Entonces John entró en el primer bar de carretera que encontró, cerca ya de Carson City. Fredda le fue sirviendo cuantas cervezas le pidió hasta que le dijo, ¿No cree que es muy temprano para beber de esta manera? Y él rompe a llorar y confiesa que acaba de dejar a su esposa tirada en mitad de la carretera debajo de un árbol y sin zapatos. Fredda, acostumbrada a tragedias borracheras, intenta convencerle para que vuelva, ¡Si ya empezáis así, qué va a ser de vosotros! Y John va de vuelta con una botella de agua y algo de comer. Cuando llega la encuentra medio dormida. La despierta, parece debilitada, le pide perdón y le da el agua y los alimentos. Ella promete no volver a jugar así a las tragaperras ni a nada, y él a no abandonarla jamás. Si tú estás ahora sin zapatos, le dice él, yo también debo estarlo. Se descalza y los tira al árbol. Esos 2 primeros pares ya nunca bajarían. Linda y John fundaron la felicidad de su relación en ritos simples pero duraderos, así que a los 2 años regresaron: habían tenido su primer hijo y querían tirarle sus primeras botas también a la copa del álamo. A medida que se acercan ven multitud de pares colgando. Se quedan sin habla.