[1] Apuleyo, El asno de oro, cap. IX.
[2] Knud Leem, Beskrivelse over Finmarkens Lapper (Copenhague, 1767), pp. 475-478. Se encuentra una traducción al inglés en el libro de John Pinkerton, A General Collection of the Best and Most Interesting Voyages and Travels in all Parts of the World (Londres, 1808), Vol. I, pp. 477-478.
[3] Las mujeres pueden no ser capaces de localizar la posición del shamán en el otro mundo, caso en el cual el espíritu de él puede no retornar a su cuerpo. También puede suceder que el espíritu errante de un enemigo shamán lo rete a luchar o lo aparte de su camino. (E. J. Jessen, Afhandling om de Norske Finners og Lappers Hedenske Religion, p. 31. Este trabajo está incluido en el volumen de Leem, op. cit. como apéndice con diferente paginación.)
[4] Uno Harva, Die religiösen Vorstellungen der altaischen Völker (“Folklore Fellows Comunications”, N° 125, Helsinki, 1938), pp. 558-559; siguiendo el libro de G. N. Potanin, Ocherki shevero-zapodnoy Mongolii (San Petersburgo, 1881), vol. IV, pp. 64-45.
[5] Géza Róheim, The Origin and Function of Culture (Nervous and Mental Desease Monographs, N° 69), pp. 38-39.
[6] Ibid., p. 38.
[7] Ibid., p. 51.
[8] Underhill, op. cit., parte II, cap. III. Compárese supra, p. 54, nota 3.
[9] Wilhelm Stcckel, Fortschritte und Technik der Traumdeutung, p. 124.
[10] Svedenborgs Drömmar, 1774, “Jemte andra hans anteckningar efter original handskrifter meddelade af G. E. Klemming” (Estocolmo, 1859), citado en el libro de Ignaz Jezower, Das Buch der Träume (Berlín, Ernst Rowohlt Verlag, 1928), p.97.
[11] Jezower, op cit., p 166.
[12] Plutarco, Temístocles, 26; Jezower, op. cit., p. 18.
[13] Stekel, Fortschritte und Technik der Traumdeutung, p. 150.
[14] Ibid., p. 153.
[15] Ibid., p. 45.
[16] Ibid., p. 208.
[17] Ibid., p. 216.
[18] Ibid., p. 224.
[19] Ibid., p. 159.
[20] Ibid., p. 21.
[21] Stekel, Die Sprache des Traumes, p. 200. “Naturalmente —dice—, ‘estar muerto’ aquí significa estar vivo. Empieza a vivir y el policía ‘vive’ con ella. Mueren juntos. Esto ilumina un poco la fantasía popular del doble suicidio.”
Debe notarse también que este sueño incluye la imagen mitológica universal del puente-espada. (El filo de la navaja, supra, p. 28), que aparece en la balada del rescate de la reina Ginebra del Castillo del Rey de la Muerte realizado por Lanzarote (ver Heinrich Zimmer, The King and the Corpse, The Bollingen Series, XI; Pantheon Books, 1948, pp. 171-172; ver también D. L. Coomaraswamy, “The Perilous Bridge of Welfare”, Harvard Journal of Asiatic Studies, 8).
[22] Stekel, Die Sprache des Traumes, p.287.
[23] Ibid., p. 286.
[24] “Esta etapa del problema es nueva —escribe el Dr. Jung—, pues todas las épocas anteriores a la nuestra creyeron en los dioses de una manera o de otra. Sólo un empobrecimiento simbólico sin igual podría llevarnos a redescubrir los dioses como factores psíquicos, o sea, como arquetipos del inconsciente… El cielo se ha convertido en un espacio vacío para nosotros, en un agradable recuerdo de cosas que una vez fueron. Pero nuestro corazón se agita y hay una secreta inquietud en las raíces de nuestro ser.” (The Integration of the Personality, p. 72.)
[25] Corán, II, 210.
[26] S. N. Kramer, Sumerian Mithology (American Philosophical Society Memoirs, vol. XXI; Filadelfia, 1944), pp. 86-93. La mitología sumeria tiene especial importancia para el Occidente porque es la fuente de las tradiciones babilonias, asirias, fenicias y bíblicas (de estas últimas surgieron el mahometismo y el cristianismo), así como una influencia importante en las religiones de los paganos celtas, griegos, romanos, eslavos y germanos.
[27] O como lo dice James Joyce: “Equals of opposites, evolved by a onesame power of nature or of spirit, as the sole condition and means of its himundher manifestation and polarised for reunion by the symphysis of their antipathies” (Finnegans Wake, p. 92).
[28] Jeremiah Curtin, Myths and Folk-Lore of Ireland (Boston, Little Brown and Company, 1890), pp. 101-106.
[29] Supra, pp. 64-65.
[30] Ovidio, Metamorfosis. III, 138-252.
[31] Cf. J. C. Flügel, The Psycho-Analytic Study of the Family (“The International Psycho-Analytical library”, N° 3, 4a edición; Londres, The Hogarth Press, 1931), capítulos XII y XIII.
“Existe —observa el profesor Flügel— una asociación muy general, por una parte entre la noción de mente, espíritu o alma y la idea, del padre y de la masculinidad, y por otra, entre la noción de cuerpo o de materia (materia, lo que pertenece a la madre) y la idea de la madre o principio femenino. La represión de las emociones y sentimientos relacionados con la madre [en nuestro monoteísmo judío-cristiano] ha producido, en virtud de esta asociación, una tendencia a adoptar una actitud de desconfianza, desprecio, asco u hostilidad hacia el cuerpo humano, la Tierra y todo el universo material, con una tendencia correspondiente a exaltar o a acentuar demasiado los elementos espirituales, ya sea en el hombre o en el esquema general de las cosas. Parece muy probable que muchas de las más pronunciadas tendencias idealistas en filosofía deban la atracción que poseen para muchas mentes a esta reacción en contra de la madre mientras que las más dogmáticas y estrechas formas de materialismo, a su vez, representan el regreso de los sentimientos reprimidos originalmente conectados con la madre.” (Ibid., p. 145, nota 2.)
[32] Los escritos sagrados (Shastras) del hinduísmo se dividen en cuatro clases: 1) Shruti, que se consideran como revelación divina directa; éstos incluyen los cuatro Vedas (antiguos libros de salmos) y algunos de los Upanishads (antiguos libros de filosofía); 2) Smriti, que incluyen las enseñanzas tradicionales de los sabios ortodoxos, las instrucciones canónicas para los ceremoniales domésticos y ciertos trabajos de leyes seculares y religiosas; 3) Purana, que son las obras hindúes mitológicas y épicas por excelencia; éstas tratan del conocimiento cosmogónico, teológico, astronómico y físico; y 4) Tantra, textos que describen las técnicas y rituales para la adoración de las deidades, y para la obtención de la fuerza sobrenatural. Entre los Tantras está un grupo de escrituras particularmente importantes (llamadas Agamas) que se supone han sido reveladas directamente por el Dios Universal Shiva y su diosa Parvati. (Se les llama, por lo tanto, “el quinto Veda”.) Estos libros sostienen la tradición mística conocida específicamente como “el Tantra”, que ha ejercido una fuerte influencia en las formas posteriores de la iconografía budista e hindú. El simbolismo tántrico fue llevado por el budismo medieval de la India al Tibet, China y Japón.
La siguiente descripción de la Isla de las Joyas está basada en Sir John Woodroffe, Shakti and Shakta (Londres y Madrás, 1929), p. 39 y en Heinrich Zimmer, Myths and Symbols in Indian Art and Civilization (The Bollingen Series, VI; Pantheon Books, 1946), pp. 197-211. Si se desea una ilustración de la isla mística, ver Zimmer, figura 66.
[33] The Gospel of Sri Ramakrishna, traducido al inglés con una introducción por Swami Nikhilananda (Nueva York, 1942), p. 9.
[34] Ibid., pp. 21-22.
[35] Standish H. O’Gradv. Silva Gadelica (Londres: Williams and Norgate, 1892), vol. II, pp. 370-372. Diversas versiones se encuentran en los Canterbury Tales de Chaucer, “The Tale of the Wyf of Bathe”; en Tale of Florent de Gower; en el poema de mediados del siglo XV, The Weddynge of Sir Gawen and Dame Ragnell; y en la balada del siglo XVII The Marriage of Sir Gawaine. Ver. W. F. Bryan y Germaine Dempster, Sources and Analogues of Chaucer’s Canterbury Tales (Chicago, 1941).
[36] Guido Guinicelli di Magnano (1230-1275?), Balada Sobre el poder y gentileza del Amor. Traducción de Tomás Forteza incluida en la Antología de poetas líricos italianos de J. L. Estelrich (Palma de Mallorca, 1889), p.6.
[37] Vísperas de la fiesta de la Asunción de la Sma. Virgen María (15 de agosto); Misal romano.
[38] Hamlet, I, II. Traducción de Luis Astrana Marín.
[39] Edipo en Colono, escenas finales; traducción de A. Espinosa Polit.
[40] Shankaracharya, Vivekachudamani, 396 y 414, traducción de Swami Madhavananda (Mayavati, 1932).
[41] Jacobus de Voragine. The Golden Legend, LXXVI, “Santa Petronila, virgen”. (Comparar con la fábula de Dafne, p. 63, supra.) La iglesia posterior no quiso pensar en San Pedro como el padre de una hija, habla de Petronila como su hija adoptiva.
[42] Ibid., CXVII.
[43] Gustave Flaubert, La tentation de Saint Antoine (La reine de Saba).
[44] Cotton Mather, Wonders af the Invisible World (Boston, 1693), p. 63.
[45] Jonathan Edwards, Sinners in the Hands of an Angry God (Boston, 1742).
[46] Lám. IX. El simbolismo de esta elocuente imagen ha sido bien expuesto por Ananda K. Coomaraswamy, The Dance of Shiva (Nueva York, 1917), pp. 56-66, y por Heinrich Zimmer, Myths and Symbols in Indian Art and Civilization, pp. 151-175. En resumen: la mano derecha extendida sostiene el tambor, cuyo batir es el batir del tiempo, el tiempo es el primer principio de la creación. La mano izquierda extendida sostiene la llama, que es la llama de la destrucción del mundo creado; la segunda mano derecha asume la actitud de “no temáis”, mientras que la segunda mano izquierda señala al levantado pie izquierdo y está en la “posición del elefante” (el elefante es el que abre los caminos a través de la “selva del mundo”, esto es, el guía divino); el pie derecho está plantado en la espalda de un enano, el demonio del “no conocer” que significa el paso de las almas del Dios a la materia, pero el izquierdo está levantado mostrando la libertad del alma; el izquierdo es el pie al cual señala la “mano elefante” y proporciona la razón de asegurar “no temáis”. La cabeza del dios se mantiene en equilibrio, serena y quieta, en medio del dinamismo de creación y destrucción que está simbolizado por los brazos arrulladores y el ritmo lento del talón derecho. Esto significa que en el centro todo está en calma. El arete derecho de Shiva es de hombre, el izquierdo es de mujer, porque el dios incluye y está por encima de las parejas de contrarios. La expresión del rostro de Shiva no es de congoja ni de júbilo, sino que es el aspecto del Motor Inmóvil; detrás y adentro de ella está la felicidad y el dolor del mundo. Los mechones de cabellos revueltos representan el pelo desarreglado de antiguo del yogui hindú, que ahora se revuelven en la danza de la vida; pues la presencia conocida en los júbilos y en las tristezas de la vida, y aquella que se conoce por medio de la meditación en la soledad no son sino dos aspectos del mismo Ser-Conciencia-Bendición, que es universal y no dual. Los brazaletes de Shiva, los aros de sus brazos, los de sus tobillos y el cordón (v. más adelante) brahmínico son serpientes vivas. Esto significa que él ha sido embellecido por el Poder de la Serpiente: la misteriosa Energía Creadora de Dios, que es la causa material y formal de su propia manifestación en y como el universo con todos sus seres. En el cabello de Shiva se ve un cráneo, símbolo de la muerte, que es el ornamento de la frente del Señor de la Destrucción, así como también una luna en creciente, símbolo del nacimiento y del crecimiento, que son sus otras dádivas para el mundo. También hay en su cabello la flor de estramonio, planta con la cual se prepara un tóxico (compárese con el vino de Dionisos y el vino de la misa). Una pequeña imagen de la diosa Ganga está escondida en sus cabellos; porque es él quien recibe en su cabeza el choque del descendimiento del divino Ganges desde los cielos, y quien permite que las aguas que dan la vida y la salvación corran suavemente a la Tierra para refrescar física y espiritualmente a la especie humana. La posición de danza del Dios puede visualizarse como la sílaba simbólica AUM que es el equivalente verbal de los cuatro estados de la conscienda y su campo de experiencia. A: conscienda despierta; U: consciencia en el sueño; M: dormir sin sueños; y el silencio alrededor de la sílaba sagrada es lo Trascendente no Manifiesto. Para el estudio de esta sílaba véase infra, pp. 242-243 y nota 16, p. 243). El Dios está así dentro del que lo adora y también afuera.
Dicha figura ilustra la función y valor de la imagen esculpida y muestra por qué los sermones largos son innecesarios para quienes adoran ídolos. Se permite al devoto penetrar el significado del divino símbolo en profundo silencio y oportunamente. Lo que es más, así como el dios lleva aros en los brazos y en los tobillos, así los lleva el devoto; y significan lo mismo que los del dios. Están hechos de oro en vez de serpientes (oro, metal que no se corroe) y que simboliza la inmortalidad: la inmortalidad es la misteriosa energía creadora de Dios que es la belleza del cuerpo.
Muchos otros detalles de la vida y de las costumbres locales están duplicados en forma similar, interpretados y así hechos válidos, en los detalles de los ídolos antropomórficos. De esta manera, toda la vida es el apoyo de la meditación. Cada hombre vive siempre en medio de un silencioso sermón.
El cordón brahmínico está hecho de algodón tejido por los miembros de las tres castas superiores (los llamados “dos veces nacidos”) de la India. Se le pasa sobre la cabeza y el brazo derecho, de modo que descansa en el hombro izquierdo y rodea el cuerpo (pecho y espalda) hasta la cadera derecha. Esto simboliza el segundo nacimiento de los dos veces nacidos, el cordón mismo representa el umbral, o puesta del sol, así que el que ha nacido dos veces habita a la vez en el tiempo y en la eternidad.
[47] O “interego” (ver supra, p. 81, nota 45).
[48] Compárese con los numerosos umbrales cruzados por Inanna, supra, pp. 102-103.
[49] Cuatro colores simbólicos, que representan los puntos cardinales, juegan un papel prominente en la iconografía y el culto Návajo. Son blanco, azul, amarillo y negro, que significan, respectivamente, este, sur, occidente y norte. Éstos corresponden al rojo, blanco, verde, y negro del sombrero de la divinidad juguetona del África, Edshu (ver p. 48, supra); porque la Casa del Padre, como el Padre mismo; simboliza el Centro.
Los Héroes Gemelos han sido probados enfrentándolos a los símbolos de las cuatro direcciones, con el objeto de descubrir si comparten los errores y limitaciones de cada una de aquéllas.
[50] Matthews, op. cit., pp. 110-113.
[51] Ovidio, Metamorfosis, II.
[52] Kimmins, op. cit., p. 22.
[53] Wood. op. cit., pp. 218-219.
[54] Supra, p. 18.
[55] W. Lloyd Warner, A Black Civilization (Nueva York y Londres, Harper and Brothers, 1937), pp. 260-285.
[56] “El padre (el que realiza la circuncisión) es quien separa al hijo de la madre —escribe el Dr. Róheim—. Lo que se corta al muchacho es en realidad la madre… El bálano en el prepucio es la creatura en la madre.” (Géza Róheim, The Etemal Ones af the Dream, pp. 72-73.) Es interesante anotar la continuación hasta el día de hoy del rito de la circuncisión en los cultos hebreo y mahometano, donde el elemento femenino ha sido escrupulosamente purgado de la mitología, oficial y estrictamente monoteísta. Dice el Corán (IV, 116, 117): “En verdad, Alá no perdona que se asocie con él…” “No invocan fuera de él sino hembras. En verdad, no invocan sino al Schaitán protervo.”
[57] Sir Baldwin Spencer y F. J. Gillen, The Arunta (Londres, Macmillan and Co., 1927), vol. I, pp. 201-203.
[58] Róheim, The Eternal Ones of the Dream, pp. 49 ss.
[59] Ibid.. p. 75.
[60] Ibid., p. 227, citando a R. y C. Berndt, “A Preliminary Report of Field Work in the Ooldea Region, Western South Australia”, Oceania, XII, p. 323 (1942).
[61] Róheim, The Eternal Ones of the Dream, pp. 227-228, cita a D. Bates, The Passing of the Aborigines (1939), pp. 41-43.
[62] Róheim, The Eternal Ones of the Dream, p. 231.
[63] R. H. Mathews, “The Walloonggura Ceremony”, Queensland Geographical Journal, N. S. XV, p. 70 (1899-1900), citado por Róheim, The Etemal Ones of the Dream, p. 232.
[64] En un caso, dos de los muchachos levantaron los ojos cuando se suponía que no debían hacerlo. “Entonces los viejos se les acercaron, cada uno con un cuchillo de piedra en la mano. Se inclinaron sobre los dos muchachos y les abrieron las venas. La sangre corrió y los otros hombres lanzaron un grito de muerte. Los jóvenes estaban muertos. Los viejos wirreenuns (los curanderos) mojando sus cuchillos de piedra en la sangre tocaron con ellos los labios de todos los presentes… Los cuerpos de las víctimas del Boorah fueron cocinados. Cada hombre que hubiera asistido a cinco Boorahs comió un pedazo de esta carne y no se permitió que otros contemplaran estos hechos” (K. Langloh Parker, The Euaklayi Tribe, 1905, pp. 72-73; citada por Róheim, The Etemal Ones of the Dream, p. 232).
[65] Una asombrosa revelación de la supervivencia en la Melanesia contemporánea de un sistema simbólico esencialmente idéntico al de Egipto-Babilonia, con el “complejo laberíntico” troyano-cretense del segundo milenio antes de Cristo está en el libro de John Layard, Stone Men of Malekula (Londres, Chatto and Windus, 1942). W. F. J. Knight, en sus Cumaean Gates (Oxford, 1936) ha estudiado la relación evidente entre la “jornada del alma al mundo subterráneo” de los malekulas con la tradición clásica del descenso de Eneas y la babilónica de Gílgamesh. W. J. Perry, The Children of the Sun (Nueva York, E. P. Dutton and Co., 1923), piensa que puede reconocer evidencias de esta continuidad cultural desde Egipto y Sumeria por la región de Oceanía hasta el norte de América. Muchos investigadores han señalado íntimas correspondencias entre los detalles de los ritos de iniciación de los griegos clásicos y los australianos, especialmente Jane Harrison, Themis, A Study of the Social Origins of Greek Religion (2* edición revisada; Cambridge University Press, 1927).
Todavía es incierto por qué medios y en qué edades las pautas mitológicas y culturales de las diferentes civilizaciones arcaicas pueden haberse diseminado hasta los más alejados rincones de la Tierra; sin embargo, puede afirmarse categóricamente que muy pocas de las llamadas “culturas primitivas” estudiadas por los antropólogos representan formaciones autóctonas. Son más bien adaptaciones locales, degeneraciones provinciales, y fosilizaciones inmensamente antiguas, de costumbres que se desarrollaron en muy diferentes tierras, y a menudo bajo circunstancias menos sencillas y por otras razas.
[66] Eurípides, Las Bacantes, 526 s.
[67] Esquilo, frag. 57 (Nauck); citado por Jane Harrison (Themis, p. 61) en su estudio del papel del bramador en los ritos clásicos y australianos de la iniciación. Para una introducción al tema del bramador, ver Andrew Lang, Custom and Myth (2ª. edición revisada; Londres, Longmans, Green and Co., 1885), pp. 29-44.
[68] Todos ellos han sido descritos y estudiados ampliamente por Sir James G. Frazer en La rama dorada.
[69] Hebreos, 9:13-14.
[70] P. A. Capus des Pères-Blancs, “Contes, Chants et Proverbes des Basumbwa dans l’Afrique Orientale”, Zeitschrift für afrikanische und oceanische Sprachen, vol. III (Berlín, 1897), pp. 363-364.
[71] Corán, X, 31.
[72] Supra, p. 70.
[73] Supra, p. 48. Los Basumbwa (fábula del Gran Jefe Muerte) y los Wachaga (fábula de Kyazimba) son pueblos del África Oriental; los Yoruba (fábula de Edshu) habitan la costa oriental de la colonia de Nigeria.
[74] Corán, VI, 59, 60.
[75] San Lucas, 2:7.
[76] Ovidio, Metamorfosis, VIII, 618-724.
[77] Corán, II, 109.
[78] Katha Upanishad, 3: 12.
[79] Job, 40: 7-14.
[80] Ibid., 42: 5-6
[81] Ibid., 42: 16-17.
[82] Leon Stein, “Hassidic Music”, The Chicago Jewish Forum, vol. II, n° 1 (otoño, 1943), p. 16.
[83] El budismo Hinayana (el que sobrevive en Ceilán, Birmania y Siam) reverencia al Buddha como a un héroe humano, un santo y sabio supremo. El budismo Mahayana (el budismo del norte) considera al Iluminado como salvador del mundo, encarnación del principio universal de la iluminación.
Un Bodhisattva es un personaje a punto de alcanzar el estado de Buddha: de acuerdo con el punto de vista Hinayana, un adepto que se convertirá en Buddha en la siguiente reencarnación; de acuerdo con el punto de vista Mahayana, como han de demostrar los siguientes párrafos, es una especie de salvador del mundo que representa particularmente el principio universal de la compasión. La palabra bodhisattva (en sánscrito) significa: “aquel cuyo ser o esencia es la iluminación”.
El budismo Mahayana ha desarrollado un panteón de muchos Bodhisattvas y muchos Buddhas pasados y futuros. Todos ellos representan las fuerzas manifiestas del trascendente, uno y único Adi-Buddha (Buddha Primario) (compárese la nota 51, p. 86, supra) quien es la fuente concebible más alta y el límite último de todo el ser, suspendido en el vacío del no ser, como una burbuja maravillosa.
[84] Prajña-Paramita-Hridaya-Sutra; “Sacred Books of the East”, vol. XLIX, parte II, p. 148; también p. 154.
[85] Vajracchedika (.”El tallador de diamantes”), 17; ibid., p. 134.
[86] Amitayur-Dhyana Sutra, 19, ibid., 182-183.
[87]
Yang, el ligero, activo principio masculino y Yin, el oscuro, pasivo y femenino en su interacción son la base y constitución de todo el mundo de las formas (“las diez mil cosas”). Proceden de y manifiestan juntos a Tao, la fuente y ley del ser. Tao significa “camino” o “vereda”. Tao es el camino o curso de la naturaleza, del destino o del orden cósmico; el Absoluto manifiesto. Tao es por lo tanto también “verdad”, “conducta recta”. Yang y Yin juntos como Tao se representan como en el dibujo adjunto. Tao sustenta al cosmos. Tao habita todas las cosas creadas.
[88] “Para los nombres yo soy Hermes, a las mujeres me aparezco como Afrodita: llevo los emblemas de mis padres.” Anthologia Graeca ad Fidem Codices, vol. II.
“Una parte de él es de su procreador y todo el resto, lo tiene de su madre.” Marcial, Epigramas 4, 174; Loeb Iibrary, vol. II, p. 501.
La relación que hace Ovidio de Hermafrodito aparece en las Metamorfosis, IV, 288 ss. Muchas imágenes clásicas de Hermafrodito han llegado a nosotros. Véase Hugh Hampton Young, Genital Abnormalities, Hermaphroditism, and Related Adrenal Distases (Baltimore: Williams and Wilkins, 1937), capítulo I, “Hennaphroditism in Literature and Art”.
[89] Banquete.
[90] Génesis, 1: 27.
[91] Midrash, comentario al Génesis, Rabbah 8:1.
[92] Supra, p. 87.
[93] Infra, pp. 252-255.
[94] Comparar con James Joyce: “en la economía del cielo… no hay más matrimonios, hombre glorificado, un ángel andrógino, siendo una esposa para sí mismo.” {Ulises; traducción de J. Salas Subirat; Santiago Rueda, Buenos Aires, 1945; p. 227.)
[95] Sófocles, Edipo rey; véase también Ovidio, Metamorfosis, III, 324 ss., 511 y 516. Otros ejemplos del hermafrodita como sacerdote, dios o vidente aparecen en Herodoto, 4, 67; Teofrasto, Caracteres, 16, 10-11, y en Voyage and Travels de J. Pinkerton, cap. 8, p. 427; “A New Account of the East Indies”, por Alexander Hamilton. Citados por Young, op. cit., pp. 2 y 9.
[96] Ver Zimmer, Myths and Symbols in Indian Art and Civilization, fig. 70.
[97] Ver lám. X.
[98] Ver B. Spencer y F. J. Gillen, Native Tribes of Central Australia (Londres, 1899), p. 263; Róheim, The Eternal Ones of the Dream, pp. 164-165. La subincisión produce artificialmente una especie de hipospadias que se asemeja a la de cierta clase de hermafroditas. (Ver el retrato de la hermafrodita Marie Angé, en Young, op. cit., p. 20.)
[99] Róheim, The Etemal Ones of the Dream, p. 94.
[100] Ibid., pp. 218-219.
[101] Compárese con la siguiente descripción del Bodhisattva Darmakara: “De su boca salía un dulce y más que celeste olor a sándalo. De todos los poros de su cabeza brotaba olor de lotos, y él agradaba a todos por su gracia y su belleza, dotado con la plenitud del más brillante color, Como su cuerpo estaba adornado con todos los buenos signos y marcas, surgían de los poros de su cabeza y de las palmas de sus manos toda clase de ornamentos preciosos con todas las formas de las flores, incienso, olores, guirnaldas, ungüentos, sombrillas, banderas y estandartes y también en la forma de todos los instrumentos musicales. Y aparecían también, saliendo de las palmas de sus manos, toda clase de viandas y bebidas, alimentos duros y suaves, carnes, dulces, y toda clase de gozos y placeres.” (The Larger Sukhavati Vyuha, 10; “Sacred Books of the East”, vol XLIX, parte II, pp. 26-27.)
[102] Róheim, War. Crime, and the Covenant, p. 57.
[103] Ibid., pp. 48-68.
[104] I Samuel, 17: 26.
[105] Corán, IV, 105.
[106] “Porque nunca se detiene el odio con el odio: el odio se detiene con el amor, ésto es una vieja regla” (del Dhammapada budista, 1:5; “Sacred Books of the East”, vol. X, parte I, p. 5; traducción de Max Müller).
[107] Lucas. 6: 27-36.
Comparar con la siguiente carta cristiana:
En el año del Señor de 1682. Al anciano y querido Sr. John Higginson:
Se ha hecho a la mar un barco llamado Welcome que lleva a bordo cien o más de las personas malévolas y heréticas llamadas cuáqueros, con W. Penn a la cabeza, el jefe de ellos. El Tribunal General ha dado órdenes sagradas al Maestro Malachi Huscott, del barco Porpoise, para atacar al Welcome disimuladamente y tan cerca del Cabo de Cod como sea posible y hacer cautivos a Penn y a su infiel gente, de manera que el Señor sea glorificado en esta nueva tierra y no burlado con la adoración demoniaca de esta gente. Podrían sacarse muchas ventajas si se vende el grupo completo a las Barbados, donde se obtienen buenos precios por los esclavos en ron y en azúcar; y no solamente haremos gran bien al Señor castigando a los malvados, sino que haremos grandes bienes a Su Ministro y pueblo.
Vuestro en las entrañas de Cristo,
Cotton Mather
(Reimpreso por el profesor Robert Phillips, American Government and its Problems, Houghton Mifflin Company, 1941, y por el Dr. Karl Menninger, Love Against Hate, Harcourt, Brace and Company, 1942, p. 211).
[108] Mateo, 22:37-40; Marcos, 12:28-34; Lucas, 10:25-37. Se dice que también Jesús ha comisionado a sus Apóstoles para “enseñar a todas las gentes” (Mateo, 28:19), pero no para perseguir ni hacer pillajes ni atacar al grupo seglar que no los escucha. “Os envío como ovejas en medio de lobos: sed pues prudentes como serpientes y sencillos como palomas” (ibid., 10:16).
[109] El Dr. Karl Menninger ha señalado (op. cit., pp. 195-196) que aunque los rabíes judíos, los ministros protestantes y los sacerdotes católicos puedan conciliar, bajo una base muy amplia, sus diferencias teoréticas, cuando empiezan a descubrir las reglas por las cuales debe obtenerse la vida eterna, difieren absolutamente. “Hasta este punto el programa es impecable”, escribe el Dr. Menninger. “Pero si nadie sabe de cierto cuáles son las reglas y las regulaciones, todo se convierte en un absurdo.” La respuesta a esto es, por supuesto, la que da Ramakrishna: “Dios ha hecho diferentes religiones adaptadas a diferentes aspiraciones, tiempos y países. Todas las doctrinas son senderos; pero un sendero nunca es Dios, mismo. Se puede llegar a Dios si se sigue uno de los senderos con íntegra devoción… Se puede comer pastel con helado por un lado o por el otro. De los dos modos su sabor será dulce” (The Gospel of Sri Ramakrishna, Nueva York. 1941, p. 559).
[110] Mateo, 7:1.
[111] “…como ladrones que esperan a algún hombre, así junta de sacerdotes mancomunadamente mata en el camino… Con su maldad alegran al rey, y a los príncipes con sus mentiras” (Oseas, 6:9, 7:3). [La versión de Nácar-Colunga, que es la que por regla general preferimos en esta traducción, no concuerda con la cita en inglés; por ello en este caso el texto transcrito pertenece a la versión de Casiodoro de Reina. E.]
[112] No menciono el Islam porque en este caso la doctrina se predica en los términos de la guerra santa y así se oscurece. Es cierto que tanto en una parte como en otra, muchos han reconocido que el verdadero campo de batalla no es geográfico, sino psicológico. (Comparar con Rumi, Mathnawi, 2.2525: “¿Qué es ‘decapitar’? Matar el alma carnal en la guerra santa.”) Sin embargo la expresión popular y ortodoxa de la doctrina cristiana y la de Mahoma ha sido tan feroz que requiere una lectura muy sofisticada para poder discernir en cualquiera de ellas la operación del amor.
[113] “Himno de los preceptos finales del Gran Santo y Bodhisattva Milarepa” (ca. 1051-1135 d.C.) del Jetsün-Kahbum o Historia biográfica de Jetsün-Milarepa, de acuerdo con la traducción inglesa de Lama Kazi Dawa-Samdup, editada por W. Y. Evans-Wentz, Tibet’s Great Yogi Milarepa (Oxford University Press, 1928), p. 285.
[114] “Himno de los preceptos Yoga de Milarepa”, ibid., p. 273. La “vacuidad de todas las cosas” (sánscrito: shunyata, “vacío”) se refiere, por una parte, a la naturaleza ilusoria del mundo fenoménico y por otra a la impropiedad de atribuir las cualidades que podemos conocer por nuestra experiencia del mundo fenoménico a lo Imperecedero.
En el Esplendor Celestial del Vado
no existe sombra de cosa o de concepto,
pero penetra todo objeto de conocimiento;
obediencia al Vado Inmutable.
“Himno de Milarepa en alabanza de su maestro”, ibid., p. 137.
[115] Avalokita (sánscrito) =“mirar hacia abajo” pero también “visto”; ishvara=“Señor”; por lo tanto, los dos significan “El Señor que mira hacia abajo [con piedad]” y “El Señor Visto [por dentro]” (a e i se combinan en sánscrito en e; de aquí Avalokiteshvara). Véase W. Y. Evans-Wentz, Tibetan Yoga and Secret Doctrine (Oxford University Press, 1935), p. 233, nota 2.
[116] La misma idea se expresa frecuentemente en los Upanishads; a saber: “Este ser se da a ese ser, ese ser se da a este ser. Así ellos se obtienen mutuamente. En esta forma él llega al mundo de más allá, en esa forma experimenta este mundo” (Aitareya Aranyaka, 2, 3, 7). También es sabido a los místicos del Islam: “Por treinta años el Dios trascendente fue mi espejo, ahora soy mi propio espejo; esto es, aquello que era ya no lo soy; el Dios trascendente es su propio espejo. Digo que yo soy mi propio espejo, porque es Dios quien habla con mi lengua, y yo he desaparecido” (Bayazid, como aparece dtado en El Legado del Islam, T. W. Arnold y A. Guillaume, editores, Oxford Press, 1931, p. 216 [hay trad. esp.])
[117] “Llegué de Bayazid como una serpiente sale de su piel. Miré entonces. Vi que el amante, el amado y el amor son una sola cosa, porque en el mundo de la unidad todo puede ser uno” (Bayazid, loc. cit.).
[118] Oseas, 6:1-3.
[119] Brihadaranyaka Upanishad, 1, 4, 3. Cf. infra, p. 253.
[120] “El verbo nirvâ (sánscrito) es, literalmente, ‘extinguir de un soplo’, no en forma transitiva, sino como el fuego se apaga… Privado de combustible, el fuego de la vida se ‘pacifica’, se extingue; cuando la mente ha sido dominada, se obtiene ‘la paz del Nirvana’, la ‘despiración en Dios’. …Y la paz se alcanza cuando dejamos de nutrir nuestros fuegos; de esa paz se dice bien en otra tradición que ‘está más allá del entendimiento’” (Ananda K. Coomaraswamy, Hinduism and Buddhism, Nueva York, The Philosophical Library, sin fecha, p. 63). La palabra “despiración” se ha formado por una latinización literal del sánscrito nirvana; nir =“fuera, aparte, hacia afuera, fuera de, lejos de”; vana=“soplado”; nirvana=“apagado, extinguido”.
[121] Sigmund Freud, Más allá del principio del placer (Obras completas, ed. cit., pp. 1111-1139. Ver también Karl Menninger, Love against Hate, p.262.
[122] Vajracchedika, 32; “Sacred Books of the East”, op. cit., p. 144.
[123] La Prajña-Paramita-Hridaya Sutra, más pequeña, ibid., p. 153.
[124] Nagarjuna, Madhyamika Shastra.
“Lo que es inmortal y lo que es mortal están armoniosamente mezclados, porque ni son uno, ni están separados” (Ashvaghosha).
“Este punto de vista —escribe el doctor Coomaraswamy, citando estos textos— está expresado con fuerza dramática en el aforismo Yas kíeshas so bodhi, yas samsâras tat nirvânam, ‘Aquello que es pecado es también sabiduría, y el reino de lo que vendrá es también Nirvana’” (Ananda K. Coomaraswamy, Buddha and the Gospel of Buddhism, Nueva York, G. P. Putnam’s Sons, 1916, p. 245).
[125] Bhagavad Gita, 6:29, 31.
Esto representa la perfecta realización de lo que llamó la señorita Evelyn Underhill “la meta del Camino Místico: la Verdadera Vida Unificadora: el estado de la Divina Fecundidad: la Deificación” (op. cit., passim). La señorita Underhill, sin embargo, como el profesor Toynbee (supra, p. 26, nota) comete el popular error de suponer que este ideal es peculiar a la Cristiandad. “Puede decirse con certeza —escribe, el profesor Salmony— que el juicio occidental ha sido falsificado, hasta el momento, por la necesidad de autoafirmación” (Alfred Salmony, “Die Rassenfrage in der Indienforschung”, Sozialistische Monatshefte, 8, Berlín, 1926, p. 534).
[126] Coomaraswamy, Hinduism and Buddhism, p. 74.
[127] Ésta es la muralla del Paraíso, ver supra, pp. 87 y 143. Ahora estamos adentro. Hsi Wang Mu es el aspecto femenino del Señor que pasea por el Jardín, quien creó al hombre a su propia imagen, masculina y femenina (Génesis, 1:27).
[128] Cf. E. T. C. Wemcr, A Dictionary of Chinese Mythology (Shanghai, 1932), p. 163.
[129] Ver Okakura Kakuzo, El libro del té (México. 1943). Ver también Daisetz Teitaro Suzuki, Essays in Zen Buddhism (Londres, 1927). y Lafcadio Hearn, Japón (Nueva York, 1904).
[130] Morris Edward Opler, Myths and Tales of the Jicarilla Apache Indians (Memoirs of the American Folklore Society, vol. XXXI, 1938), p.110.
[131] Ver supra, p. 142, nota.
[132] Comparativamente la diosa hindú Kali (supra, p. 109) se muestra de pie sobre la forma postrada del dios Shiva, su esposo. Blande la espada de la muerte, o sea la disciplina espiritual. La cabeza humana que chorrea sangre, le dice al devoto que aquel que haya perdido su vida por ella, la encontrará. La actitud de “no temáis”, y de “entrega de dones” enseña que protege a sus hijos, y que las parejas de contrarios de la agonía universal no son lo que parecen y que para aquel que está centrado en la eternidad la fantasmagoría de los “bienes” y los “males” temporales no es sino un reflejo de la mente, como la diosa misma, que aunque aparentemente pisotea al dios, no es más que un sueño bienaventurado del mismo dios.
Por debajo de la diosa de la Isla de las Joyas (ver supra, pp. 113-114) se representan dos aspectos del dios: uno, con el rostro hacia arriba, en unión con ella, es el aspecto creador, que disfruta del mundo; el otro, vuelto hada abajo, es el deus absconditus, la esencia divina en y por sí misma, por encima de los hechos y de los cambios, inactiva, latente, vacia, por encima también de la maravilla del misterio del hermafroditismo. (Ver Zimmer, Myths and Symbols in Iridian Art and Civilization, pp. 210-214.)
[133] Compárese con el tambor de la creación en la Mano del Dios Danzante hindú Shiva, supra, p. 121, nota 46.
[134] “Y el Verbo se hizo carne”, verso del Ángelus, que celebra la concepción de Jesús en el vientre de María.
[135] En este capítulo se han equiparado los términos siguientes:
El Vacío - El Mundo
Eternidad - Tiempo
Nirvana - Samsara
Verdad - Ilusión
Iluminación - Compasión
El Dios - La Diosa
El Enemigo - El Amigo
Muerte - Nacimiento
El Rayo - La Campana
La Joya - El Loto
Sujeto - Objeto
Yab - Yum
Yang - Yin
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Tao
Supremo Buddha
Bodhisattva
Jivan Mukta
El Verbo Encarnado
Comparar con el Kaushitaki Upanishad, 1:4, que describe al héroe que ha alcanzado el mundo de Brahma: “Así como al guiar una carroza se mira a las ruedas de la carroza, así mira él hacia el día y la noche, así mira los actos buenos y los malos, y hacia todas las parejas de contrarios. Éste, desprovisto de actos buenos, desprovisto de actos malos, conocedor de Dios, va hasta la esencia misma de Dios.”
[136] Curtin, op. cit., pp. 106-107.
[137] Ver Melanie Klein, The Psychoanalysis of Children, The internal Psycho-Analytical Library. N° 27 (1937).
[138] Róheim, War, Crime and the Covenant, pp. 137-138.
[139] Róheim, The Origin and Function of Culture, p. 50.
[140] Ibid., pp. 48-50.
[141] Ibid., p. 50. Compárese con la indestructibilidad de los shamanes siberianos (supra, pp. 95-96), que sacan carbones encendidos del fuego con sus manos desnudas y se golpean las piernas con un hacha.
[142] Véase el estudio de Frazer sobre el alma externa, op. cit., pp. 749-775.
[143] Ibid., p. 754.
[144] Pierce, Dreams and Personality (D. Appleton and Co.), p. 298.
[145] “The Descent of the Sun”, en F. W. Bain, A Digit of the Moon (Nueva York, G. P. Putnam’s Sons, 1910), pp. 213-325.
[146] Róheim, The Eternal Ones of the Dream, p. 237. Este talismán es el llamado tjurunga (o churinga) del antecesor totémico del joven. El joven recibió otra tjurunga en el momento de su circuncisión, que representa a su antecesor totémico materno. Todavía antes, el día de su nacimiento, otra tjurunga protectora fue colocada en su cuna. El bramador es una especie de tjurunga. “La tjurunga —escribe el Dr. Róheim— es un doble material y ciertos seres sobrenaturales muy íntimamente conectados con la tjurunga en Australia Central, se cree sean dobles invisibles de los nativos… Como la tjurunga, estos seres sobrenaturales son llamados los arpuna mborka (otro cuerpo) de los verdaderos humanos a quienes ellos protegen” (ibid., p. 98).
[147] Isaías, 66:10-12.
[148] Ginzberg, op. cit., vol. I, pp. 20, 26-30. Ver las extensas notas sobre el banquete mesiánico, vol. V, pp. 43-46.
[149] Dante, “Paraíso”, II. 1-9.
[150] En la literatura psicoanalítica publicada, las fuentes de los símbolos en los sueños son analizadas, tanto en su significado latente en el consciente como los efectos de sus operaciones sobre la psique; pero pasa por alto el hecho ulterior de que los grandes maestros los han empleado conscientemente como metáforas; la suposición tácita es la de que los grandes maestros del pasado eran neuróticos (exceptuando, por supuesto, un grupo de griegos y romanos) que equivocaban sus libres fantasías con revelaciones. Con el mismo espíritu las revelaciones del psicoanálisis son tomadas por muchos legos como el producto de la “mente salaz” del doctor Freud.
[151] Brahma, Vishnú y Shiva, respectivamente el Creador, el Protector y el Destructor constituyen una trinidad en el hinduísmo, como tres aspectos de la operación de una sola sustancia creadora. Después del siglo VII a.C. Brahma perdió importancia y se convirtió solamente en el agente creador de Vishnú. Así el hinduísmo está dividido hoy en dos campos principales, uno dedicado en forma primaria al creador-preservador Vishnú, el otro a Shiva, el destructor del mundo, que une el alma con el eterno. Pero ellos son uno en última instancia. En el presente mito, es a través de su operación en conjunto como se obtiene el elixir de la vida.
[152] Ramayana, 1.45; Mahabharata, 1.18; Matsya Purana, 249-251, y muchos otros textos. Ver Zimmer, Myths and Symbols in Indian Art and Civilization, pp. 105 ss.
[153] Marco Pallis, Peaks and Lamas (4° edición; Londres, Casell and Co., 1946), p. 324.
[154] Shri-Chakra-Sambhara Tantra, traducción del tibetano por el lama Kazi Dawa-Samdup, editado por Sir John Woodroffe (seudónimo, Arthur Avalon), vol. VII de “Tantric Texts” (Londres, 1919), p. 41. “Si surgieran dudas con respecto a la divinidad de estas tres deidades —continúa el texto— uno debiera decir: ‘Esta Diosa sólo es el recuerdo del cuerpo’, y debéis recordar que las deidades constituyen el camino” (loc. cit.) Sobre Tantra, cf. supra., p. 108, nota 32, y pp. 158-159 (Budismo tántrico).
[155] Comparar, por ejemplo, con C. G. Jung, The Integration of the Personality, cap. III: “Arquetipos del inconsciente colectivo.” “Hay tal vez muchos —escribe el Dr. J. C. Flügel— que todavía retienen la noción de un Padre-Dios casi antropomórfico, como una realidad extra-mental, aun cuando se haya hecho aparente el origen puramente mental de tal Dios.” (The Psychoanalytic Study of the Family, p. 236.)
[156] “Paraíso”, XXXIII, 82 ss.
[157] Ver supra., p. 159.
[158] J. F. Stimson. The Legends of Maui and Tahaki (Bernice P. Bishop Museum Bulletin, Nº 127; Honolulú, 1934), pp.1941.
[159] Este pasaje, que falta en la edición asiria común de la leyenda, aparece en un texto babilónico fragmentario muy anterior (ver Bruno Meissner, “Ein altbabylonisches Fragment des Gilgamosepos”, Mitteilungen der Vorderasiatischen Gesellschaft, VII, 1; Berlín, 1902, p. 9). Se ha hecho notar frecuentemente que el consejo de la sibila es hedonístico, pero debe notarse también que el pasaje representa una prueba de iniciación y no la filosofía moral de los antiguos babilonios. Como en la India, siglos después, cuando un discípulo se acercaba a su maestro para preguntarle el secreto de la vida inmortal, se le recibía con una descripción de los júbilos de los mortales (Katha Upanishad, 1: 21, 23-25). Sólo si persistía era admitido en la siguiente iniciación.
[160] Prototipo babilonio del Noé de la Biblia.
[161] Aunque al héroe se le previno que no tocara estas aguas en el viaje de ida, puede ahora entrar en ellas con impunidad. Ésta es una medida de la fuerza ganada por medio de su visita a los ancianos Señor y Señora de la Isla de la Eternidad. Utnapishtim-Noé, el héroe del diluvio, es una figura paterna arquetípica; su isla, el ombligo del mundo, es un anticipo de las posteriormente llamadas ”Islas de los Benditos” de los griegos y romanos.
[162] Lo apuntado arriba se basa en el libro de P. Jensen, Assyrischbabylonische Mythen und Epen (Keilinschriftliche Bibliothek, VI, I; Berlín, 1900), pp. 116-273. Los versos citados aparecen en las pp. 223, 251, 251-253. La versión de Jensen es versión línea por línea del principal de los textos existentes, una versión asiria de la biblioteca del rey Sardanápalo (668-626, a.C.). Fragmentos de una versión babilonia mucho más antigua (ver supra, p. 170) y un original sumerio todavía más antiguo (3er. milenio a.C.) también han sido descubiertos y descifrados.
[163] Ko Hung (también conocido como Pao Pu Tzu), Nei P’ien, cap. VII (traducción tomada de Obed Simon Johnson, A Study of Chinese Alchemy; Shanghai, 1928, p. 63).
Ko Hung elaboró otras recetas muy interesantes: una para convertir el cuerpo en “poderoso y exuberante”, y otra para adquirir la habilidad de caminar sobre el agua. Si se desea investigar el papel que tenía Ko Hung en la filosofía china, ver Alfred Forke, “Ko Hung, der Philosoph und Alchimist”, Archiv für Geschichte der Philosophie, XLI, 1-2 (Berlín. 1932), pp. 115-126.
[164] Herbert A. Giles, A Chinese Biographical Dictionary (Londres y Shanghai, 1898), p. 372.
[165] Un aforismo tántrico.
[166] Lao Tse, Tao Teh King, 16 (traducción de Dwight Goddard, Laotzu’s Tao and Wu Wei; Nueva York, 1919, p. 18). Comparar con la nota, p. 142, supra.
[167] “Paraíso” XXXIII, 49-57.
[168] Kena Upanishad, 1:3 (traducción de Swami Sharvananda; Ramakrishna Math, Mylapore, Madrás, 1932).
[169] Edda poética, “Hovamol”, 139 (traducción de Henry Adams Bellows; The American-Scandinavian Foundation, Nueva York, 1923).
[170] Jataka, introducción, i, p. 75 (reproducido del libro de Henry Clarke Warren, Buddhism in Translations; Harvard Oriental Series, 3; Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1896, pp. 82-83).