COMO OBRA DE INGENIERÍA, esta Suiza es algo formidable. Porque Suiza es una obra gigantesca de ingeniería, un parque de recreos colosal. Es la Magic City de Europa, del mundo entero. A mí me da la idea de una cosa yanqui, hecha a fuerza de dinero y de audacia. Sólo capitalistas e ingenieros yanquis han podido concebir el proyecto de construir estas montañas enormes, cuya sola nieve supone un gasto anual de muchos millones de dólares: estos lagos maravillosos, estos túneles, estos funiculares. El Mont-Blanc, por ejemplo, que, geográficamente, es indudable que pertenece a Suiza, está hecho con el mismo criterio con que están hechos los rascacielos de Chicago. Es una montaña rusa demasiado yanqui. No es bonita ni divertida. Es grande, es la montaña más grande de Europa. No tiene otro objeto más que el de ser muy grande. Se ve que los yanquis se han dicho:
—¿Cuántos metros tiene tal montaña? ¿Tres mil? ¿Y tal otra? ¿Cuatro mil? Pues nosotros vamos a hacer una montaña de cinco mil.
Y han hecho el Mont-Blanc, que resulta una cosa desproporcionada.
Porque, como he dicho antes, Suiza es un parque de recreos, y sus montañas y sus abismos deben producir, sencillamente, una emoción ligera, fácil y barata, como los toboganes y los watter-chutts de Magic City. Así, el Rigi, adonde se va en ferrocarril, y las rocas de Naye y tantas otras montañas. Las mujeres las suben en funicular, bordeando unos abismos muy bien imitados, y dan gritos y todo; pero, interiormente, saben que están en un parque de recreos y que no corren peligro ninguno. Entre estas montañas de cartón, donde tanto se divierte la gente, el Mont-Blanc desentona. Con su enorme altura, ya no es una montaña de juguete. Es una montaña de verdad, de ascensión difícil y expuesta. Y para trepar a montañas así no vale la pena venir a Suiza.
En Suiza, como en todos los parques de recreo, la entrada es barata. Lo caro son las atracciones. La gente debe de dejarse aquí una millonada diaria, y aun así, no creo que la empresa gane mucho. ¡Hay que ver lo que debe de costar el sostenimiento de Suiza! Sólo el hielo supone un dineral. Luego, el hierro de las aguas ferruginosas, el bicarbonato de las aguas bicarbonatadas, el azufre, la cal, el yodo, el arsénico, los sulfatos… Después, la réclame.
Es enorme, es fabuloso, es yanqui. En realidad, Suiza es lo más yanqui del mundo.