Notas

[1] El cloro es un gas letal que se utilizó en los campos de batalla europeos durante la primera guerra mundial. El sodio es un metal corrosivo que entra en combustión en contacto con el agua. La combinación de ambos origina una sustancia agradable e inocua, la sal común. El estudio de las propiedades de ambas sustancias constituye precisamente el objetivo de la Química, y para comprenderla se necesitan más de 10 bits de información. <<

[2] Por ejemplo, Lady Wonder, un caballo de Virginia, era capaz de contestar una serie de preguntas moviendo con la nariz una serie de tacos de madera que prefiguraban letras. Como también contestaba a cuestiones planteadas en privado a su propietario, el parapsicólogo J. K. Rhine dijo que el caballo no sólo sabía leer sino que además tenía el don de la telepatía (Journal of Abnormal and Social Psychology. 23, 449, 1929). Pero el mago John Scarne indicó que el propietario hacía una seña a Lady Wonder con un látigo mientras éste «rumiaba» sobre los tacos de madera antes de convertirlos en palabras. En apariencia, el propietario estaba fuera del campo visual del animal, pero ya sabemos que los caballos tienen una excelente visión periférica. Lady Wonder era cómplice de un impostor, cosa que no ocurría con Hans el Listo. <<

[3] Una descripción detallada del Pioneer 10 y el Pioneer 11 puede hallarse en mi obra The Cosmic Connection (Doubleday, Nueva York, 1973); y el registro fonográfico de los Voyager 1 y 2 se explica asimismo con amplitud en Murmurs of Earth: The Voyager Interstellar Record (Random House, Nueva York, 1978). <<

[4] Los antiguos egipcios se referían al planeta Marte con la denominación «el rojo Horus» (Horus era el nombre de la divinidad imperial en forma de halcón). La astronomía egipcia adjudicaba vivos colores a los objetos celestes. Pero la descripción de Sirio no menciona nada especial acerca de su color. <<

[5] La referencia completa de las obras citadas en este capítulo aparece en la Bibliografía. <<

[6] Esta paginación se refiere a la edición estándar en lengua inglesa (Velikovsky, 1950). <<

[7] Lo que dice el Éxodo es que el maná caía cada día excepto el sábado, y por ello el viernes caía una doble ración (no infestada de gusanos). Pero esto choca con la hipótesis de Velikovsky, porque, ¿cómo podía saberlo el cometa? En realidad, esto nos lleva a un problema más general relativo al método histórico de este autor. Algunas citas de sus fuentes histórico-religiosas deben tomarse literalmente, pero otras tienen que desecharse forzosamente. Entonces, ¿en base a qué criterio tomamos esta decisión? Lo que está claro es que dicho criterio debe estar al margen de nuestra actitud y nuestra predisposición respecto a las tesis de Velikovsky. <<

[8] La predicción de los movimientos relativos de tres objetos atraídos entre sí por la gravitación. <<

[9] En el libro de Vitaliano se hallará una discusión informativa y entretenida del caso Thera, así como todo lo relativo a la conexión entre los mitos y los fenómenos geológicos; véase también De Camp (1975). <<

[10] Ello resulta más evidente en inglés que en castellano, pues mes es «month» y luna es «moon». (N. del T.) <<

[11] Kowal ha descubierto recientemente un objeto pequeño muy interesante que gira alrededor del Sol entre las órbitas de Urano y Saturno. Puede tratarse del miembro de mayor volumen de un nuevo cinturón de asteroides. Kowal propone llamarle Quirón, nombre del centauro que educó a muchos dioses y héroes de la mitología griega. Si se descubren otros asteroides transaturnianos, podría asignárseles los nombres de otros centauros. <<

[12] Los descubrimientos inesperados resultan muy útiles para valorar las ideas preexistentes. G. W. F. Hegel ejerció una enorme influencia en la filosofía profesional del siglo XIX y principios del XX y marcó no poco el futuro del mundo ya que Karl Marx le tomó muy en serio (aunque algunos críticos benévolos han afirmado que los argumentos de Marx hubiesen sido más precisos si no hubiese oído nunca a Hegel). En 1799 ó 1800, Hegel dijo en privado que no podían existir nuevos objetos celestes en el sistema solar, utilizando para ello todo el arsenal filosófico de que disponía. Un año más tarde, se descubría el asteroide Ceres. Parece ser que Hegel se dedicó entonces a empeños menos fácilmente refutables. <<

[13] En los vuelos tripulados en órbita terrestre se plantean también otros problemas. Consideremos, por ejemplo, un musulmán o un judío religioso dando una vuelta a la Tierra cada noventa minutos. ¿Está obligado a guardar el día de descanso cada siete órbitas? Los vuelos espaciales nos sitúan ante situaciones muy distintas de aquellas en las que hemos crecido nosotros y nuestras costumbres. <<

[14] En un discurso de principio de curso en la Universidad Clark, el 18 de mayo de 1978, hice unas observaciones parecidas. Dorothy Mosakowski, del Aula de Libros Raros de la Biblioteca Goddard de la Universidad Clark buscó y encontró ese pequeño ensayo que se consideraba perdido. En él descubrimos que Goddard se sentía atraído, aunque mantenía una actitud cautelosa, por la posibilidad de vida en Marte, que estaba seguro de la existencia de sistemas planetarios extrasolares, de lo cual dedujo «que entre esos innumerables planetas se dan condiciones de calor y luz análogas a las que disponemos aquí; si así es efectivamente, y si el planeta tiene una edad y un tamaño parecidos a los nuestros, es muy posible que existan seres humanos muy parecidos a nosotros, posiblemente con costumbres extrañas y formas de hacer todavía más extrañas». Pero también añadía: «Le corresponde al futuro distante responder si hay algo de verdad en nuestras suposiciones». <<

[15] Así se llama la heroína de la novela Pollyanna (1913), de Eleanor Porter, caracterizada por un optimismo irrefrenable y la tendencia a encontrarlo todo bien (N. del T.) <<

[16] Ello no obstante, se da la notoria circunstancia de que se encontraba en Worcester en 1909 cuando Sigmund Freud y Carl Gustav Jung dieron la primera conferencia en inglés sobre esos elementos ya institucionalizados que constituyen el psicoanálisis. Muchos psiquiatras norteamericanos oyeron por primera vez algo del tema a raíz de la presencia de Freud en la Universidad Clark. Uno se pregunta si el ya maduro y barbudo médico vienés y el joven y bigotudo físico norteamericano recién graduado se saludaron al cruzarse en el campus de la Universidad Clark, cada uno de ellos por la senda de su propio destino. <<

[17] Con la única excepción de los meteoritos (véase el capítulo 15). <<

[18] En los capítulos 12, 16 y 17 de The Cosmic Connection he abordado estas inferencias acertadas y sus confirmaciones gracias a los vehículos espaciales. <<

[19] White habría sido también el responsable de la ejemplar costumbre de no otorgar grados de doctor honoris causa por la Universidad de Cornell; le preocupaba un abuso potencial: la posibilidad de que esos grados honoríficos fuesen intercambiados por legados o donativos económicos. White era un hombre de convicciones éticas profundas y valientes. <<

[20] Los teólogos han hecho muchas afirmaciones sobre Dios en materias que hoy nos parecen, como poco, engañosas. Tomás de Aquino pretendía demostrar que Dios no puede crear otro Dios, o suicidarse, o fabricar un hombre sin alma, o incluso fabricar un triángulo cuyos ángulos interiores no sumen 180 grados. Pero Balyai y Lobachevsky fueron capaces de hacer esto último (sobre una superficie curva) en el siglo XIX y ni siquiera se acercaban a ser dioses. Curioso concepto éste, el de un Dios omnipotente con una larga lista de cosas que le está prohibido hacer por mandato de los teólogos… <<

[21] Resulta encantadora la idea de que Napoleón se pasase realmente unos cuantos días a bordo repasando un texto de matemáticas avanzadas como Mecanique céleste. Se interesaba verdaderamente por la ciencia e hizo un intento serio por conocer los últimos descubrimientos (ver The Society of Arcueil: A view of French Science at the Time of Napoleon I, de Maurice de Laplace; Crosland, Cambridge, Harvard University Press, 1967). Napoleón no tuvo la intención de leer toda la Mecanique céleste y escribió a Laplace en otra ocasión: «Los primeros seis meses que pueda, los dedicaré a leerlo». Pero también hizo la siguiente observación, con motivo de otro libro de Laplace: «Sus libros contribuyen a la gloria de la nación. El progreso y la perfección de las matemáticas están íntimamente ligados a la prosperidad del estado». <<

[22] Sin embargo, a partir de consideraciones astronómicas, Aristóteles dedujo que en el universo existían varias docenas de seres capaces de producir el primer movimiento sin necesidad de moverse. Esos argumentos de Aristóteles parecen tener consecuencias politeístas que algunos teólogos occidentales pueden considerar peligrosas. <<

[23] El tema no deja de tener su ironía. Agustín nació en África en el año 354 d. C. y en su juventud fue maniqueo, un adepto de la visión dualista del universo según la cual el bien y el mal están en conflicto en términos de igualdad, visión que más tarde fue condenada por herética por la ortodoxia cristiana. La posibilidad de que el maniqueísmo no estuviese acertado se le ocultó a Agustín cuando estudiaba astronomía. Descubrió que incluso las figuras principales de la fe no podían justificar sus misteriosas nociones astronómicas. La contradicción entre teología y ciencia en materia astronómica constituyó el impulso inicial que le condujo hacia el catolicismo, la religión de su madre, la misma religión que siglos más tarde persiguió a científicos como Galileo por mejorar nuestros conocimientos astronómicos. Agustín se convirtió posteriormente en San Agustín, una de las principales figuras de la historia de la Iglesia católica y su madre se convirtió en Santa Mónica, en honor de la cual recibió su nombre uno de los suburbios de Los Ángeles. Bertrand Russell se preguntó cuál hubiese sido el punto de vista de Agustín en cuanto al conflicto entre astronomía y teología si hubiese vivido en tiempos de Galileo. <<

[24] Pero todavía se mantiene vivo el debate sobre la cantidad de deuterio que puede elaborarse en los interiores estelares y arrojarse posteriormente al gas interestelar. Si esa cantidad es significativa, la abundancia actual de deuterio tendría un papel menos importante en la densidad del universo primitivo. <<

[25] Juego de palabras entre Gott, el astrónomo, y God, que en inglés significa Dios. (N. del T.) <<

[26] Resulta interesante preguntarse por qué existen moléculas psicodélicas, y en gran abundancia, en plantas muy diversas. Dichas moléculas no parecen proporcionar ningún beneficio inmediato a las plantas. No es probable que la planta del cannabis se «eleve» por su complemento de la tetra-hidrocannabinol. Pero los seres humanos cultivan el cannabis porque las propiedades alucinógenas de la marihuana resultan muy apreciadas. Es bien conocido que en algunas culturas, las plantas psicodélicas constituyen la única vegetación doméstica. Es posible que en esa etnobotánica se haya desarrollado una relación simbiótica entre las plantas y los seres humanos. Se cultivan preferentemente aquellas plantas que por accidente proporcionan las sustancias psicodélicas deseadas. Esta selección artificial puede influir poderosamente en la evolución subsiguiente, y en periodos de tiempo relativamente cortos —por ejemplo, decenas de miles de años—, como queda patente al comparar muchos animales domesticados con sus antepasados. Estudios recientes también ponen de manifiesto la posibilidad de que las sustancias psicodélicas actúen por el hecho de ser químicos parecidos a sustancias naturalmente producidas por el cerebro, que inhiben o amortiguan la transmisión nerviosa y que pueden contar entre sus funciones con la inducción de cambios endógenos en la percepción o el humor. <<

[27] En castellano en el original. (N. del T.) <<

[28] Una fascinante descripción del trabajo de Grof y del mundo de los fármacos psicodélicos puede encontrarse en la obra Psychodelic Drugs Reconsidered de Lester Grinspoon y James Bakalar (Basic Books, Nueva York, 1979). La descripción de sus descubrimientos hecha por el propio Grof aparece en Realms of Human Unconscious por S. Grof (E. P. Dutton, Nueva York, 1976) y The Human Encounter with Death por S. Grof y J. Halifax (E. P. Dutton, Nueva York, 1977). <<

[29] Sorprendentemente, la oxitocina resulta ser un derivado del cornezuelo de centeno que está relacionado químicamente con sustancias psicodélicas como el LSD. Como induce el parto, resulta una hipótesis plausible que la Naturaleza utilice alguna sustancia natural parecida para inducir las contracciones uterinas. Pero eso supondría alguna conexión fundamental para la madre —y tal vez para la criatura— entre el nacimiento y las drogas psicodélicas. Tal vez no sea poco plausible que, mucho más tarde y bajo la influencia de alguna droga psicodélica, recordemos la experiencia del nacimiento —el acontecimiento en el que por primera vez entramos en contacto con las drogas psicodélicas. <<

[30] Una hipótesis distinta, pero no inconsistente, acerca de la metáfora del Edén, en filogenia y no en ontogenia, aparece en Los dragones del Edén. <<

[31] Una variante curiosa aparece en el libro de Arthur Schnitzler, Flight into Darkness: «…en todos los momentos de la muerte de cualquier ser, éste revive su pasado a una velocidad inconcebible para los demás. Esta vida recordada debe tener también su último momento, y este su propio último momento, y así sucesivamente y, por tanto, morir es en si la eternidad y, por tanto, según la teoría de los límites, uno puede acercarse a la muerte sin alcanzarla nunca». De hecho, la suma de una serie infinita de ese tipo es finita y el argumento falla por razones matemáticas, así como por otras, Pero constituye un recordatorio eficaz de que, en ocasiones, nos sentimos predispuestos a aceptar medidas desesperadas que nos eviten afrontar la inevitabilidad de la muerte. <<

[32] Los canguros nacen cuando no son sino embriones y deben emprender, por sí solos, un viaje heroico desde el canal de la vida hasta la bolsa. Muchos no consiguen llegar. Los que lo consiguen vuelven a encontrar un entorno caliente, oscuro y protector, dotado de mamas, ¿invocara la religión de una especie de marsupiales inteligentes a un dios severo e implacable que vigila estrictamente la marsupialidad? ¿Requerirá la cosmología marsupial un breve interludio de radiación en un Big Bang prematuro seguido de una «Segunda Oscuridad» y luego una salida al universo mucho más placida que la que conocemos? <<