13.3. Rectificar los nombres: esta preocupación impregna todas las Analectas y resume la totalidad de la tarea confuciana. La utilización correcta del lenguaje es la base sobre la que se construye el orden socio-político. Hay que señalar que aquí mi traducción es literal, mientras que en la introducción me refería al mismo pasaje de forma más libre. <<
13.4. Fan Chi pidió a Confucio que le enseñase agronomía: en lugar de buscar de Confucio la educación humanista, que sólo podía impartir el Maestro, Fan Chi le pide que desperdicie su tiempo y le brinde una formación tecnológica, que era más apropiada y fácil de obtener en cualquier otro lugar. Como indica claramente el sentido común, este pasaje subraya simplemente la fatuidad de Fan Chi, pero los críticos modernos han encontrado en él pruebas «irrefutables» de que el confucianismo ahogaba el desarrollo de la ciencia y la tecnología en China.
Un examen de los factores culturales que pueden haber inhibido la investigación científica en China está obviamente más allá del alcance de esta escueta nota. Señalemos simplemente aquí que el prejuicio anticonfuciano de moda que acabamos de mencionar se afirma apoyándose en lo que podría llamarse la «falacia de Snow», es decir, la creencia en la existencia de «Dos Culturas», que, al competir por nuestra mente y atención, están siendo separadas por un corte cada vez más profundo y sobre el que habría que construir puentes urgentemente. C. P. Snow (cuya mente no era menos vulgar que la de Fan Chi) supuso en su famosa conferencia de 1961 una equivalencia entre la experiencia cultural y la información científica, como si pudiera trazarse una equivalencia significativa entre, por una parte, la comprensión de Shakespeare y, por otra, la toma de conciencia de la segunda ley de la termodinámica. Defender el vincular el desarrollo de la conciencia humana con el almacenamiento de conocimiento técnico parece tan pertinente como prescribir auriculares para el alma o gafas para la mente. (La conferencia original de Snow, The Two Cultures, volvió a imprimirse por Cambridge University Press, 1994; una elocuente refutación de la tesis de Snow puede encontrarse en F. R. Leavis: Two Cultures? The Significance of C. P. Snow, Londres, Chatto and Windus, 1962).
La gente acudiría en masa de todas partes con sus bebés arropados a la espalda: en tiempos de Confucio, el poder y la prosperidad del estado dependían directamente del tamaño de su población, mayoritariamente campesina. Los campesinos formaban una masa de contribuyentes y de soldados potenciales. Pero, como no eran siervos de la gleba, cuando estaban insatisfechos con su gobierno, tenían el recurso de «votar con los pies»: la emigración masiva era la sanción definitiva de la vida política. La virtud y sabiduría política de un príncipe podía ser medida por el número de súbditos que lograba atraer y retener en sus tierras. (Véase también los pasajes 13.9 y 13.16). <<
13.5. Intercambio de réplicas ingeniosas: como ya he indicado (véase la nota 2.2), todos los intercambios diplomáticos se llevaban a cabo a través del recorte de citas tomadas de los Poemas. <<
13.7. Los estados de Lu y Wei son hermanos: los comentaristas han desarrollado diversas interpretaciones de esta afirmación. Confucio estaba tal vez comparando la decadencia y el desorden que sufrían en aquella época ambos países. <<
13.8. Príncipe Jing de Wei: tenía fama de virtuoso. Parece que Confucio lo alababa en esta ocasión por su moderación, y en cada etapa de su vida expresaba mayor satisfacción de lo que autorizaba su situación real. <<
13.9. ¡Cuánta gente!: véase la nota 13.4. Es una afirmación importante: si la cultura es el logro que corona a un buen gobierno, sólo puede darse después de que se ha asegurado la prosperidad material. <<
13.13. Conducir su vida rectamente, las tareas del gobierno: una vez más, esta afirmación se basa en un juego de palabras: «conducir rectamente» y «gobierno» son homófonas (zheng). <<
13.14. Cuando Ran Qiu acaba de regresar de la corte: Ran Qiu había sido empleado por la familia Ji, que en realidad había usurpado el poder político. Para Confucio, la autoridad de los Ji era ilegítima y, por ello, la actividad de Ran Qiu no podía ser realmente una responsabilidad gubernamental. <<
13.16. Haz feliz a la población local…: véase la nota 13.4. <<
13.17. Jufu: ciudad del estado de Lu. <<
13.18. Los hombres íntegros hacen las cosas de una forma diferente: ésta es una afirmación fundamental del humanismo confuciano. Su importancia no se le escapó a los primeros enemigos del confucianismo. Los filósofos legalistas (especialmente Han Feizi del siglo III a. de C.), que desarrollaron la teoría del estado totalitario con una implacable lógica y un brillo intelectual jamás igualados desde entonces (ni siquiera por las ideologías del siglo XX), se centraron en este pasaje, afirmando que el humanismo era una forma de corrupción que amenazaba la integridad del estado. En el conflicto entre las lealtades privadas y públicas, la posición confuciana es vulnerable a los ataques de críticos que no juegan limpio; pero, para la mente sin prejuicios presenta una compleja sutileza («hay integridad en lo que hace») que debería resistir a cualquier distorsión política. Nos recuerda la provocativa afirmación de E. M. Forster sobre la primacía de las relaciones personales que también llegaría a convertirse posteriormente en un objeto de burla a la luz de los posteriores escándalos políticos, aunque sigue valiendo la pena considerarla en todo su contexto:
Yo no creo en la Creencia… Sin embargo, tengo que vivir en una Era de Fe… Realmente es enormemente desagradable. Es sangriento en todo el sentido de la palabra. Y debo mantenerme firme hasta el final. ¿Por dónde empiezo? Por las relaciones personales. En ellas hay algo comparativamente sólido en un mundo lleno de violencia y crueldad… Partiendo de [las relaciones personales], encuentro un poco de orden en el caos contemporáneo. Hay que aficionarse a las personas y confiar en ellas si no se quiere hacer un fiasco de la vida… Hoy día se menosprecian las relaciones personales. Se consideran lujos burgueses, productos de mejores tiempos ya pasados, y se nos incita a liberarnos de ellas y a dedicarnos en su lugar a algún movimiento o causa. Personalmente, odio la idea de las causas, y, si tuviera que escoger entre traicionar a mi país o traicionar a un amigo, confió en que tendría el valor suficiente para traicionar a mi país. Esta lección puede escandalizar al lector moderno, que podría descolgar el teléfono inmediatamente y llamar a la policía. Pero no habría escandalizado a Dante. Dante sitúa a Bruto y a Casio en el círculo inferior del Infierno, porque habían decidido traicionar a su amigo Julio César en lugar de traicionar su país, Roma… El amor y la lealtad a una persona puede ir contra las exigencias del Estado. Cuando esto ocurre, yo digo, ¡muera el Estado!, lo cual significa que el Estado puede hacerme morir a mí. (E. M. Forster, «En qué creo», en Two Cheers for Democracy, Harmondsworth, Penguin, 1972, pp. 75-77). <<
13.21. Si no puedo encontrar a personas que observen las convenciones para asociarme con ellas: ésta es una traducción de Waley; para el resto del pasaje, sin embargo, parto de su interpretación.
Los locos y los puros: las dos palabras kuang juang han suscitado gran número de interrogantes. Bien significan el mismo tipo de persona, «loco furioso» (interpretación de Waley), o bien significan dos opuestos extremos; esta lectura (que yo he adoptado aquí) encuentra su principal justificación en Mencio, y es seguida por la mayoría de los comentaristas chinos. <<
13.22. Un chamán: aunque la esencia del pasaje está clara (la importancia de la constancia), su formulación ha dado lugar a diferentes interpretaciones: todo depende del significado exacto de wu yi: «adivinadores y médicos», «chamán» o «curandero». O bien, «constancia» es una virtud tan importante que «la gente del sur insiste en que es un requisito previo para sus líderes sagrados». O bien, «constancia es una virtud tan importante, que incluso los bárbaros del sur la exigen hasta de sus curanderos».
Sobre la afirmación de los Cambios, he añadido estas palabras para hacer explícito el sentido del pasaje. Confucio está comentando aquí el texto que pertenece a la tercera línea del hexagrama 32 del Libro de los cambios. <<
13.27. Silencio: véase el pasaje 12.3: «El que practica la humanidad es reacio a hablar». <<