LA GUERRA EN EL MAR
a imagen que acude a todo aquel que se aproxima a la Gran Guerra es la de la inhumana lucha en las trincheras del frente occidental. Aparentemente, fue en ese escenario en el que se decidió la suerte de la conflagración. Sin embargo, para muchos analistas, el tablero en el que se jugó la partida decisiva del conflicto de 1914-18 fue otro muy distinto. Para ellos, la disputa por el control del mar fue la auténtica clave de la contienda.
Esta afirmación es susceptible de debate puesto que, si las tropas del káiser hubieran entrado en París en agosto de 1914, es posible que la guerra hubiera concluido en fecha tan temprana como esa, habiéndose decidido únicamente en acciones terrestres. Pero no es menos cierto que, al prolongarse el conflicto, la responsabilidad de mantener la capacidad de ambos contendientes para aprovisionarse de alimentos y materias primas, al canalizarse a través del transporte marítimo, recayó sobre los hombros de las respectivas marinas de guerra.
Para cualquier observador, si la guerra iba a decidirse en el mar, estaba muy claro quién era el único que podía alzarse con el triunfo.
Desde su victoria en la batalla de Trafalgar en 1805, el poderío naval británico había sido total y absoluto. Además, la política internacional del gobierno de Londres estaba siempre encaminada a mantener la «libertad en los mares», lo que significaba, dejando eufemismos a un lado, que nadie podía discutir ni desafiar la hegemonía inglesa.
Al comenzar la Primera Guerra Mundial, este dominio británico de los océanos se mantenía intacto e incluso reforzado, puesto que la Royal Navy contaba desde 1906 con un nuevo tipo de acorazado totalmente revolucionario, el Dreadnought; su agilidad, rapidez y potencia de fuego le convertían en el amo y señor del mar.
Pero los alemanes habían logrado suplir con inteligencia e imaginación la inferioridad numérica de su marina de guerra.
Gracias a un aporte de fondos extraordinarios a la construcción naval, sus astilleros lograron botar acorazados similares a los Dreadnought ingleses, además de otros buques de características técnicas avanzadas. Otro factor vendría a instaurar una cierta igualdad; el uso del submarino, cuya masiva utilización por parte germana abriría nuevos e inciertos escenarios. La partida en el mar no estaba, ni mucho menos, decidida de antemano.