Capítulo III

[1] Este detalle es una racionalización de la idea de renacer del padre iniciador y hermafrodita.

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[2] Vishnu Purana, 23; Bhagavata Purana, 10:51; Harivansha, 114. Lo anterior está basado en la versión de Heinrich Zimmer: Maya, der indische Mythos (Stuttgart y Berlín, 1936), pp. 89-99.

Compárese a Krishna, en su papel de Mago del Mundo, con el africano Edshu (p. 48, supra). Comparar también con el engañador polinesio Maui.

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[3] “Taliesin”, traducido por Lady Charlotte Guest en The Mabinogion Everyman’s Library, N° 97, pp. 263-264).

Taliesin, “Jefe de los Bardos del Occidente”, puede haber sido un personaje histórico real del siglo VI d.C., contemporáneo del jefe que convirtió en el “Rey Arturo” de los romances posteriores. La leyenda bardo y los poemas sobreviven en un manuscrito del siglo XIIII, “El Libro de Taliesin”, que es uno de los “Cuatro Antiguos Libros de Gales”. Un mabinog (galés) es un aprendiz de bardo. El término mabinogi (instrucción juvenil) denota el material tradicional (mitos, leyendas, poemas, etc.) que se enseñaba al mabinog y que era su deber aprender de memoria. Mabinogion, plural de mabinogi, fue el nombre que dio Lady Charlotte Guest a su traducción (1838-49) de los once romances de los “Libros Antiguos”.

El mundo poético de Gales, así como el de Irlanda y Escocia, desciende de un muy antiguo y abundante acervo de mitos paganos y célticos. Este fue transformado y vivificado por los misioneros y cronistas cristianos (siglos V y siguientes), quienes registraron las viejas historias y trataron trabajosamente de coordinarlas con la Biblia. Durante el siglo X, un brillante período de producción de romances, centrado sobre todo en Irlanda, convirtió la herencia en una importante fuerza contemporánea. Los bardos célticos fueron a las cortes de la Europa cristiana; y los temas célticos fueron repetidos por los juglares paganos escandinavos. Una gran parte de los cuentos de hadas europeos, tanto como los fundamentos de la tradición artúrica, se remonta a este primer gran período creador del romance occidental. (Ver Gertrude Schoepperle, Tristan and Isolt, A Study of the Sources of the Romance, Londres y Frankfort del Meno, 1913).

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[4] Harva, op. cit., pp. 543-544, cita “Pervyi buryatskii shamán Morgón- Kara”, Isvestiya Vostochno-Siberskago Otdeía Russkago Geograficheskago Obshchestva, XI, 1-2 (Irkutsk, 1880), pp. 87 ss.

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[5] John White, The Ancient History of the Maori, his Mythology and Traditions (Wellington, 188649), vol. II, pp. 167-171.

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[6] Grimm, N° 79.

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[7] C. G. Jung, The Integration of Personality, p. 59.

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[8] Ver Apolonio de Rodas, Argonáutica; la fuga se refiere en el Libro IV.

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[9] Ko-ji-ki, “Crónicas de asuntos antiguos” (712 d.C), adaptado de la traducción por C. H. Chamberlain, Transactions of the Asiatic Society of Japan, vol. X, suplemento (Yokohama, 1882), pp. 24-28.

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[10] Jaimuniya Upanishad Brahmana, 3. 28. 5.

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[11] En muchos mitos del héroe en el vientre de la ballena, éste es rescatado por pájaros que abren un lado de su prisión.

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[12] Frobenius; Das Zeitalter des Sonnengottes, pp 85-87

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[13] Ko-ji-ki, según Chamberlain, op. cit., pp. 52-59.

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[14] Shinto, “El Camino de los Dioses”, la tradición nativa japonesa, que se distingue del Butsudo importado, o “Camino del Buddha”, es una forma de devoción a los guardianes de la vida y de las costumbres (espíritus locales, fuerzas ancestrales, héroes, el rey divino, los padres vivos, los hijos vivos) que se distinguen de las fuerzas que originan la liberación del cielo (Bodhisattyas y Buddhas). El camino de la plegaria es primariamente el de cultivar y preservar la pureza de corazón: “¿Qué es una ablución? No es solamente la limpieza del cuerpo con agua bendita, sino seguir el Camino de la Justicia y de la Moral” (Tomo be-no-Yasutaka, Shinto-Shoden-Kuju). “Aquello que complace a la deidad es la virtud y la sinceridad, no las ofrendas materiales”, (Shinto Gobusho).

Amaterasu, antepasada de la casa real, es la divinidad principal de un numeroso panteón, pero es sólo la más alta manifestación del invisible, del trascendente pero inmanente Dios Universal. “Las Ochocientas Miriadas de Dioses no son sino manifestaciones diferentes de una deidad única. Kunitokotachi-no-Kami, el Eterno Ser Divino de la Tierra, el Ser Primordial del Cielo y de la Tierra, la Gran Unidad de todas las Cosas que existen en el Universo, y existe eternamente desde el principio hasta el fin del mundo”. (Izawa-Nagahide, Shinto-Ameno-Nuboko-no-ki). “¿Qué deidad adora Amaterasu con su abstinencia en la Planicie del Alto Cielo? Ella adora un propio ser interior como una deidad, intenta cultivar la divina virtud en su propia persona por medio de la pureza interior y así se vuelve una con la Deidad” (Ichijo-Kaneyoshi, Nihonshoki-Sanso).

Puesto que la Deidad es inmanente en todas las cosas, todas las cosas han de verse como divinas, desde las cacerolas de la cocina hasta el Mikado: esto es Shinto, “El Camino de los Dioses”. El Mikado, que ocupa la posición más alta, recibe la más grande reverencia, pero no una reverencia diferente en especie a la que se da a todas las otras cosas: “La deidad que inspira temor se manifiesta a sí misma hasta en la sola hoja de un árbol o en una delicada brizna de hierba” (Urabe-no-Kanekuni). La función de la reverencia en Shinto es honrar a esa Deidad en todas las cosas; la función de la pureza es sostener su manifestación en uno mismo —siguiendo el augusto modelo de la divina adoración de sí misma de la diosa Amaterasu—. “Con el Dios invisible que ve todas las cosas secretas en el silencio, el corazón del hombre sincero comulga con la tierra” (de un poema del empeador Meiji). Todas las citas anteriores pueden encontrarse en Genchi Kato, What is Shinto? (Tokio, Maruzen Company Ltd., 1935); ver también Lafcadio Hearn, Japan, An Interpretation (Nueva York, Grosset and Dunlap, 1904).

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[15] Comparar con el Credo cristiano: “Descendió a los Infiernos, y al tercer día resucitó de entre los muertos…”

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[16] Enlil era el dios del aire de los sumerios, Nanna el dios de la luna, Enki el dios del agua y el dios de la sabiduría. En el momento de la composición de este documento (3er. milenio a.C.) Enlil era la divinidad principal del panteón sumerio. Se encolerizaba fácilmente. Él fue quien envió el Diluvio. Nanna era uno de sus hijos. En los mitos el benigno dios Enki aparece en forma típica en el papel de auxiliador. Él es el patrón y consejero tanto de Gilgamesh como del héroe del diluvio, Atarhasis-Utnapishtim-Noé. El motivo de Enki contra Enlil es presentado en la mitología clásica en la oposición de Poseidón y Zeus (Neptuno contra Jove).

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[17] Kramer, op. cit., pp. 87, 95. La conclusión del poema, de este valioso documento de las fuentes de los mitos y símbolos de nuestra civilización se ha perdido para siempre.

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[18] Mateo, 26:51; Marcos, 14 47, Juan, 18:10.

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[19] Mandukya Upanishad, 5.

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[20] Washington Irving, The Sketch Book, “Rip van Winkle”.

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[21] Los fenianos eran los hombres de Finn MacCool, todos gigantes. Oisin, que era el hijo de Finn MacCool, había sido uno de ellos. Pero su época había pasado desde mucho tiempo atrás, y los habitantes del país ya no eran los grandes de antaño. Las leyendas de los gigantes arcaicos son comunes a las tradiciones populares de todas partes; ver, por ejemplo, el mito mencionado supra, (p. 179-181) del rey Muchukunda. A este respecto son también comparables las vidas de los patriarcas hebreos: Adán vivió novecientos treinta años, Set, novecientos doce, Enós, novecientos cinco, etc., etc. (Génesis, 5.)

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[22] Curtin, op. cit., pp. 332-333.

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[23] Sir James G. Frazer, La rama dorada, p. 668.

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[24] Ibid., pp. 669-670.

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[25] Adaptado de Las mil y una noches, ed. cit., vol. I, pp. 1084-1096.

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[26] “No sabía lo que decía, porque estaban espantados”, Marcos, 9:6.

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[27] Mateo, 17:1-9.

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[28] Hay un cierto elemento de comicidad en el proyecto inmediato de Pedro (anunciado cuando la visión está todavía delante de sus ojos) de convertir lo inefable en un cimiento de piedra. Sólo seis días antes, Jesús le había dicho: “tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré yo mi iglesia”, y un momento después: “no sientes las cosas de Dios, sino las de los hombres”. (Mateo, 16: 18, 23.)

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[29] El texto principal de la religiosidad devota de los hindúes modernos; es un diálogo ético de dieciocho capítulos; aparece en el libro VI del Mdhabharata que es el equivalente hindú de la Ilíada.

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[30] Bhagavad Gita, 11; 1:45-46, 2:9. De la traducción de Swami Nikhilananda (Nueva York, 1944).

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[31] “Om. La cabeza del caballo del sacrificio es el amanecer, su ojo es el sol, su fuerza vital el aire, su boca abierta el fuego llamado Vaishvanara y su cuerpo es el año. Su espada es el cielo, su vientre el firmamento, sus cascos la tierra, sus cuatro costados los cuatro cuartos de la tierra, sus costillas los cuartos intermedios, sus miembros las estaciones, sus coyunturas los meses y las quincenas, sus patas son los días y las noches, sus huesos son las estrellas y su carne las nubes. Su alimento digerido a medias es arena; sus venas, los ríos; su hígado y su bazo, las montañas; sus pelos, las hierbas y los árboles. Su parte anterior es el sol que asciende, su parte posterior es el sol que desciende, sus bostezos son relámpagos, las sacudidas de su cuerpo son los truenos, su orina es la lluvia y sus relinchos son la voz” (Brihadaranyaka Upanishad, 1, 1, 1; traducido por Swami Madhavananda, Mayavati, 1934).

…el arquetipo,

Cuerpo de vida, deseo carnívoro y en punta,

Suspenso por sí mismo en anchas alas de tormenta: mas los ojos

Eran chorros de sangre, los ojos arrancados; sangre oscura

Corría desde las tristes cuencas a la punta del pico.

Llovía por los yermos espacios de los cielos vacíos.

Mas la gran Vida prosiguió; y la gran Vida

Era hermosa y bebió su derrota y devoró

Como alimento su hambre.

(Robinson Jeffers, Cawdor, p. 116)

El Árbol Cósmico es una bien conocida figura mitológica (Yggdrasil, el Fresno del Mundo, de las Eddas). La mantis desempeña un papel más importante en la mitología de los bosquimanos del sur de África (ver también lám. XVI).

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[32] El Jainismo es una religión hindú heterodoxa (niega la autoridad de los Vedas) que en su iconografía revela ciertas huellas extraordinariamente arcaicas (ver pp. 239 ss., infra.).

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[33] Summa contra Gentiles, V, 3.

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[34] Kena Upanishad, 2: 3.

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[35] Bhagavad Gita, 11:53-55.

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[36] Mateo, 16:25.

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[37] Shankaracharya, Vivekachudamani, 542 y 555.

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[38] Bhagavad Gita, 2:22-24

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[39] Ibid., 3:19 y 3:30.

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[40] “Taliesin”, op. cit., pp. 264-274.

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[41] Ovidio, Metamorfosis, XV, 252-255.

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[42] Grimm, n° 50; conclusión.

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