ADVERTENCIA

Conviene advertir que los manuscritos que integran el siguiente trabajo no fueron revisados, ni corregidos, por su ilustre autor. Cuando en su última enfermedad los dejó en manos de su editor, expresó la esperanza de recuperar fuerzas suficientes para realizar esta tarea. Sin embargo, no es necesario decir que tal esperanza no se llegó a realizar. La Disertación sobre el Gobierno fue, sin duda, transcrita antes de su muerte; pero es casi seguro que nunca tuvo tiempo para examinar la copia. El Discurso sobre la Constitución…, con excepción de unas cuantas páginas, fue escrito de su puño y letra en páginas sueltas, con señales evidentes de una redacción interrumpida y hecha con prisas. Sin duda alguna hay razones para creer que la parte principal de la misma, si no toda la obra, fue realizada entre la renovación del Congreso, en la primavera de 1848, y la reunión de este último en diciembre de 1849.

Al preparar los manuscritos para la imprenta, el editor ha intentado con gran diligencia respetar no sólo las formas peculiares de expresión, sino también las palabras del autor; sin prestar atención a los adornos de estilo o reglas de la crítica. A los que le conocían bien no hay que recordarles que les prestó poca atención. Absorto por su tema y serio en sus esfuerzos para ofrecer la verdad a los demás, tal como él la veía, no se preocupó de los artificios y ornamentos de una elocución ampulosa. Escribió tal como hablaba, a veces con negligencia, pero con claridad y energía. Dado su peculiar carácter y lo que el público esperaba de él, sus puntos de vista deben presentarse en la forma verdadera y simple tal como los dejó. La estatua granítica, por más que sea esculpida de forma tosca, impone mucho más con sus proporciones simples y austeras, aunque rudas, que un vaciado en yeso por muy elaborado y pulido que esté. Se han rehecho algunas afirmaciones y algunas incorrecciones verbales debidas a la apresurada redacción porque eran inexactas. Con estas excepciones, que son relativamente pocas, la obra aparece como salió de las manos del autor; y se ofrece al público sin más comentario que el hecho por su autor en la carta fechada el 4 de noviembre de 1849. «Deseo que se indiquen mis errores». Sólo he escrito lo que creía cierto; sin ceder una micra a la opinión y prejuicios populares del momento. No he dilatado, sino dejado la verdad, claramente anunciada, para que se abra camino por sí misma.

22 de febrero de 1851.