NOTAS AL CAPÍTULO 2

2.2. No pienses mal: Libro de los poemas, poema 297. En su contexto original, estas tres palabras (si wu xie) describen simplemente un carro que sigue un itinerario recto y, si no significa «pensar», es simplemente una partícula auxiliar. Confucio manipula el Libro de los poemas citando líneas fuera de contexto y produciendo malentendidos deliberados, de una forma que refleja una práctica perfectamente legítima y aceptada en aquella época. En circunstancias protocolarias, la etiqueta exigía que los hombres de Estado, los diplomáticos y los caballeros no se expresasen con sus propias palabras; en vez de ello, tenían que recurrir a la autoridad de libros canónicos, y su lenguaje era un añadido de frases tomadas de las Escrituras Sagradas, de un modo que recuerda un poco el personaje de Aldous Huxley en Un mundo feliz, que hablaba exclusivamente con citas de Shakespeare, y también recuerda a esas personas que componen cartas anónimas cortando palabras o frases de libros o periódicos y pegándolas en una hoja de papel. El Libro de los poemas era el depósito más rico y práctico para extraer este material. No puede asegurarse que fuera el mismo Confucio, como mantiene la tradición, quien realmente recopilase la antología de los trescientos poemas que conocemos hoy día; pero el hecho es que el Libro de los poemas ocupaba un lugar fundamental en la educación que él transmitió a sus discípulos. No se consideraba a nadie cultivado, ni tenía ninguna posibilidad de expresarse en funciones ceremoniales sin la capacidad de recitar los Poemas y citarlos con absoluta libertad. <<

2.3. Astuto… y de la participación: estoy traduciendo libremente dos palabras que, en este contexto concreto, puede significar, respectivamente, «mantenerse fuera de los problemas» (mian) y «someterse de buena voluntad» (ge). <<

2.4. Mi oído estaba sintonizado: el texto original es oscuro y tal vez ha sido corrompido. Se han propuesto incontables comentarios y teorías en diversos intentos de explicar las dos palabras er shun. Ninguna de ellas son totalmente convincentes.

A los 70, sigo todos los deseos…: aunque la lengua china no tiene tiempos, mi traducción cambia aquí al presente. Puesto que Confucio murió unos años después de cumplir setenta, en este punto particular debe haber estado describiendo su condición del momento. <<

2.5. Meng Yi: pertenecía a una de las grandes familias del ducado de Lu.

Fan Chi: discípulo de Confucio. <<

2.6. Meng Wu: hijo de Meng Yi. <<

2.7. Ziyou: nombre de cortesía de Yan Yan, discípulo de Confucio. <<

2.8. Lo que importa es la actitud: literalmente, «lo que es difícil es la expresión», que puede entenderse de dos formas diferentes: bien que el hijo consciente de sus deberes filiales debe utilizar una expresión amable y respetuosa cuando atiende las necesidades de sus padres, o bien que debe ser capaz de interpretar la expresión de sus padres para adivinar si están complacidos con sus servicios.

Hay que señalar que Confucio acaba de dar cuatro respuestas diferentes a una misma pregunta. Esto es un rasgo característico de su pedagogía: él no enseña nociones abstractas, sino que ajusta siempre sus enseñanzas a las necesidades concretas y a la personalidad específica de la persona a la que se está dirigiendo. Posteriormente, encontraremos ejemplos incluso más sorprendentes del principio de que no debe enseñarse la misma cosa a dos personas diferentes.

C. G. Jung escribió a un correspondiente: «No todo el mundo necesita conocer lo mismo, y el mismo conocimiento no debe impartirse nunca a todos de la misma forma. Esto es lo que falta esencialmente en nuestras universidades contemporáneas: la relación entre maestro y discípulo». Cuando se le sugirió que estableciese un centro de investigación para comparar el pensamiento oriental y occidental, respondió: «Para mí, un Centro académico que dispensa sabiduría es una total abominación. Hasta donde sé, ni Confucio ni Zhuang Zi dirigieron nunca un centro académico» (C. G. Jung: Correspondance, vol. I, 1906-1930, París, Albin Michel, 1927). <<

2.9. Yan Hui: discípulo favorito de Confucio. Su nombre de cortesía era Ziyuan. <<

2.12. Una vasija: podría también traducirse «un utensilio» o «una herramienta», pero la idea es la misma: la capacidad de un caballero no es tan limitada como la de un recipiente; sus capacidades no están limitadas a una función reducida y concreta, como una herramienta que está diseñada sólo para una actividad concreta. La meta universal del humanismo confuciano debería tener para nosotros una relevancia particular hoy día, en que nuestras universidades actuales parecen ocuparse cada vez más del simple entrenamiento de «brutos especializados».

El funcionariado que actuó en China con gran eficiencia durante 2000 años encarnaba el ideal confuciano: los funcionarios eran seleccionados por medio de un sistema de exámenes, que verificaba sobre todo su conocimiento de los clásicos y su talento literario. Con ese equipamiento intelectual, se suponía que un gobernador local podía despachar sin ayuda de nadie todos los asuntos de un gran territorio y con una vasta población, desempeñando simultáneamente las funciones de administrador, juez, ingeniero, economista, oficial de policía, agrónomo, arquitecto, comandante militar, etc. (y hay que añadir que, en su tiempo de ocio, se esperaba de él que fuera un competente calígrafo, poeta, escritor, pintor, músico y asceta).

En lo que respecta a la sintaxis de este pasaje, S. W. Durrant («On translating Lun Yu», en Chinese Literature: Essays, Articles, Reviews, enero de 1981, vol. 3) ponía objeciones al tipo de traducción que he adoptado aquí, afirmando que trataba la partícula de negación bu, que antecede al verbo, como si fuese fei, partícula de negación que antecede a un sustantivo. Esta objeción es sólo pertinente en apariencia, ya que ignora la fluidez morfológica de la lengua china. Se puede justificar el negativo bu si se emplea «vasija» como un verbo: «Un caballero no actúa como vasija» o «no vasijea», si se pudiera permitir un neologismo así.

Por último, debo señalar que si tuviéramos que tomar qi en el sentido de «utensilio» o «herramienta», este pasaje podría ser traducido del siguiente modo: «Un caballero no se deja manipular». <<

2.16. Abordar una cuestión por el lado equivocado…: aquí el texto original no está corrompido, pero su interpretación plantea problemas fascinantes. Este pasaje puede leerse de varias formas, ¡y a veces éstas dan sentidos opuestos! Todo depende cómo se aborde la sintaxis y qué sentido se dé a las tres palabras gong, yiduan, y yi. La interpretación más común es: «dedicarse al estudio de las doctrinas heterodoxas es ciertamente dañino». Gong tiene dos significados posibles: «atacar» y «estudiar». Pero ¿se utilizaba ya este último sentido en la época de las Analectas? Además de en este pasaje, se encuentra la palabra gong otras tres veces en las Analectas, cada vez con el sentido de «atacar». Yiduan significa literalmente «en otro extremo»; más adelante llegó a significar «doctrina heterodoxa», «herejías». Si se considera que no había confucianismo en la época de Confucio y, por tanto, poca posibilidad de herejía, podría sugerirse una interpretación alternativa: «doctrina errónea». Sin embargo, esto deja sin resolver el siguiente problema gramatical: ¿por qué unir el complemento directo «doctrina» al verbo (gong) con una preposición (hu)?

Qian Mu propuso una solución ingeniosa, manteniendo gong en su sentido original de «atacar», «oponerse», y yiduan en su sentido concreto «en otro extremo», y como sentidos derivados, «en otro lado», «en otra parte», «el que contradice». En castellano podría parafrasearse su interpretación como: «persistir incansablemente en refutar a los que contradicen es sin duda dañino». Pero ¿no es esta hermosa interpretación (que gramaticalmente es impecable) ideológicamente parcial, por reflejar la fe confuciana de un gran erudito tradicional? ¿No está acaso Qian Mu decidido a toda costa a presentar a Confucio como un defensor ilustrado de la tolerancia? En el campo opuesto, Yang Bojun, un erudito de la República Popular, que está libre de los prejuicios teológicos y que considera las Analectas desde el punto de vista desapasionado del lingüista, del gramático y del historiador social, propone una interpretación radicalmente nueva de este pasaje: «Ataca las doctrinas erróneas (o, si se prefiere, «aplasta las herejías») y pondrás fin a todos los males». En esta lectura, hai («males») es un sustantivo, complemento de yi, que ya no funciona como partícula final, sino coma verbo, «detener» o «parar». Esta osada interpretación podría tener implicaciones perturbadoras para nuestra comprensión de la personalidad de Confucio, ¡que aparecería entonces como una especie de terrible ayatolá!

Pero todavía deja dos problemas gramaticales sin resolver. El primero ya ha sido mencionado: ¿cuál sería entonces la función de la preposición hu? El segundo se refiere a yi: esta palabra se encuentra continuamente en las Analectas, como verbo que significa «detener», «parar»; lo que nos encontramos en este pasaje, sin embargo, no es sólo yi, sino la expresión compuesta yeyi, que en las Analectas siempre se utiliza simplemente para señalar el final de una frase y no tiene significado propio. <<

2.17. Zilu: nombre de cortesía de Zhong You, discípulo de Confucio. Activo e impetuoso, Zilu tenía un carácter vivo, y, entre todos los discípulos, su personalidad destaca de un modo parecido a la de San Pedro en los Evangelios.

Estar al tanto de lo que sabes y de lo que no sabes es ciertamente conocer: en uno de los cuadernos de Victor Hugo (publicado póstumamente) existe una observación que ofrece el corolario a esta afirmación: «Hay dos formas de ignorar las cosas: la primera es desconociéndolas; la segunda es desconociéndolas, creyendo al mismo tiempo que se las conoce. Esta segunda forma de ignorancia es peor que la primera» [Victor Hugo: Océan, París, Laffont, 1989, 3]. (En realidad, Victor Hugo estaba simplemente parafraseando un viejo principio de navegación: el marino que no sabe su posición se encuentra en menor peligro que aquel que, erróneamente, cree conocerla). <<

2.18. Zizhang: nombre de cortesía de Zhuansun Shi, discípulo de Confucio. <<

2.19. Duque Ai: soberano del ducado de Lu (país de Confucio). <<

2.20. Ji Kang: perteneciente a una de las grandes familias de Lu, era una especie de maire du palais y ejercía un poder real en el ducado. <<

2.21. Los Documentos: el pasaje citado aquí por Confucio no debe confundirse con el Libro de los documentos, tal como se conoce hoy día. El Libro de los documentos era una recopilación de edictos y recomendaciones de los primeros soberanos a sus sabios ministros; fue un libro de texto fundamental de la escuela confuciana. <<

2.22. Yunta… yugo: más literalmente, la clavija que une el yugo o la yunta al carro y, por tanto, un pequeño elemento de cuyo uso depende toda la tracción. <<

2.23. Si la dinastía Zhou tiene sucesores, podremos saber cómo será, incluso después de cien generaciones: podría señalarse que, desde la época de Confucio hasta hoy, han pasado exactamente setenta y siete generaciones (si podemos confiar en el árbol genealógico de su descendiente contemporáneo, Kong Decheng, que nació en 1920). <<

2.24. Dioses que no son vuestros: hay que venerar sólo a los dioses de la propia tierra natal (o los espíritus de los propios antepasados). En general, la palabra compuesta guishen se refiere a los dioses, mientras que gui (utilizado aisladamente) designa con más frecuencia a los espíritus de los antepasados; sin embargo, en algunos casos gui puede tener el sentido más amplio de la primera expresión y, según Qian Mu y Yang Bojun, éste parece ser aquí el caso. De todos modos, el sentido general es claro y encaja con todo lo que sabemos de la posición de Confucio en lo que se refiere a la religión: il faut ce qu’il faut. Es decir, hay que cumplir con las exigencias de la decencia, la moral y el orden social —nada más, ni nada menos—. Con los dioses y los espíritus no hay que excederse. <<