¿Existen otras tristezas que no sean las de la muerte? No, puesto que la verdadera tristeza es sombría y carece de encanto. La tristeza produce una fatiga incomparablemente más grande que la de la melancolía —una fatiga que desemboca en un asco hacia la vida, en una depresión irremediable. La tristeza es diferente del dolor, pues en ella predomina la reflexión, mientras que el dolor sufre la materialidad fatal de las sensaciones. La tristeza y el dolor pueden llevar hasta la muerte —nunca al amor o a la exaltación. Los valores del Eros permiten vivir sin mediaciones, en lo inmediato de la vida, la cual es sentida como una libertad a causa de la ingenuidad esencial de toda experiencia erótica. Hallarse triste y sufrir significa, por el contrario, ser incapaz de realizar actos orgánicamente asociados al acto de la vida. La tristeza y el sufrimiento nos revelan la existencia, pues ellos nos permiten ser conscientes de nuestro aislamiento, provocan en nosotros una angustia en la cual se instala el sentimiento trágico de la existencia.