NOTA FINAL

Como tal vez hayan notado algunos lectores, el autor se ha tomado ciertas libertades con el telón de fondo de Alaska en esta historia. Por ejemplo, en ningún mapa encontrarán ustedes la isla de Saint Peter, el pueblo de Port Orlov ni una carretera que vaya directamente desde la costa noroccidental hasta la ciudad de Nome. Consideren esta carretera mi regalo a los ciudadanos de Alaska.

Y, ya puestos, quisiera aprovechar este momento para dar las gracias a mi infatigable editora, Anne Groell, y a mi leal agente, Cynthia Manson, por toda la ayuda que me han prestado en este libro. Como cualquier autor sabe, escribir una novela supone un viaje largo, y es un placer tener por el camino una compañía tan maravillosa.