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Por fin, terminaron tomando la decisión de que no sería nuestro proyecto el que se iba a usar para la separación del uranio. Nos dijeron entonces que lo dejáramos porque en Los Álamos, Nuevo México, iban a comenzar el proyecto que verdaderamente permitiría fabricar la bomba atómica. Todos nosotros iríamos allí para construirla. Había experimentos que realizar y tampoco faltaba trabajo teórico. A mí me tocó el trabajo teórico. Cuando llegamos, las viviendas, dormitorios y demás cosas por el estilo no estaban listas todavía. En realidad, ni los laboratorios estaban totalmente listos. Así que al principio nos alojábamos en un rancho. La primera vez que llegué a las instalaciones vi que había una zona técnica, que presumiblemente debería estar rodeada por una cerca pero que todavía no lo estaba. También, presumiblemente, debería haber una ciudad rodeada a su vez por una gran cerca. Pero todavía estaba en construcción. Cuando fui al laboratorio me encontré con personas de las que tenía noticia por el Physical Review. No los conocía de antes. A lo mejor me decían, «Le presento a John Williams». Entonces se levantaba para saludarme un tío que estaba remangado ante una mesa cubierta de copias de planos, dirigiendo a gritos desde las ventanas las cosas y orientando los camiones de material de construcción. En otras palabras, como los de física experimental no tenían nada que hacer hasta que estuvieran listos sus laboratorios y sus aparatos, se pusieron a construir ellos mismos los edificios.

RICHARD P. FEYNMAN