CAPÍTULO34

—Yo sé que es una medida política, tú lo sabes pero de todas formas es prácticamente lo mismo que estás haciendo ahora —le dijo Crawford a Graham mientras caminaban al filo de la tarde por State Street Mall rumbo a las oficinas de la agencia federal—. Sigue con lo que estás haciendo, limítate a escribir los paralelos y yo me encargaré del resto.

El Departamento de Policía de Chicago le había pedido a la sección Ciencia del Comportamiento del FBI un perfil detallado de las víctimas. Los oficiales policiales dijeron que lo utilizarían para planificar la distribución de patrullas extraordinarias durante el período de luna llena.

—Lo que están haciendo es cuidarse el trasero —afirmó Crawford sacudiendo la bolsa de papas fritas—. Las víctimas eran personas en muy buena posición, tendrán que enviar patrullas a los barrios donde vive gente de buena posición. Ellos saben que eso va a ocasionar un cúmulo de protestas: los jefes de distrito han alzado sus voces pidiendo el empleo de personal extra desde que Freddy se quemó. Dios se apiade de los ediles de la ciudad si patrullan los barrios de la alta clase media y el Hada ataca en un barrio pobre. Pero si llegara a ocurrir, podrían echarle el fardo al maldito FBI. Me parece estar oyéndolos decir: «Ellos nos indicaron que lo hiciéramos de esa forma. Eso fue lo que nos dijeron que debíamos hacer».

—Yo no creo que existan mayores probabilidades de que su próximo golpe sea en Chicago más que en otra parte —dijo Graham—. No existe razón para pensar así. Es una pérdida de tiempo. ¿Por qué no puede hacer Bloom el perfil? Es consultor de Ciencia del Comportamiento.

—No quieren que provenga de Bloom sino de nosotros. No les serviría de nada echarle la culpa a Bloom. Además, todavía está en el hospital. Yo he recibido instrucciones de hacerlo. Alguien de la Cúpula se ha comunicado con la Justicia. Los de Arriba dicen «Hágalo». ¿Lo harás?

—Lo haré. De todos modos en eso estoy.

—Lo sé —replicó Crawford—. Sigue adelante.

—Preferiría volver a Birmingham.

—No. Quédate conmigo en esto.

Las últimas luces del viernes desaparecían por el oeste. Faltaban diez días.