Carol y Jack se habían conocido en el One Way in Love, cuando ella entró a trabajar para fregar copas. Dado que estaba realmente buena, y a pesar de un vicio en los ojos que le daba un aspecto tristón, pronto se decidió que sería una buena candidata a stripper. Una mañana, ante el dueño y su mujer, y con Jack como tercer miembro del jurado, bailó con el pecho desnudo la «Simply irresistible» de Robert Palmer; pasó la prueba con nota. Esa misma mañana ya se fueron ambos, Carol y Jack, a comer juntos, y terminaron en la casa de ella entre sábanas estampadas con dibujos de la pantera rosa. Fue allí donde ella le confesó que su mayor ilusión sería ser modelo,

—¿De pasarela? —preguntó él.

Y ella, mirando al techo,

—No, hombre, ¿estás loco? Eso no lo ve nadie. De Teletienda.

Ese día cogieron el coche e hicieron millas tierra adentro hasta que llegaron al desierto de Mojave. La carretera terminaba en un embalse que, orillándolo por una pista alunarada por vestigios de asfalto, conducía a un acueducto semivacío: un socavón de cemento bastante hondo, pero con las paredes tan inclinadamente suaves que casi se podían bajar andando hasta la superficie del agua que corría allí abajo y no levantaba más de 2 palmos de profundidad. Más allá del acueducto comenzaba propiamente el desierto. Vieron un cartel en el que se anunciaban parcelas en venta, y Jack pensó, Qué chulo sería poder vivir aquí; y ella, Con este tipo me gustaría tener un hijo.