7.1. Venerable Peng: se han sugerido diversas identificaciones, pero ninguna realmente convincente. <<
7.2. Todo esto me sale de forma natural: esta frase a veces se interpreta como «¿cuáles de estas cosas he realizado?». <<
7.3. Fuerza moral: en chino, de, normalmente traducido como «virtud»; esta traducción sería adecuada si el lector pudiera entenderla espontáneamente en su sentido original primitivo: «virtud», como la virtus latina, la virtù italiana o la vertu francesa, tenía una connotación de «poder» que se perdió en gran medida en el uso posterior (aunque pueden encontrarse ocasionalmente sorprendentes ejemplos de la vieja acepción en la literatura moderna: por ejemplo, en Rojo y negro, segunda parte, capítulo diecinueve, cuando, tras un doloroso alejamiento, el héroe puede finalmente volver a la cama de la nueva amante, Stendhal nos dice que «la vertu de Julien fut égale à son bonheur», que, en este caso particular, significa literalmente: «La destreza [sexual] de Julián estuvo a la altura de su felicidad»). <<
7.5. Duque de Zhou (siglo XII a. de C): hijo del rey Wen, hermano menor del rey Wu, tío del rey Cheng y antepasado fundador de Lu, el país de Confucio. Las instituciones básicas de la dinastía Zhou fueron esbozadas bajo su sabio consejo. El duque de Zhou era el gran modelo que Confucio había soñado emular en su propia carrera política. Finalmente, al llegar a la vejez, se percata de que no se le dará la oportunidad de lograr una empresa similar. <<
7.6. Disfrutar las artes: en tiempos de Confucio, las Seis Artes eran: los ritos, la música, el tiro con arco, la conducción de carros, la caligrafía y la aritmética. <<
7.7. Un detalle de agradecimiento por su educación: literalmente, «un [pequeño] paquete de [diez rodajas de] carne seca», un presente modesto y puramente simbólico, cuando los estudiantes eran demasiado pobres para pagarse una auténtica enseñanza. <<
7.11. ¿A quién habías nombrado tu lugarteniente?: Zilu (como ya hemos tenido la ocasión de señalar) se hacía notar más por su impetuosidad que por su buen juicio; en este pasaje estaba rogando un cumplido: obviamente, esperaba ser seleccionado como el segundo al mando del gran general Confucio, pero éste, que había adivinado su estratagema, aprovechó la ocasión para darle una lección de ironía. <<
7.12. Portero: literalmente, «el funcionario que tiene el látigo». Según el Anal de los ritos, era una especie de lictor, que abría camino al rey y a los señores feudales. La misma expresión también designaba a los guardianes de las puertas del mercado, cuyas funciones eran, en parte, las de porteros y, en parte, las de policías. <<
7.14. El Himno de la Coronación de Shun: literalmente, «música shao», véase la nota 3.25. <<
7.15. Duque de Wei: Chu, nieto del duque Ling e hijo de un príncipe coronado que había caído en desgracia. Habiendo este último vuelto a reclamar el trono, podía ser cuestionada la legitimidad de la autoridad de Chu, puesto que estaba ocupando una posición que normalmente había pertenecido a su padre.
Boyi y Shuqi: véase la nota 5.23. Ambos hermanos se negaron a la sucesión del título de su padre, porque los dos estaban decididos a dar preferencia al otro. Siendo absolutamente íntegros hasta el final, escogieron posteriormente morir de hambre en plena naturaleza antes que pasar por alto sus propios principios. Boyi y Shuqi brindan una pauta ética: según el punto de vista del lugar que ocupe la moral en la política, su destino parecerá glorioso o deplorable.
En todo este pasaje, es de señalar el arte de explorar un tema aparentando hablar de otro que a primera vista no parece relacionado: Zigong comprueba la posición de Confucio sobre un problema político delicado y peligroso de candente actualidad, sin mencionarlo explícitamente, y Confucio se las arregla para señalar claramente cuál es su posición hablando de otra cosa; 2500 años después, ¡los grandes debates políticos de la república popular china todavía se sirven de métodos similares! <<
7.17. Dadme algunos años más; y si puedo estudiar los Cambios hasta que tenga cincuenta años…: este pasaje permite diversas interpretaciones; la principal lectura alternativa aproximadamente dice: «Dadme algunos años más: entonces, habré estudiado durante cincuenta años y, por ello, seré capaz de evitar grandes errores». El carácter yi, que normalmente designa el título del Libro de los cambios[24], se sustituye por otro yi, un simple adverbio, significa «también». De esta forma, los comentaristas con inclinaciones racionalistas estaban muy contentos de liberarse de una referencia a los Cambios, que, de otro modo, habría recibido la más solemne legitimación por parte de Confucio. En realidad, a pesar de su desesperante oscuridad y de su misticismo esotérico, el Libro de los cambios sigue siendo el documento más antiguo, venerable y fundamental de toda la cultura china. Parecería por ello totalmente natural que Confucio le hubiera otorgado una importancia excepcional. <<
7.18. Dialecto… pronunciación correcta: en la vida cotidiana, Confucio se expresaba en dialecto. La «pronunciación correcta» equivale al «mandarín» de los tiempos imperiales, o lengua nacional de la China contemporánea. Este uso paralelo del dialecto y la vida privada y del lenguaje nacional en la vida pública persiste aún en China, incluso entre la elite gobernante (y explica en parte por qué tantos dirigentes se inclinan por reclutar su entorno político más cercano entre las personas procedentes de su misma provincia). <<
7.19. El gobernador de She: literalmente, «el duque de She», Shen Zhuliang, cuyo nombre de cortesía era Zigao. El territorio de She (actualmente provincia de Henan) pertenecía entonces al país de Chu. Cuando el soberano de Chu adoptó para sí el título de rey, el gobernador de She adoptó el de duque. Este personaje se menciona varias veces en el Zuo zhuan, y tenía cierta fama de sabiduría.
¿Por qué no dijiste…?: Confucio propone aquí un notable y sorprendente autorretrato. Según el Maestro, lo que más le definiría es ante todo y sobre todo su alegría y entusiasmo, así como su energía apasionada que lo mantiene en un estado de juventud espiritual: estamos lejos de la imagen dócil de un viejo y solemne predicador, ¡consecuencia de siglos de adoctrinamiento ortodoxo! En absoluta oposición con los clichés tradicionales, la visión que Confucio tiene de sí mismo parece en realidad mucho más cercana a la de Yeat en «Una oración por la vejez»:
Líbreme Dios de los pensamientos
pensados sólo en la mente.
Quien canta una canción duradera
piensa con los tétanos; ruego…
poder ver, aunque muera viejo,
a un viejo loco apasionado. <<
7.20. Personalmente, no estoy dotado de conocimiento innato…: en todo este pasaje he seguido esencialmente la traducción de Waley, que creo que tiene el ritmo justo. <<
7.22. La compañía de dos personas al azar: en chino, san ren xing, que significa literalmente «tres personas caminando», lo que quiere decir: «yo y otras dos personas». <<
7.23. Huan Tui: funcionario del país Song, que intentó que se asesinara a Confucio. (Este episodio se relata brevemente en Shi Ji de Sima Qian). <<
7.26. La Nada pretende ser Algo, el Vacío pretende ser el Lleno y la Penuria pretende ser la Opulencia: ésta es una traducción de Waley, que parece perfecta. <<
7.27. El Maestro pescaba con caña…: representa naturalmente dar al pez y a esta afición una oportunidad justa. En un ensayo publicado en los años veinte, Lin Yutang sugirió que los chinos deberían aprender de Occidente la noción de «juego limpio»; esta propuesta provocó, a su vez, la famosa e ingeniosa refutación de Lu Xun, «Sobre el aplazamiento del juego limpio». A juzgar por este pasaje, resultaría que Confucio ya estaba cultivando el juego limpio hace 2500 años. <<
7.29. Huxiang: este lugar no ha sido identificado. <<
7.31. Chen Sibai: este personaje no ha sido identificado. En lugar de considerar estos tres caracteres como el nombre de una persona, algunos comentaristas lo han interpretado como el título de un funcionario: «ministro de justicia del país Chen». Pero es difícil ver cómo Sibai podría equivaler a «ministro de justicia» (sikou).
Wuma Qi: discípulo de Confucio. Confucio era naturalmente consciente del hecho de que el duque Zhao había infringido el tabú ritual que le prohibía casarse con una mujer que llevaba el mismo nombre del clan, pero habría sido impropio que él criticara a su señor frente a un tercero. Su comentario final («sin duda soy afortunado…») es irónico.
Frente a un extraño, no se debe criticar al propio padre ni al propio soberano, por criminales que pudieran ser. (De hecho, según el axioma popular, ni siquiera es concebible que un padre pueda ser cogido en falta). En la China contemporánea, no era sólo el terror el que garantizó durante tanto tiempo el silencio de las víctimas maoístas. La persistente influencia de la moral confuciana actuó como un factor añadido de inhibición. <<