SISSY. OH QUERIDA. ¿Qué pasa? Te has encerrado ahí en la Calle Diez Este, cada vez más pálida. Pálida como un fantasma envuelto en visillos de encaje. Pálida como la espuma de los labios de un loco, hasta tus pulgares están perdiendo su sanguíneo resplandor cereza.
¿Qué te pasa, querida? Fuera, el tiempo se caldea. Gentes de las casas menos respetables empiezan a tomar el aire vespertino en sus escaleras de incendios. Empiezan a oírse de nuevo pequeños alborotos, gritos. Siempre es mala señal. Julián dice que no debes utilizar tanto el acondicionador de aire este verano. La crisis energética.
Sissy, el sol está haciendo apariciones personales diariamente, exagerando su papel al típico estilo Leo; pero tú, ¿qué te crees que eres, un hongo, dos hongos?
Tienes indudablemente mucho en que pensar. Si has vivido toda tu vida de forma irreal, como tantos han dicho, entonces hemos de suponer que durante el último año y medio has estado recibiendo lecciones de realidad. Has tenido, además, importantes maestros. Julián, Bonanza Jellybean, el Chink, el doctor Robbins.
Dos de esos profesores te han enseñado que en los tiempos antiguos todo estaba dirigido por mujeres. Y que todo iba mejor entonces. Eso es una información asombrosa. Te preguntas qué puede significar para ti, personalmente. Julián dice que es un cuento, que la mayoría de los antropólogos niegan la teoría matriarcal. Sobre ese tema, el doctor Robbins no se ha manifestado.
El doctor Robbins te telefonea, sin embargo. Una vez por semana, más o menos. Sólo para comprobar el estado de una antigua paciente, dice. Te divierte su estilo. Te invita a comer, a fumaderos de opio, a circos de pulgas. Tú no aceptas. Piensas que quiere acostarse contigo. Sería divertido, pero no merece la pena. Evidentemente, no la merece. Quizá pudieses llegar a saber algo más sobre la realidad, pero sabes unas cuantas cosas sobre la magia. Te las enseñaron tus pulgares. La magia exige una cierta pureza. Sin pureza, la magia se debilita. Aún tienes esperanzas de que juntos, Julián y tú, podáis crear una relación mágica. Por eso procuras mantenerla pura.
Julián se ha vuelto muy comprensivo. Ya no interrumpe tus pensamientos. Te sientas en la cama junto a la jaula vacía, haces tus ejercicios y dejas que la vaca de tu mente se abra camino comiendo entre las ruinas del pajar que se ha derrumbado sobre ella. Piensas seguir en esta nueva vida, mucho más extraña para ti que tu antigua y extraña vida. Piensas seguir con Julián. En un año o dos, cuando sea el momento adecuado para ambos, crees que podrás tener un hijo de Julián.
¡Oh Sissy! ¿Has olvidado, acaso, la profecía de Madame Zoé?