nosotros, la primera letra del alfabeto y la emplean con frecuencia como prefijo para dar una compleja idea de soberanía, jefatura o principio directivo. Por ejemplo: Iva, significa bondad; Diva, bondad y felicidades unidas; A-Diva, significa inequívoca y absoluta verdad. Ya hice observar el valor de la A en A-glauran, y como prefijo de Vril (a cuyas propiedades atribuyen ellos su grado actual de civilización); A-Vril significa la Civilización misma.
Los filólogos habrán podido observar, en lo que antecede, la íntima relación que existe entre el idioma de los Vril-ya y la lengua aria o indo-germánica; pero, como todos los idiomas aquel contiene palabras y formas procedentes de muy opuestos orígenes. El título mismo de Tur, que ellos dan al Supremo Magistrado, acusa la procedencia de un idioma turanio. Según afirman, es una palabra extranjera; es el título que, según sus archivos, llevaba el jefe de una nación, con la cual los antepasados de los Vril-ya, en tiempos remotos, estaban en relaciones amistosas; pero que se ha extinguido hace tiempo. Añaden que cuando, después del descubrimiento del Vril, remodelaron sus instituciones políticas, eligieron deliberadamente para su primer Magistrado el título de una raza extinguida y de un lenguaje muerto, a fin de evitar el empleo de todos los títulos que les recordaran el periodo pasado.
Si como espero, salgo con vida de esta aventura, es posible que ordene en forma sistemática los conocimientos del idioma que consiga adquirir durante mi estancia con los Vril-ya. Aunque, quizás, lo expuesto sea suficiente para demostrar a los verdaderos estudiantes de filología, que un idioma, que conserva tantas raíces originales y que ha eliminado tantos estorbos de la inmediata, pero transitoria, etapa polisintética y ha alcanzado tal combinación de sencillez y ritmo en sus finales formas inflexivas, debe haber sido la obra gradual de incontables edades y de mentes muy diversas; que contiene trazas de fusión entre razas congéneres y ha necesitado, para llegar a las formas de las cuales he dado ejemplos, la constante cultura de un pueblo de pensamiento muy variado.
No obstante, la literatura de este idioma pertenece al pasado; pues el actual estado de florecimiento alcanzado por los Ana, impide el progresivo cultivo de la literatura, especialmente en dos de las ramas principales, novela e historia, como tendré ocasión de poner de manifiesto más adelante.