El nómada toma por hogar una idea. Los grandes nómadas son personas de ideas inamovibles, en tanto van dejando atrás personas y ciudades. Michael Landon llegó cansado y muy tarde de los estudios de la Fox; la casa estaba fría, desordenada y desprovista de personalidad. Unos muebles regalados. El cubo de la basura desbordado. La grabación de los capítulos de la 5.ª temporada de Autopista al Cielo consumía toda su capacidad de nomadismo; ahora esta casa era el eventual refugio que todo viajero tarde o temprano necesita. Se sirvió un güisqui sin hielo y escogió al azar un vídeo pomo de la estantería. Mientras la cinta giraba se calentó un sándwich que había traído del catering. Una mujer corría por un bosque perseguida por dos hombres, al final caía rendida debajo de un árbol y allí se dejaba penetrar. No atendió demasiado a la película. Se despertó cuando pasaban los créditos, según los cuales, los exteriores habían sido grabados en un bosque del Estado de Nevada, el mismo bosque en el que hacía 20 años él había localizado un capítulo de La casa de la pradera, 1972, recordó con nostalgia, la crisis del petróleo, Berkeley era un hervidero, Bertolucci estrenaba El último tango en París, en los Juegos Olímpicos de Múnich un comando palestino secuestraba a 9 atletas israelíes y les daba muerte, Nixon era el primer presidente norteamericano en visitar China, Susan Sontag había publicado Contra la interpretación. Volvió a caer dormido en el sofá. Esa noche fue la más nómada de todas pues tomó como hogar la idea definitiva, la única involuntaria, la muerte.