11.1. Antes de ocupar un cargo: estas palabras no están en el texto original, pero las he añadido para clarificar el sentido.
Nobles: literalmente junzi, «caballeros»; éste es uno de los pocos casos en las Analectas en el que la palabra «caballero» se utiliza en su acepción original delimitada socialmente a un estrato social (caballero por nacimiento, aristócrata), en oposición al nuevo concepto confuciano de hombre moral.
Uno de los aspectos más progresistas del confucianismo como doctrina sociopolítica fue su énfasis en la educación universal. Como ha señalado Bernard Knox (en el contexto de la Grecia clásica), la educación es democrática por su misma naturaleza: «En una sociedad aristocrática cerrada, uno no tendría mucha necesidad de educación: las mentes aristocráticas tienden a pensar del mismo modo. El joven aristócrata no necesitaba retórica y elocuencia para ocupar un lugar en la sociedad, lo tenía ya ganado… El aristócrata conoce por instinto —por sangre, diría él— las obligaciones y privilegios de su casta. De hecho, es característico de la aristocracia encontrar más bien sospechosa la educación; un hombre que tiene que aprender cómo se hacen las cosas es por definición un marginal [a la casta].» (The Oldest Dead White European Males and Other Reflections on the Classics, Nueva York, Norton, 1923, 88). (Hace algunos años, cuando un periodista preguntó al príncipe de Gales que cómo se estaba preparando para ejercer su futuro papel como monarca británico, éste respondió: «Estoy aprendiendo como hacen los monos: simplemente observando a mis padres». Ésta es una observación típicamente aristocrática). <<
11.2. Ninguno está ya conmigo: esta frase es oscura y ha sido interpretada de diferentes modos. ¿Se está quejando Confucio de la ingratitud de los primeros discípulos que lo habían abandonado? Pero no existen pruebas históricas que apoyen esta lectura. ¿O está Confucio simplemente lamentándose del paso del tiempo, de que toda una generación de discípulos haya ya muerto? Algunos comentaristas intentan vincular este pasaje con Mencio, VII, 2, 18, y pensar que Confucio está atribuyendo retrospectivamente sus problemas en Chen al hecho de que, en esa época, él no tenía conexión alguna con la corte local; sin embargo, para llegar a esta interpretación, hay que forzar artificialmente las palabras de este pasaje. La misma objeción puede hacerse a esta otra interpretación: «Ninguno obtuvo un nombramiento oficial». <<
11.3. La virtud: Tan Hui…: algunos comentaristas creen que este pasaje es una continuación del anterior, 11.2: como Confucio acababa de evocar a los discípulos que le habían seguido en Chen y Cai, continuaba con un comentario sobre sus respectivos logros: «Entre los que mostraron virtud, estaba Yan Hui, etc.». Esta interpretación se enfrenta a dos dificultades: 1. De entre los diez discípulos mencionados por Confucio, no todos le habían seguido a Chen. 2. La afirmación no puede ser puesta en boca de Confucio, que siempre utilizó la forma familiar de dirigirse cuando mencionaba a sus discípulos o cuando les hablaba. En este pasaje, todos los discípulos tienen un tratamiento formal y están enumerados con sus nombres de cortesía, y no sus nombres personales. Este pasaje debe ser un comentario de los primeros compiladores de las Analectas, que intentaron resumir con cuatro cualidades los principales talentos de los diez discípulos. <<
11.6. Una mancha de un cetro de jade blanco…: ésta es la cita completa, aunque las Analectas sólo citaban dos palabras. Estas líneas proceden del Libro de los poemas (poema 526). Nangong Kuo, si aceptamos su identificación con Nan Rong (véase el pasaje 5.2), sobresalió por su prudencia. <<
11.11. No me dio la oportunidad de tratarlo como [traté] a mi hijo: no le pude dar un simple funeral que se adecuase a su modesta condición. <<
11.12. Todavía no conoces la vida, ¿cómo podrías conocer la muerte?: ya he evocado en la Introducción los extraordinarios comentarios que esta importante afirmación suscitaron en Elias Canetti. He aquí el pasaje entero de «Confucio en sus conversaciones» de Canetti en The Conscience of Words (Nueva York, Seabury, 1979), pp. 174-75:
No conozco a ningún sabio que tomase la muerte más en serio que Confucio. Se niega a responder ninguna pregunta sobre la muerte. «Si uno no conoce todavía la vida, ¿cómo podría conocer la muerte?». Nunca se ha hecho un comentario más adecuado sobre el tema. El sabe muy bien que todas estas preguntas se refieren a un tiempo después de la muerte. Cualquier respuesta salta sobre la muerte, conjurando tanto la muerte como su incomprensibilidad. Si hay algo después, como habría habido algo antes, la muerte pierde parte de su peso. Confucio se niega a jugar con este juego de manos que no sirve para nada. El no dice que no haya nada después, simplemente no puede saberlo. Pero se tiene la impresión de que realmente no se preocupa por averiguarlo, aunque pudiera. Por ello, se pone todo el valor en la vida; se vuelve a la vida cualquier cosa radiante y profunda que se haya sacado de ella por haber puesto una buena parte de su fuerza, quizá la mejor, detrás de la muerte. Así pues, la vida sigue siendo un todo, sigue siendo lo que es, e incluso la muerte permanece intacta, no son intercambiables, no son comparables. Nunca se funden, son inconfundibles. <<
11.13. (El Maestro dijo): estas palabras no están en el texto original; la mayoría de los comentaristas creen que fueron interpoladas accidentalmente. Algunos consideran que este pasaje debería formar una sección independiente y no leerse como la continuación de este pasaje 11.13.
Un hombre como Zilu…: la afirmación de Confucio fue profética: Zilu tuvo una muerte violenta durante las luchas de sucesión del estado de Wei (480 a. de C.). <<
11.14. El Gran Tesoro: este edificio había sido utilizado como una base defensiva por el soberano de Lu, contra las ambiciosas intrigas de la familia Ji. La pregunta de Min Ziqian expresaba de una forma indirecta y simbólica la determinación de apoyar realmente la legítima autoridad del duque de Lu. <<
11.15. ¿Qué clase de música está tocando Zilu?: literalmente: «¿Qué está haciendo la cítara de Zilu dentro de mi casa?». El Maestro no pone reparos a la presencia de la cítara de Zilu, sino a los aires marciales e inapropiados que Zilu está tocando.
Zilu ha subido hasta el atrio, pero todavía no ha entrado en la cámara: Zilu está en el buen camino, pero todavía lejos de la meta. <<
11.18. Zigao: nombre de cortesía de Gao Chi, discípulo de Confucio.
Exagerado: el significado exacto de bi es algo impreciso: «¿unilateral», «carente de equilibrio», «con prejuicios?».
Algunos comentaristas sugieren que esta acepción debería leerse como una afirmación hecha por Confucio, y que las palabras «El Maestro dijo» se interpolaron accidentalmente. Esta hipótesis es coherente con la forma familiar de dirigirse (nombres personales) utilizada para los cuatro personajes Chai, Shen, Shi y You. (Sin embargo, estas formas diferentes de dirigirse no se reflejan en mi traducción: para evitar confundir a los lectores, cada persona es designada con un solo nombre). <<
11.19. Zigong no aceptó su suerte…: todo el pasaje es oscuro[25]. <<
11.20. La Vía del hombre bueno: parece referirse a una doctrina específica, pero ignoramos cuál pueda ser, y la respuesta del Maestro no clarifica la cuestión. <<
11.21. Sus opiniones son sólidas…: se ha perdido el contexto de esta afirmación y, por tanto, se nos deja con el enigma sin resolver. <<
11.22. Zilu preguntó…: excelente ejemplo de la pedagogía flexible del Maestro: no se debe enseñar lo mismo a personas diferentes. <<
11.23. El Maestro fue detenido en Kuang: sobre esta aventura en la que Confucio casi perdió su vida, véase la nota 9.5.
Cuando se reunieron más tarde: estas palabras no están en el texto original; las he añadido en aras de la claridad y de la lógica. <<
11.25. Estáis jugando una mala pasada a este joven: Confucio pensaba que su nombramiento era prematuro y que Zigao debía haber continuado profundizando sus estudios. <<
11.26. Zilu, Zeng Dian, Ran Qiu y Gongxi Chi estaban sentados con el Maestro…: la belleza de esta larga sección no necesita ser recalcada aquí, ya que es evidente por sí misma. Sin embargo, sería útil añadir dos observaciones, una sobre el estilo y la otra sobre el contenido.
Dentro de las Analectas, es excepcional el formato de este estilo narrativo apoyado con diálogos, personajes y sutiles indicaciones psicológicas; el mismo lenguaje parece pertenecer a un periodo ligeramente posterior al resto del libro. En la historia de la literatura china, es el primer ejemplo de lo que llegaría a ser después de muchos siglos uno de los géneros literarios más exquisitos: el ensayo corto en prosa lírica.
Un conocimiento superficial de las Analectas ha llevado a muchos lectores a ver a Confucio como un activista exclusivamente absorbido por las tareas y responsabilidades de la vida pública. Ya hemos tenido diversas ocasiones para contradecir esta visión estrecha y para recalcar el profundo aspecto místico que Confucio manifestó una y otra vez. Este aspecto interno y privado de Confucio se muestra plenamente aquí, en el contexto de una conversación íntima y formal; en su inesperado apoyo de la elección de Zeng Dian se revela como un hombre para el que la contemplación precede a todos los demás valores. No es de extrañar que en los periodos Song y Ming los pensadores neoconfucianos, que estaban bajo la influencia del budismo chan («zen») —y que estaban intentando integrar al confucianismo—, dieron una importancia especial a este pasaje.
Zeng Diam: su nombre de cortesía era Xi, discípulo de Confucio y padre del «Maestro Zeng» (Zeng Shen).
Un país no demasiado pequeño: literalmente, «un país de mil carros» (véase la nota 1.5). <<