EL WILDER KÁISER (AUSTRIA)
15 DE JUNIO DE 2008.
A los pies del Wilder Káiser, Ethan y Kate encontraron el bosquecillo en el que habían descubierto el cadáver de Otto Rahn a finales del invierno de 1939. Examinaron con ojo experto la oscura cara de la montaña que se elevaba en vertical sobre ellos. Ethan señaló el saliente desde el que tiraban a los prisioneros de guerra en otros tiempos; era una caída de tres o cuatro segundos. Calculó que era tiempo suficiente para que las plegarias y los remordimientos se te atragantaran, a no ser que se estuviese en paz con Dios.