Antón tiene la teoría de que en los discos duros de los ordenadores, toda la información allí escondida y digitalizada en ceros y unos jamás se pierde por mucho que se formatee el disco, sino que por un proceso espontáneo que con los años de desuso del disco convierte lo digital en analógico, puede verse físicamente materializada en una sustancia derivada, espesa y de color azul amarillento, llamada informatina; pura química de información con ADN propio. Dado que la información ni se crea ni se destruye, sólo se transforma, y dado también que el percebe es el único ser vivo que crece en una violenta frontera de la que recibe constantemente información del conjunto de todos los procesos naturales [de ahí su musculatura e intenso sabor], el sueño de Antón es poder traspasar toda esa informatina de los discos duros al percebe. Se multiplicaría su sabor, piensa, sin perder el aroma original marino, y ganarían en tamaño. Transmutar los ceros y unos de una foto de familia retocada con Photoshop, o de un mal verso esbozado con Word, o de una contabilidad gestionada con Excel, en puro músculo comestible.