4. Corazones y mentes

SYP Uno, soy el especialista Paul Blanton. Retírate y desactívate inmediatamente. ¡Obedece ahora mismo!

Especialista PAUL BLANTON

VIRUS PRECURSOR + 5 MESES

Esta transcripción fue tomada durante una sesión del Congreso celebrada después de un incidente especialmente macabro en el que se vio envuelto un robot militar estadounidense en el extranjero. La videoconferencia supuestamente segura entre Washington, D.C., y la provincia de Kabul, Afganistán, fue grabada en su totalidad por Archos. No me parece ninguna casualidad que el soldado sometido a interrogatorio resultara ser el hijo del agente Blanton de Oklahoma. Los dos hombres desempeñarían un importante papel en la futura guerra.

CORMAC WALLACE, MIL#EGH217

(Golpe de mazo.)

Se abre la sesión a puerta cerrada. Soy la congresista Laura Pérez, miembro superior del Comité de Servicios Armados de la Cámara, y voy a presidir esta sesión. Esta mañana nuestro comité inicia una investigación que podría tener consecuencias para todas las fuerzas armadas. Un robot destinado a la seguridad y la pacificación, comúnmente conocido como SYP, ha sido acusado de matar a seres humanos cuando estaba de patrulla en Kabul, Afganistán.

El objetivo de esta investigación es determinar si el ataque se podría haber previsto o si podría haber sido impedido por las agencias militares y los individuos implicados.

Contamos con la presencia del especialista Paul Blanton, el soldado encargado de supervisar las acciones del robot de seguridad y pacificación defectuoso. Le pediremos que describa su función con la unidad SYP y que nos proporcione su versión de los hechos tal como estos sucedieron, especialista Blanton.

Los horribles actos perpetrados por esa máquina han mancillado la imagen de Estados Unidos en el extranjero. Le pedimos que tenga presente que hoy estamos aquí por un solo motivo: conocer todos los hechos para poder evitar que algo parecido vuelva a ocurrir.

¿Lo entiende, especialista Blanton?

Sí, señora.

Empiece informándonos de su trayectoria. ¿Cuáles son sus funciones?

El nombre oficial de mi trabajo es «enlace cultural», pero básicamente me dedico a pelearme con los robots. Mis responsabilidades principales consisten en supervisar el funcionamiento de mis unidades SYP al tiempo que mantengo un canal de comunicación abierto con las autoridades nacionales locales. Al igual que el robot, hablo dari. Pero a diferencia de él, yo no tengo que llevar la ropa afgana tradicional, entablar amistad con los ciudadanos locales o rezar a la Meca.

Los SYP son robots humanoides destinados a la seguridad y la pacificación desarrollados por la empresa Foster-Grumman y utilizados por el ejército de Estados Unidos. Los hay de varios tipos. El 611 Hoplite normalmente carga suministros para los soldados en marcha. Hace pequeñas exploraciones. El 902 Arbiter sigue la pista de otros robots. Es una especie de comandante. Y mi SYP, el 333 Warden, está diseñado para hacer reconocimientos y desactivar minas o dispositivos explosivos improvisados. La labor de mi SYP consiste en patrullar a diario unos cuantos kilómetros cuadrados de Kabul a pie, respondiendo a las preocupaciones de los ciudadanos, examinando retinas para identificar a combatientes y detener a personas de interés para que la policía local trate con ellas.

Me gustaría subrayar un punto. El principal objetivo de un SYP es no hacer daño a un civil afgano inocente, por mucho que los insurgentes intenten engañarlo.

Y permita que le diga una cosa, señora: esas personas saben engañar.

¿Puede describir el rendimiento de la unidad antes del incidente?

Sí, señora. SYP Uno llegó en una caja hará cosa de un año. La unidad SYP tiene la forma de una persona. Un metro y medio aproximadamente de estatura, metálico y reluciente como el oro. Pero solo tardamos cinco minutos en revolcarlo en el barro y presentarle Afganistán como es debido. El ejército no envió ropa ni equipo, así que le buscamos un traje de hombre y unas botas. Luego le añadimos los accesorios de la policía afgana que encontramos. No puede usar nuestro equipo porque se supone que no tiene que parecer un soldado.

Llevaba un chaleco antibalas. O tal vez dos. No me acuerdo. Cuanto más ropa lleve, mejor. Le poníamos cualquier cosa: túnicas, pañuelos, camisetas. Llevaba calcetines de Snoopy. En serio.

A primera vista, SYP parece una persona de la zona. Y también huele como ellos. Le pusimos un casco antidisturbios azul celeste en la cabeza que le daba un aspecto todavía más militar. Tiene un visor de plexiglás rayado para protegerle los ojos. Tuvo que ponérselo porque los condenados niños no paraban de pintarle las cámaras con espray. Creo que al cabo de un tiempo se convirtió en una especie de juego para ellos. Así que le pusimos ese gran casco ridículo…

Eso es destrucción del armamento militar. ¿Por qué no se defendía la máquina? ¿Por qué no se protegía?

Las cámaras son baratas, señora. Además, Syppy sabe cuidarse de los aviones Raptor. O utilizar imágenes tomadas por satélite en tiempo real. O las dos cosas. Los sensores más importantes y más caros (como los magnetómetros, el dispositivo de medición inercial, la antena y el inhibidor de frecuencia) están todos alojados dentro de su cubierta. Y SYP está construido como un tanque.

Durante los doce meses antes de que tuviera lugar el incidente, ¿la máquina fue dañada o sustituida alguna vez?

¿SYP Uno? Nunca. Aunque sí que se sobrecargaba. Ocurría continuamente, pero los del departamento de reparaciones eran unos putos animales. Perdone, señora.

Los estudios demuestran que cuanto menos tardamos en volver a colocar al mismo SYP en las calles después de un incidente, más desmoraliza al enemigo y reduce las posibles nuevas molestias.

Por ese motivo, SYP hace continuamente copias de seguridad. Incluso si quedara hecho trizas, cogeríamos la ropa y las partes que quedaran y se las pondríamos a una unidad de repuesto y volveríamos a mandarlo a las calles. El «nuevo» robot recordaría las mismas caras, saludaría a las mismas personas, recorrería la misma ruta y citaría los mismos pasajes del Corán. Prácticamente sabría las mismas cosas que el «viejo» robot.

Desmoralizar, dicen los estudios.

Además, normalmente se producen daños colaterales cuando los malos intentan destruirlo. Créame, a la gente de la zona no le hace gracia que sus amigos y familiares vuelen por los aires para que un estúpido robot desaparezca una tarde. ¿Y el robot? Es inofensivo. A SYP no se le permite hacer daño a nadie. Así que si se produce una explosión que hiere a un civil, el mullah de la zona lo soluciona. Y entonces no vuelve a ocurrir en un futuro próximo.

Es como revertir la guerra de guerrillas.

No lo entiendo. ¿Por qué no secuestran al robot los insurgentes? ¿Por qué no lo entierran en el desierto?

Eso pasó en una ocasión. A la segunda semana de trabajo, unos bárbaros acribillaron a balazos a SYP Uno y lo metieron en la parte de atrás de un todoterreno. Los proyectiles le hicieron pedazos casi toda la ropa. Le dejaron unas cuantas abolladuras en la cubierta, pero nada grave. Como él no tomó represalias, creyeron que estaba averiado.

Ese fue su error, señora.

Un avión Raptor detectó el incidente segundos después de que SYP se desviara de la ruta. Los tipos del todoterreno recorrieron el desierto durante unas dos horas antes de llegar a una especie de piso franco.

Pensaban que era un lugar seguro.

Los Raptors esperaron a que los insurgentes salieran del vehículo para pedirle permiso a sus ejecutores para lanzar misiles Brimstone. Una vez que todos los que había en el piso franco quedaron chamuscados, los Raptors se aseguraron bien de que nadie se escabullía por la puerta de atrás, y el bueno de SYP Uno se sentó en el asiento delantero del vehículo y volvió en coche a la base.

SYP estuvo desaparecido unas ocho horas en total.

¿Sabe conducir?

Se trata de una plataforma humanoide de uso militar, señora. Se desarrolló a partir de los viejos programas para exoesqueletos de la Agencia de Investigación de Programas Avanzados de Defensa. Esas unidades se mueven como personas. Se mantienen en equilibrio, andan, corren, se caen, hacen de todo. Pueden manejar herramientas, hablar en lenguaje de signos, hacer la maniobra de Heimlich, conducir vehículos o simplemente estar quietos sujetando una cerveza. Prácticamente lo único que SYP Uno no puede hacer es despegar esas puñeteras pegatinas que a los niños les encanta ponerle.

Y SYP no contraataca, pase lo que pase. Esas son sus órdenes. Sus piernas han sido cercenadas por minas. Le disparan cada dos semanas. La gente de la zona lo ha secuestrado, le ha lanzado piedras, lo ha atropellado, lo ha tirado de un edificio, le ha golpeado con bates de béisbol, le ha pegado los dedos, lo ha arrastrado con un coche, lo ha cegado con pintura y le ha echado ácido.

Durante aproximadamente un mes, todos los que se cruzaban con él le escupían.

A SYP le traía sin cuidado. Si te metes con SYP, te cataloga las retinas y pasas a formar parte de su lista. Los insurgentes lo han intentado todo, pero lo único que consiguen es destrozarle la ropa. Y luego acaban en la lista.

SYP es una máquina construida para ser dura como una roca y dócil como un conejo. No puede hacer daño a nadie. Por eso funciona.

Por eso funcionaba, al menos.

Lo siento, pero lo que explica parece impropio del ejército que yo conozco. ¿Me está diciendo que tenemos como soldados a robots humanoides que no luchan?

No hay diferencia entre el populacho en general y nuestro enemigo. Son la misma gente. El tipo que vende kebabs un día es el mismo que entierra un dispositivo explosivo improvisado al día siguiente. Lo único que quieren nuestros enemigos es matar a unos cuantos soldados estadounidenses. Luego esperan que los votantes nos echen de aquí.

Nuestros soldados solo atraviesan la ciudad de vez en cuando, como un huracán. Siempre en una misión y con un objetivo concreto. Es difícil matar a un soldado estadounidense cuando nunca ves a uno, señora.

Los únicos blancos viables son los robots SYP. Son los únicos robots bípedos del arsenal de Estados Unidos, y no luchan. Matar es una profesión especializada. Matar es para las minas, las plataformas de tiro móviles, los aviones radiodirigidos, etc. A los humanoides no se les da tan bien. Los SYP están diseñados para comunicarse. Eso es lo que hacen mejor los humanos. Hacemos vida social.

Por eso un SYP Uno nunca hace daño a nadie. Es su misión. Intenta ganarse la confianza de la gente. Habla el idioma del lugar, viste su ropa, recita sus oraciones… todas las pamplinas que los soldados no quieren o no pueden aprender. Al cabo de un tiempo, la gente deja de escupirle. Dejan de preocuparse cuando él aparece. Puede que incluso les caiga bien porque es la policía, solo que nunca se deja sobornar. Algunos días, el SYP apenas pisa el suelo porque lo llevan en taxi gratis por toda la ciudad. La gente quiere tenerlo cerca, como si les diera suerte.

Pero esa ingeniería social no funcionaría sin la confianza desarrollada al tener a un centinela pacífico recorriendo las calles, siempre vigilando y acordándose de todo. Requiere tiempo, pero hay que desarrollar esa confianza.

Y por eso los insurgentes atacan la confianza.

Lo que nos lleva al incidente…

Está bien. Como he dicho antes, SYP no lucha. No lleva pistola ni cuchillo, pero si decide detenerte, sus dedos serán más fuertes que unas esposas. Y los insurgentes lo saben. Por esa razón siempre están intentando conseguir que haga daño a alguien. Cada dos semanas más o menos, hacen algo peligroso para que funcione mal, pero siempre fracasan. Siempre.

Por lo visto, esta vez no fue así.

Bueno, deje que llegue a ese punto.

Normalmente yo no entro en la ciudad. SYP vuelve andando a la zona protegida cada pocos días y lo reparamos. Yo accedo a la ciudad con los pelotones armados y peino la zona en busca de miembros de la lista, pero nunca sin refuerzos. Refuerzos humanos, ya sabe.

Los SYP son unos corderitos, pero nuestras tropas se han vuelto más temibles. La gente no tarda en descubrir que solo los humanos aprietan el gatillo, y, sinceramente, somos impredecibles comparados con los robots. Los ciudadanos prefieren a un robot con normas de conducta estrictas antes que a un chico de diecinueve años que se ha criado jugando a los videojuegos en tres dimensiones y que lleva un rifle semiautomático.

Me parece lógico.

El caso es que aquel día fue raro. Perdimos el contacto por radio con SYP Uno. Cuando los Raptors identificaron su último paradero conocido, estaba en una intersección de una zona residencial de la ciudad, sin moverse ni establecer comunicación.

Esa es la parte más peligrosa de mi trabajo: la recuperación y la reparación.

¿Qué provocó esa situación?

Eso mismo me pregunto yo. Lo primero que hago es revisar las últimas transmisiones de SYP Uno. Identifico lo que parece una conducta de supervisión normal. A través de los ojos de Syppy, vi que se encontraba en esa intersección, observando el tráfico continuo de coches y examinando las retinas de los peatones y los conductores.

Son unos datos un poco extraños, porque Syppy analiza los aspectos físicos de la situación. Hace anotaciones sobre lo rápido que se movían los coches y la potencia con que avanzaban: detalles por el estilo. Pero desde el punto de vista del diagnóstico, parecía funcionar bien.

Entonces aparece uno de los malos.

¿Uno de los malos?

Una coincidencia retinal con un insurgente conocido. Además, es un objetivo valioso. El procedimiento operativo estándar exige que Syppy detenga al individuo en lugar de catalogar su último paradero conocido. Pero ese tipo sabe perfectamente que va a ocurrir eso. Está poniendo un cebo a Syppy, intentando que cruce la calle para que lo atropelle un coche. SYP es resistente. Atropellarlo sería como arrollar una boca de incendios.

Pero SYP no pica el anzuelo. Sabe que no puede moverse o pondrá en peligro a los coches. No puede actuar, así que no lo hace. No da señales de haber visto al insurgente. Evidentemente, el insurrecto piensa que SYP necesita más motivación.

Cuando quiero darme cuenta, la pantalla se apaga y empieza a reiniciarse. Un bulto gris atraviesa su campo de visión. Tardo un segundo en descubrirlo, pero alguien ha tirado un ladrillo a mi Syppy. En realidad, no es tan extraño. El daño es mínimo. Pero durante el reinicio, SYP deja de comunicar. Se queda quieto como si estuviera confundido.

Entonces me doy cuenta de que vamos a tener que ir a buscarlo.

Inmediatamente reúno un equipo de cuatro hombres. La situación es grave. Una emboscada. Los insurgentes saben que iremos a recuperar el dispositivo y probablemente ya están preparándose, pero la policía local no se ocupa de los robots averiados. Eso es responsabilidad mía.

Para colmo de males, los Raptors no identifican ningún blanco próximo en los tejados o en los callejones. Eso no significa que no haya un montón de insurgentes armados con AK-47; simplemente indica que no sabemos dónde están.

¿Está diciendo que el incidente fue resultado de un golpe en la cabeza del robot? La máquina sufre traumatismos con regularidad, y sin embargo nunca había respondido de esta forma. ¿Por qué esta vez sí?

Tiene razón. Lo que lo provocó no fue un golpe en la cabeza. En mi opinión, fue el reinicio. Fue como si el robot se despertara de la siesta y decidiera no seguir recibiendo órdenes. Nunca hemos visto un comportamiento semejante. Es prácticamente imposible que alguien haya reescrito sus instrucciones y le haya hecho desobedecer.

¿De verdad? ¿No podría haber accedido a la máquina algún insurgente, un hacker? ¿Podría haber sido esa la causa?

No, no lo creo. He revisado las actividades del último mes de SYP y he descubierto que no se conectó con nada salvo con el ordenador de diagnóstico. Nadie tuvo ocasión de jugar con él físicamente. Y si descubrieras cómo acceder a él, tendrías que hacerlo en persona. La radio de SYP no se puede utilizar para reescribir sus programas con el fin de evitar situaciones como esa.

Y considerando lo que pasó después, no creo que accedieran a él, al menos esos tipos.

Los insurgentes no habían acabado con Syppy, ¿sabe? Le tiraron el ladrillo para llamarle la atención, pero él se quedó allí parado. Así que unos minutos más tarde se envalentonaron.

Presencio el siguiente ataque gracias a las imágenes tomadas por una unidad aérea en el vídeo portátil mientras estamos en el vehículo blindado de transporte. Vamos tres soldados y yo. Las cosas estaban yendo muy deprisa. Eso es bueno, porque no puedo creer lo que estoy viendo.

Un hombre con un trapo negro que le tapa la cara y unas gafas de sol de espejos sale de una casa a la vuelta de la esquina. Tiene un AK-47 cubierto con cinta reflectante en una mano y lleva la correa colgando. Todos los transeúntes huyen de la zona al ver a ese tipo. Desde arriba, veo un montón de civiles corriendo en todas direcciones. El pistolero está dispuesto a matar; se detiene en mitad de la manzana y dispara una ráfaga rápida a SYP Uno.

Eso por fin capta la atención de SYP.

Sin vacilar, el robot arranca una señal de tráfico metálica de un poste. La coloca delante de su cara y avanza hacia el hombre. Es una conducta nueva. Insólita.

Al pistolero le pilla totalmente desprevenido. Dispara otra ráfaga que sacude el poste. A continuación intenta huir, pero tropieza. SYP suelta la señal y agarra al tipo por la camisa. Con la otra mano, cierra el puño.

Solo le da un puñetazo.

El tipo cae con la cara hundida, como si llevara una máscara de Halloween aplastada. Algo horrible.

Entonces contemplo la vista cenital de nuestro vehículo blindado llegando al lugar. Miro a través de la estrecha ventanilla a prueba de balas y veo a Syppy muy cerca alzándose sobre el cuerpo del pistolero.

Los cuatro nos quedamos mudos por un segundo, mirando por las ventanillas del vehículo. Entonces SYP Uno coge el arma del tipo abatido.

El robot se gira a un lado y lo veo claramente de perfil: con la mano derecha, sujeta la empuñadura, y con la izquierda, usa la palma para introducir bien el cargador, y luego desbloquea el arma para cargar un cartucho en la recámara.

¡Nosotros jamás hemos enseñado a SYP a hacer eso! Yo ni siquiera sabría por dónde empezar. Tiene que haber aprendido él solo observándonos.

A esas alturas la calle está vacía. SYP ladea la cabeza un poco, todavía con el casco antidisturbios puesto. Gira la cabeza a un lado y a otro, registrando la calle arriba y abajo. Desierta. Entonces se dirige al centro de la vía y empieza a registrar las ventanas.

Para entonces los soldados y yo nos hemos recuperado de la sorpresa.

Empieza la fiesta.

Salimos en tropel del vehículo blindado con nuestras armas listas para disparar. Ocupamos posiciones defensivas detrás del vehículo blindado. Los chicos me miran a mí primero, así que ordeno a gritos a Syppy: «SYP Uno, soy el especialista Paul Blanton. Retírate y desactívate inmediatamente. ¡Obedece ahora mismo!».

SYP Uno no me hace caso.

En ese momento un vehículo dobla la esquina. La calle está desierta y en silencio. El pequeño coche blanco avanza hacia nosotros. SYP se da media vuelta y aprieta el gatillo. Una bala atraviesa el parabrisas, lo hace añicos y ¡zas!: el conductor se desploma sobre el volante sangrando por todas partes.

El tipo no podría haber sabido lo que le atacó. El robot va vestido con ropa afgana y está en plena calle con un AK-47 colgado de la cintura.

El coche avanza por la calle y se estrella contra el lado de un edificio.

Entonces abrimos fuego sobre SYP Uno.

Vaciamos nuestras armas sobre la máquina. Su túnica, su chal y su CTEP —chaleco táctico externo perfeccionado— se mueven como si ondearan al viento cuando las balas lo acribillan. Es sencillo, casi aburrido. El robot no reacciona. Ni gritos, ni tacos, ni intento de huida. Solo el chasquido sordo y repetitivo de nuestras balas al penetrar las capas de Kevlar y de cerámica que rodean el metal apagado. Como disparar a un espantapájaros.

En eso SYP se da la vuelta lenta y suavemente, con el rifle en ristre, como una serpiente. Empieza a escupir balas de una en una. La máquina es tan fuerte que el rifle ni siquiera da culatazos. Ni un centímetro. SYP dispara otra vez y otra, mecánicamente y con una puntería perfecta.

Apunta, aprieta, bang. Apunta, aprieta, bang.

El casco me salta de la cabeza. Es como si un caballo me hubiera dado una coz en la cara. Me pongo en cuclillas, a salvo detrás del vehículo blindado. Cuando me toco la frente, la mano está limpia. La hija de puta de la bala ha mandado el casco por los aires, pero no me ha alcanzado.

Contengo la respiración e intento observar con detenimiento. Al estar agachado de esa forma, me dan calambres en las piernas y me caigo hacia atrás, pero me sostengo con la otra mano. Entonces noto que algo va muy mal. Cuando aparto la mano del suelo, está mojada y caliente. Al mirarla, apenas entiendo lo que pasa.

Tengo la palma cubierta de sangre.

No es mía, sino de otra persona. Miro a mi alrededor y veo que los soldados que me acompañaron en el vehículo blindado están todos muertos. SYP solo ha disparado unas cuantas veces, pero cada bala ha sido mortal. Tres soldados yacen tumbados boca arriba en el suelo, todos con un agujerito en una zona de la cara y sin la parte de atrás de la cabeza.

No puedo olvidar sus caras. Parecían muy sorprendidos.

Con aire ausente, caigo en la cuenta de que estoy solo allí fuera y en una situación delicada.

Y el AK-47 está disparando otra vez, un tiro tras otro. Me asomo por debajo del chasis del vehículo blindado para localizar visualmente a la unidad SYP. El cabrón sigue en medio de la calle polvorienta, al estilo del Oeste. Hay trozos de plástico, tela y Kevlar desperdigados alrededor de él.

Veo que está disparando a los civiles que miran desde las ventanas. Mi radio de auricular crepita: vienen más tropas. Los Raptors están siguiendo de cerca la situación. Aun así, me estremezco al oír cada disparo, pues ahora sé que cada bala disparada pone fin a una vida humana.

De lo contrario, SYP no habría apretado el gatillo.

Entonces me percato de algo importante. El AK-47 es la máquina más delicada que hay allí fuera. Es el objetivo prioritario. Con los dedos temblorosos, levanto la mira telescópica de mi rifle y ajusto el selector a una ráfaga de tres tiros. Normalmente, es un desperdicio de munición, pero tengo que destruir esa arma y dudo que tenga una segunda oportunidad. Asomo el cañón por un lado del vehículo blindado con mucho cuidado.

Él no me ve.

Apunto, inspiro, contengo la respiración y aprieto el gatillo.

Tres balas arrancan el rifle de las manos de SYP en medio de una lluvia de metal y madera. La máquina se mira las manos donde antes estaba el arma y procesa la información por un instante. Desarmado, se aleja pesadamente hacia un callejón.

Pero yo ya le estoy apuntando. Los siguientes disparos van dirigidos a las articulaciones de las rodillas. Sé que no tiene Kevlar más allá de la ingle. No es que la protección de la ingle le sirva de mucho a una máquina, pero así son las cosas. He reconstruido SYP muchas veces y conozco todos y cada uno de sus puntos débiles.

Como he dicho, las unidades bípedas son terribles para la guerra.

SYP cae de bruces, con las piernas hechas pedazos. Salgo de mi refugio y me dirijo a él. El robot se da la vuelta de forma lenta y dolorosa. Se incorpora. A continuación empieza a arrastrarse hacia atrás en dirección al callejón, observándome en todo momento.

Ahora oigo sirenas. La gente está saliendo a la calle, susurrando en dari. SYP Uno retrocede dando una sacudida detrás de otra.

A esas alturas creía que todo estaba bajo control.

Era una falsa suposición.

Lo que sucede a continuación es técnicamente culpa mía. Pero no soy un soldado, ¿no? Nunca he fingido serlo. Soy un enlace cultural. Lo mío es hacer funcionar las máquinas, no participar en tiroteos. Casi nunca paso de la valla de alambre de espino.

Entendido. ¿Qué ocurrió entonces?

Veamos. Sé que tenía el sol a la espalda porque podía ver mi sombra en la calle. Se estiraba delante de mí, larga y negra, y cubría las piernas destrozadas de SYP Uno. La máquina se había arrastrado hacia la pared de un edificio. No le quedaba adónde ir.

Finalmente, mi cabeza eclipsó el sol y mi sombra cubrió la cara de SYP Uno. La máquina seguía observándome. Había dejado de moverse. Se quedó muy quieta. Yo estaba apuntándole con el rifle. La gente se reunía detrás de mí y alrededor de los dos. Ya está, pensé. Se acabó.

Necesitaba pedir refuerzos por radio. Evidentemente, íbamos a tener que llevarnos a SYP y hacerle un diagnóstico para averiguar lo que había pasado. Aparté la mano izquierda del guardamano y me llevé la mano al auricular. En ese preciso instante, SYP Uno se abalanzó sobre mí. Apreté el gatillo del rifle con una mano y disparé una ráfaga de tres tiros al costado del edificio.

Todo sucedió muy rápido.

Recuerdo ver ese casco antidisturbios azul celeste tirado en el suelo, con la visera de plástico agrietada. Daba vueltas como un cuenco. SYP Uno se había caído en el lugar donde se encontraba antes y estaba sentado con la espalda contra la pared del edificio.

Y entonces palpé mi pistolera.

Vacía.

¿El robot lo desarmó?

No es como una persona, señora. Tiene forma de persona. Le disparé, ¿sabe? Eso habría bastado con una persona. Pero ese robot me quitó la pistola antes de que me diera tiempo a parpadear.

SYP Uno se quedó allí mirándome otra vez, con la espalda apoyada contra la pared. Yo permanecí inmóvil. Un montón desordenado de gente de la zona corría en todas direcciones. Daba igual. Yo no podía escapar. Si SYP quería matarme, iba a hacerlo. No debería haberme acercado tanto a una máquina descontrolada.

¿Qué pasó?

Con la mano derecha, sujetó la pistola. Con la izquierda, tiró de la corredera y cargó una bala. Entonces, sin apartar la vista de mí, SYP Uno levantó la pistola. Se colocó el cañón debajo de la barbilla presionando fuerte. Se detuvo un segundo.

Entonces cerró los ojos y apretó el gatillo.

Especialista Blanton, tiene que explicarme lo que provocó el incidente o tendrá que asumir la culpa de lo ocurrido.

¿No lo ve? SYP se suicidó. El punto débil que tiene debajo de la barbilla es información clasificada. No lo provocó ninguna persona. Los insurgentes no lo engañaron. El ladrillo no lo estropeó. Los hackers no lo reprogramaron. ¿Cómo sabía utilizar una pistola? ¿Cómo supo valerse de la señal para cubrirse? ¿Por qué escapó? Es increíblemente difícil programar un robot, y punto. Esas cosas son casi imposibles hasta para un especialista en robótica. La única forma de que SYP pudiera saber hacer esas cosas es que las hubiera aprendido por sí solo.

Eso es increíble. Usted es el cuidador de los robots. Si había alguna señal de mal funcionamiento, debería haberla visto. Si no le pedimos cuentas a usted, ¿a quién vamos a pedírselas?

Se lo aseguro, SYP Uno me miró fijamente a los ojos antes de apretar el gatillo. Era… consciente.

Entiendo que estamos hablando de una máquina, pero eso no cambia el hecho de que la viera «pensando». Presencié cómo tomaba esa última decisión. Y no pienso mentir y decir que no lo vi porque sea difícil de creer.

Sé que esto no le facilita el trabajo. Y lo siento. Pero, con el debido respeto, señora, mi opinión profesional es que debería culpar al robot de lo ocurrido.

Eso es ridículo. Es suficiente, especialista. Gracias.

Escúcheme. Esto no tiene nada positivo para ningún ser humano. Aquí todos resultamos heridos: insurgentes, civiles y soldados. Solo hay una explicación. Tiene que culpar a SYP Uno, señora. Tiene que culparlo de lo que decidió hacer. Ese puto robot no estaba averiado.

Asesinó a esas personas a sangre fría.

No hubo recomendaciones públicas derivadas de esa sesión; sin embargo, parece que la conversación entre el especialista Blanton y la congresista Pérez condujo directamente a la redacción y la aplicación de la ley de defensa de robots. Por lo que respecta al especialista Blanton, posteriormente fue sometido a un consejo de guerra y puesto bajo custodia militar en Afganistán hasta que se pudiera organizar un juicio en Estados Unidos. El especialista Blanton no volvería nunca a casa.

CORMAC WALLACE, MIL#EGH217