Capítulo IV

El séptimo día, después de que los catorce inculpados y los treinta y tres testigos de cargo hayan hecho sus declaraciones sin la menor nota discrepante, tan afinados están los actores y la escenificación, Josef Urvalek, Fiscal General, pronuncia su terrible acusación:

¡Ciudadanos jueces!

En la memoria del ser humano, no se recuerda que ninguno de nuestros tribunales democráticos y populares, haya tenido que deliberar sobre un caso semejante al de estos criminales que han venido a sentarse en el banquillo de los acusados y que deben ustedes juzgar hoy…

La fisonomía moral de estos criminales, la hemos podido observar en toda su monstruosidad. Nos hemos dado cuenta del peligro que nos había amenazado a todos. Los crímenes descubiertos, nos han hecho conocer las causas reales de los graves defectos que se habían revelado en numerosos sectores de la actividad de nuestro Partido, de nuestro Estado y de nuestra economía… Como pulpos con mil tentáculos se habían pegado al cuerpo de nuestra República para chupar su sangre y su médula…

La profunda indignación que se ha apoderado de nuestro pueblo, muestra perfectamente que está decidido a aplastar a todo individuo que pretenda menoscabar la libertad y la independencia de nuestra patria, que trate de levantar la mano contra nuestro edificio socialista, que intente suprimid la libertad que la Unión Soviética y su glorioso Ejército nos han conquistado…

Esa célula conspiradora, nació en Occidente durante la segunda guerra mundial y servía, ya entonces, a los objetivos de conquista que perseguían los países occidentales en esa guerra. Sabemos perfectamente que el desarrollo y el resultado de la guerra, fueron distintos a los pretendidos por los planes y los preparativos de los imperialistas occidentales. Hicieron una mala jugada cuando trataron, sirviéndose de Hitler, de destruir a la Unión Soviética. No lo consiguieron… La profecía genial del camarada Stalin se ha cumplido. He aquí lo que predijo en 1934: ”No cabe ninguna duda de que la segunda guerra, contra la Unión Soviética no provocará más que la derrota total del agresor, la revolución en algunos países de Europa y de Asia, y el aplastamiento de los gobiernos burgueses y de los grandes terratenientes de esos países ”.

La Unión Soviética ha destrozado el Tercer Reich nazi, así como el Japón del Mikado… Gracias a la victoria de la URSS y de su glorioso ejército libertador, los gobiernos burgueses de los grandes terratenientes, han sido aplastados a partir de 1945, en numerosos países de Europa y de Asia, así como en el nuestro…

Los imperialistas americanos, esos sucesores salvajes de Hitler… se esfuerzan para impedir la caída que les predice la evolución histórica…

Ya durante la segunda guerra mundial, los imperialistas angloamericanos mantenían una red –toda una serie de gobiernos exilados, compuestos por emigrados de los países ocupados por los nazis– llamada a asegurar, después de la derrota de la Alemania nazi, la reconstitución en esos países, en bastiones para una nueva guerra de saqueo contra la URSS…

Esta primera agencia, compuesta por los elementos burgueses nacionalistas y fascistas más reaccionarios, fue destruida.

Sin embargo, pronto se vio que los imperialistas, emprendiendo una partida cuya apuesta era el destino de los países liberados por el Ejército Soviético, habían intentado hacer trampas jugando una carta falsa. Las resoluciones tomadas en 1948 y 1949 por la Oficina de Información de los Partidos Comunista y Obrero que desenmascararon en toda su profundidad la traición de la camarilla de Tito en Yugoslavia, han demostrado hasta la evidencia, con el ejemplo de la misma Yugoslavia titista, de qué carta se trataba y lo que había de peligroso en esta falsa carta. Esas resoluciones, han mostrado que la burguesía sigue siendo fiel a la vieja costumbre de reclutar espías y provocadores en el seno mismo de los partidos de la clase obrera, de descomponer esos partidos desde el interior y de someterlos. En Yugoslavia lo han conseguido. Pero las resoluciones de la Oficina de Información han dado un golpe fulminante, no sólo a la camarilla de Tito, sino particularmente, a los imperialistas occidentales. La camarilla de Tito, a la cual reservaban el innoble papel de traidora, papel que debía representar cuando los imperialistas americanos hubiesen desencadenado una guerra contra la Unión Soviética, ha sido desenmascarada y descubiertos sus propósitos delante del mundo entero, gracias a la gran experiencia que el Partido Comunista de la URSS ha acumulado en el transcurso de su historia.

…poco a poco, esas agencias, que se habían implantado en el mismo seno de los partidos comunistas y obreros que ostentan el poder en los países de democracia popular, han sido al fin desenmascaradas. Gracias a la vigilancia del pueblo trabajador y de los partidos comunistas, ha sido descubierta y puesta a buen recaudo, la banda de traidores de Laszlo Rajk en Hungría, la de Traitcho Kostov en Bulgaria, y la de Kotchi Dzodze en Albania, lo mismo que la de Patrascanu en Rumania y la de Gomulka en Polonia…

Los protectores imperialistas de la república burguesa de antes de Munich, desde el comienzo de la segunda guerra mundial, han organizado solapadamente en el seno del partido dirigente de nuestro país, su reserva estratégica. No es una casualidad que, salvo algunos otros espías reclutados más tarde, seis de los acusados volvieran a nuestro país en calidad de espías que trabajaban para los servicios de espionaje extranjeros, con el fin de realizar tareas de larga duración: Clementis, Lóbl, Sling, Frejka, Hajdu y André Simone… Y no ha sido tampoco casualidad que fuese justamente Herman Field, espía notorio, íntimo colaborador de Allan Dulles, cabeza del Servicio de Información americano en Europa central y oriental, quien reclutase sus agentes para el Trust Found, organización que se dice de beneficencia, pero que es, en realidad, una organización de espionaje que atraía a los emigrados desde el comienzo de la ocupación de Polonia. Otra organización de espionaje, utilizada como tapadera, la USC, funcionaba en Suiza al servicio de Noel Field…

Por orden de los imperialistas americanos, Slansky ha agrupado en torno suyo a esta vasta banda de conspiradores de la cual ha llegado a ser el «atamán», es decir, el jefe indiscutible…

La declaración del testigo Oskar Langer, agente sionista internacional, demuestra que Slansky era el verdadero dirigente de todos los nacionalistas burgueses judíos y que, en una entrevista que tuvo con él, Slansky había dicho varias veces que era necesario colocar en los puestos «importantes» de la vida económica, política y pública a los sionistas y a los nacionalistas burgueses judíos. A su parecer, esa gente nos era indispensable y no había que tener en cuenta el hecho de que por su origen, perteneciesen a la clase explotadora… Y además, ¿quiénes eran sus amigos más íntimos desde su juventud hasta nuestros días? ¡Están todos en este tribunal, delante del pueblo! Geminder, Frejka, Reicin, Sling y compañía, todos viejos agentes sionistas, y con ellos, una corte entera de otros sionistas que ocupaban puestos importantes. ¡Slansky que ha tratado en vano de ocultar su rostro de nacionalista burgués judío… termina su carrera delante del Tribunal del Pueblo, acusado de crímenes sancionados por nuestro código penal con severo rigor… Esos odiosos traidores, se han introducido en los sectores más importantes del aparato del Partido y del Estado, gracias a su patrón, Slansky, y a su vez, cada uno de ellos ha hecho todo lo posible para colocar en los puestos de responsabilidad de su sector, individuos hostiles a su imagen y semejanza…

… ¿quiénes son los hombres y los grupos de hombres, entre los cuales Slansky reclutaba sus satélites para el núcleo de conspiración contra el Estado? Con los trotskistas era con los que estaba más identificado, incluso después de la liberación de la República… Después de la experiencia histórica que ha realizado la URSS y que sirve de ejemplo a la clase obrera del mundo entero, no hubiesen podido nunca presentar a las masas una plataforma capaz de engañarlas. Por esta razón, simularon aceptar las justas decisiones del Partido y del Gobierno y someterse a ellas, aunque Slansky las realizaba a su manera… saboteándolas…

El tercer grupo importante en el que Slansky reclinaba los malhechores para su núcleo era el de los sionistas. Creo que es necesario que me ocupe más detalladamente del movimiento sionista. Primero, porque hay entre los acusados once adeptos de las organizaciones sionistas que se han puesto al servicio del imperialismo americano.

Pero hay otra razón: el proceso muestra a todos los partidos comunistas y obreros, el peligro que representa para ellos el sionismo como agencia del imperialismo americano. Desde siempre, las organizaciones sionistas han estado ligadas, por los miles de hilos de los intereses de clase, al capitalismo mundial. Han sido siempre, por consiguiente, organizaciones peligrosas para la lucha libertadora de la clase obrera…

El peligro que representa para el mundo la existencia de las organizaciones internacionales sionistas, se ha incrementado después del establecimiento del protectorado Americano, llamado Estado de Israel. Aun después de la fundación del Estado de Israel, la sede principal de las organizaciones sionistas sigue estando en América. Allí, los sionistas cuentan con numerosos partidarios entre los monopolistas americanos que determinan toda la política agresiva de Estados Unidos… Así los agentes sionistas del núcleo de conspiración de Slansky, con sus maniobras criminales, prestaban servicios, no al pueblo trabajador de Israel, sino sobre todo a los designios de los imperialistas americanos que tienden a la dominación mundial y a la guerra. Su cosmopolitismo se alía perfectamente con el nacionalismo burgués judío; son verdaderamente el anverso y reverso de una moneda acuñada en la Casa de la Moneda de Wall Street…

Esos criminales que ven ustedes en el banquillo de los acusados, se han aprovechado impunemente de la repugnancia hacia el antisemitismo que han tenido siempre los pueblos checo y eslovaco; sobre todo después de la segunda guerra mundial, durante la cual los esbirros de Hitler, ciegos de rabia racista, exterminaron en masa a los judíos en los campos de concentración y en las cámaras de gas. Mercaderes, fabricantes, elementos burgueses, judíos de toda especie, se aprovecharon de esta circunstancia para introducirse en el Partido y, después de conseguirlo, y rechazando todas las críticas, disfrazar su perfil de enemigos jurados de la nación, escudándose en los sufrimientos de los judíos en la época de los crímenes nazis…

Nuestro pueblo sabe muy bien que nuestro Partido no renunciará nunca al internacionalismo proletario, y que en este proceso, juzgamos solamente a los criminales que han atentado contra la seguridad del Estado, a los mercaderes sionistas de alto copete, a los agentes de los imperialistas occidentales…

Es evidente y además, lógico, que Slansky haya colocado preferentemente a sionistas en los sectores más importantes de la economía del Estado y del aparato del Comité Central del Partido Comunista Checoslovaco…

El proceso nos muestra, con toda crudeza, el peligro que representa para nosotros el sionismo. Pero tiene también un alcance internacional, pues esta advertencia no se dirige solamente a nuestro Partido Comunista, sino también a los otros partidos comunistas y obreros para que impidan por todos los medios que esa peligrosa agencia de los imperialistas americanos invada sus filas…

Slansky, se rodeó de individuos de su misma ralea: sionistas, trotskistas, servidores de la burguesía durante la Primera República, y lacayos de los imperialistas americanos en su promoción posterior…; y sabía dónde encontrarlos: entre los que, después de la guerra, han venido de los países occidentales, donde mantenían actividades de espionaje y de amistad con los representantes del mundo imperialista, sionistas, trotskistas, nacionalistas burgueses, colaboradores y otros enemigos del pueblo checoslovaco…

El primer cuidado de Slansky y de sus acólitos fue el de asegurarse la dominación absoluta del Partido y hacer de este instrumento de la clase obrera para la edificación del socialismo, un medio para la restauración del capitalismo. Han violado todos los principios fundamentales que dan fuerza revolucionaria a nuestro Partido, que hacen posible su actividad y que le aportan el cariño de todos los trabajadores. Han subordinado los órganos elegidos, al aparato del Partido… rechazando los métodos de persuasión paciente y sistemática. Del trabajo político con las masas, preferían el ordeno y mando. Saboteaban y oprimían los principios del centralismo democrático, de la democracia interior del Partido: la crítica y la autocrítica. Aprovechándose de su posición en el aparato se proponían, llegado el momento oportuno, obligar al Partido a dar media vuelta arrastrándole, siguiendo el ejemplo de Tito, al campo de los traidores al socialismo, poniendo a la República entera bajo la tutela de los imperialistas americanos… Los secretarios y dirigentes del aparato del Partido en las regiones industriales, eran aventureros sionistas, extranjeros y gente hostil al Partido y al pueblo…

Pero tengo que señalar que, a pesar de los esfuerzos hechos por los conspiradores para apoderarse del Partido, para cambiar su carácter revolucionario y hacerle incapaz de cumplir su misión histórica, no consiguieron su objetivo… El Partido, con Klement Gottwald a su cabeza, ha sostenido desde el principio, una lucha abierta contra ellos. Poco a poco, fue desenmascarando a varios de los elementos criminales terminando por descubrirlos a todos. Hoy, ese montón de criminales al servicio de Slansky, tiene que dar cuenta de sus fechorías. El Partido ha salido victorioso de esta lucha, como era inevitable. El Partido y sus dirigentes bolcheviques, seguirán conduciendo a nuestro pueblo por el camino triunfal del socialismo…

Los parlamentos del proceso han revelado los objetivos comunes de Tito y de Slansky. También han demostrado claramente que todos los saqueos y sabotajes de la economía de nuestro país, pretendían conseguir lo que la misión de la UNRRA no había logrado hacer y lo que ha aportado a los países satélites el plan Marshall: crear en un país empobrecido, las condiciones para la restauración de los monopolios americanos. De esta manera han tomado parte en la realización de la gran conspiración contra la URSS y en los preparativos de una nueva guerra…

El presente proceso ha mostrado una vez más, el carácter criminal de los planes de los imperialistas occidentales que tienden al desencadenamiento de una nueva y destructora guerra mundial contra la URSS y los países del campo de la paz… Frente a esos planes de locura, el Partido y el Gobierno, de acuerdo con todos los hombres honrados, consagran todos su dedicación a nuestro Ejército, ejército de paz, para que sea capaz, como el invencible Ejército Soviético, su gran aliado e inspirador, según la tradición gloriosa de los ejércitos husitas, de aplastar completamente a aquellos cruzados modernos que osen violar las fronteras sagradas de nuestro país y atenten contra nuestra libertad. Nuestro ejército, que es un ejército verdaderamente popular, es el orgullo de nuestro pueblo y tiene todo su cariño…

Nuestro pueblo se ha enterado con indignación y con justa cólera que los conspiradores habían dirigido sus esfuerzos criminales incluso contra el Ejército, para que fuese incapaz de defender nuestro suelo, nuestra independencia y nuestra felicidad. La fuerza de nuestro Partido ha hecho fracasar esos planes infames y nuestro Ejército, gracias a sus nuevos jefes, se ha convertido en un ejército temible. Nuestro pueblo, fuertemente acorazado, está dispuesto a recibir al agresor, armado de los pies a la cabeza…

Los conspiradores se habían asegurado también las posiciones claves del aparato de la Seguridad para poder disimular sus fechorías, borrar las huellas, hacer todo lo posible para no ser desenmascarados…, facilitar la actividad subversiva de los servicios de información imperialistas y del resto de los diversos elementos reaccionarios… Karel Svab…, colocado por Slansky en la Seguridad, conocía perfectamente todos los puestos copados por el núcleo de la conspiración en los diferentes sectores, así como las actividades subversivas… Transmitía todos esos informes y denuncias a Slansky, le informaba minuciosamente, pero por orden de este último, protegía a esos malhechores… Cuando se comprobó que los servicios de espionaje americanos y titistas poseían una vasta red de espionaje en Checoslovaquia, fue Svab quien se encargó de descubrirla. Había comprobado que Field colaboraba con Frejka, Goldmann y Lobl…, conocía también nuevos hechos importantes que probaban la colaboración de Field con otros traidores al pueblo checoslovaco…, pero por orden de Slansky, no proseguía su investigación más que para tapar e impedir el descubrimiento de los conspiradores. Así, los espías y los traidores se quedaron en los puestos que ocupaban. Svab permitió de este modo a muchos trotskistas, al grupo trotskista de los antiguos miembros de las Brigadas Internacionales y a los trotskistas del Ministerio de Asuntos Exteriores, que continuasen su actividad criminal… Quienes trataron de arrojar el descrédito sobre nuestro aparato de la Seguridad y de abusar de él están hoy en el banquillo de los acusados.

Slansky, su grupo de conspiración y otros elementos criminales asociados a ese grupo, trabajaron desde el principio siguiendo las instrucciones y estando al servicio de los imperialistas occidentales que dirigían su actividad por medio de órdenes y gran cantidad de agentes secretos. Entre todos esos agentes, Koni Zilliacus ocupa una posición muy especial: maestro malabarista en política. Este honorable gentleman,[45] por lo menos a primera vista, viaja por toda Europa presentándose bajo la máscara de un laborista progresista. Ha venido a Checoslovaquia muchas veces. Pero no volverá. Ya no puede representar su papel… Aconsejamos amistosamente a los trabajadores ingleses que le vigilen con cuidado…

Slansky sabía muy bien quién era Koni Zilliacus. Sabía que Zilliacus era un espía, ya viejo en el oficio, que no tenía nada que aprender…

La primera entrevista entre Slansky y Zilliacus tuvo lugar en 1946; la segunda en otoño de 1947… Desde la primera entrevista se establecieron relaciones permanentes entre Slansky y Zilliacus. Con este fin, Slansky se sirvió de los correos diplomáticos del Ministerio de Asuntos Exteriores, de sus cómplices en el aparato de ese Ministerio, y de sus cómplices en el aparato del Partido, como Geminder, Goldstücker, Kratochvil, Kavany tantos otros…

Pero Zilliacus tenía que «ocuparse» no sólo de Checoslovaquia, sino también de la Polonia Democrática Popular, donde mantenía relaciones con el agente imperialista Gomulka, y de Yugoslavia, donde colaboraba con Tito y sus cómplices… Fue también él quien defendió a voz en grito a su protegido Tito, cuando este último fue desenmascarado como traidor por la resolución de la Oficina de Información. Incluso cuando Zilliacus había ya defendido abiertamente a Tito, Slansky y su núcleo de conspiración contra el Estado no interrumpieron sus relaciones con él. Zilliacus personifica el lazo más sólido que ligaba al grupo de Slansky con los imperialistas occidentales…

En este proceso, once de los catorce acusados han sido detenidos bajo la acusación de espionaje. El espionaje, uno de los crímenes contra el Estado más execrables, está tan indisolublemente ligado con la alta traición que se confunde con ella…

En lo que se refiere a los verdaderos objetivos del núcleo, Slansky mismo los reconoce: «He trabajado, creando las condiciones necesarias, para que el núcleo pudiese tomar el poder… He engañado, a Klement Gottwald, he tratado de aislarle, me he esforzado, como un verdadero enemigo, para causar perjuicios de toda índole…».

Slansky no se ha detenido siquiera delante de Klement Gottwald. Ya había tomado sus disposiciones para poner fin a la vida del guía querido del pueblo. Designó como médico de cabecera del Presidente Gottwald, al doctor Haskovec, ¡francmasón, colaborador y enemigo! Confiesa: «Yo calculaba que en el caso de que nos apoderásemos del poder, sería necesario que nos desembarazásemos de Klement Gottwald… pensaba servirme del doctor Haskovec…» y sin duda alguna lo habría hecho…

Todas las acusaciones han sido confirmadas en el curso del proceso por las pruebas y por las confesiones de los acusados, tanto en lo que se refiere a los elementos como a los delitos incriminados, al mismo tiempo que a su calificación.

Antes de concluir, es necesario que responda a una pregunta. ¿Cómo ha sido posible que esos saboteadores hayan podido zapar de una manera tan peligrosa las bases de la República y disimular sus crímenes al Partido, a los órganos de la sociedad y al pueblo…? En realidad, no ha sido fácil desenmascararlos, ya que ocupaban cargos de primera importancia… Pero no han logrado meter la mano en el corazón y en el cerebro de nuestro Partido. Sólo una ínfima proporción ha conseguido introducirse en el Comité Central del Partido. Durante cierto tiempo han podido falsear la acertada política de nuestro Partido, falsificar informes, cifras, expedientes de los cuadros, engañar a la Dirección gottwaldiana del Partido e incluso engañar con insolencia al mismo Presidente. Pero todo tiene un límite…

Manipulaban el trabajo de cuadros, las cuestiones económicas, la elaboración de pactos internacionales y, en resumidas cuentas, engañaban siempre y por todos lados. Y cuando era necesario, sabían también camuflarse detrás de una cortina de humo. Cuando empezaron a oírse en la población, protestas contra los sionistas, gritaron muy alto el peligro del antisemitismo para ocultar que defendían los intereses de clase de la burguesía judía y que estaban ligados, por mediación del sionismo mundial, al imperialismo americano…

Y esto no es todo. ¡Ni mucho menos! Se escondían detrás del carné de miembros del Partido Comunista, detrás de ese carné rojo que ha sido cantado por uno de nuestros poetas. Pero se disfrazaban en vano. El Partido, bajo la dirección del Presidente Gottwald, ha aplastado a tiempo a esa banda de traidores… Nuestro pueblo nunca agradecerá suficientemente al Presidente Gottwald su trabajo sistemático para hacer fracasar todas las tentativas criminales de los conspiradores que atentaban contra la República…

¡Ciudadanos jueces!

¡Checoslovaquia no será una nueva Yugoslavia!

En el XIX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, el camarada Malenkov ha subrayado la extrema importancia que había tenido para la victoria del país de los Soviets, en la gran guerra patriótica, la lucha implacable que el Partido Comunista de la URSS había sostenido contra los malhechores de la camarilla de Trotsky y Bukharine, y la extrema importancia que tuvo su aplastamiento. Nosotros nos encontramos, justamente hoy, frente a una banda de innobles traidores y vendidos de la misma ralea. Esta banda se preparaba también para hundir su daga en la espalda de su pueblo en el caso de que nuestro país fuese atacado por el enemigo, sirviendo así los designios de los imperialistas americanos. Esos criminales no son solamente los enemigos de nuestro país, sino también los de toda la humanidad pacífica. Su detención, que ha impedido la realización de sus crímenes, no es únicamente una victoria de nuestro país, sino, al mismo tiempo, una nueva y penosa derrota de los imperialistas americanos y una nueva victoria de la paz y de la democracia…

Los conspiradores han causado a nuestro país inmensas pérdidas que se cuentan por miles de millones y, sin embargo, llevamos a cabo victoriosamente las tareas del plan quinquenal y edificamos una vida nueva, una vida resplandeciente, tanto para nosotros como para las generaciones que nos seguirán. El esfuerzo infatigable de las masas, de millones de trabajadores, se enfrenta con un puñado de conspiradores. Estos últimos días han llegado millares de cartas al tribunal, que expresan la indignación escandalizada de nuestros trabajadores y, al mismo tiempo, su firme decisión de reparar, lo más pronto posible, todos los daños que nos han causado esos vendidos al imperialismo… Cada vez más vigilante, cada vez más firme, más cohesionado alrededor de sus dirigentes y de Klement Gottwald, nuestro Partido conduce al pueblo hacia un porvenir resplandeciente…

¡Ciudadanos jueces!

En nombre de nuestros pueblos, cuya libertad y felicidad ha estado en peligro por las maniobras de estos criminales, en nombre de la paz contra la cual han conspirado de una manera infame, pido la pena de muerte para todos los acusados. ¡Que vuestro veredicto caiga sin la menor piedad sobre sus cabezas, como si fuese un puño de hierro! ¡Que el fuego consuma hasta la raíz este árbol gangrenado de traición! Pero que también, sea como el sonido de una campana que recorra enteramente nuestra bella patria, cantando sus nuevas victorias en su camino hacia el amanecer socialista.