Agradecimientos

Muchas gracias a mi agente literario, Jay Garon, que hace cinco años descubrió mi primera novela y la paseó por Nueva York, hasta que alguien dijo sí.

Muchas gracias a David Gernert, mi editor, con quien comparto además una buena amistad y un entusiasmo por el puritanismo del béisbol, a Steve Rubin, Ellen Archer y al resto de la familia de Doubleday, y a Jackie Cantor, mi editora en Dell.

Muchas gracias a quienes me han escrito. He procurado contestar todas las cartas, pero si he olvidado una o dos, os ruego que me perdonéis.

Mi especial agradecimiento a Raymond Brown, auténtico caballero y excelente abogado de Pascagoula, Mississippi, que me sacó de un aprieto; a Chris Sharlton, compañero de facultad que conoce los callejones de Nueva Orleans; a Murray Avernt, amigo de Oxford y de Ole Miss que reside ahora en Washington; a Greg Block del Washington Post; y, por supuesto, a Richard y a su equipo en Square Books.