… furmiga

… y entonces, introduciéndose una tras otra, suenan armoniosamente las cuatro voces de la fuga.)

Aquiles: Sé que el resto de Uds. no creerá esto, pero la respuesta a la pregunta salta a la vista. Está escondida en el cuadro. Es simplemente una palabra —pero qué importante es: ¡“MU”!

CCangrejo: Sé que el resto de Uds. no creerá esto, pero la respuesta a la pregunta salta a la vista. Está escondida en el cuadro. Es simplemente una palabra —pero qué importante es: ¡“HOLISMO”!

Aquiles: Espere un momento. Ud. debe estar viendo visiones. ¡Está claro como el agua que el mensaje de este cuadro es “MU”, no “HOLISMO”!

Cangrejo: Discúlpeme, pero mi vista es extremadamente buena. Por favor mire nuevamente y entonces dígame si el cuadro no dice lo que yo digo que dice.

Oso Hormiguero: Sé que el resto de Uds. no creerá esto, pero la respuesta a la pregunta salta a la vista. Está escondida en el cuadro. Es simplemente una palabra —pero qué importante es: ¡“REDUCCIONISMO”!

Cangrejo: Espere un momento. Ud. debe estar viendo visiones. ¡Está claro como el agua que el mensaje de este cuadro es “HOLISMO”, no “REDUCCIONISMO”!

Aquiles: ¡Otro que ve visiones! Ni “HOLISMO”, ni “REDUCCIONISMO”, sino que “MU” es el mensaje de este cuadro, sin lugar a dudas.

Oso Hormiguero: Discúlpeme, pero mi vista es extremadamente clara. Por favor mire nuevamente y entonces vea si el cuadro no dice lo que yo digo que dice.

Aquiles: ¿No ve que el cuadro está compuesto por dos partes, y que cada una de ellas es una letra individual?

Cangrejo: Ud. tiene razón acerca de las dos partes, pero se equivoca al identificarlas. La parte izquierda está enteramente compuesta por dos copias de una palabra: “HOLISMO”; Y la parte derecha está compuesta por muchas copias, en letras más pequeñas, de la misma palabra. No sé por qué las letras son de diferente tamaño en las dos partes, pero sí sé lo que veo, y lo que veo es “HOLISMO”, claro como el agua. Cómo es que Ud. puede ver otra cosa, está más allá de mi propia comprensión.

Oso Hormiguero: Ud. tiene razón acerca de las dos partes, pero se equivoca al identificarlas. La parte izquierda está enteramente compuesta por muchas copias de una palabra: “REDUCCIONISMO”; y la parte derecha está compuesta por una sola copia, en letras más grandes, de la misma palabra. No sé por qué las letras son de diferente tamaño en las dos partes, pero sí sé lo que veo, y lo que veo es “REDUCCIONISMO”, claro como el agua. Cómo es que Ud. puede ver otra cosa, está más allá de mi propia comprensión.

FIGURA 60. [Adaptación del dibujo del autor.]

Aquiles: Ya sé lo que está sucediendo aquí. Cada uno de Uds. ha visto letras las cuales componen —o están compuestas por— otras letras. En la parte de la izquierda, hay de hecho dos copias de “HOLISMO”, pero cada una de ellas está compuesta por copias más pequeñas de la palabra “REDUCCIONISMO”. Y de manera complementaria, en la parte de la derecha, hay de hecho una copia de “REDUCCIONISMO”, pero está compuesta por copias más pequeñas de la palabra “HOLISMO”. Ahora bien, todo eso está perfecto, pero en realidad con su tonta disputa, los árboles no les han dejado ver el bosque. Vean, ¿qué sacan con discutir acerca de si “HOLISMO” o “REDUCCIONISMO” es lo correcto, cuando la forma apropiada de comprender el asunto es trascender la pregunta, respondiendo “MU”?

Cangrejo: Ahora veo el cuadro como Ud. lo ha descrito, Aquiles, pero no tengo idea a qué se refiere con la extraña expresión “trascendiendo la pregunta”.

Oso Hormiguero: Ahora veo el cuadro como Ud, lo ha descrito, Aquiles, pero no tengo idea a qué se refiere con la extraña expresión “MU”.

Aquiles: Me sentiré encantado de darles en el gusto a ambos si primero me complacen Uds. a mí, diciéndome el significado de estas extrañas expresiones, “HOLISMO” y “REDUCCIONISMO”.

Cangrejo: El HOLISMO es la cosa más sencilla de captar en el mundo. Se trata simplemente de la creencia de que “el todo es más que la suma de sus partes”. Nadie, sino alguien muy diestro mentalmente, podría rechazar el holismo.

Oso Hormiguero: El REDUCCIONISMO es la cosa más sencilla de captar en el mundo. Se trata simplemente de la creencia de que “un todo puede ser entendido completamente si se entienden sus partes, y la naturaleza de su suma”. Nadie, sino alguien muy siniestro cerebralmente, podría rechazar el reduccionismo.

Cangrejo: Yo rechazo el reduccionismo. Le desafío a decirme, por ejemplo, cómo entender un cerebro reduccionistamente. Cualquier explicación reduccionista de un cerebro quedará inevitablemente corta al explicar de dónde surge la conciencia experimentada por un cerebro.

Oso Hormiguero: Yo rechazo el holismo. Le desafío a decirme, por ejemplo, cómo una descripción holística de una colonia de hormigas puede arrojar mayor luz sobre ella que la arrojada por una descripción de las hormigas que la habitan, sus roles y sus interrelaciones. Cualquier explicación holística de una colonia de hormigas quedará inevitablemente corta al explicar de dónde surge la conciencia experimentada por una colonia de hormigas.

Aquiles: ¡Oh, no! Lo que menos deseaba era provocar otra discusión. De cualquier manera, ahora que entiendo la controversia, creo que la explicación de “MU” será de gran ayuda. Vean, “MU” es una antigua respuesta Zen. la cual, al ser dada a una pregunta, ULTRADESFORMULA la pregunta. Aquí, la pregunta parece ser, “¿El mundo debería ser entendido vía holismo, o vía reduccionismo?”. Y la respuesta “MU” rechaza aquí las premisas de la pregunta, las cuales son que una o la otra debe ser escogida. Al ultradesformular la pregunta, ella revela una verdad más amplia: que hay un contexto mayor en el cual caben ambas explicaciones, la holística y la reduccionista.

Oso Hormiguero: ¡Absurdo! Su “MU” es tan estúpido como el muuu de una vaca. En mi opinión, el Zen no es ni chicha ni limonada.

Cangrejo: ¡Ridículo! Su “MU” es tan estúpido como el miau de un gato. En mi opinión, el Zen no es ni limonada ni chicha.

Aquiles: ¡Oh, no! Así no llegaremos a ninguna parte. ¿Por qué ha permanecido Ud. en silencio, Sr. Tortuga? Me pone muy incómodo. Seguro que Ud. es capaz de ayudamos a desenredar esta madeja de alguna forma, ¿o no?

Tortuga: Sé que el resto de Uds. no creerá esto, pero la respuesta a la pregunta salta a la vista. Está escondida en el cuadro. Es simplemente una palabra —pero qué importante es: ¡“MU”!

(Precisamente mientras dice esto, se introduce la cuarta voz en la fuga que están escuchando, y lo hace exactamente una octava más abajo que la primera voz.)

Aquiles: Oh, Sr. T, me ha decepcionado esta vez. Estaba seguro de que Ud., que siempre ve lo más profundo de las cosas, sería capaz de resolver el dilema, pero aparentemente, Ud. no ha visto más allá de lo que yo mismo vi. Oh, bueno, supongo que debería sentirme feliz de haber visto tan lejos como el Sr. Tortuga, al menos por una vez.

Tortuga: Discúlpeme, pero mi vista es extremadamente fina. Por favor mire nuevamente y entonces dígame si el cuadro no dice lo que yo digo que dice.

Aquiles: ¡Pero por supuesto que sí! Ud. meramente ha repetido mi propia observación original.

Tortuga: Quizás “MU” existe en este cuadro en un nivel más profundo que el que Ud. imagina, Aquiles —una octava más abajo (metafóricamente hablando). Pero por ahora dudo que podamos resolver la disputa en abstracto. Me gustaría ver ambos puntos de vista, el holístico y el reduccionista, desarrollados más explícitamente, entonces podríamos tener mayor fundamento para una decisión. Me gustaría mucho escuchar una explicación reduccionista de una colonia de hormigas, por ejemplo.

Cangrejo: Quizás el Dr. Oso Hormiguero pueda contarle algo acerca de sus experiencias al respecto. Después de todo, debido a su profesión, él es algo así como un experto en esa materia.

Tortuga: Estoy seguro de que tenemos mucho que aprender de Ud., Dr. Oso Hormiguero. ¿Podría contarnos más acerca de las colonias de hormigas desde un punto de vista reduccionista?

Oso Hormiguero: Encantado. Tal como el Sr. Cangrejo se lo mencionó, mi profesión me ha permitido adentrarme un buen trecho en la comprensión de las colonias de hormigas.

Aquiles: ¡Me imagino! La profesión de oso hormiguero —o “come-hormigas”, como yo los llamo— parecería ser sinónimo de ser un experto en colonias de hormigas.

Oso Hormiguero: Discúlpeme, pero “comehormigas” —como Ud. le llama— no es mi profesión. De profesión soy un cirujano de colonias. Me especializo en corregir desórdenes nerviosos de la colonia mediante la técnica de extracción quirúrgica.

Aquiles: Oh, ya veo. ¿Pero a qué se refiere con “desórdenes nerviosos” en una colonia de hormigas?

Oso Hormiguero: La mayoría de mis clientes sufren de alguna clase de deterioro del habla. Ud. sabe, colonias que tienen que rastrear a tientas las palabras en situaciones cotidianas. Yo intento remediar la situación, ehh —¡removiendo!— la parte defectuosa de la colonia. Estas operaciones son a veces muy complicadas, y por supuesto que se requieren años de estudio antes de que uno pueda realizarlas.

Aquiles: Pero, ¿no es verdad que, antes que uno pueda sufrir un deterioro del habla, uno tiene que tener la facultad de hablar?

Oso Hormiguero: Correcto.

Aquiles: Puesto que las colonias de hormigas no tienen esa facultad, me confunde su afirmación.

Cangrejo: Qué lástima, Aquiles, que Ud. no estuviera aquí la semana pasada, cuando el Dr. Oso Hormiguero y Madame Cologne d’Or Migas fueron mis invitados. Debería haber pensado en invitarlo a Ud. en esa oportunidad.

Aquiles: ¿Es francesa esta Madame Cologne d’Or Migas, Sr. Cangrejo?

Cangrejo: Oh, no, en realidad no es francesa.

Oso Hormiguero: Pero la pobre insiste en que todos la llamen así, incluso los extraños. Es sólo uno de sus tantos adorables caprichos.

Cangrejo: Sí, Madame Cologne d’Or Migas es muy excéntrica, pero tiene una personalidad encantadora. Es una vergüenza que no lo haya invitado la semana pasada para que la conociera.

Oso Hormiguero: Ella es ciertamente una de las colonias mejor educadas que he tenido la suerte de conocer. Ambos hemos pasado interminables veladas conversando acerca de la más amplia gama de temas.

Aquiles: Yo pensaba que los osos hormigueros eran devoradores de hormigas, ¡no forjadores del colonialismo!

Oso Hormiguero: Bueno, por supuesto que los dos aspectos no son mutuamente excluyentes. Mantengo la mejor de las relaciones con las colonias de hormigas. Yo sólo como HORMIGAS, no colonias, y eso es bueno para ambas partes: para mí y para la colonia.

Aquiles: ¿Cómo es posible que…

Tortuga: ¿Cómo es posible que…

Aquiles: …el sufrir el devoramiento de sus hormigas pueda serle a una colonia de alguna utilidad?

Cangrejo: ¿Cómo es posible que…

Tortuga: …el sufrir un incendio pueda serle a un bosque de alguna utilidad?

Oso Hormiguero: ¿Cómo es posible que…

Cangrejo: …el sufrir la poda de sus ramas pueda serle a un árbol de alguna utilidad?

Oso Hormiguero: …el sufrir un corte de pelo pueda serle a Aquiles de alguna utilidad?

Tortuga: Probablemente el resto de Uds. estaba demasiado enfrascado en la discusión como para notar el maravilloso stretto que acaba de ocurrir en esta fuga de Bach.

Aquiles: ¿Qué es un stretto?

Tortuga: Oh, lo siento; pensé que Ud. conocía el término. Es cuando se introduce un tema repetido por una voz tras la otra, con un intervalo muy breve entre cada voz.

Aquiles: Si escucho suficientes fugas, pronto sabré todas estas cosas y seré capaz de captarlas por mí mismo, sin que me tengan que ser indicadas.

Tortuga: Perdón, mis amigos. Siento haberlos interrumpido. El Dr. Oso Hormiguero estaba tratando de explicar cómo el comer hormigas es perfectamente compatible con el ser amigo de una colonia de hormigas.

Aquiles: Bueno, puedo ver vagamente cómo podría ser posible que un limitado y regulado consumo de hormigas mejorara la salud de una colonia, pero lo que es lejos más impresionante, es toda esa plática acerca de tener conversaciones con colonias de hormigas. Eso es imposible. Una colonia de hormigas es simplemente un montón de hormigas individuales dando vueltas al azar, buscando alimento y construyendo nidos.

Oso Hormiguero: Ud. lo puede poner de esa forma, si es que insiste en ver los árboles y no ver el bosque, Aquiles. De hecho, las colonias de hormigas, vistas como un todo, son unidades muy bien definidas, con sus propias cualidades, en ocasiones incluyendo el dominio del lenguaje.

Aquiles: Me cuesta imaginarme gritando algo en medio del bosque y luego escuchar una respuesta de una colonia de hormigas de vuelta.

Oso Hormiguero: ¡Qué tipo tan necio! Ésa no es la manera en que sucede. Las colonias de hormigas no conversan en voz alta, sino que escriben. ¿Ud. sabe cómo las hormigas forman senderos que las llevan de acá para allá?

Aquiles: Oh, sí, generalmente directo a través del fregadero de la cocina a mi mermelada de melocotón.

Oso Hormiguero: En realidad, algunos senderos contienen información en forma codificada. Si Ud. conoce el sistema puede leer lo que están diciendo igual que en un libro.

Aquiles: Notable. ¿Y puede Ud. comunicarse de vuelta con ellas?

Oso Hormiguero: Sin ningún problema. Así es como Madame Cologne d’Or Migas y yo tenemos conversaciones durante horas. Tomo un palo, dibujo senderos en el suelo húmedo y observo a las hormigas seguir mis senderos. De pronto, en cualquier parte comienza a formarse un nuevo sendero. Disfruto mucho observando cómo se desarrollan los senderos. Mientras se están formando, anticipo cómo van a continuar (y la mayoría de las veces me equivoco en lugar de acertar). Una vez completado el sendero, sé qué es lo que está pensando Madame Cologne d’Or Migas, y yo a mi vez le doy mi respuesta.

Aquiles: Debe de haber algunas hormigas asombrosamente ingeniosas en esa colonia, digo yo.

Oso Hormiguero: Creo que aún tiene alguna dificultad para comprender la diferencia de niveles en este caso. Así como nunca confundiría a un árbol individual con un bosque, en este caso no debe tomar a una sola hormiga por la colonia. Vea, todas las hormigas en Madame Cologne d’Or Migas son absolutamente mudas. Ni siquiera son capaces de conversar para salvar su tórax.

Aquiles: Bueno, ¿entonces de dónde viene esa habilidad para conversar? ¡Debe residir en alguna parte dentro de la colonia! No entiendo cómo pueden ser todas las hormigas no inteligentes, si Madame Cologne d’Or Migas es capaz de entretenerlo a Ud. durante horas con ingeniosas bromas.

Tortuga: Me parece que la situación no es distinta a la composición de un cerebro humano a partir de neuronas. Ciertamente nadie insistiría en que las células cerebrales individuales tienen que ser inteligentes en sí mismas, para explicar el hecho de que una persona sea capaz de mantener una conversación inteligente.

Aquiles: Oh, no, claro que no. Con células cerebrales, entiendo perfectamente su posición. Sólo que… las hormigas son harina de otro costal. Me refiero a que las hormigas sólo vagan a su antojo, simplemente al azar, topándose de cuando en cuando con un bocado… Son libres para hacer lo que desean, y con esa libertad, no veo en absoluto cómo su comportamiento, visto como un todo, puede sumarse resultando algo coherente —especialmente algo tan coherente como el comportamiento cerebral necesario para conversar.

Cangrejo: Me parece que las hormigas son libres sólo dentro de ciertos límites. Por ejemplo, son libres para vagar, para topetearse unas con otras, para recoger pequeños elementos, para trabajar en los senderos, etc. Pero ellas nunca dan un paso fuera de ese pequeño mundo, de ese sistema de hormigas dentro del cual están. Eso nunca le ocurriría a ellas, pues no tienen la capacidad mental para imaginar nada por el estilo. De modo que las hormigas son componentes muy confiables, en el sentido de que se puede contar con ellas para realizar cierta clase de tareas en determinadas formas.

Aquiles: Pero aun así, dentro de esos límites son libres todavía, y actúan al azar, correteando alrededor incoherentemente sin ninguna consideración para con los mecanismos de pensamiento del ser de nivel superior, del cual el Dr. Oso Hormiguero afirma que son meros componentes.

Oso Hormiguero: Oh, pero Ud. se olvida de reconocer una cosa, Aquiles, la regularidad de las estadísticas.

Aquiles: ¿Cómo es eso?

Oso Hormiguero: Por ejemplo, aun a pesar de que las hormigas como individuos vagan de manera aparentemente azarosa, existen sin embargo tendencias generales, las cuales envuelven un gran número de hormigas, que pueden emerger de ese caos.

Aquiles: Oh, ya sé a qué se refiere. De hecho, los senderos de hormigas son un ejemplo perfecto de tal fenómeno. En ese caso se tiene en realidad un movimiento completamente impredecible de parte de cualquier hormiga individual —y sin embargo, el sendero mismo parece permanecer bien definido y estable. Ciertamente eso tiene que significar que las hormigas individuales no andan correteando totalmente al azar.

Oso Hormiguero: Exactamente, Aquiles. Existe cierto grado de comunicación entre las hormigas, justo el suficiente para evitar que vaguen completamente al azar. Mediante esta mínima comunicación son capaces de recordarse unas a otras que no están solas, sino cooperando con otras compañeras de equipo. Se requiere un gran número de hormigas reforzándose entre sí de esta manera para mantener cualquier actividad —tal como la construcción de senderos— durante un cierto lapso de tiempo. Ahora bien, mi muy nebuloso entendimiento del operar de los cerebros me lleva a creer que algo similar ocurre en la excitación de las neuronas. ¿No es verdad, Sr. Cangrejo, que se requiere de un grupo de neuronas excitadas para poder desencadenar la excitación de otra neurona?

Cangrejo: Ciertamente. Tomemos las neuronas del cerebro de Aquiles, por ejemplo. Cada neurona recibe señales de neuronas conectadas a sus líneas de entrada, y si la suma total de entradas excede en cualquier momento un umbral crítico, entonces esa neurona se excitará y enviará su propio impulso de salida disparado hacia otras neuronas, las cuales a su vez se excitarán, y así sucesivamente a lo largo de la línea. El rayo neuronal se precipita implacablemente por su vía aquileana, en forma aún más extraña que el vuelo en picada de una golondrina hambrienta tras un mosquito; estando cada vuelta, cada giro, predeterminados por la estructura neurona] del cerebro de Aquiles; y continúa así hasta ser interferido por algún mensaje sensorial de entrada.

Aquiles: Normalmente creo que YO tengo el control de lo que pienso, pero la forma en que Ud. lo plantea, lo invierte todo, de manera que suena como si “YO” fuera sólo lo que resulta de toda esta estructura neuronal y leyes naturales. Hace que lo que yo considero mi IDENTIDAD suene, en el mejor de los casos, como un producto accesorio de un organismo gobernado por leyes naturales y, en el peor, como una noción artificial producto de mi distorsionada perspectiva. En otras palabras, Ud, me hace sentir como si yo no supiera quién —o qué— soy, si es que soy algo en absoluto.

Tortuga: Llegará a entenderlo mucho mejor a medida que avancemos en el tema. Pero Dr. Oso Hormiguero, ¿de qué le sirve esta similitud?

Oso Hormiguero: Yo sabía que ocurría algo paralelo en estos dos sistemas tan diferentes. Ahora lo entiendo mucho mejor. Parece ser que los fenómenos de grupo que tienen coherencia —la construcción de senderos, por ejemplo— tienen lugar sólo cuando un número umbral de hormigas se ven envueltas. Cuando unas pocas hormigas emprenden quizás azarosamente una tarea en algún lugar, pueden suceder ya sea una de dos cosas: o bien se extinguirá después de un chispeante comienzo…

Aquiles: ¿Cuando no hay suficientes hormigas para mantener la cosa andando?

Oso Hormiguero: Exactamente. La otra cosa que puede suceder es que una masa crítica de hormigas esté presente, y el asunto crezca como una bola de nieve, trayendo más y más hormigas a la escena. En este último caso, se genera un “equipo” completo, el cual trabaja en un proyecto individual. Ese proyecto puede ser el construir senderos, o el recolectar alimentos, o también puede implicar mantener el nido. Pese a la extrema simpleza de este esquema en pequeña escala, puede dar origen a consecuencias muy complejas a gran escala.

Aquiles: Puedo captar la idea general del orden emergiendo del caos, así como Ud. lo esboza, pero eso aún está muy lejos de la habilidad para conversar. Después de todo, el orden también emerge del caos cuando las moléculas de gas chocan unas contra otras al azar —sin embargo, de todo ello resulta una masa amorfa con sólo tres parámetros para caracterizarla: volumen, presión y temperatura. Ahora bien, eso está muy lejos de la habilidad, para entender el mundo, ¡y para hablar acerca de él!

Oso Hormiguero: Eso pone de relieve una diferencia muy interesante entre la explicación de una colonia de hormigas y la explicación del comportamiento del gas dentro de un recipiente. Uno puede explicar el comportamiento del gas simplemente calculando las propiedades estadísticas de los movimientos de sus moléculas. No hay necesidad de discutir acerca de elementos estructurales mayores que las moléculas, a excepción de la totalidad del gas mismo. Por otro lado, en una colonia de hormigas, no es posible ni siquiera empezar a entender las actividades de la colonia si no se pasa primero a través de varias capas estructurales.

Aquiles: Ya veo a qué se refiere. En el gas, un solo brinco lo lleva del nivel inferior —las moléculas— al nivel superior —el gas en su totalidad. No hay niveles intermedios de organización. Ahora bien, ¿cómo surgen los niveles intermedios de actividad organizada en una colonia de hormigas?

Oso Hormiguero: Tiene que ver con la existencia de diferentes variedades de hormigas dentro de cualquier colonia.

Aquiles: Oh, sí. Creo que ya he escuchado algo acerca de eso. Son las llamadas “castas”, ¿o no?

Oso Hormiguero: Correcto. Aparte de la reina, hay machos, quienes no hacen prácticamente nada por el mantenimiento del nido, y luego…

Aquiles: Y por supuesto hay soldados, ¡Gloriosos Guerreros Anti-Comunismo!

Cangrejo: Hmm… Me parece difícil que eso sea así, Aquiles. Una colonia de hormigas es completamente comunista en su interior, de modo que ¿por qué querrían los soldados combatir contra el comunismo? ¿Estoy o no en lo cierto, Dr. Oso Hormiguero?

Oso Hormiguero: Sí, con respecto a las colonias está Ud. en lo cierto, Sr. Cangrejo; ellas están por cierto basadas en principios algo comunistas. Pero con respecto a los soldados, Aquiles es un tanto ingenuo. De hecho, los así llamados “soldados” no son en absoluto adeptos a combatir. Son hormigas lentas y torpes con cabezas gigantes, quienes son capaces de morder con sus poderosas mandíbulas, pero que difícilmente son glorificables. Como de hecho sucede en un estado verdaderamente comunista, son más bien las obreras quienes deben ser glorificadas. Son ellas las que hacen la mayoría de las tareas, tales como recolectar alimento, cazar y criar a los pequeños. Son incluso ellas quienes afrontan la mayoría de los combates.

Aquiles: Bah. Qué situación más absurda. ¡Soldados que no combaten!

Oso Hormiguero: Bueno, como acabo de decir, en realidad los soldados no tienen nada de soldados. Son las obreras las que se encargan de combatir; los soldados son sólo unos ociosos cabezas de músculo.

Aquiles: Oh, ¡que vergüenza! Bueno, ¡si yo fuera una hormiga pondría algo de disciplina en sus filas! ¡Introduciría un poco de sentido común en esas cabezas de músculo!

Tortuga: ¿Si Ud. fuera una hormiga? ¿Cómo podría ser Ud. una hormiga? No hay forma de hacer corresponder su cerebro con el cerebro de una hormiga, de modo que me parece que es una pregunta inútil como para estar preocupándose de ella. Sería más razonable la proposición de hacer corresponder su cerebro con el de una colonia de hormigas… Pero no nos desviemos del tema. Permita que el Dr. Oso Hormiguero continúe con su muy ilustradora descripción de las castas y su papel en los niveles superiores de organización.

Oso Hormiguero: Muy bien. En una colonia existe toda clase de tareas que deben ser realizadas y las hormigas individuales desarrollan especializaciones. Generalmente la especialización de una hormiga cambia a medida que la hormiga envejece. Y, por supuesto, también depende de la casta de la hormiga. En cualquier momento, en cualquier pequeña área de una colonia, hay presentes hormigas de todos los tipos. Por supuesto, una casta puede ser muy densa en algunos lugares y muy poco en otros.

Cangrejo: ¿Es la densidad de una determinada casta, o su especialización, algo azaroso? ¿O existe alguna razón por la cual cierto tipo de hormigas puede estar más densamente concentrada en determinadas áreas, y menos densamente en otras?

Oso Hormiguero: Me alegro de que haya traído eso a colación, ya que es de crucial importancia para entender cómo piensa una colonia. De hecho, en el transcurso de un largo período de tiempo, se produce la evolución de una muy delicada distribución de castas dentro de la colonia. Y es esta distribución la que permite a la colonia tener la complejidad que subyace a su habilidad para conversar conmigo.

Aquiles: A mí me parece que el constante ir y venir de hormigas impide completamente la posibilidad de una distribución muy delicada. Cualquier distribución delicada sería rápidamente destruida por todos los movimientos azarosos de las hormigas, tal como cualquier delicado patrón de distribución de moléculas en un gas no sobreviviría ni por un instante, debido al bombardeo azaroso desde todos lados.

Oso Hormiguero: En una colonia de hormigas, la situación es completamente opuesta. De hecho, es el constante ir y venir de hormigas dentro de la colonia el que adapta la distribución de la casta a situaciones cambiantes, y con ello preserva la delicada distribución de castas. Vea, la distribución de castas no puede permanecer como un único patrón rígido; más bien, debe estar cambiando constantemente como para reflejar así, de alguna forma, la situación del mundo real con el cual la colonia está tratando, y es precisamente el movimiento dentro de la colonia el que actualiza la distribución de castas, así como para mantenerla en línea con las circunstancias presentes que encara la colonia.

Tortuga: ¿Podría dar un ejemplo?

Oso Hormiguero: Encantado. Cuando yo, un goloso hormiguero, llego a hacerle una visita a Madame Cologne d’Or Migas, todas las torpes hormigas sufren pánico al oler mi aroma, lo cual significa por supuesto, que empiezan a correr dando vueltas en forma completamente diferente a la forma en que lo hacían antes de que yo llegara.

Aquiles: Pero eso es comprensible, ya que Ud. es un temido enemigo de la colonia.

Oso Hormiguero: Oh, no. Debo reiterar que, lejos de ser un enemigo de la colonia, soy el compañero favorito de Madame Cologne d’Or Migas. Y Madame Cologne d’Or Migas es mi colonia favorita. Convengo con Ud. en que soy muy temido por todas las hormigas individuales de la colonia, pero ése es otro asunto enteramente diferente. En todo caso, Ud. ve que la acción de las hormigas en respuesta a mi llegada cambia completamente la distribución interna de hormigas.

Aquiles: Eso está claro.

Oso Hormiguero: Y ésa es la actualización de la que yo hablaba. La nueva distribución refleja mi presencia. Uno puede describir este cambio de un estado previo a uno nuevo como la incorporación de una “pieza de conocimiento” a la colonia.

Aquiles: ¿Cómo es que Ud. puede referirse a la distribución de diferentes tipos de hormigas dentro de una colonia como una “pieza de conocimiento”?

Oso Hormiguero: Bueno, ése es un punto vital. Requiere algo de elaboración. Vea, lo importante es cómo elige Ud. describir la distribución de castas. Si continúa pensando en términos de niveles inferiores —hormigas individuales— entonces los árboles no le dejarán ver el bosque. Ése es un nivel demasiado microscópico, y cuando se piensa microscópicamente, se está condenado a omitir algunos rasgos de gran escala. Tiene Ud. que encontrar el marco de nivel superior apropiado en el cual describir la distribución de castas —sólo entonces tendrá sentido la codificación de diferentes piezas de conocimiento mediante la distribución de castas.

Aquiles: ¿Y COMO encuentra Ud. las unidades de tamaño apropiado con las cuales describir el estado actual de la colonia?

Oso Hormiguero: Está bien. Comencemos desde abajo. Cuando las hormigas necesitan que algo sea realizado, forman pequeños “equipos”, los cuales se consolidan para llevar a cabo una tarea. Como mencioné anteriormente, pequeños grupos de hormigas están constantemente formándose y deshaciéndose. Aquellos que se mantienen durante un tiempo constituyen los equipos, y la razón de que no se deshagan es que ellos efectivamente tienen algo que hacer.

Aquiles: Antes dijo Ud. que un grupo se consolidaba si su tamaño excedía cierto umbral. Ahora está diciendo que un grupo se consolidará si tiene algo que hacer.

Oso Hormiguero: Son afirmaciones equivalentes. Tomemos como ejemplo la recolección de alimento; si alguna hormiga errante descubre una cantidad poco considerable de alimento en alguna parte y luego intenta comunicar su entusiasmo a otras hormigas, el número de hormigas que responda será proporcional al tamaño de la muestra de alimento —y una cantidad poco considerable no atraerá suficientes hormigas como para sobrepasar el umbral. Lo cual es exactamente a lo que me refería al decir que no hay nada que hacer —demasiado poco alimento debe ser ignorado.

Aquiles: Ya veo. Supongo que estos “equipos” son uno de los niveles estructurales que se ubican en alguna parte entre el nivel de hormiga individual y el nivel de colonia.

Oso Hormiguero: Precisamente. Existe una clase especial de equipo al cual llamo “señal” —y todos los niveles estructurales superiores están basados en señales. De hecho, todas las entidades superiores son colecciones de señales actuando concertadamente. Hay equipos en niveles superiores cuyos miembros no son hormigas, sino equipos de niveles inferiores. Eventualmente alcanza Ud. los equipos de nivel más bajo— lo cual es decir, las señales— y debajo de ellos, las hormigas.

Aquiles: ¿Por qué reciben las señales este nombre tan sugerente?

Oso Hormiguero: Viene de su función. El efecto de las señales es transportar hormigas de varias especialidades a lugares apropiados de la colonia. Así, la típica historia de una señal es ésta: adquiere existencia al exceder el umbral necesario para sobrevivir, entonces emigra recorriendo una cierta distancia a través de la colonia, y en algún punto se desintegra en sus miembros individuales, dejándolos librados a sí mismos.

Aquiles: Suena como si fuera una ola acarreando erizos y algas desde lejos, y dejándolos esparcidos a la orilla de la playa.

Oso Hormiguero: En cierta forma es algo análogo, ya que de hecho el equipo deposita algo que ha acarreado desde algún lugar distante, pero mientras el agua de la ola regresa al mar, no existe una substancia transportadora análoga en el caso de una señal, ya que está compuesta por las mismas hormigas.

Tortuga: Y supongo que una señal pierde su coherencia justo en algún lugar de la colonia donde hormigas de ese tipo sean primordialmente necesarias.

Oso Hormiguero: Naturalmente.

Aquiles: ¿Naturalmente? No es tan obvio para mi que una señal vaya siempre justo a donde es necesitada. Y aún si fuera en la dirección correcta, ¿cómo sabe dónde debe descomponerse? ¿Cómo sabe que ha llegado?

Oso Hormiguero: Ésos son asuntos extremadamente importantes, ya que implican tener que explicar la existencia de comportamiento dotado de finalidad —o lo que parece ser comportamiento dotado de finalidad— por parte de las señales. A partir de la descripción, uno estaría inclinado a caracterizar el comportamiento de las señales como estando orientado a satisfacer una necesidad y a llamarlo “dotado de finalidad”. Pero Ud. también puede mirarlo de otra forma.

Aquiles: Oh, espere. O bien el comportamiento TIENE finalidad, o NO tiene. No veo cómo puede Ud. considerarlo de ambas maneras.

Oso Hormiguero: Déjeme explicarle mi forma de ver las cosas, y entonces vea si Ud. está de acuerdo. Una vez formada una señal, ésta no tiene conciencia de que debería dirigirse en alguna dirección particular. Pero aquí, la delicada distribución de castas juega un papel esencial. Es lo que determina el movimiento de señales a través de la colonia, así como también cuánto tiempo permanecerá estable una señal, y dónde se va a “disolver”.

Aquiles: De modo que todo depende de la distribución de castas, ¿eh?

Oso Hormiguero: Correcto. Digamos que una señal se está moviendo. A medida que avanza, las hormigas que la componen interactúan, o bien por contacto directo o por intercambio de olores, con hormigas de los vecindarios locales por los que atraviesa. Los contactos y olores proveen información acerca de asuntos de urgencia local, tales como construir nidos, o criar, o lo que fuere. La señal permanecerá ligada mientras las necesidades locales sean diferentes a lo que ella es capaz de proveer; pero si PUEDE contribuir, se desintegra, derramando en la escena un equipo fresco de hormigas útiles. ¿Ve ahora cómo la distribución de castas actúa como una guía global de los equipos dentro de la colonia?

Aquiles: Claro que sí.

Oso Hormiguero: ¿Y ve cómo esta forma de mirar las cosas no precisa atribuir ninguna especie de finalidad a la señal?

Aquiles: Así creo. Realmente, estoy empezando a ver las cosas desde dos puntos de vista coherentes y ventajosos. Desde el punto de vista de una hormiga, una señal NO tiene finalidad. La típica hormiga de una señal está siempre dando vueltas alrededor de una colonia sin buscar nada en particular, hasta que descubre que siente que tiene que detenerse. Sus compañeras de equipo generalmente están de acuerdo, y en ese momento el equipo se deshace en forma de migas quedando únicamente sus miembros, pero nada de su coherencia. No se requiere planear ni mirar hacia adelante, ni tampoco se requiere ninguna búsqueda para determinar la dirección apropiada. Pero desde el punto de vista de la COLONIA, el equipo sólo ha respondido a un mensaje que estaba escrito en el lenguaje de la distribución de castas. Ahora bien, desde esta perspectiva se parece mucho a una actividad dotada de finalidad.

Cangrejo: ¿Qué pasaría si la distribución de castas fuera enteramente al azar? ¿Se bandarían y desbandarían aún las señales?

Oso Hormiguero: Ciertamente. Pero la colonia no duraría mucho, debido a la falta de sentido de la distribución de castas.

Cangrejo: Es precisamente el punto al que quería llegar. Las colonias sobreviven porque su distribución de castas tiene sentido, y ese sentido es un aspecto holístico, invisible en niveles inferiores. Ud. pierde poder explicativo si no toma en cuenta ese nivel superior.

Oso Hormiguero: Entiendo su posición; pero creo que Ud. ve las cosas demasiado estrechamente.

Cangrejo: ¿Cómo es eso?

Oso Hormiguero: Las colonias de hormigas han estado sujetas a los rigores de la evolución por billones de años. Unos pocos mecanismos fueron seleccionados, y la mayoría fueron rechazados. El resultado final fue una serie de mecanismos que hacen que la colonia trabaje así como nosotros la hemos descrito. Si Ud. pudiera observar el proceso completo en una película —corriendo un billón de veces más rápido que en la vida real, por supuesto— vería la emergencia de diversos mecanismos como respuestas naturales a presiones externas, tal como las burbujas en el agua hirviendo son respuestas naturales a una fuente de calor externa. Supongo que Ud. no ve “significado” ni “finalidad” en las burbujas de agua hirviendo, ¿o sí?

Cangrejo: No, pero…

Oso Hormiguero: Ahora bien, ésa es MI posición. No importa cuán grande sea una burbuja, ella debe su existencia a procesos de nivel molecular, y Ud. puede olvidarse acerca de cualquier “ley de nivel superior”. Lo mismo vale para las colonias de hormigas y sus equipos. Al mirar las cosas desde la vasta perspectiva de la evolución, puede Ud. vaciar completamente a la colonia de significado y finalidad. Ellas se convierten en nociones superfluas.

Aquiles: ¿Por qué entonces, Dr. Oso Hormiguero, me dijo Ud. que conversaba con Madame Cologne d’Or Migas? Ahora parece que Ud. negara absolutamente que ella sea capaz de hablar o pensar.

Oso Hormiguero: No estoy siendo inconsistente, Aquiles. Vea, tengo tanta dificultad como cualquier otro para ver las cosas en una escala de tiempo tan grandioso, de modo que encuentro mucho más fácil cambiar de punto de vista. Cuando procedo así, olvidándome acerca de la evolución y viendo las cosas en el aquí y el ahora, recupero el vocabulario teleológico: el SIGNIFICADO de la distribución de castas y la FINALIDAD de las señales. Esto no sólo sucede cuando pienso en colonias de hormigas, sino también cuando pienso acerca de mi propio cerebro y otros cerebros. Sin embargo, con algún esfuerzo, siempre puedo recordar el otro punto de vista si es necesario, y también vaciar de cualquier significado a todos estos sistemas.

FIGURA 61. Furmiga, de M. C. Escher (grabado en madera, 1953).

Cangrejo: La evolución ciertamente hace milagros. Ud. nunca sabe el próximo truco que sacará de debajo de su manga. Por ejemplo, no me sorprendería nada si fuera teóricamente posible que dos o más “señales” se cruzaran, cada una inconsciente de que la otra es también una señal; cada una tratando a la otra como si fuera parte de la población de fondo.

Oso Hormiguero: Es más que teóricamente posible; de hecho sucede rutinariamente.

Aquiles: Hmm… ¡Qué extraña imagen evoca en mi mente! Puedo imaginar hormigas moviéndose en cuatro direcciones diferentes, algunas negras, otras grises, entrecruzándose, formando juntas un patrón ordenado, casi como… como…

Tortuga: ¿Una fuga quizás?

Aquiles: Sí, ¡eso es! ¡Una furmiga!

Cangrejo: Interesante imagen, Aquiles. Entre paréntesis, toda esa conversación acerca del agua hirviendo me ha hecho pensar en el té. ¿Quién desearía un poco más?

Aquiles: Yo me serviría otra taza, Sr. C.

Cangrejo: Muy bien.

Aquiles: ¿Cree Ud. que uno pueda separar las diferentes “voces” visuales de una “furmiga” así? Sé lo difícil que es para mí…

Tortuga: Para mí no, gracias.

Aquiles:… seguirle la pista a una voz individual…

Oso Hormiguero: Yo también querría, Sr. Cangrejo…

Aquiles:… en una fuga musical…

Oso Hormiguero:… si no es demasiada molestia.

Aquiles:… cuando todas ellas…

Cangrejo: En absoluto. Cuatro tazas de té…

Tortuga: ¡Tres!

Aquiles:… van al mismo tiempo.

Cangrejo:… vienen enseguida.

Oso Hormiguero: Qué pensamiento más interesante, Aquiles. Pero es improbable que alguien pudiera dibujar un cuadro así en forma convincente.

Aquiles: Qué lástima.

Tortuga: Quizás Ud. pueda responder esto, Dr. Oso Hormiguero. ¿Una señal, desde su creación hasta su disolución, consiste siempre en la misma serie de hormigas?

Oso Hormiguero: En realidad, los individuos que forman una señal la abandonan a veces y son reemplazados por otros de la misma casta, si es que hay algunos en el área. Lo más usual es que las señales lleguen a su punto de desintegración sin ninguna hormiga en común con las de su formación inicial.

Cangrejo: Puedo ver entonces que las señales están constantemente afectando la distribución de castas a través de la colonia, y que lo están haciendo en respuesta a las necesidades internas de la colonia, lo cual a su vez refleja la situación externa a la cual se ve enfrentada la colonia. Es por eso que la distribución de castas, tal como Ud. dijo, Dr. Oso Hormiguero, se ve constantemente actualizada de forma tal que en último término refleja el mundo externo.

Aquiles: ¿Pero qué hay de esos niveles estructurales intermedios? Ud. estaba diciendo que la distribución de castas sería mejor retratada no en términos de hormigas o señales, sino en términos de equipos cuyos miembros eran otros equipos, cuyos miembros eran otros equipos, y así sucesivamente hasta llegar al nivel de hormiga. Y Ud. dijo que eso era la clave para entender cómo era posible describir la distribución de castas como piezas codificadas de información acerca del mundo.

Oso Hormiguero: Sí, ya vamos a llegar a eso. Yo prefiero darle a los equipos de un nivel lo suficientemente alto el nombre de “símbolos”. Note que este sentido de la palabra tiene algunas diferencias significativas con el sentido usual. Mis “símbolos” son SUBSISTEMAS ACTIVOS de un sistema complejo, y están compuestos de subsistemas activos inferiores… Ellos son, por lo tanto, completamente diferentes de los símbolos PASIVOS, externos al sistema, tales como las letras del alfabeto o las notas musicales, las cuales yacen ahí inmóviles, esperando un sistema activo que las procese.

Aquiles: Oh, es algo bastante complicado, ¿no es cierto? No tenía idea de que las colonias de hormigas tuvieran una estructura tan abstracta.

Oso Hormiguero: Sí, es algo verdaderamente notable. Pero todas estas capas estructurales son necesarias para el almacenamiento de los tipos de conocimiento que permiten a un organismo ser “inteligente” en cualquier sentido razonable de la palabra. Cualquier sistema que tenga el dominio del lenguaje tiene esencialmente la misma serie de niveles subyacentes.

Aquiles: Espere un momento. ¿Está Ud. insinuando que mi cerebro consiste, en el fondo, sólo en un montón de hormigas dando vueltas por ahí?

Oso Hormiguero: Oh, no, en absoluto. Me temo que Ud. lo ha tomado literalmente. El nivel más bajo puede ser totalmente diferente. Por cierto, el cerebro de los osos hormigueros, por ejemplo, no está compuesto de hormigas. Pero cuando Ud. sube uno o dos niveles en un cerebro, alcanza un nivel cuyos elementos tienen equivalentes exactos en otros sistemas de igual poder intelectual —tales como las colonias de hormigas.

Tortuga: Es por eso que sería razonable pensar en hacer corresponder su cerebro, Aquiles, con una colonia de hormigas, pero no con el cerebro de una mera hormiga.

Aquiles: Aprecio su cumplido. ¿Pero cómo sería llevada a cabo dicha correspondencia? Por ejemplo, ¿a qué corresponden en mi cerebro los equipos inferiores que Ud. llama señales?

Oso Hormiguero: Oh, yo no soy más que un aficionado en materia de cerebros, y en consecuencia no podría establecer la correspondencia en todos sus gloriosos detalles. Pero —y corríjame si me equivoco, Sr. Cangrejo— yo supongo que el equivalente cerebral de una señal de una colonia de hormigas es la excitación de una neurona; o quizás es un evento de mayor escala, tal como un patrón de excitaciones neuronales.

Cangrejo: Me inclino a pensar lo mismo. ¿Pero no piensa Ud. que, para los propósitos de nuestra discusión, delinear los equivalentes exactos no es lo esencia] en sí, a pesar de lo deseable que pudiera ser? Me parece que la idea principal es que tal correspondencia sí existe, aun cuando en este momento no sepamos cómo definirla exactamente. Sólo cuestionaría un aspecto de lo que Ud. planteó, Dr. Oso Hormiguero, y se refiere al nivel en el cual uno puede confiar que empieza la correspondencia. Ud. parece pensar que una SEÑAL puede tener un equivalente directo en un cerebro; mientras que yo creo que es sólo a partir del nivel de sus SÍMBOLOS ACTIVOS para arriba que es plausible que esa correspondencia exista.

Oso Hormiguero: Su interpretación puede muy bien ser más exacta que la mía, Sr. Cangrejo. Gracias por poner de relieve ese punto tan sutil.

Aquiles: ¿Qué es lo que hace un símbolo que no pueda hacer una señal?

Oso Hormiguero: Es algo así como la diferencia entre palabras y letras. Las palabras, que son entidades portadoras de significado, están compuestas por letras, que en sí mismas no portan significado alguno. Esto da una buena idea de la diferencia entre símbolos y señales. De hecho, es una analogía útil en la medida que Ud. tenga en mente el hecho de que las palabras y letras son PASIVAS; los símbolos y señales son ACTIVOS.

Aquiles: Así lo haré, pero no estoy seguro de entender por qué es tan vital subrayar la diferencia entre entidades activas y pasivas.

Oso Hormiguero: La razón es que el significado que Ud. atribuye a cualquier símbolo pasivo, tal como una palabra en una página, realmente deriva del significado que portan los símbolos activos correspondientes en su cerebro. De modo que el significado de los símbolos pasivos sólo puede ser apropiadamente entendido cuando está relacionado con el significado de los símbolos activos.

Aquiles: Está bien. ¿Pero qué es eso que dota de significado a un SÍMBOLO —uno activo, para ser preciso— cuando Ud. dice que una SEÑAL, que es una entidad perfectamente válida en sí misma, no tiene ninguno?

Oso Hormiguero: Todo tiene que ver con la forma en que los símbolos pueden hacer que otros símbolos sean desencadenados. Cuando un símbolo se vuelve activo, no lo hace aisladamente. Está flotando ciertamente en un medio, el cual está caracterizado por su distribución de castas.

Cangrejo: Por supuesto, en un cerebro no existe algo así como una distribución de castas, pero el equivalente es el “estado cerebral”. En él, Ud. describe el estado de todas las neuronas, y todas las interconexiones, y el umbral para excitar cada neurona.

Oso Hormiguero: Muy bien. Agrupemos entonces la “distribución de castas” y el “estado cerebral” bajo un encabezamiento común, y llamémoslos simplemente el “estado”. Ahora bien, el estado puede ser descrito en un nivel inferior o en un nivel superior. Una descripción de nivel inferior de una colonia de hormigas implicaría especificar penosamente la localización de cada hormiga, su edad y casta, y otros ítems similares. Una descripción muy detallada que no permite prácticamente ninguna comprensión global de POR QUÉ está en ese estado. Por otra parte, una descripción en un nivel superior implicaría especificar qué símbolos podrían ser desencadenados por qué combinación de otros símbolos, bajo qué condiciones, etcétera.

Aquiles: ¿Qué hay de una descripción a nivel de señales o equipos?

Oso Hormiguero: Una descripción a ese nivel caería en alguna parte entre las descripciones de nivel inferior y nivel superior. Contendría una gran cantidad de información acerca de qué está sucediendo realmente en localizaciones específicas a través de la colonia, aunque ciertamente menos que en una descripción de hormiga a hormiga, ya que los equipos consisten en grupos de hormigas. Una descripción equipo por equipo es como un resumen de una descripción hormiga por hormiga. Sin embargo, Ud. tiene que agregar cosas adicionales que no estaban presentes en la descripción hormiga por hormiga, tales como la relación entre los equipos, y el surtido de castas por aquí y por allá. Esta complicación adicional es el precio que tiene que pagar por el derecho a resumir.

Aquiles: Me parece interesante comparar los méritos de las descripciones a distinto nivel. La descripción de nivel superior parece tener el mayor poder explicativo, puesto que le da a Ud. el cuadro más intuitivo de la colonia de hormigas, aunque extrañamente omite el aspecto más importante —las hormigas.

Oso Hormiguero: Pero Ud. ve, que a pesar de las apariencias, las hormigas no son el aspecto más importante. Evidentemente si no fuera por ellas la colonia no existiría; pero algo equivalente —un cerebro— puede existir libre de hormigas. De modo que, por lo menos desde un punto de vista de nivel superior, las hormigas son prescindibles.

Aquiles: Estoy seguro de que ninguna hormiga abrazaría su teoría con entusiasmo.

Oso Hormiguero: Bueno, nunca he conocido a una hormiga con un punto de vista de nivel superior.

Cangrejo: Qué cuadro más contraintuitivo dibuja Ud., Dr. Oso Hormiguero. Pareciera que, si lo que Ud. dice es verdad, a fin de captar la estructura total, tuviera que describirla omitiendo cualquier mención a sus bloques constitutivos fundamentales.

Oso Hormiguero: Quizá pueda dejarlo un poco más claro mediante una analogía. Imagínese que tiene delante suyo una novela de Charles Dickens.

Aquiles: Los Papeles Póstumos del Club Pickwick, ¿puede ser?

Oso Hormiguero: ¡Excelente! Y ahora imagínese intentando el siguiente juego: Ud. tiene que encontrar una forma de hacer corresponder las letras con las ideas, de manera tal que los Papeles Póstumos del Club Pickwick completos tengan sentido cuando los lea letra por letra.

Aquiles: Hmm… ¿Se refiere a que cada vez que yo doy con una palabra tal como “los”, tengo que pensar en tres conceptos definidos, uno tras otro, sin lugar para variación alguna?

Oso Hormiguero: Exactamente. Ellos son el concepto “l”, el concepto “o”, y el concepto “s” —y cada vez, esos conceptos son los mismos que la vez anterior.

Aquiles: Bueno, pero suena como si eso fuera a convertir la experiencia de “leer” los Papeles Póstumos del Club Pickwick en una pesadilla indescriptiblemente aburrida. Sería un ejercicio en la falta de significado, no importa qué concepto haya asociado a cada letra.

Oso Hormiguero: Exactamente. No existe una correspondencia natural de las letras individuales con el mundo real. La correspondencia natural ocurre en un nivel superior, entre palabras y partes del mundo real. Si Ud. quisiera describir el libro, por lo tanto, no haría ninguna mención del nivel letra.

Aquiles: ¡Por supuesto que no! Describiría la trama y los personajes, y cosas así por el estilo.

Oso Hormiguero: Helo ahí. Ud. omitiría cualquier mención de los bloques constitutivos, aun cuando el libro existe gracias a ellos. Son el medio, pero no el mensaje.

Aquiles: Está bien, ¿pero qué hay de las colonias de hormigas?

Oso Hormiguero: Aquí hay señales activas en lugar de letras pasivas y símbolos activos en lugar de palabras pasivas, pero la idea se aplica igual.

Aquiles: ¿Se refiere a que yo no podría establecer una correspondencia entre señales y cosas del mundo real?

Oso Hormiguero: Descubriría que no puede hacerlo en forma tal que el desencadenamiento de nuevas señales tenga algún sentido. Tampoco tendría éxito en cualquier nivel inferior —por ejemplo, el nivel de hormiga. Sólo en el nivel de símbolo tienen sentido los patrones de desencadenamiento. Imagínese, por ejemplo, que un día estuviera Ud. observando a Madame Cologne d’Or Migas mientras yo llegara a hacerle una visita. Podría Ud. observar con todo el cuidado que quisiera y, sin embargo, probablemente no percibiría nada más que un reordenamiento de hormigas.

Aquiles: Estoy seguro de que eso es exactamente lo que sucedería.

Oso Hormiguero: Y, sin embargo, cuando yo lo observara leyendo el nivel superior en vez del nivel inferior, vería diversos símbolos dormidos siendo despertados, aquellos que se traducen en el pensamiento, “Oh, aquí está el encantador Dr. Oso Hormiguero nuevamente, ¡qué agradable!”, o palabras por el estilo.

Aquiles: Eso suena como lo que sucedió cuando nosotros cuatro encontramos todos diferentes niveles de lectura en el cuadro MU —O por lo menos TRES de nosotros lo hicimos…

Tortuga: Qué coincidencia más asombrosa el que pudiera haber tal semejanza entre ese extraño cuadro con que me topé en el Clavecín Bien Temperado y el curso de nuestra conversación.

Aquiles: ¿Piensa Ud. que es sólo coincidencia?

Tortuga: Por supuesto.

Oso Hormiguero: Bueno, espero que Ud. pueda captar ahora cómo los pensamientos en Madame Cologne d’Or Migas emergen de la manipulación de símbolos compuestos por señales compuestas por equipos compuestos por equipos de nivel inferior, y así hasta llegar a las hormigas.

Aquiles: ¿Por qué lo llama “manipulación de símbolos”? ¿Quién los manipula, si los símbolos son activos en sí mismos? ¿Quién es el agente?

Oso Hormiguero: Esto nos hace volver a la pregunta que Ud. planteara anteriormente acerca de la finalidad. Tiene razón en que los símbolos son activos en sí mismos, pero las actividades que siguen están estrictamente determinadas por el estado del sistema total en el que residen. Por eso, el sistema total es responsable de cómo sus símbolos se desencadenan unos a otros, y así es perfectamente razonable hablar del sistema total como el “agente”. Al operar los símbolos, el estado del sistema se ve lentamente transformado, o actualizado. Pero hay muchos rasgos que permanecen a lo largo del tiempo. Es este sistema parcialmente constante y parcialmente variable el que hace de agente. Uno puede darle un nombre al sistema total. Por ejemplo, Madame Cologne d’Or Migas es el “quién” de quien puede decirse que manipula sus símbolos; y Ud. es similar, Aquiles.

A quites: Ésa es una caracterización muy extraña de la noción de quién soy yo. No estoy seguro de que pueda entenderla del todo, pero pensaré en ello.

Tortuga: Sería muy interesante seguir los símbolos en su cerebro mientras Ud. piensa acerca de los símbolos en su cerebro.

Aquiles: Eso es demasiado complicado para mí. Tengo suficientes problemas sólo tratando de figurarme cómo es posible mirar una colonia de hormigas y leerla a nivel de símbolo. Ciertamente puedo imaginarme percibiéndola a nivel de hormigas; y con algo de dificultad, puedo imaginarme cómo debe ser percibida a nivel de señal, pero ¿cómo cuernos podría ser eso de percibir a una colonia de hormigas a nivel de símbolo?

Oso Hormiguero: Uno sólo aprende a través de una larga práctica. Pero cuando uno alcanza mi estadio puede leer el nivel superior de una colonia de hormigas tan fácilmente como Ud. mismo leyó el “MU” en el cuadro MU.

Aquiles: ¿Realmente? Eso debe ser una experiencia asombrosa.

Oso Hormiguero: En cierta forma, pero también es una experiencia muy familiar para Ud., Aquiles.

Aquiles: ¿Familiar para mí? ¿A qué se refiere? Nunca he mirado en una colonia de hormigas otra cosa que el nivel de hormiga.

Oso Hormiguero: Quizá no; pero las colonias de hormigas no son diferentes a los cerebros en muchos aspectos.

Aquiles: Sin embargo, nunca he visto ni tampoco leído algún cerebro.

Oso Hormiguero: ¿Y qué hay de su PROPIO cerebro? ¿No es Ud. conciente de sus propios pensamientos? ¿No es ésa la esencia de la conciencia? ¿Qué más está Ud. haciendo, sino leyendo su propio cerebro directamente a nivel de símbolo?

Aquiles: Nunca lo había pensado de esa manera. ¿Se refiere Ud. a que yo paso por alto todos los niveles inferiores y sólo veo el nivel superior?

Oso Hormiguero: Eso es lo que sucede con los sistemas conscientes. Ellos se perciben a sí mismos sólo en el nivel de símbolo y no tienen conciencia de los niveles inferiores, tales como el nivel de las señales.

Aquiles: ¿Resulta entonces que en un cerebro hay símbolos activos que están constantemente actualizándose a sí mismos de forma que reflejan el estado general del cerebro mismo, siempre en el nivel de símbolo?

Oso Hormiguero: Ciertamente. En cualquier sistema conciente existen símbolos que representan el estado cerebral que ellos simbolizan. La conciencia requiere un alto grado de autoconciencia.

Aquiles: Qué noción más extraña. Eso significa que, aun cuando en mi cerebro reina constantemente una actividad frenética, sólo soy capaz de registrar esa actividad de una sola forma, a nivel de símbolo; y que soy completamente insensible a los niveles inferiores. Es como ser capaz de leer una novela de Dickens por percepción visual directa, sin nunca haber aprendido las letras del alfabeto. No puedo imaginar que algo tan extraño como eso pueda suceder realmente.

Cangrejo: Pero precisamente esa clase de cosas si sucedió cuando Ud. leyó “MU” sin percibir los niveles inferiores de “HOLISMO” y “REDUCCIONISMO”.

Aquiles: Tiene razón, pasé por alto los niveles inferiores y vi sólo el superior. Me pregunto si también estaré pasando por alto toda clase de significados de niveles inferiores en mi cerebro al leer sólo el nivel de símbolo. Es una lástima que el nivel superior no contenga toda la información acerca del nivel inferior, de forma que al leer el superior uno también aprendiera lo que dice el inferior. Pero supongo que sería ingenuo esperar que el nivel superior codifique algo del nivel inferior, probablemente ello es filtrado y no pasa para arriba. El cuadro MU es probablemente el ejemplo más sorprendente de esto: en él, el nivel superior sólo dice “MU”, lo cual no guarda relación alguna con los niveles inferiores.

Cangrejo: Eso es absolutamente cierto. (Toma el cuadro MU para inspeccionarlo de cerca.) Hmmm… Hay algo extraño en las letras más pequeñas de este cuadro; son muy sinuosas…

Oso Hormiguero: Permítame echarle una mirada. (Observa de cerca el cuadro MU.) ¡Creo que aún existe otro nivel que todos nosotros pasamos por alto!

Tortuga: Hable sólo por Ud., Dr. Oso Hormiguero.

Aquiles: Oh, no ¡no puede ser! Déjeme ver. (Mira muy cuidadosamente.) Sé que el resto de Uds. no creerá esto, pero el mensaje de este cuadro salta a la vista. Está escondido en sus profundidades. Es simplemente una palabra, repetida una y otra vez, como un mantra —pero qué importante es: ¡“MU”! ¡Quién lo hubiera dicho! ¡Es la misma que la del nivel superior! Y ninguno de nosotros lo sospechó ni en lo más mínimo.

Cangrejo: Nunca lo hubiéramos notado de no haber sido por Ud., Aquiles.

Oso Hormiguero: Me pregunto si la coincidencia de los niveles superior e inferior sucedió por azar. ¿O fue un acto con alguna finalidad particular llevado a cabo por algún creador?

Cangrejo: ¿Cómo podría uno llegar a saberlo?

Tortuga: No veo forma de hacerlo, ya que no tenemos idea de por qué ese cuadro en particular está en la edición del Cangrejo del Clavecín Bien Temperado.

Oso Hormiguero: Aunque hemos mantenido una animada discusión, igual me las he arreglado para escuchar con una buena parte de un oído esta larguísima y compleja fuga a cuatro voces. Es extraordinariamente hermosa.

Tortuga: Ciertamente lo es. Y ahora, en sólo unos momentos más, se producirá un punto de órgano.

Aquiles: ¿Un punto de órgano no es lo que sucede cuando un trozo de música se lentifica levemente, se detiene por uno o dos momentos en una sola nota o cuerda, y entonces retoma su velocidad normal luego de un breve silencio?

Tortuga: No, Ud. está pensando en una fermata, una especie de punto y coma musical. ¿Notó que hubo una de ellas en el preludio?

Aquiles: Supongo que lo pasé por alto.

Tortuga: Bueno, ya tendrá otra oportunidad de escuchar una fermata, de hecho, se producirán un par de ellas hacia el final de esta fuga.

Aquiles: Oh, qué bien. ¿Me las indicaría con anticipación, o no?

Tortuga: Si Ud. desea.

Aquiles: Pero dígame, ¿qué es un punto de órgano?

Tortuga: Un punto de órgano es cuando una sola nota es sostenida por una de las voces en un trozo polifónico (generalmente la voz más baja), mientras las otras voces continúan con sus propias líneas independientes. Este punto de órgano está en la nota si. Ponga atención y lo escuchará.

Oso Hormiguero: Un día mientras visitaba a Madame Cologne d’Or Migas ocurrió un incidente que me recuerda su sugerencia de observar los símbolos en el cerebro de Aquiles mientras producen pensamientos acerca de sí mismos.

Cangrejo: Cuéntenos acerca de ello.

Oso Hormiguero: Madame Cologne d’Or Migas se había estado sintiendo muy sola de modo que estaba muy contenta de tener a alguien con quien conversar ese día. En agradecimiento me dijo que me sirviera las hormigas más jugosas que pudiera encontrar. (Ella siempre ha sido muy generosa con sus hormigas.)

Aquiles: ¡¿Sí?!

Oso Hormiguero: Sucede que justamente yo había estado observando los símbolos que acarreaban sus pensamientos, ya que en ellos habían algunas hormigas que se veían particularmente jugosas.

Aquiles: ¡¿Sí?!

Oso Hormiguero: De modo que me serví algunas de las hormigas más gordas que habían sido parte de los símbolos de nivel superior que había estado leyendo. Específicamente, los símbolos que eran parte de aquellos que habían expresado el pensamiento, “Sírvase cualesquiera de las hormigas que se vean apetitosas”.

Aquiles: ¡¿Sí?!

Oso Hormiguero: Desafortunadamente para ellos, pero afortunadamente para mí, los bichitos no tenían la menor idea de lo que me estaban diciendo colectivamente a nivel de símbolo.

Aquiles: ¡¿Sí?! Qué asunto más intrincado y envolvente. No tenían conciencia alguna de aquello en que estaban participando. Sus actos podían ser vistos como parte de un patrón de nivel superior, pero por supuesto ellas no tenían conciencia alguna de ello. Ah, qué pena —una ironía suprema, de hecho— que lo hayan pasado por alto.

Cangrejo: Tiene Ud. razón, Sr. T, ése fue un hermoso punto de órgano.

Oso Hormiguero: Nunca antes había escuchado uno, pero ése fue tan notable que nadie podría pasarlo por alto. Muy impresionante.

Aquiles: ¿Qué? ¿Ya se produjo el punto de órgano? ¿Cómo puedo haberlo pasado por alto si fue tan notorio?

Tortuga: Quizás estaba Ud. tan envuelto en lo que estaba diciendo que no tuvo conciencia alguna de ello. Ah, qué pena —una ironía suprema, de hecho— que lo haya pasado por alto.

Cangrejo: Dígame, ¿vive Madame Cologne d’Or Migas en una colonia de hormigas?

Oso Hormiguero: Bueno, en realidad ella es dueña de una propiedad bastante extensa. Solía pertenecerle a otro, pero ésa es una historia demasiado triste. En todo caso, su estado está en constante expansión. Vive muy suntuosamente comparada con otras colonias de hormigas.

Aquiles: ¿Cómo calza eso con la naturaleza comunista de las colonias de hormigas que Ud. nos describió anteriormente? ¡Me suena bastante inconsistente predicar el comunismo y vivir en un estado tan fantástico!

Oso Hormiguero: El comunismo se da a nivel de hormigas. En una colonia de hormigas todas las hormigas trabajan por el bien común, aun en detrimento de sus propios intereses individuales muchas veces. Ahora bien, éste es simplemente un aspecto constitutivo de la estructura de Madame Cologne d’Or Migas, pero hasta donde yo sé, ella puede incluso no tener conciencia de este comunismo interno. La mayoría de los seres humanos no tienen conciencia de nada relativo a sus propias neuronas; de hecho, siendo criaturas algo delicadas, probablemente estén felices de no saber nada acerca de sus cerebros. Madame Cologne d’Or Migas también es algo delicada; siente hormigueos cada vez que empieza a pensar en hormigas. De modo que evita pensar en ellas siempre que sea posible. En verdad dudo que ella sepa algo acerca de la sociedad comunista erigida dentro de su propia estructura. Ella cree firmemente en el liberalismo —Ud. sabe, el laissez-faire y todo eso. Así es que perfectamente tiene sentido, para mí al menos, que ella viva en una finca más bien suntuosa.

FIGURA 62. [Dibujo del autor.]

Tortuga: Justo ahora al dar vuelta la página, mientras seguía esta hermosa edición del Clavecín Bien Temperado, noté que ya viene la primera de las dos fermatas, de modo que dispóngase a escucharlas, Aquiles.

Aquiles: Lo haré, lo haré.

Tortuga: Frente a esta página hay también un cuadro muy curioso.

Cangrejo: ¿Otro? ¿Y qué viene ahora?

Tortuga: Véalo por Ud. mismo. (Le pasa la partitura al Cangrejo.)

Cangrejo: ¡Ajá! Es sólo un montón de letras. Veamos, hay cantidades variables de letras ‘J’, ‘S’, ‘B’, ‘m, ‘a’, y ‘t’. Es curioso cómo las tres primeras letras crecen y luego las tres últimas letras se encogen nuevamente.

Oso Hormiguero: ¿Puedo verlo?

Cangrejo: Pero por supuesto.

Oso Hormiguero: Oh, por concentrarse en los detalles ha pasado totalmente por alto el cuadro grande. En realidad, el grupo de letras es ‘f’, ‘e’, ‘r’, ‘A’, ‘C’, ‘H’, sin ningún tipo de repeticiones. Primero ellas se encogen y luego crecen. Aquí tiene, Aquiles, ¿cómo lo ve Ud.?

Aquiles: Déjeme ver. Hmm. Bueno, lo veo como una serie de letras mayúsculas que crecen a medida que Ud. se mueve hacia la derecha.

Tortuga: ¿Dicen algo?

Aquiles: Ah… “J. S. Bach”. ¡Oh! Ahora entiendo. ¡Es el nombre de Bach!

Tortuga: Qué curioso que Ud. lo vea de esa forma. Yo lo veo como una serie de letras minúsculas que se encogen a medida que se mueven hacia la derecha y… que forman… el nombre de… (Su hablar se lentifica levemente dilatando especialmente las últimas palabras. Luego hay un breve silencio. Súbitamente retoma el hilo como si no hubiera sucedido nada fuera de lo común.) …Fermat.

Aquiles: Oh, creo que no puede sacarse a Fermat de la cabeza. Ud. ve el Teorema Final de Fermat en todas partes.

Oso Hormiguero: Tenía Ud. razón, Sr. Tortuga, acabo de escuchar una pequeña fermata encantadora en la fuga.

Cangrejo: Yo también.

Aquiles: ¿Quiere decir que todos la escucharon menos yo? Me estoy empezando a sentir estúpido.

Tortuga: Vamos, vamos, Aquiles, no se sienta mal. Estoy seguro que Ud. no pasará por alto la Fermata Final de la Fuga (que ya viene). Pero retornando a nuestro tema anterior, Dr. Oso Hormiguero, ¿cuál es la tristísima historia a la que aludió respecto al primer dueño de la propiedad de Madame Cologne d’Or Migas?

Oso Hormiguero: El dueño anterior era un individuo extraordinario, una de las colonias de hormigas más creativas que haya existido nunca. Su nombre era Johormigann Sebastmigan Fermigat, matemático fermigatble por vocación, pero fermigatble músico por advocación.

Aquiles: ¡Qué hormisciente! Suena como que este JS fuese Basco.

Oso Hormiguero: ¿Basc… o? Bueno, como iba diciendo, inesperadamente…, en la plenitud de su poder creativo, lo sorprendió la soberana muerte. Estaba tomando el sol en un calurosísimo día de verano cuando una fantástica tempestad de truenos, lluvia y relámpagos —del tipo que sólo azota una vez cada cien años o más— se desató intempestivamente en el cielo e inundó a J. S. F. Como la tempestad se desató sin el menor aviso, las hormigas se vieron completamente desorientadas y confundidas. La intrincada organización que había sido tan delicadamente erigida a lo largo de las décadas se fue toda por el desaguadero en cosa de minutos. Fue realmente trágico.

Aquiles: ¿Quiere decir que todas las hormigas se ahogaron, lo cual obviamente significaría el fin del pobre J. S. F.?

Oso Hormiguero: En realidad, no. Hasta la última de las hormigas se las arregló para sobrevivir, nadando hacia diversas ramas y troncos que flotaban sobre el torrente tempestuoso. Pero cuando las aguas retrocedieron dejando a las hormigas de vuelta en sus terrenos, no quedaba ya organización alguna. La distribución de castas fue totalmente destruida, y las mismas hormigas no tenían la habilidad para reconstruir lo que una vez había sido una organización tan finamente calibrada. Estaban tan desamparadas como las semillas de un diente de león que dispersadas por el viento intentan reunirse nuevamente para conformar la flor. Yo mismo traté de reunir por todos los medios al pobre Fermigat nuevamente. Fielmente esparcí azúcar y queso, esperando contra toda esperanza que de alguna forma Fermigat reapareciera… (Saca un pañuelo y seca sus ojos.)

Aquiles: ¡Qué hormipotente! ¡No sabía que los Osos Hormigueros tuviesen un corazón tan grande!

Oso Hormiguero: Pero todo fue en vano. Se había ido para siempre; estaba más allá de cualquier reconstitución posible. Sin embargo, algo muy extraño comenzó a suceder entonces: durante los meses siguientes, las hormigas que habían sido componentes de J. S. F. se reagruparon lentamente, y erigieron una nueva organización. Y es así como nació Madame Cologne d’Or Migas.

Cangrejo: ¡Notable! ¿Está Madame Cologne d’Or Migas compuesta por las mismísimas hormigas que lo estaba Fermigat?

Oso Hormiguero: Bueno, originalmente lo estaba, sí. En la actualidad algunas de las hormigas más viejas ya han muerto y han sido reemplazadas. Pero aún existen muchas que se mantienen desde los días de J. S. F.

Cangrejo: ¿Y es capaz Ud. de reconocer el resurgimiento ocasional de algunos viejos rasgos J. S. F. en Madame Cologne d’Or Migas?

Oso Hormiguero: Ni uno. No tiene nada en común. Y de acuerdo a como yo lo veo, no hay razón para que debieran tenerlo. Después de todo, existen muchas formas distintas de volver a arreglar un grupo de partes para que forme una “suma”. Y Madame Cologne d’Or Migas era sólo una nueva “suma” de las partes viejas. Note Ud., no MÁS que una suma —sólo un TIPO particular de suma.

Tortuga: Hablando de la suma, esto me recuerda la teoría de los números donde uno puede ocasionalmente descomponer un teorema en sus símbolos constitutivos, volver a arreglarlos en un nuevo orden, y dar con un nuevo teorema.

Oso Hormiguero: Nunca he oído hablar de tal fenómeno, aunque confieso ser un completo ignorante en este campo.

Aquiles: Tampoco he oído hablar de él, y soy bastante versado en este campo, aunque yo mismo no debería decirlo. Sospecho que el Sr. T, está preparando uno de sus elaborados trucos. Yo ya lo conozco muy bien.

FIGURA 63. Cuando se producen emigraciones de multitudes de hormigas, a veces éstas crean puentes vivientes con sus propios cuerpos. En esta fotografía de uno de tales puentes (de Fourmi Lierre), se puede ver a las obreras de una colonia Eciton burchelli entrelazando sus patas, y a lo largo de la parte superior del puente, enganchando sus garras tarsales a fin de formar sistemas irregulares de cadenas. Se observa una lepisma simbiótica, Trichatelura manni, en el centro del puente, cruzándolo. [Tomado de E. O. Wilson, The Insect Societies (Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1971), p. 62.]

Oso Hormiguero: Hablando de la teoría de los números, esto me recuerda a J. S. F. nuevamente, pues la teoría de los números es uno de los dominios en los que se destacó. De hecho, hizo algunas contribuciones muy notables a la teoría de los números. Madame Cologne d’Or Migas, por otra parte, es notablemente lerda en cualquier cosa que tenga aún la más remota relación con las matemáticas. Además, sus gustos musicales son bastante vulgares, mientras que Johormigann Sebastmigan era extremadamente dotado para la música.

Aquiles: A mí me apasiona la teoría de los números. ¿Sería posible que Ud. nos relatara algo acerca de la naturaleza de las contribuciones de Johormigann Sebastmigan?

Oso Hormiguero: Pues bien. (Hace una pausa para tomar un sorbo de té, y luego continúaJ ¿Ha oído hablar de la infame “Conjetura Bien Tanteada” de Fourmi?

Aquiles: No estoy seguro… Me suena curiosamente familiar y, sin embargo, no la ubico bien.

Oso Hormiguero: Se trata de una idea sumamente simple. Lierre de Fourmi, matemático fourmidable por vocación, pero fourmidable abogado por advocación, estaba leyendo su ejemplar del texto clásico Arithmetica de Dihormifanto cuando dio con una página que contenía la ecuación:

2a + 2b = 2c

Inmediatamente comprendió que esta ecuación tiene infinitas soluciones para a, b, c, y entonces escribió en el margen el siguiente notable comentario:

La ecuación

na + nb = nc

tiene soluciones para enteros positivos a, b, c y n sólo cuando n = 2 (y entonces hay infinitas tripletas a, b, c, que satisfacen la ecuación); pero no hay soluciones para n > 2. He descubierto una demostración verdaderamente maravillosa de este postulado, pero desafortunadamente, es tan pequeña que sería invisible si la escribiera en el margen.

Desde aquel año, hace unos trecientos días atrás, la colonia de matemáticos ha tratado en vano de hacer ya sea una de dos cosas: o probar la proclama de Fourmi y reivindicar así la reputación de Fourmi que, aunque muy grande, ha sido un tanto empañada por los escépticos que piensan que él nunca halló la demostración que reclamaba haber hallado —o bien refutar la proclama hallando un contraejemplo: una serie de cuatro enteros a, b, c, y n, con n > 2, que satisfaga la ecuación. Hasta ahora, cada intento en una u otra dirección ha fracasado. Por cierto, la Conjetura ha sido verificada para muchos valores específicos de n —en particular, todo n hasta 125.000. Pero nadie ha tenido éxito en demostrarla para TODO n —esto es, nadie hasta que Johormigann Sebastmigan Fermigat entró en escena. Fue él quién halló la demostración que reivindicó el nombre de Fourmi. Ahora se la conoce por el nombre de “Conjetura Bien Tanteada de Johormigann Sebastmigan”.

Aquiles: ¿No debería ser llamado un “Teorema” más que una “Conjetura”, puesto que finalmente ha sido adecuadamente demostrada?

Oso Hormiguero: Estrictamente hablando, tiene Ud. razón, pero la tradición lo ha mantenido así.

Tortuga: ¿Qué tipo de música hacía Johormigann Sebastmigan?

Oso Hormiguero: Tenía grandes dotes como compositor. Desafortunadamente, su obra más grandiosa está rodeada de misterio, pues nunca llegó a publicarla. Algunos creen que la tenía entera en su cabeza; otros no son tan benévolos y dicen que probablemente nunca trabajó en ella y que todo era puro alarde de su parte.

Aquiles: ¿Cuál era la naturaleza de este magnum opus?

Oso Hormiguero: Iba a ser un preludio y fuga gigante; la fuga iba a tener veinticuatro voces y a comprender veinticuatro temas distintos, uno en cada una de las tonalidades mayor y menor.

Aquiles: ¡Ciertamente sería difícil escuchar una fuga a veinticuatro voces como un todo!

Cangrejo: ¡Y para qué decir componerla!

Oso Hormiguero: Sin embargo, lo único que conocemos de ella es la descripción que Johormigann Sebastmigan escribió en el margen de su ejemplar de los Preludios y Fugas para Órgano de Buxtehude. Las últimas palabras que escribió antes de su soberana muerte fueron:

He compuesto una fuga verdaderamente maravillosa. En ella he sumado la potencia de 24 tonalidades y la potencia de 24 temas, y he dado con una fuga con la potencia de 24 voces. Desafortunadamente, este margen es demasiado pequeño para contenerla.

Y esta pieza maestra jamás realizada recibe simplemente el nombre de “Fuga Final de Fermigat”.

Aquiles: Oh, qué insoportablemente trágico.

Tortuga: Hablando de fugas, esta fuga que hemos estado escuchando está por terminar. Hacia el final, su tema sufre un nuevo y extraño giro. (Da vuelta la página del Clavecín Bien Temperado.) Bueno, ¿qué tenemos aquí? Una nueva ilustración, ¡qué sugerente! (Se la muestra al Cangrejo.)

FIGURA 64. [Adaptación del dibujo del autor.]

Cangrejo: Bueno, ¿qué tenemos aquí? Oh, ya veo: es “HOLISMOONISMOS” escrito en letras grandes que primero se encogen y luego crecen nuevamente hasta su tamaño original. Pero esto no tiene sentido, ya que no es una palabra. Oh no, ¡ay de mí! (Se la pasa al Oso Hormiguero.)

Oso Hormiguero: Bueno, ¿qué tenemos aquí? Oh, ya veo: es “REDUCCIHOLISMO” escrito en letras pequeñas que primero crecen y luego se encogen nuevamente hasta su tamaño original. Pero esto no tiene sentido, ya que no es una palabra. Ay de mí, ¡oh no! (Se la pasa a Aquiles.)

Aquiles: Sé que el resto de Uds. no creerá esto, pero de hecho este cuadro consiste en la palabra “HOLISMO” escrita dos veces, con letras que van encogiéndose continuamente a medida que avanzan de izquierda a derecha. (Se la devuelve a la Tortuga.)

Tortuga: Sé que el resto de Uds. no creerá esto, pero de hecho este cuadro consiste en la palabra “REDUCCIONISMOS” escrita una vez, con letras que van creciendo continuamente a medida que avanzan de derecha a izquierda.

Aquiles: Por fin. ¡Esta vez sí que escuché el nuevo giro que sufrió el tema! Estoy feliz de que me lo haya indicado, Sr. Tortuga. Finalmente creo que estoy empezando a captar el arte de escuchar fugas.