INFORME DEL OB DEL PRÍNCIPE PRANCE DE SER Y CEL.
Empiezo a estar preocupado. Mis pesadillas van en aumento. La alarma me acaba de despertar de una de las más grandes y terribles que había tenido hasta ahora.
—¡Cásam! ¿Qué ocurre?
—Nos atacan. Le recomiendo que se dirija a la sala central para dirigir la defensa.
—¡Ponme con Zuzan!
—Le recuerdo que está hibernada.
—Es verdad. ¿Quién está al mando en la sala central de mando?
—El Capitán Espices, ahora el Capitán Yárrem. Ya no, acaba de llegar el Capitán Laurence.
Laurence apareció en la pantalla principal pensativo.
—¿Por qué ha dado la alarma general, el equipo de seguridad?
—Un Crucero del Mal se acerca hacia el Escudo a gran velocidad.
—Destruidlo.
—Aún no está a tiro. Pero me gustaría que vieras las lecturas que hemos recogido —dijo mostrándolas en la pantalla secundaria.
——¿Qué demonios es eso que lleva delante? —pregunté extrañado.
—Está demasiado lejos pero por las lecturas, se podría interpretar por un gigantesco bloque de M7.
—No le protegerá de nuestros cañones.
—Eso pienso yo.
Esperamos a que estuviera a tiro y le dejamos avanzar. Cuando lo encuadraron tres cañones Jarkamte ordené que abrieran fuego.
Para nuestra sorpresa, el gigantesco bloque de M7 estalló en pedazos al recibir el impacto. El Crucero quedó reducido a chatarra.
—Buen trabajo —felicité a la sala.
—Yo no diría todavía eso, mi señor —dijo el Jefe de control de la sala.
—¿Qué es lo que ocurre? —preguntó Laurence.
—La explosión del bloque. Una gran cantidad de fragmentos cruzarán dentro de poco nuestra órbita. Muchos impactarán contra nosotros, otros contra Pangea.
—¿Algún pedazo lo suficientemente grande como para preocuparnos? —pregunté pensativo.
—Tres son lo suficientemente grandes como para provocar daños en Pangea, si llegaran a caer en alguna zona habitada y cinco para provocarnos daños menores.
—Ordene a las otras lunas que en cuanto los tengan a tiro, los destruyan.
—Cuatro de ellos sólo los tendremos a tiro nosotros.
—Que las gemelas estén alerta. No quiero que el exceso de confianza pueda provocar daños en alguna luna, de forma que provoque una brecha que el Mal pueda aprovechar.
INFORME PARA EL ARCHIVO DE MI MENTE POLIMORFA.
El plan sigue su curso. Tal y como predijo mi Amo Trash, los cañones Jarkamte no han efectuado disparos a un trozo de roca tan pequeño, más si toda su atención está centrada en el Crucero y su protección de M7. Mi trayectoria está calculada para que a la tercera evolución de la luna principal me estrelle, lo más suavemente posible, contra su superficie.
INFORME DEL OB DEL PRÍNCIPE PRANCE DE SER Y CEL.
El último ataque del Mal era un suicidio. No tenía sentido. Ya habían calculado nuestra potencia de fuego. Sabían perfectamente que el bloque de M7 no aguantaría el fuego de nuestros cañones. El nudo de mi estómago me decía que había detrás algo más que probar, que el bloque era absolutamente ineficaz.
SEGUNDO INFORME PARA EL ARCHIVO DE MI MENTE POLIMORFA.
El impacto ha sido bastante más brusco de lo esperado, pero mi estructura no ha sufrido daños aunque he tenido que reagruparme. He comenzado a moverme, muy despacio, por la superficie para que no haya posibilidad de que sus sensores del exterior, me detecten. He de localizar cuanto antes una de las toberas de los cañones. La hora está cerca.
INFORME DEL OB DEL PRÍNCIPE PRANCE DE SER Y CEL.
La alarma ha vuelto a sonar. He llegado apresuradamente a la sala de control desde el área de generadores, esperando un ataque más serio por parte del Mal.
—¿Qué ocurre esta vez?
—Dos docenas de pequeños y rapidísimos cruceros de combate, han entrado en el sistema Solar —dijo Laurence.
—En cuanto estén a tiro háganlos pedazos.
—Si se mantienen a una distancia media va a ser difícil alcanzarles. Vamos que tener que adivinar qué dirección van a tomar.
—Que las otras lunas les desvíen hacia nuestro fuego.
—¿Quieres que usemos todos los cañones?
—No les demos demasiadas pistas. Sólo los necesarios.
TERCER INFORME PARA EL ARCHIVO DE MI MENTE POLIMORFA.
Se están empezando a abrir. Esperaré a que efectúen los disparos y me introduciré dentro. Es el punto más arriesgado de la misión, si me equivoco y me introduzco antes de que se efectúe el último disparo, seré destruido.
Uno, dos disparos. Ha parado. Nuestros cruceros se alejan. Entro. Me dejo caer… He acertado. La compuerta exterior se está cerrando, según desciendo adherido a las paredes, las compuertas de seguridad se van cerrando detrás de mí.
He traspasado el último nivel. Estoy sobre la punta del cañón. No debo moverme, hay enemigos ahí abajo. Deben ser quienes lo hacen funcionar o tal vez vigilantes.
INFORME DEL OB DEL PRÍNCIPE PRANCE DE SER Y CEL.
Mi preocupación iba en aumento. Convoqué una reunión en mis aposentos de Lain. Esta vez también estaban Dora, Mhar y Jhem.
—Ya imagino para qué es esta reunión —dijo Yárrem bromeando, mirando de reojo a Laurence—. Nos vamos de vacaciones.
—Algo va mal, lo presiento —solté, muy serio y de sopetón, dejándoles de piedra.
—¿Mal? Prance, el Escudo funciona perfectamente. ¡Somos impenetrables! —alardeó Dora.
—Quiero que tripliquéis la seguridad.
—¡No puedo creer lo que oigo, tú pidiendo más seguridad! —se cachondeó Laurence.
—No bromeo, Laurence. Tengo uno de mis presentimientos. Quiero patrullas que vigilen de arriba abajo, todas las plantas de las siete lunas, a todas horas.
—Me aterrorizan tus presentimientos, —se sinceró Laurence—, pero cómo vamos a hacerlo sin alarmar a las tropas.
—Yo me encargaré de las tropas. Les contaré que se trata de un experimento o algo por el estilo —dijo Jhem.
—Y nosotras dos, —dijo Dora mirando a Mhar—, no nos separaremos de ti en ningún momento.
—Me parece bien.
INFORME PERSONAL DEL OB DEL CAPITÁN LAURENCE.
Tras la sugerencia de Dora de acompañarle junto a Mhar a todas partes, el Príncipe no es que no haya protestado sino que le ha parecido bien. Ahora sí que me ha asustado.
CUARTO INFORME PARA EL ARCHIVO DE MI MENTE POLIMORFA.
He completado mi trasformación. He alisado y aplanado mi cuerpo dándole la apariencia de una plancha de metal, ya que estoy adherido a una de las paredes de la planta. Me deslizo muy lentamente por ella hacia mi objetivo. He calculado que tardaré algo más de dos semanas en llegar a uno de los huecos de descenso de plantas. No debo ser descubierto. El plan sigue el curso marcado por el Amo.
INFORME DEL OB DEL CAPITÁN LAURENCE.
ARCHIVO APTO SÓLO PARA CAPITANES DE ALTO NIVEL.
El Príncipe me ha vuelto a llamar y hemos mantenido una larga reunión. Nuestro sistema de espionaje no tiene noticias del primer ejército del Mal, algo que empieza a ser alarmantemente normal. No ha sido captado por ningún sistema aliado o neutral. El segundo ejército del Mal se estaba agrupando cerca de Sidómel. Tal vez esa fuera la razón por la que no habíamos tenido más informes de Anyel.
Cuando volvíamos a la sala central, seguido por nuestra nutrida escolta, Prance me agarró del brazo y se puso en tensión, cosa que hizo que todos desenfundáramos nuestras armas. Dora junto a Mhar, que habían permanecido detrás, rápidamente se pusieron delante de nosotros, protegiéndonos. Al no ver nada en nuestro frente, empezamos a mirar en todas direcciones buscando… ¿algo? Prance, lentamente desenfundó su pistola láser y activó el escudo circular de su OB Miraba al frente fijamente como si buscara o esperara algo. Cuando mi amigo iba a avanzar, Dora se lo impidió.
QUINTO INFORME PARA EL ARCHIVO DE MI MENTE POLIMORFA.
Han pasado tres semanas desde mi entrada en la base enemiga. Me dirijo hacia mi objetivo. Los enemigos han ido pasando a mi lado sin percatarse de mi presencia. Por ahí viene él. Me preparo.
INFORME DEL OB DEL CAPITÁN LAURENCE.
ARCHIVO SÓLO APTO PARA CAPITANES DE ALTO NIVEL.
Tras observar todo con detenimiento y no ver la causa de la tensión de mi amigo, me dirigí a él, preocupado.
—Mi señor, ¿qué ocurre?
—Hay algo ahí delante —dijo tenso.
Volví a mirar más atentamente, si cabe. Los escáneres de los OB no detectaban nada extraño. Dora avanzó un poco más, me miró y negó con la cabeza tras consultar su OB por segunda vez.
—Ahí no hay nada, mi señor —dijo Mhar.
—Eso parece, —dijo sin parpadear—, pero hay algo extraño.
—A mí me parece que es como cualquier otro pasillo —dije acoplando mi arma en su lugar.
—No lo es. Parece más estrecho.
—Recuerda que construimos Lain al límite de nuestras posibilidades, algunos pasillos tal vez sean algo más estrechos. Algo inapreciable para la mayoría de nosotros —dije levantando una ceja, tratando de rebajar la tensión que se había creado.
—Creo… —comenzó a decir dudoso.
Dora retrocedió y le susurró al oído.
—Prance, estás agotado, los períodos de descanso te los pasas gritando en sueños. Sigamos, si te parece.
—Tienes razón. Vámonos. Lo siento, creí ver una sombra —dijo volviéndose a las tropas de escolta, a modo de disculpa, procurando tranquilizarlos.
Seguimos y cuando llegamos al sector del pasillo que le había perturbado, se alejó bruscamente de una de las paredes como si le hubiera dado una descarga.
—¿Qué te ocurre? —le susurré.
—En cuanto lleguemos a la central, envía un equipo de ingenieros a revisar ese tramo.
—Como ordenes.
Sus intuiciones no solían ser erróneas, así que decidí enviar al primero que estuviera libre. Tal vez la estructura estuviera dañada o… no sé pero no iba a cometer un error de ese tipo.
Doce horas después pude enviar un equipo a la zona y revisaron las planchas, desmontándolas una a una, no descubriendo nada anómalo en su estructura. Pero encontraron algo extraño, restos orgánicos unicelulares que parecían funcionar en asociación. No eran peligrosos y no se reproducían, así que no había peligro de contaminación. La única explicación que se le ocurrió al equipo de ingenieros, es que los restos provenían de la nave que transportó las planchas hasta aquí. Posible pero poco probable. Todas eran esterilizadas, claro que a la velocidad con la que había sido construida, tal vez se hubieran cometido errores. Era algo que tendría que comentar a Yárrem. Podía haber más… imprudencias de ese tipo. Tan sólo nos faltaba una contaminación biológica que estropeara los sistemas o IA.
SEXTO INFORME PARA EL ARCHIVO DE MI MENTE POLIMORFA.
He estado a punto de ser descubierto. Me he cruzado con el Príncipe del Bien y me ha intuido. Es mucho más peligroso de lo que el Amo se cree. He percibido su poder… inmenso. Cuando ha pasado a mi lado he captado toda su esencia, ahora entiendo el temor del Amo. Nunca habría llegado a creer que un ser humano pudiera descubrirme. Si tuviera ocasión de matarlo…
INFORME DEL OB DEL CAPITÁN LAURENCE.
ARCHIVO PARA SEGURIDAD.
He ordenado a la sala de control de seguridad que vigilen cualquier posible anomalía, por insignificante que sea. Estoy muy preocupado por las extrañas reacciones del Príncipe, algo intuye… estamos en peligro o algo va a cambiar muy pronto.
SÉPTIMO INFORME PARA EL ARCHIVO DE MI MENTE POLIMORFA.
He llegado a la microsala de máxima seguridad. Dentro sólo hay un hombre. Controla todos los sistemas de rastreo de las lunas. Está aislado y es sustituido cada nueve días, tiempo deducido por la cuenta atrás del panel inferior de su pantalla auxiliar. Cuando lo releven, mataré a su sustituto, destruyendo su cuerpo y sustituyéndolo. El Amo tendrá diez días para efectuar su plan.
INFORME DEL OB DEL JEFE MÉDICO THORFHUN.
CLASIFICACIÓN MÉDICA DE TIPO A-J-S.
He mandado a Brack a Pangea, a la base secreta para Capitanes de alto nivel, con la misión de que analice las extrañas muestras que me han proporcionado un equipo de ingenieros, en una revisión especial ordenada personalmente por el Príncipe. Nunca había visto nada parecido. Aunque no sea un organismo peligroso, creo que debe ser preservado, analizado e investigado con detenimiento.
OCTAVO INFORME PARA EL ARCHIVO DE MI MENTE POLIMORFA.
Adosado al techo, he estado esperando la oportunidad para entrar en la cámara de aislamiento. Me he introducido a la vez que el relevo. Tras permanecer inmóvil dentro de la cámara, los observo como hablan, ríen, vuelven a hablar… El relevado sale y se aleja. No hay nadie a la vista. Activo patrón de directrices. Me dejo caer sobre el humano.
INFORME DEL OB DEL CAPITÁN LAURENCE.
ARCHIVO DE SEGURIDAD.
—¡ALARMA! ¡ALARMA! ¡MOVIMIENTO NO AUTORIZADO!
—¿Dónde? —pregunté a la IA de la sala.
—En la cabina de aislamiento del sistema de rastreo —respondió.
—Envíen tropas de elite al lugar. Ustedes dos, acompáñenme —dijo dirigiéndose a dos guardianes al azar.
Corrimos con todas nuestras fuerzas hacia el lugar. Los guardianes con los que nos cruzábamos, se hacían a los lados para dejarnos pasar. Tras unos interminables minutos, llegamos a la cabina. Estaba rodeada por dos docenas de guardianes de elite que apuntaban con sus fusiles de asalto láser, al interior. Con prudencia me hice paso entre ellos. En el interior estaba el Jefe de Escuadrón de elite Minbitor, con las manos levantadas y sin atreverse a hacer un movimiento, cosa nada propia de su carácter. Además la única abertura del aislamiento estaba protegida por un escudo energético independiente y autónomo de gran potencia, era de tal calidad que tardaríamos bastante en perforarlo. Acoplando mi arma me acerqué a la abertura.
—¿Qué es lo que ocurre? —le pregunté rabioso por lo que parecía una falsa alarma.
—No lo sé Capitán Laurence —respondió con el sonido apagado por el aislamiento—. Este panel, de pronto, ha dejado de funcionar y la alarma ha saltado.
—Conecte en automático al sistema —le ordené.
—Sí, Capitán —respondió, obedeciendo presuroso.
Con un simple vistazo descubrí que había un exceso de calor dentro.
—¿Por qué hace tanto calor ahí dentro? —pregunté sin dejar de mirarle a los ojos, parecía fatigado, distinto.
—El panel que se ha desconectado también controla el ambiente, por lo visto el error ha cambiado el nivel de temperatura —respondió trasteando en los paneles de control.
—Haré que lo revise un ingeniero.
—No hace falta, el error lo acabo de localizar. Tenía un bucle de prueba, que al finalizar lo ha desconectado. No volverá a ocurrir —dijo sonriente.
—Está bien, pero si nota algo extraño, por mínimo que sea, avíseme.
—Sí, Capitán.
NOVENO INFORME PARA EL ARCHIVO DE MI MENTE POLIMORFA.
He absorbido al Guardián, sustituyéndolo célula a célula, incinerándola simultáneamente e igualando la masa orgánica original. He conseguido despistar a sus homólogos. La fase dos ha finalizado. Comienzo la fase tres.
ARCHIVO DE GUERRA.
RENDICIÓN DEL SEGUNDO EJÉRCITO DEL MAL.
Durante cuarenta y ocho horas seguidas, el segundo ejército el Mal intentó destruir o traspasar nuestras defensas de multitud de maneras, perdiendo docenas de naves de todo tipo, fracasando estrepitosamente.
Dos días después recibimos un mensaje, de una pequeña lanzadera del Mal que quería parlamentar. En su interior había un sólo Guardián del Mal y traía un mensaje de Tógar para el Príncipe. Tras pasar por todas las medidas de seguridad posibles, el Capitán Laurence se reunió con el Guardián del Mal, que resultó ser uno de los Capitanes más leales y fieros de Tógar, en un pequeño Crucero de asalto. Le acompañaban Jhem y cien guardianes de elite. El Príncipe observaba todo, a través de las pantallas principales de la sala de mando de Lain Sen.
El Capitán del Mal estaba sentado en una silla electromagnética, con una pose chulesca, en uno de los extremos de la mesa electromagnética, rodeado por una docena de guardianes de elite que descansaban sus manos sobre sus armas, prestas para desenfundarlas y acabar con él a la menor sospecha de que fuera una trampa. El Capitán Laurence hizo lo propio en el otro extremo, flanqueado por Jhem y media docena de guardianes de elite a cargo de su protección.
—Bien Capitán Pilmor, ¿qué quiere Tógar de nosotros? —preguntó secamente Laurence.
—Veo que me conoce, su red de espionaje es realmente buena.
—La única razón por la que no está muerto es porque el Príncipe ha aceptado parlamentar y él siempre cumple su palabra. Pero deme un motivo, sólo uno y…
—Lo sé. Mi vida no corre peligro a no ser que yo incumpla la mía.
—Repetiré mi pregunta, ¿qué quiere Tógar?
—Rendirse —respondió escuetamente dejándoles de piedra.
—¿Rendirse? —preguntó incrédula Jhem.
—Yo no hablo con subalternos y menos si son mujeres —respondió despectivo.
—Tenga cuidado con lo que dice —le amenazó Laurence.
—Así que la hembra es suya. Tiene buen gusto…
Laurence se levantó llevándose las manos a las armas.
—No creo que a su Príncipe le haga mucha gracia que mate al «embajador» de Tógar, desarmado, con una petición de rendición y encima, bajo parlamento —dijo con una asombrosa serenidad.
Tragando mucha bilis, Laurence volvió a sentarse en su silla electromagnética.
—¿A qué viene ese cambio de… actitud? ¿Su Amo ha perdido el valor?
—El General Tógar, o el Amo, como le llaman todos nuestros súbditos…
—Esclavos más bien —le interrumpió ácido.
—Como quiera. Como decía, queremos rendirnos.
—¿Por qué?
—Ese escudo que han montado para proteger Pangea es impenetrable y el único arma que nosotros tenemos invencible, los insaciables, no la podemos controlar. Trash se ha vuelto totalmente loco y no comprende que es sólo cuestión de tiempo el que se monten sistemas defensivos idénticos a éste, por todos los sistemas. Pero a él le da igual, nos ha ordenado atacar el escudo hasta que no quede una sola nave. Tógar no quiere morir intentando traspasar lo intraspasable.
—De acuerdo, entréguense.
—Tógar quiere tener la seguridad de que se respetará su vida y la de todos aquéllos que se entreguen, hayan hecho lo que hayan hecho.
—Todo el que se entregue irá a «La Celda», hasta su conversión al lado del Bien.
—¿Y cuánto tiempo será eso? —preguntó con un deje de angustia.
—Me temo que esa cuestión dependerá de cada uno.
—¿Tenemos su palabra?
—La tienen.
—No es suficiente. —¿Qué más quieren?
—Que sea el Príncipe en persona quien cierre el acuerdo.
—Eso no es posible. Comprenderá que no voy a permitir que nuestro señor se ponga a tiro de sus hombres.
—Tógar ya había previsto esa respuesta.
—Lógico, no somos idiotas.
—Dentro de cincuenta horas pangeanas, el General llegará en varias lanzaderas junto a todos sus altos mandos. Se pondrá a tiro de su sistema defensivo y permitirán a sus tropas, revisar las naves de arriba a bajo y que requisen todo su armamento.
—Y luego deberá ir el Príncipe…
—No. Seguirá junto a sus hombres hasta Pangea y se reunirá en un punto prefijado por ambos. En Pangea y sólo en Pangea se rendirá el General.
—No creo que el Príncipe acepte.
—Es su única condición. Si no, no se rendirá.
—Tendrá su respuesta en unas horas. Vuelvo junto al Príncipe y le haré saber su decisión.
—Aquí le estaré esperando, no hay prisa —contestó con una cínica y amplia sonrisa.
SALA DE REUNIONES PARA ALTOS MANDOS DE LAIN SEN.
Todo Capitán de elite que se encontrara cerca, acudió a la reunión. La noticia de la propuesta de rendición del segundo ejército del Mal, había corrido como la pólvora por toda la base, nave o Crucero del sistema. En la sala había tal algarabía que no se podía hablar con el de al lado, más que a gritos. Cuando entró el Príncipe, el silencio cayó como una losa sobre los presentes. Tras dedicarnos una inescrutable mirada, se dirigió a la pantalla principal de la sala.
—Todos ustedes, capitanes, ya conocen el motivo de esta reunión de emergencia, la rendición de Tógar.
—¿Bajo qué términos? —preguntó el Capitán Espices, que se hallaba al mando de Lain hasta la deshibernación de Zuzan.
—Sólo se entregarán si permitimos a Tógar y a sus capitanes hacerlo en Pangea —le contestó ceñudo.
—No me gusta —dijo en voz alta el Capitán Yárrem—. No me fío. Tengo la intuición de que algo huele a podrido en esta rendición. Demasiado fácil.
—Y en el momento oportuno, dada nuestra situación —dijo pensativo el Príncipe recuperándose rápidamente—. Sin tropas ni naves, no podemos seguir luchando. Su rendición, si fuera verdadera, pondría a Trash en una seria desventaja, obligándole a replegarse y a reagrupar su ejército, dándonos un respiro y, sobre todo, tiempo para reorganizarnos, sin contar con que nos apropiaremos de todas sus naves y cruceros.
—Mi Príncipe, me temo que sea una treta para acabar con vos —dijo Laurence avanzando de entre los Capitanes.
—También se me ha pasado por la cabeza. Pero si es cierto que nos permitirán revisar sus lanzaderas y desamarles, una vez en Pangea no supondrán ningún peligro, sin contar que no voy a reunirme con ellos sólo.
—Pondré a todos los guardianes en máxima alerta. Los permisos serán suspendidos y todas las órdenes pasarán por Lain Sen, confirmadas por la Gran Dama —dijo Laurence.
—Lo dejo en tus manos, amigo. No podemos cometer errores. Quiero a todo el mundo en su puesto para cuando llegue Tógar. Laurence, llama a ese tal… Pilmor e infórmale que aceptamos —dijo volviendo a abstraerse.
DÉCIMO INFORME PARA EL ARCHIVO DE MI MENTE POLIMORFA.
Procedo a la desconexión, del sistema de rastreo de la zona B-17-412, de la luna cuatro. La fase tres ha finalizado. Comienzo la fase cuatro.
ARCHIVO DE GUERRA.
RENDICIÓN DEL SEGUNDO EJÉRCITO DEL MAL.
OB DEL PRÍNCIPE PRANCE DE SER Y CEL.
Las lanzaderas del Mal (quince) llegaron a la hora prevista. Varios cañones Jarkamte los encuadraron en su campo de tiro nada más penetrar en el sistema Solar. Fueron rodeados por cuatro cruceros que se distribuyeron la revisión de las lanzaderas y del desarme del enemigo. Tógar estaba entre ellos. Una vez finalizada la operación, fue trasladado al Crucero designado insignia para que habláramos. Cuando su rostro apareció en la pantalla principal de Lain, me entraron ganas de ordenar su ejecución inmediata, pero había dado mi palabra.
—Hola, Prance. Veo que la vida te ha tratado bien.
—Debe ser porque tengo la conciencia tranquila. En cambio te veo, no sé… envejecido.
—Curtido diría yo. Pero vayamos al grano, no estás cumpliendo tu parte del trato —dijo en tono desafiante.
—No te entiendo.
—Me has arrastrado hasta aquí, haciéndome prisionero.
—Eso no es cierto. Si quieres, puedes volver a tu lanzadera junto a tus capitanes y marcharte. La razón por la que estás ahí, es la de asegurarme que esta conversación queda entre nosotros y no la puede captar… Trash.
—Ese loco imbécil no sabe nada. Si no fuera así, ya estaría muerto. ¿De qué quieres hablar?
—Quiero que ordenes a tus capitanes que se trasladen al microcrucero que está a punto de llegar y que os depositará en Pangea Capital, para vuestra rendición.
—¡Ni hablar! No pienso ser humillado ante todo el planeta. Sólo hay un lugar en Pangea en el que pienso rendirme.
—¿Cuál es?
—El lugar que me vio nacer.
—Allí ya no hay nada. Hace milenios que no vive nadie, de hecho no hay ninguna población remotamente cercana. Si esperabas encontrar a alguno de los ermitaños… hace tiempo que se extinguieron. La gran mayoría volvió a las ciudades tras tu traición.
—Mejor. Menos testigos y te sentirás más seguro si no hay civiles cerca —dijo burlón.
—De acuerdo. Os escoltarán un Escuadrón de elite hasta ese lugar, a la espera de mi llegada.
—Eso me da igual. ¿Cuándo debemos partir? —preguntó indiferente.
—De inmediato. ¿Qué hay de tus tropas y naves?
—Se rendirán en cuanto cerremos el acuerdo en Pangea. De momento se encuentran a la espera de mi transmisión.
—Que no realizarás hasta que nos veamos y todo haya finalizado.
—Exacto.
Laurence se enfadó muchísimo en la nueva reunión, al enterarse del lugar de rendición. Realmente tenía razón, era el sitio idóneo para una emboscada… si no se encontrara en Pangea, claro. El lugar era un largo cañón en forma de «u». Medía quince kilómetros de largo, con paredes realmente escarpadas de más de tres kilómetros de altura. Antiguamente, en el final de cañón junto a la pared del fondo, había un pequeño poblado, que consistía en media docena de pequeñas cuevas que era donde vivían los ermitaños y donde nació Tógar de Gork y Leri. Un lugar sin asistencia médica, agua corriente o energía eléctrica. Resultaba impensable que vivieran así.
El cañón era lo suficientemente estrecho como para imposibilitar el descenso de una pequeña nave y tan inestable que una lanzadera, incluso la más pequeña, podría producir un derrumbamiento. La única forma de acceder hasta el fondo era a pie, por lo menos para un gran contingente de tropas como el que me iba a acompañar. A pesar de todas las medidas de seguridad que Laurence y Yárrem estaban tomando, se decidió como última medida apuntar por primera vez, un cañón Jarkamte hacia Pangea, justo al lugar de reunión. Si todo fuera mal, Tógar y sus capitanes no saldrían con vida.
De todas formas se decidió que llevaríamos un Copa,[17] con los dos mejores ingenieros de comunicaciones de la flota.
—¿Ocurre algo? —preguntó Yárrem al Príncipe.
—Sigo intranquilo. Preferiría que fuera Taban quien supervisara el sistema de comunicaciones del Copa, con la flota.
—Eso ahora no es posible. Está ultimando los detalles de la base para los insaciables. Lo que yo preferiría es que te transportara Lara a Pangea, en el peor de los casos, su blindaje y velocidad te sacarían de allí en un momento —reprochó Laurence.
—En estos momentos ya debe estar cargando insaciables —dije pensativo haciendo un gesto que le daba la razón—. ¿Pero quién podía esperarse esto?
—Bien, mi señor, ¿cuál va a ser la estrategia a seguir? —preguntó Laurence cambiando de tema.
—Dora y cuatro Escuadrones rodearán el cañón por el exterior y por la derecha. Yárrem, tú con otros cuatro, por la izquierda y tú, Laurence, junto a Mhar y Jhem nos meteremos en la boca del lobo.