CAPÍTULO 16

16.1. El señor Ji se disponía a atacar Zhuanyu. Ran Qiu y Zilu acudieron a ver a Confucio y le informaron: «El señor Ji va a intervenir en Zhuanyu».

Confucio dijo: «Qiu, ¿no eres tú a quien hay que culpar de esto? Nuestros antiguos reyes establecieron Zhuanyu como territorio autónomo; además, es el corazón de nuestro país y nos es leal. ¿Por qué atacarlo?».

Ran Qiu respondió: «Ésa es la voluntad de nuestro señor y no el deseo de ninguno de nosotros dos».

Confucio comentó: «¡Qiu! Zhou Ren dijo: “Quien es fuerte permanece firme; quien se siente inadecuado se retira”. ¿Qué clase de ayudante es aquel que no puede sujetar a su señor cuando vacila ni apoyarlo cuando se cae? Además, lo que dijiste es falso. Si un tigre o un rinoceronte se escapa de su jaula, si se rompe en su cofre una concha de tortuga o un jade, ¿nadie será responsable de ese accidente?».

Ran Qiu respondió: «Actualmente Zhuanyu tiene fuertes defensas y está cerca del castillo de nuestro señor. Si él no lo toma hoy, en el futuro se convertirá en una amenaza para sus hijos y sus nietos».

Confucio contestó: «¡Qiu! Un caballero aborrece a las personas que inventan excusas para sus acciones en lugar de afirmar sencillamente: “Es esto lo que quiero”. Siempre he oído que lo que preocupa al cabeza del estado o al jefe de un clan no es la pobreza, sino la desigualdad, no la falta de población, sino la falta de paz. Porque si hay igualdad, no habrá pobreza, y si hay paz, no habrá falta de población. Entonces, si los habitantes que viven en tierras lejanas siguen resistiéndose a tu atracción, debes atraerlos mediante la fuerza moral de la civilización; y después, tras haberlos atraído, hacerlos disfrutar de tu paz. Pero ahora, con vosotros dos como ministros, vuestro señor es incapaz de atraer a los habitantes de tierras lejanas, su país está socavado por las divisiones y la agitación, no puede mantenerlo unido por más tiempo, ¡y aun así quiere librar una guerra contra sus propias provincias! Me temo que para el señor Ji la amenaza real no procede de Zhuanyu, se halla en el interior de su propio palacio». [→]

16.2. Confucio dijo: «Cuando el mundo sigue la Vía, el Hijo del Cielo determina los ritos, la música y las expediciones militares. Cuando el mundo pierde la Vía, son los señores feudales quienes determinan los ritos, la música y las expediciones militares. Una vez que son los señores feudales quienes deciden estos asuntos, su autoridad apenas dura diez generaciones; una vez que son sus ministros quienes determinan esos asuntos, su autoridad apenas dura cinco generaciones; una vez que los asuntos del país caen en manos de los administradores de los ministros, su autoridad apenas dura tres generaciones. En un mundo que sigue la Vía, la iniciativa política no pertenece a los ministros; en un mundo que sigue la Vía, los súbditos no tienen necesidad de cuestionar la política».

16.3. Confucio dijo: «La Casa Ducal de Lu ha perdido su autoridad desde hace ya cinco generaciones; el poder político ha caído ya en manos de los ministros desde hace ya cuatro generaciones; por ello, el futuro de sus descendientes es hoy día precario». [→]

16.4. Confucio dijo: «Tres clases de amigos son beneficiosos; tres clases de amigos son dañinos. Es beneficiosa la amistad con las personas rectas, dignas de confianza y cultas. Es dañina la amistad con personas tortuosas, halagadoras y falsas».

16.5. Confucio dijo: «Tres clases de placeres son provechosos; tres clases de placeres son dañinos. Es provechoso el placer de ejecutar los ritos y la música apropiadamente, el placer de elogiar las cualidades de los demás y el placer de tener muchos amigos de talento. Es dañino el placer de exhibir el lujo, el placer de holgazanear y el placer de celebrar juergas libidinosas».

16.6. Confucio dijo: «Cuando se espera a un caballero, hay que evitar tres errores. Es imprudente hablar antes de haber sido invitado a ello. Es excesiva reserva no hablar cuando se es invitado a ello. Es ceguera hablar sin observar la expresión del caballero».

16.7. Confucio dijo: «Un caballero debe ponerse en guardia contra tres peligros. Cuando es joven y la energía de la sangre está alterada, debe guardarse de la lujuria. En su madurez, cuando la energía de la sangre está en su plenitud, debe guardarse de la rabia. En la vejez, cuando la energía de la sangre decae, debe guardarse de la rapacidad».

16.8. Confucio dijo: «Un caballero teme tres cosas. Teme la voluntad del Cielo. Teme a los grandes hombres. Teme las palabras de los santos. Un hombre común no teme la voluntad del Cielo, porque no la conoce. Desprecia la grandeza y ser burla de las palabras de los santos». [→]

16.9. Confucio dijo: «Quienes poseen el conocimiento innato pertenecen al rango más alto. A continuación vienen los que adquieren el conocimiento a través del aprendizaje. Los siguientes son aquellos que aprenden a través de las vicisitudes de la vida. En la categoría inferior están las personas ordinarias que atraviesan las vicisitudes de la vida sin aprender nada».

16.10. Confucio dijo: «Un caballero presta atención en nueve circunstancias:

— Cuando mira, para ver con claridad.

— Cuando escucha, para oír sin confusión.

— En su expresión, para ser amistoso.

— En su actitud, para ser respetuoso.

— En sus palabras, para ser leal.

— En sus obligaciones, para ser responsable.

— Cuando duda, para cuestionar.

— Cuando está enfadado, para reflexionar sobre las consecuencias.

— Cuando obtiene un beneficio, para considerar si es justo».

16.11. Confucio dijo: «He oído el siguiente dicho que he visto practicar: “Estad sedientos de la bondad y retroceded temerosos ante el mal”. También he oído el siguiente dicho, pero nunca lo he visto practicar: “Retiraos del mundo y seguid las aspiraciones de vuestro corazón; caminad por la rectitud para alcanzar la Vía”». [→]

16.12. El duque Jing de Qi tenía 1000 carros de guerra. El día de su muerte, no pudo encontrar ninguno para venerar su memoria. Boyi y Shuqi murieron de hambre en el bosque; hasta hoy día se sigue elogiando sus méritos. «¿No es un ejemplo de lo que se acaba de decir?». [→]

16.13. Chen Ziqin preguntó al hijo de Confucio: «¿Has recibido alguna enseñanza especial de tu padre?». Éste respondió: «No. En cierta ocasión en que él estaba solo y yo atravesaba el patio discretamente, me preguntó: “¿Has estudiado los Poemas?”. Yo respondí: “No”. Él me dijo: “Si no estudias los Poemas, no serás capaz de mantener tu posición en ninguna conversación”. Yo me retiré entonces a estudiar los Poemas. Otro día, cuando él estaba de nuevo solo en pie y yo atravesaba discretamente el patio, me preguntó: “¿Has estudiado los ritos?”. Yo respondí: “No”. Él dijo: “Si no estudias los ritos, no serás capaz de situarte en la sociedad”. Yo me retiré a estudiar los ritos. Ésas son las dos enseñanzas que recibí».

Chen Ziqin se marchó complacido y comentó: «Pregunté una cosa y aprendí tres. Aprendí sobre los Poemas, aprendí sobre los ritos y aprendí sobre cómo un caballero no es condescendiente con su hijo». [→]

16.14. Se utilizan varios títulos para la consorte de un soberano. El soberano la llama «Mi Señora». Ella se llama a sí misma «Tu pequeña doncella». La gente la llama «La Señora del Soberano», pero cuando hablan a forasteros, se refieren a ella como «Nuestra pequeña soberana». Los forasteros pueden llamarla también «La Señora del Soberano». [→]