El Alto Mando de la Wehrmacht comenzó a verse abrumado por un nuevo problema aún más grave: debía frenarse la contraofensiva lanzada por el Ejército Rojo en Bielorrusia, sin dejar de resistir a la presión de los aliados en Normandía. «Los efectos de los principales conflictos en el oeste y el este fueron recíprocos», declaró Jodl cuando fue interrogado junto a Keitel al final de la guerra. «Cuando se comparaban entre sí, uno y otro frente se sentían olvidados». La concentración de divisiones acorazadas de la SS en Normandía, especialmente después de traer de vuelta del frente oriental al II Cuerpo Acorazado de la SS, había puesto de manifiesto su incapacidad de respuesta efectiva a la Operación Bagration. «La guerra a dos frentes se presentó con todo su rigor», comentó Jodl.39
Un oficial de enlace del Ejército Rojo, el coronel Vassilievsky, fue llevado de visita al cuartel general de la 7.a División Acorazada. Con verdadera diplomacia soviética, expresó su opinión de que el avance británico era demasiado lento. Al parecer, un oficial británico le pidió que señalara en un mapa del frente oriental el punto en el que su división estaba combatiendo. En el sector que indicó, con una longitud de aproximadamente mil kilómetros, había nueve divisiones alemanas. El británico recalcó que ellos estaban enfrentándose también a nueve divisiones, de ellas siete acorazadas, pero en un frente de apenas cien kilómetros.40
Las declaraciones de la propaganda soviética que afirmaban que los mejores soldados de Alemania «siguen combatiendo en el frente soviético»41 no eran más que una falsedad, como demostraba la presencia en el oeste de seis divisiones acorazadas de la SS, además de la Panzer-Lehr-Division y la 2.a División Acorazada. «Sabemos perfectamente dónde se encuentran ahora los alemanes jóvenes y fuertes», escribía Ilya Ehrenburg en Pravda, menospreciando la calidad de las formaciones alemanas presentes en Normandía. «Les hemos encontrado un hueco en la tierra, en la arena, en el barro; en la estepas de los kalmuk, en las riberas del Volga, en los pantanos de los alrededores de Volkhov, en la estepa ucraniana, en los bosques de Crimea, en Moldavia, en Rzhev, en Veliki-Luki. Nuestros aliados se enfrentan ahora a los alemanes a los que apodamos totalnik [movilización total], un producto prefabricado destinado a la aniquilación». Pero hasta Ehrenburg ya estaba dispuesto a reconocer que «la parrilla francesa empieza a parecerse al incendio ruso».42