1915: BUSCANDO EL PUNTO DÉBIL
a estabilización del frente occidental a finales de 1914 supuso un duro e inesperado golpe, tanto para los respectivos Estados Mayores como para los propios soldados.
Todos aquellos hombres que habían partido en el mes de agosto dispuestos a desfilar victoriosos por la capital enemiga en unas pocas semanas, y a regresar al hogar antes de Navidad, comprendieron que eso ya no sería posible.
Los Ejércitos se encontraron con una situación que nadie había previsto. El frente se extendía a lo largo de 560 kilómetros, guarnecido por millones de soldados. La consolidación de este inmenso frente hacía ya imposible una maniobra envolvente; los asaltos frontales chocaban contra una barrera inexpugnable de alambradas y ametralladoras.
Este punto muerto tampoco podía romperse desde el mar, puesto que la armada germana se encontraba fondeada en sus puertos, fuertemente protegidos de indeseadas incursiones, eludiendo así el combate contra los buques británicos, que tenían el dominio absoluto de los océanos.
Pero los que sufrían en mayor grado esa impotencia para resolver de manera rápida el conflicto eran los soldados que se encontraban en las trincheras del frente occidental. Con la llegada del invierno, los soldados se vieron sometidos allí a unas condiciones inhumanas. En esos primeros momentos, las trincheras no eran más que zanjas improvisadas en las que no existía ningún sistema de drenaje, por lo que se encontraban siempre encharcadas, a lo que había que sumar el frío y la nieve. Para protegerse de los elementos solo contaban con su capote o con toldos extendidos sobre maderos.
Los más privilegiados habitaban reductos excavados en la tierra, en los que, pese a no disfrutar de unas condiciones higiénicas mínimas, se encontraban al menos a salvo de los martilleantes bombardeos.
La perspectiva de pasar todo el invierno en las trincheras provocó un gran malestar en las tropas, cuyo único deseo era regresar a casa para reencontrarse con sus familias. Este sentimiento era compartido por los soldados de ambos bandos, como se comprobaría al llegar las fechas navideñas.