Tropecé y caí. El libro se rompió y se fue corriendo hasta el bosque. Gracias a todos los que me ayudasteis a ponerme de pie, sabéis quiénes sois. Por un momento pensé que no volvería. Pero sí volvió, queridísimo libro de las narices.
Hjalmar Lundbohm existió realmente. Pero toda su historia con Elina, naturalmente, es inventada. Escarbo y miento, es mi trabajo. Golpeo a Rebecka en la cabeza y mato perros.
Hay muchos a los que quiero darles las gracias, pero aquí quiero nombrar especialmente a:
Mi editora Eva Bonnier y mi redactora Rachel Åkerstedt por vuestro gran amor, y a todas las buenas personas que tienen algo que ver con la editorial de Albert Bonnier y Bonnier Group Agency. A Elisabeth Ohlson Wallin y John Eyre por la cubierta de la edición original.
Eva Hörnell Sköldstrand y Sara Luthander Hallström, que leyeron el libro y me animaron. Malin Persson ¡Giolito! «Lee con el cuchillo en la mano», le dije. ¡Y sacó un machete! Mi madre y mi padre que, sobre todo, me ayudan con todo eso que es mi cultura, mi origen, mi región.
Curt Persson, anticuario provincial de Norrbotten, que tan generosamente ha compartido sus conocimientos sobre Kiruna en los tiempos de la Primera Guerra Mundial y sobre Hjalmar Lundbohm. Kjell Törmä, que me prestó su historia de cuando dejó el tabaco y que al final lo tuvo que secar en el microondas. Cecilia Bergman, a quien llamo siempre para preguntarle sobre la fiscalía, las leyes y el Derecho. A la catedrática Maria Allen, del Laboratorio Rudbeck de Uppsala, que explica cosas tan interesantes sobre huesos y sangre que casi quiero cambiar de trabajo. Al jefe médico Peter Löwenhielm, que me ayudó con mis muertos. Niclas Högström, que me habló de acciones antiguas. Jörgen Wallmark, del Icehotel Jukkasjärvi, que me mostró el taller. Los errores del libro son míos. He olvidado preguntar, he malentendido y he inventado porque funcionaba mejor para la historia.
Stella y Leo. ¡El libro está listo! Sé que lo habéis estado esperando. Ola, mi zorro polar, amor y gracias.
Y para el que se pregunta qué significa Hänen ej ole ko pistää takaisin ja nussia uuesti, lo traduzco más o menos así: no hay más que ponerlo de nuevo y volver a joderlo. Es decir, es tan deplorable que tiene que volver a hacerse por completo. Mi abuela podía sacar de dentro cosas como esa, que fuera una profunda creyente laestediana no era inconveniente. El idioma era un poco más especiado en Tornedalen.