Unos tipos fueron a Woolsthorpe, condado de Lincolnshire, Inglaterra, donde se ubica la casa que fuera de Isaac Newton, y se colaron en su jardín. Allí localizaron el manzano [de la variedad Flower of Kent] del que cayó la manzana, el cual se encuentra vallado y señalizado como el árbol más importante del mundo, y tomaron una pequeña muestra de él. Una vez en los laboratorios BioArt & Co., lo clonaron, y esa réplica exacta está ahora en el Museo de las Ciencias de la ciudad de La Coruña, Galicia, España. Cualquiera que lo observe no puede dejar de preguntarse por qué ése y no otro fue el árbol que hace cientos de años condujo a Newton a hacerse la pregunta «¿por qué esta manzana cae y la Luna no?». Uno toca el tronco con sus manos y no puede dejar de pensar si habrá ahí partículas de sudor de la mano del genio en estado sólido. Los sismógrafos del programa Apolo están revelando que en la Luna hay actividad sísmica, terremotos, temblores que se producen entre 800 y 1.200 km de profundidad, a medio camino de la superficie y el centro de ese satélite. Una profundidad muy superior a la de cualquier terremoto conocido en la Tierra. Parece que en la Luna todo lo extraño e importante ocurre muy cerca de su centro, bajo la piel fría y gris que vemos al telescopio. También cae la manzana y rompe contra el suelo y se desvela un interior en cuyo centro hay un corazón que da cuenta de su procreación, de su clonaje. Lo extraño es que se ha comprobado que esos terremotos no se dan en la cara oculta de la Luna, sino únicamente en la visible.