Capítulo 4

SALTAR LA TRINCHERA

P

ara los soldados que participaron en la Primera Guerra Mundial, el momento más temido era el de saltar la trinchera. Amparados por los sacos terreros, su vida en aquellos fosos era precaria, aunque al menos mantenían una ilusión de seguridad. Pero cuando los oficiales hacían sonar el silbato y debían trepar por la pared de la trinchera para salir a tierra de nadie, su mundo se tornaba tan terrible como irreal.

Hoy día es difícil de imaginar lo que debían sentir aquellos hombres que, pertrechados de su fusil y cargados con una mochila que, en algunos casos, llegaba a pesar cerca de treinta kilos, debían avanzar a la carrera entre un mar de cráteres y embudos producidos por el impacto de los proyectiles, mientras las ametralladoras enemigas tableteaban ante ellos, barriendo el campo de batalla y segando una oleada de atacantes tras otra.

Este era el momento de la verdad en la guerra de trincheras, cuando había que saltar a tierra de nadie y exponerse al fuego enemigo, como hacen estos soldados británicos. Puede apreciarse como uno de ellos acaba de ser herido.