Mensaje para vos

«Debería haber nacido en otra época». Esta frase me ha acompañado durante toda mi vida. Algunos, los más benevolentes, dicen que soy demasiado inteligente para haber nacido en la Venecia de 1448; otros, los que jamás quisieron conocerme, dicen que soy una bruja a la que debieron ahogar en la laguna de la ciudad, como a una vulgar hereje. Me pregunto cuántos supuestos herejes se ahogaron siendo inocentes, y cuántas brujas fueron quemadas sin haber cometido más pecado que ir en contra de la sociedad y de los que ostentan el poder.

Recuerdo que mi confesor siempre decía que Dios planeaba nuestras vidas. Que todos teníamos un camino marcado, un destino al que llegar y una misión que cumplir. He vivido muchos años, demasiados quizás, y sé que he cometido muchos errores, y creo haber aprendido la lección. Mis conocimientos han sido vastos y he conocido a mucha gente que ha formado parte de mi vida, de mis anhelos, e incluso de mis pesadillas. Pero ahora, al final de mis días, sigo sin conocer cuál era mi misión en la vida.

Quisiera saber si la historia me recordará, o si los mismos que intentaron acallar mi voz en vida conseguirán sus deseos y me borrarán de las crónicas como si jamás hubiera existido. No sé si escribiendo mis memorias conseguiré que estas perduren, y con ellas, todo lo que la vida me ha enseñado, pero sé que hay mucha gente que no quiere que lleguen a ver la luz, por eso he de escribirlas y esconderlas en un lugar seguro. Sólo pido a Dios, después de mantenerme viva hasta ahora, que me dé días suficientes para poder terminar mi crónica, y que así, algún día, cuando el mundo esté preparado, cuando las mujeres podamos ser iguales a los hombres, alguien descubra mi diario para darse cuenta de que la lucha comenzó hace mucho, puede que demasiado.

Si el que ahora sostiene entre sus manos estas viejas notas es varón, espero posea entre sus cualidades la valentía de leer la vida de una dama, que quizás a sus ojos no lo sea tanto. Si sois doncella, sólo deseo transmitiros que jamás estuvisteis sola en vuestra lucha, y espero que seáis lo bastante coherente para preguntaros si la historia que ha llegado hasta vuestros días es del todo cierta.

Soy Costanza. Fui la pequeña Contanti, Costanza de Fondasini, sor Maria Umile, Madame Constans, y otros muchos nombres.

He sido niña, esposa, noble, viuda, amante, madre, monja, cortesana y maestra, pero jamás he dejado de ser mujer.

Esta es mi historia.

Costanza Contanti, en el año del Señor de MDXLVII