Mi nombre es Terasaka Kichiemon. Soy samurái de la casa de Ako. Mi señor Asano Naganori murió por orden del quinto sogún, Tokugawa Tsunayoshi.
Escribo este relato ahora que soy un anciano y que sé que dentro de poco moriré. Han pasado muchos años desde que sucedieron los acontecimientos que a continuación voy a relatar. La mayor parte de estos pasajes son fidedignos y exactos, ya que los viví directamente cuando era muy joven; otros son fruto de lo que creo que hicieron, pensaron y sintieron los protagonistas de esta épica hazaña, y de lo que me relataron quienes estuvieron presentes.
Aquel joven Terasaka permanece presente en mi interior, aunque en ocasiones lejano en la memoria del tiempo. Por ello, hablaré de él en tercera persona, como uno más de los cuarenta y siete samuráis que vivieron bajo unos mismos ideales.
Estas páginas solo tienen un destinatario: yo mismo. El yo que algún día se reencarnará para unirse en su destino a sus compañeros muertos por defender el honor y la justicia en la batalla contra la indignidad y la infamia, y por enfrentarse definitivamente a la maldad.