Notas

[1]2.ª édición, 1949. <<

[2]Les Fils de Dieu, pp. 236, 263-267, 272; Le Spiritisme dans le Monde, pp. 27-28. <<

[3] Debemos decir a este propósito que la existencia de pueblos «en tribulación», de los que los Bohemios son uno de los ejemplos más sobresalientes, es realmente algo muy misterioso y que requeriría ser examinado con atención. <<

[4] El Dr. Arturo Reghini nos ha hecho observar que esto podría tener alguna relación con el timor panicus de los antiguos; esta aproximación nos parece en efecto extremadamente verosímil. <<

[5] Los adversarios de M. Ossendowski han querido explicar el mismo hecho pretendiendo que había tenido en sus manos una traducción rusa de la Mission de l’Inde, traducción cuya existencia es más que problemática, puesto que los herederos mismos de Saint-Yves la ignoran enteramente. — Se ha reprochado también a M. Ossendowski escribir Om mientras que Saint-Yves escribe Aum; ahora bien, si Aumes en efecto la representación del monosílabo sagrado descompuesto en sus elementos constitutivos, no obstante es Omel que es la transcripción correcta y el que corresponde a la pronunciación real, tal como existe tanto en la India como en el Tíbet y en Mongolia; este detalle es suficiente para permitir apreciar la competencia de algunos críticos. <<

[6] M. Ossendowski, que no sabe que se trata deun aerolito, busca explicar ciertos fenómenos, como la aparición de caracteres en su superficie, suponiendo que era una suerte de pizarra. <<

[7] Habría que hacer también una aproximación curiosa con el lapsit exillis, piedra caída del cielo y sobre la cual aparecían inscripciones igualmente en ciertas circunstancias, y que es identificada al Grial en la versión de Wolfram d’Eschenbach. Lo que hace a la cosa todavía más singular, es que, según esa misma versión, el Grial fue finalmente transportado al «Reino del Prestejuan», que algunos han querido asimilar precisamente a Mongolia, aunque, por lo demás, ninguna localización geográfica pueda ser aceptada aquí literalmente (ver El esoterismo de Dante, ed. francesa de 1957, pp. 35-36, y ver también más adelante). <<

[8] Hemos sido muy sorprendidos al enterarnos recientemente de que algunos pretendían hacer pasar el presente libro por un «testimonio» en favor de un personaje cuya existencia misma nos era totalmente desconocida en la época en que lo hemos escrito; oponemos el más formal desmentido a toda aserción de ese género, de cualquier lado que pueda venir, ya que para nos se trata exclusivamente de una exposición de datos pertenecientes al simbolismo tradicional y que no tienen absolutamente nada que ver con «personificaciones» cualesquiera. <<

[9] Entre los griegos, Minos era a la vez el Legislador de los vivos y el Juez de los muertos; en la tradición hindú estas dos funciones pertenecen respectivamente a Manu y a Yama, pero estos son representados como hermanos gemelos, lo que indica que se trata del desdoblamiento de un principio único, considerado bajo dos aspectos diferentes. <<

[10] Esta sede de la «dinastía solar», si se la considera simbólicamente, puede ser aproximada a la «Ciudadela solar» de los Rosa-Cruz, y sin duda también a la «Ciudad del Sol» de Campanella. <<

[11] De hecho, esa denominación de «Iglesia brahmánica», no ha sido empleada nunca en la India, más que por la secta heterodoxa y completamente moderna del Brahma-Samâj, nacida a comienzos del siglo XIX bajo influencias europeas y especialmente protestantes, dividida pronto en múltiples ramas rivales, y hoy día casi completamente extinguida; es curioso notar que uno de los fundadores de esa secta fue el abuelo del poeta Rabindranath Tagore. <<

[12] San Bernardo dice que «el Pontífice, como lo indica la etimología de su nombre, es una suerte de puente entre Dios y el hombre» (Tractatus de Moribus et Officio episcoporum, III, 9). — Hay en la India un término que es propio de los Jainas y que es el estricto equivalente del Pontifex latino: es la palabra Tîrthankara, literalmente, «el que hace un vado o un paso»; el paso de que se trata es el camino de la Liberación (Moksha). Los Tîrthankaras son en número de veinticuatro, como los ancianos del Apocalipsis, que, por lo demás, constituyen también un Colegio pontifical. <<

[13] Desde otro punto de vista, estas llaves son respectivamente la de los «Misterios mayores» y la de los «Misterios menores» — En algunas representaciones de Janus, los dos poderes son simbolizados también por una llave y un cetro. <<

[14] Haremos observar a este propósito que la organización social de la edad media occidental parece haber estado calcada, en principio, sobre la institución de las castas: el clero correspondía a los Brahmanes; la nobleza, a los Kshatriyas, y el tercer estado a los Vaishyas, y los siervos, a los Shûdras. <<

[15] Concretamente, se trata del «Prestejuan», hacia la época de San Luis, en los viajes de Carpin y de Rubruquis. Lo que complica las cosas, es que, según algunos, habría habido hasta cuatro personajes llevando este título: en el Tíbet (o sobre el Pamir), en Mongolia, en la India, y en Etiopía (esta última palabra tiene por otra parte un sentido muy vago); pero es probable que en eso no se trate más que de diferentes representantes de un mismo poder. Se dice también que Gengis-Khan quiso atacar al reino del Prestejuan, pero que este le repelió desencadenando el rayo contra sus ejércitos. En fin, después de la época de las invasiones musulmanas, el Prestejuan habría dejado de manifestarse, y sería representado exteriormente por el Dalai-Lama. <<

[16] Se han encontrado en el Asia central, y particularmente en la región del Turkestan, cruces nestorianas que son exactamente semejantes como forma a las cruces de caballería, y de las que, algunas, además, llevan en su centro la figura del swastika. — Por otra parte, hay que indicar que los Nestorianos, cuyas relaciones con el Lamaísmo parecen incontestables, tuvieron una acción importante, aunque bastante enigmática, en los comienzos del Islam. Los Sabeos, por su lado, ejercieron una gran influencia sobre el mundo árabe en tiempos de los Khalifas de Baghdad; se pretende también que es entre ellos donde se habrían refugiado, después de una estancia en Persia, los últimos neoplatónicos. <<

[17] Ya hemos señalado esta particularidad en nuestro estudio sobre El Esoterismo de Dante. <<

[18] En la antigua Roma, por el contrario, el Imperator era al mismo tiempo, Pontifex Maximus. La teoría musulmana del Khalifato une también los dos poderes, al menos en una cierta medida, así como la concepción extremo oriental del Wang (ver La Gran Tríada, cap. XVII). <<

[19] Hemos anotado en otra parte la analogía que existe entre la concepción del Chakravartî y la idea del Imperio en Dante, de quien conviene mencionar aquí, a este respecto, el tratado De Monarchia. <<

[20] En un sentido enteramente comparable, la tradición china emplea la expresión de «Invariable Medio». — Hay que destacar que, según el simbolismo masónico, los Maestros se reúnen en la «Habitación del Medio». <<

[21] El símbolo céltico de la rueda se ha conservado en la edad media; se pueden encontrar numerosos ejemplos de él sobre las iglesias románicas, y el rosetón gótico mismo parece ser un derivado suyo, ya que hay una relación cierta entre la rueda y las flores emblemáticas tales como la rosa en Occidente y el loto en Oriente. <<

[22] Este mismo signo no ha sido extraño al hermetismo Cristiano: hemos visto, en el antiguo monasterio de los Carmelitas de Loudun, símbolos muy curiosos, que datan verosímilmente de la segunda mitad del siglo XV, y entre los cuales el swastika ocupa, con el signo del que hablaremos más adelante, uno de los lugares más importantes. Es bueno anotar, en esta ocasión, que los Carmelitas, que han venido de Oriente, vinculan la fundación de su Orden a Elías y a Pitágoras (como la Masonería, por su lado, se vincula a la vez a Salomón y al mismo Pitágoras, lo que constituye una similitud bastante destacable), y también que, por otra parte, algunos pretenden que en la edad media tenían una iniciación muy vecina de la de los Templarios, así como los religiosos de la Merced; se sabe que esta última Orden ha dado su nombre a un grado de la Masonería escocesa, del cual hemos hablado bastante largamente en El Esoterismo de Dante. <<

[23] La misma precisión se aplica concretamente a la rueda, cuya verdadera significación acabamos de indicar igualmente. <<

[24] No citaremos más que de memoria la opinión, todavía más fantasiosa que todas las demás, que hace del swastika el esquema de un instrumento primitivo destinado a la producción del fuego; ahora bien, si este símbolo tiene a veces una cierta relación con el fuego, puesto que es concretamente un emblema de Agni, es por razones completamente diferentes. <<

[25] La raíz dhri expresa esencialmente la idea de estabilidad; la forma dhru, que tiene el mismo sentido, es la raíz de Dhruva, nombre sánscrito de Polo y algunos le aproximan el nombre griego del roble, drus; en latín, por lo demás, la misma palabra robur significa a la vez roble y fuerza o firmeza. En los Druidas (cuyo nombre debe leerse quizás dru-vid, uniendo de este modo la fuerza y la sabiduría), así como en Dodona, el roble representaba el «Árbol del Mundo», símbolo del eje fijo que une los polos. <<

[26] Es menester recordar aquí los textos bíblicos en los que la Justicia y la Paz se encuentran estrechamente vinculadas «Justitia et Pax osculatae sunt» (Salmo 84:11),«Pax opus Justitiae», etc. <<

[27] Por lo demás, hay una gran diferencia de sentido entre «el Mundo» y «este mundo», hasta tal punto que, en algunas lenguas, existen para designarlos dos términos enteramente distintos: así, en árabe, «el Mundo» es el-âlam, mientras que «este mundo» es ed-dunyâ. <<

[28] Por lo demás, en el Evangelio mismo se declara muy explícitamente que aquello de lo que se trata no es la paz en el sentido en que la entiende el mundo profano (San Juan, XIV, 27). <<

[29] La Kabbale juive, t. 1, p. 503. <<

[30] Ibid., t. I, pp. 506-507. <<

[31] Un simbolismo enteramente comparable es expresado por la figura medieval del «árbol de los vivos y de los muertos», que tiene además una relación muy clara con la idea de «posteridad espiritual»; es menester destacar que el árbol sephirótico es considerado también como identificándose al «Árbol de la Vida». <<

[32] Según el Talmud, Dios tiene dos sedes, la de la Justicia y la de la Misericordia; estas dos sedes corresponden también al «Trono» y a la «Silla» de la tradición islámica. Por otra parte, esta misma tradición divide los hombres divinos çifâtiyah, es decir, aquellos que expresan atributos de Allah, propiamente dichos, en «nombres de majestad» (jalâliyah) y «nombres de belleza» (jamâliyah), lo que responde también a una distinción del mismo orden. <<

[33] La Kabbale juive, tomo I, p. 507. <<

[34] Según San Agustín y diversos otros Padres de la Iglesia, la mano derecha representa de igual modo la Misericordia o la Bondad, mientras que la mano izquierda, en Dios sobre todo, es el símbolo de la Justicia. La «mano de justicia» es uno de los atributos ordinarios de la realeza; la «mano que bendice» es un signo de la autoridad sacerdotal, y ha sido tomada a veces como símbolo de Cristo — Esta figura de la «mano que bendice» se encuentra sobre algunas monedas celtas, lo mismo que el swastika, a veces de brazos curvados. <<

[35] Este centro, o uno cualquiera de los que están constituidos a su imagen, puede ser descrito simbólicamente a la vez como un templo(aspecto sacerdotal, que corresponde a la Paz) y como un palacio o un tribunal (aspecto real, que corresponde a la Justicia). <<

[36] Se trata de las dos mitades del ciclo zodiacal, que se encuentra representado frecuentemente en el pórtico de las iglesias de la edad media con una disposición que le da manifiestamente la misma significación. <<

[37] Todos los símbolos que enumeramos aquí requerirían ser explicados largamente; lo haremos quizás algún día en otro estudio. <<

[38] La Kabbale juive, tomo I, pág. 497-498. <<

[39] El número de cada uno de estos nombres, obtenido por la adición de los valores de las letras hebraicas de que están formados, es 314. <<

[40]La Kabbale juive, t 1 pág. 492 y 499. <<

[41] Ibid… t. I, pág. 500-501. <<

[42] Esta última precisión recuerda naturalmente estas palabras: «Benedictus qui venit in nomine Domini»; estas palabras se aplican a Cristo, que el pasteur de Hermas asimila precisamente a Mikael de una manera que puede parecer bastante extraña, pero que no debe sorprender a aquellos que comprenden la relación que existe entre el Mesías y la Shekinah. Cristo es llamado también «Príncipe de la Paz», y es al mismo tiempo el «Juez de los vivos y de los muertos». <<

[43] Este número está formado concretamente por el nombre de Sorath, «demonio del Sol», y opuesto como tal al ángel Mikael; más adelante veremos todavía otra significación de esto. <<

[44] Citado por M. VuIiaud, La Kabbale juive, t. II, p. 373. <<

[45] Los dos aspectos opuestos son figurados concretamente por las dos serpientes del caduceo; en la iconografía cristiana, están reunidos en el «anfisbeno», la serpiente de dos cabezas, de las que una representa a Cristo y la otra a Satán. <<

[46] Señalaremos también que el «Globo del Mundo», insignia del poder imperial o de la monarquía universal, se encuentra colocado frecuentemente en la mano de Cristo, lo que muestra por lo demás que es tanto el emblema de la autoridad espiritual como del poder temporal. <<

[47] Ossendowski escribe Brahytma, Mahytma y Mahynga. <<

[48] Se ha visto más atrás que Metatrón es el «Ángel de la faz». <<

[49] Según la tradición extremo oriental, el «Invariable Medio» es el punto donde se manifiesta la «Actividad del Cielo». <<

[50] A aquellos que se sorprendan de una tal expresión, podríamos preguntarles sin han reflexionado alguna vez en lo qué significa el triregnum, la tiara con tres coronas que es, con las llaves, una de las principales insignias del Papado. <<

[51] Se dice también que Moisés debió cubrir entonces su rostro con un velo para hablar al pueblo que no podía soportar su resplandor (Éxodo 24: 29-35); en el sentido simbólico, esto indica la necesidad de una adaptación exotérica para la multitud. Recordamos a este propósito la doble significación de la palabra «revelar», que puede querer decir «apartar el velo», pero también «recubrir de un velo»; y es así como la palabra manifiesta y vela a la vez el pensamiento que expresa. <<

[52] Este nombre se encuentra también, de una manera bastante sorprendente, en el antiguo simbolismo cristiano, donde, entre los signos que sirvieron para representar a Cristo, se ha encontrado uno que ha sido considerado más tarde como una abreviación de Ave María, pero que fue primitivamente un equivalente de aquel que reunía las dos letras extremas del alfabeto griego, Alfa y Omega, para significar que el Verbo es el principio y fin de todas las cosas; en realidad, el símbolo en cuestión es incluso más completo, ya que significa el principio, el medio y el fin. Este signo se descompone en efecto en AVM, es decir, en las tres letras latinas que corresponden exactamente a los tres elementos constitutivos del monosílabo Om (la vocal O, en sánscrito, está formada por la unión de la A y de la U). La aproximación de este signo Aum y del swastika, tomados el uno y el otro como símbolos de Cristo nos parece particularmente significativa desde el punto de vista en donde nos colocamos. Por otra parte, todavía es menester precisar que la forma de este mismo signo presenta dos ternarios dispuestos en sentido inverso el uno del otro, lo que es de hecho, a ciertos respectos, un equivalente del «sello de Salomón»: si se considera a este bajo la forma donde el trazo medio horizontal precisa la significación general del símbolo al señalar el plano de reflexión o la «superficie de las Aguas», se ve que las dos figuras conllevan el mismo número de líneas y que no difieren en suma más que por la disposición de dos de estas, que, horizontales en una, devienen verticales en la otra. <<

[53] Para desarrollos más amplios sobre esta cuestión de la concepción de los «tres mundos» estamos obligados a reenviar a nuestras precedentes obras, El Esoterismo de Dante y L’Homme et son devenir selon le Vêdânta. En la primera, hemos insistido, sobre todo, sobre la correspondencia de estos mundos, que son propiamente estados del ser, con los grados de la iniciación. En la segunda, hemos dado concretamente la explicación completa, desde el punto de vista puramente metafísico, del texto de la Mândûkya Upanishad, en el que está expuesto enteramente el simbolismo de que se trata aquí; lo que tenemos en vista al presente es solo una aplicación particular del mismo. <<

[54] En el orden de los principios universales, la función del Brahâtmâ se refiere a Ishwara, la del Mahâtmâ a Hyranyagarbha, y la del Mahânga a Virâj; sus atribuciones respectivas podrían deducirse fácilmente de esta correspondencia. <<

[55] Mândûkya Upanishad, shruti 6. <<

[56] Saint-Yves dice bien que los tres «Reyes Magos» habían venido del Agarttha, pero sin aportar ninguna precisión a este respeto. Los nombres que les son atribuidos ordinariamente son sin duda fantasiosos, salvo, no obstante, el de Melki-Or, en hebreo «Rey de Luz» que es bastante significativo. <<

[57] La Amritâ de los hindúes o la Ambrosía de los griegos (dos palabras etimológicamente idénticas), brebaje o alimento de inmortalidad, era figurado también concretamente por el Soma védico o el Haoma mazdeo. Los árboles de resinas incorruptibles desempeñan un papel importante en el simbolismo; en particular, han sido tomados a veces como emblemas de Cristo. <<

[58] Se dice que los Adityas (salidos de Aditi o lo «Indivisible») fueron primero siete antes de ser doce, y que su jefe era entonces Varuna. Los doce Adityas son: Dhâtri, Mitra, Aryaman, Rudra, Varuna, Sûrya, Bhaga, Vivaswat, Pûshan, Savitri, Twashtri, Vishnu. Son otras tantas manifestaciones de una esencia única e indivisible; y se dice también que estos doce soles aparecerán todos simultáneamente en el fin del ciclo, reentrando entonces en la unidad esencial y primordial de su naturaleza común. En los Griegos, los doce grandes Dioses del Olimpo están también en correspondencia con los doce signos del Zodiaco. <<

[59] El símbolo al que hacíamos alusión es exactamente el que la liturgia católica atribuye a Cristo cuando le aplica el título de Sol Justitiae; el Verbo es efectivamente el «Sol espiritual», es decir, el verdadero «Centro del Mundo»; y, además, esta expresión de Sol Justitiae se refiere directamente a los atributos de Melki-Tsedek. Hay que observar también que el león, animal solar, es, en la antigüedad y en la edad media, un emblema de la justicia al mismo tiempo que del poder; el signo del león (Leo) es, en el Zodiaco, el domicilio propio del Sol. El Sol de doce rayos puede ser considerado como representando a los doce Adityas; desde otro punto de vista, si el Sol figura a Cristo, los doce rayos son los doce Apóstoles (la palabra apóstolos significa «enviado», y los doce rayos son también «enviados» por el Sol). Por lo demás, se puede ver en el número de los doce Apóstoles una marca, entre muchas otras, de la perfecta conformidad del Cristianismo con la tradición primordial. <<

[60] Recordaremos también, a este respecto, la «Palabra perdida» de la Masonería, que simboliza igualmente los secretos de la iniciación verdadera; así pues, la «búsqueda de la Palabra perdida» no es más que otra forma de la «gesta del Grial». Esto justifica la relación señalada por el historiador Henri Martin entre la «Massenie du Saint-Grial» y la Masonería (Ver El Esoterismo de Dante, ed. 1957, pp. 35-36); y las explicaciones que damos aquí permitirán comprender lo que decimos, a este propósito, de la conexión muy estrecha que existe entre el simbolismo mismo del «Grial» y el «centro común» de todas las organizaciones iniciáticas. <<

[61] Este nombre de Longino está emparentado al nombre mismo de la lanza, en griego logké (que se pronuncia lonké); el latín lancea tiene por lo demás la misma raíz. <<

[62] Estos dos personajes representan aquí respectivamente el poder real y el poder sacerdotal; ocurre lo mismo con Arturo y Merlín en la institución de la «Tabla Redonda». <<

[63] Diremos solo que el simbolismo de la lanza está frecuentemente en relación con el «Eje del Mundo»; a este respecto, la sangre que gotea de la lanza tiene la misma significación que el rocío que emana del «Árbol de la Vida»; por lo demás, se sabe que todas las tradiciones son unánimes en afirmar que el principio vital está íntimamente ligado a la sangre. <<

[64] Algunos dicen una esmeralda caída de la corona de Lucifer, pero en eso hay una confusión que proviene de que Lucifer, antes de su caída, era el «Ángel de la Corona» (es decir, de Kether; la primera Sephirah), en hebreo Hakathriel, nombre que tiene por lo demás como número 666. <<

[65] El Hombre y su devenir según el Vêdânta, p. 150. de la ed. francesa. <<

[66] Sobre este «estado primordial» o «estado edénico», ver El Esoterismo de Dante, ed. 1957, pág. 46-48 y 68-70; El Hombre y su devenir según el Vêdânta, p. 182. de la ed. francesa. <<

[67] Se dice que Seth permaneció cuarenta años en el Paraíso terrestre; este número 40 tiene también un sentido de «reconciliación» o de «retorno al principio». Los periodos medidos por este número se encuentran muy frecuentemente en la tradición judeocristiana: recordemos los cuarenta días del diluvio, los cuarenta años durante los cuales los Israelitas erraron en el desierto, los cuarenta días que Moisés pasó en el Sinaí, los cuarenta días de ayuno de Cristo (la Cuaresma tiene naturalmente la misma significación); y sin duda se podrían encontrar otros todavía. <<

[68] «Y Henoch marchó con Dios, y ya no apareció más (en el mundo visible o exterior), porque se lo llevo Dios» (Génesis, 25:24). Habría sido transportado entonces al Paraíso terrestre; eso es lo que piensan también algunos teólogos como Tostat y Cajetan. Sobre la «Tierra de los Santos» o «Tierra de los Vivos», ver lo que se dirá más adelante. <<

[69] Esto es conforme al simbolismo empleado por Dante, que sitúa el Paraíso terrestre en la cima de la montaña del Purgatorio, que se identifica en él a la «montaña polar» de todas las tradiciones. <<

[70] La tradición hindú enseña que no había en el origen más que una sola casta, que era denominada Hamsa; eso significa que todos los hombres poseían entonces normal y espontáneamente el grado espiritual que es designado por este nombre, y que queda más allá de la distinción de las cuatro castas actuales. <<

[71] En algunas versiones de la leyenda del Santo Grial, los dos sentidos se encuentran estrechamente unidos, ya que el libro deviene entonces una inscripción trazada por Cristo o por un Ángel sobre la copa misma. — Habría en eso aproximaciones fáciles de hacer con el «Libro de la Vida» y con algunos elementos del simbolismo apocalíptico. <<

[72] El nombre de Arturo tiene un sentido muy destacable, que se vincula al simbolismo «polar», y que quizás explicaremos en otra ocasión. <<

[73] Los «Caballeros de la Tabla Redonda» son a veces en número de cincuenta (que era, en los hebreos, el número del Jubileo, y que se refiere también al «reino del Espíritu Santo»); pero, incluso entonces, había siempre doce que desempeñaban un papel preponderante. Recordamos también, a este propósito, los doce pares de Carlomagno en otros relatos legendarios de la edad media. <<

[74] La similitud de Montsalvat con Mêru nos ha sido señalada por Hindúes, y es esto lo que nos ha conducido a examinar más de cerca la significación occidental del Grial. <<

[75] Según la tradición de los persas, hubo dos tipos de haoma: el blanco, que no podía ser recogido más que sobre la «montaña sagrada», llamada por ellos Alborj, y el amarillo, que reemplazó al primero cuando los ancestros de los Iraníes hubieron dejado su hábitat primitivo, pero que, a su vez, fue perdido igualmente después. Aquí se trata de las fases sucesivas del obscurecimiento espiritual que se produce gradualmente a través de las diferentes edades del ciclo humano. <<

[76] Bacchus o Baco tiene nombres múltiples, que corresponden a otros tantos aspectos diferentes; bajo uno de esos aspectos al menos, la tradición le hace venir de la India. El relato según el cual nació del muslo Zeus, reposa sobre una asimilación verbal de las más curiosas: la palabra griega «mêros», («muslo») ha sustituido al nombre del Mêru, «la montaña polar», al que es casi idéntica fonéticamente. <<

[77] El número de cada una de estas dos palabras es 70. <<

[78] El sacrificio de Melquisedek se considera habitualmente como una «prefiguración» de la Eucaristía; y el sacerdocio cristiano se identifica en principio al sacerdocio mismo de Melquisedek, según la aplicación hecha a Cristo de esta palabra de los Salmos: «Tu es sacerdos in aeternum secundum ordinem Melchissedec» (Salmos, CX, 4). <<

[79] Epístola a los Hebreos, V, 11. <<

[80] El nombre de Abram todavía no había sido cambiado entonces en Abraham; al mismo tiempo (Génesis XVII), el nombre de su esposa Saraï, se cambió por el de Sarah, de suerte que la suma de los números de ambos nombres permaneció la misma. <<

[81] Génesis, 14,19-20. <<

[82] Hay que destacar también que la misma raíz se encuentra todavía en las palabras Islam y moslem (musulmán); la «sumisión a la voluntad divina» (es el sentido propio de la palabra Islam) es la condición necesaria de la «paz»; la idea que aquí se expresa ha de relacionarse con la del Dharma hindú. <<

[83] Epístola a los Hebreos, 7,1-3. <<

[84] Idem. 7. <<

[85] Génesis, XIV, 22, <<

[86] El número de cada uno de estos nombres es 197. <<

[87] Esto es la justificación completa de la identidad que indicábamos más atrás; pero conviene observar que la participación en la tradición puede no ser siempre consciente; en este caso, por eso no es menos real como medio de transmisión de las «influencias espirituales», pero no implica el acceso efectivo a un rango cualquiera de la jerarquía iniciática. <<

[88] Se puede decir también, según lo que precede, que esta superioridad corresponde a la de la Nueva Alianza sobre la Antigua Ley (Epístola a los Hebreos, 7:22). Habría lugar a explicar por qué Cristo ha nacido de la tribu real de Judá, y no de la tribu sacerdotal de Leví (ver idem., VII, 11-17); pero esas consideraciones nos llevarían demasiado lejos. — La organización de las doce tribus, descendientes de los doce hijos de Jacob, se vincula naturalmente a la constitución duodenaria de los centros espirituales. <<

[89] Epístola a los Hebreos, VII, 9. <<

[90] Idem., VII, 8. <<

[91] En la Pistis Sophia de los gnósticos alejandrinos, Melquisedec es calificado de «Gran Receptor de la Luz eterna»; esto conviene también a la función de Manu que recibe en efecto la Luz inteligible, por un rayo emanado directamente del Principio, para reflejarla en el mundo que es su dominio; y es por esto también por lo que Manu es llamado «hijo del Sol». <<

[92] Existen todavía otras tradiciones relativas a Melki-Tsedeq; según una de ellas, este habría sido consagrado en el Paraíso terrestre por el ángel Mikaël, a la edad de 52 años. Por lo demás, este número simbólico 52 desempeña, un papel importante en la tradición hindú, donde se considera como el número total de los sentidos incluidos en el Vêda; se dice inclusive que esos sentidos corresponden a otras tantas pronunciaciones diferentes del monosílabo Om. <<

[93] Este nombre o más bien, este título de Dharma-Râja se aplica concretamente en el Mahâbhârata a Yudhishthira; pero ha sido aplicado primero a Yama «el Juez de los Muertos», cuya relación estrecha con Manu ya se ha indicado precedentemente. <<

[94] En la iconografía cristiana, el ángel Mikaël figura con estos dos atributos en las representaciones del «Juicio final». <<

[95] De igual modo, en los antiguos Egipcios, o Maât, era al mismo tiempo la «Justicia» y la «Verdad»; se la ve figurada en uno de los platillos de la balanza del Juicio, mientras que en el otro hay un vaso, jeroglífico del corazón. — En hebreo, hoq significa «decreto». <<

[96] Esta palabra Haq tiene como valor numérico 108, que es uno de los números cíclicos fundamentales. — En la India, el rosario shivaita está compuesto de 108 granos; y la significación primera del rosario simboliza la «cadena de los mundos», es decir, el encadenamiento causal de los ciclos o de los estados de existencia. <<

[97] Esta significación podría resumirse en esta fórmula: «la fuerza al servicio del derecho», si los modernos no hubieran abusado tanto de esta tomándola en un sentido enteramente exterior. <<

[98] Ver El Esoterismo de Dante, ed. francesa, 1957, p. 58. <<

[99] La palabra Khan, título dado a los jefes en los pueblos de Asia central, se vincula quizás a la misma raíz. <<

[100] Tsedeq es también el nombre del planeta Júpiter, cuyo ángel se llama Tsadqiel-Melek; la similitud con el nombre de Melki-Tsedeq (al cual se agrega solo El, el nombre divino que forma la terminación común de todos los nombres angélicos) es aquí demasiado evidente para que haya lugar a insistir más en ello. En la India, el mismo planeta lleva el nombre de Brihaspati, que es igualmente el «Pontífice celeste». — Otro sinónimo de Malkuth es Sabbath, cuyo sentido de «reposo» se refiere visiblemente a la idea de la «Paz», tanto más cuanto que esta idea expresa, como se ha visto más atrás, el aspecto externo de la Shekinah, misma, aquel por el cual se comunica al «mundo inferior». <<

[101] P. Vulliaud, La Kabbale juive, tomo I, p. 509. <<

[102] Entre los samaritanos, es el monte Garizim el que desempeña el mismo papel y el que recibe las mismas denominaciones: él es la «Montaña bendita», la «Colina eterna», el «Monte de la Herencia», la «Casa de Dios» y el Tabernáculo de sus Ángeles, la mansión de la Shekinah; es identificado incluso a la «Montaña primordial» (Har Qadim), donde estuvo el Edén, y que no fue sumergido por las aguas del diluvio. <<

[103]La Kabbale juive, tomo I, p. 509. <<

[104] El Esoterismo de Dante, ed. francesa de 1957, p. 64. <<

[105] La Kabbale juive, tomo II, p. 116. <<

[106] Un Kalpa comprende catorce manvantaras; Vaivaswata, el actual Manu, es el séptimo de este Kalpa, llamado Shrî-Shwêta-Varâha-Kalpa o «Era del Jabalí blanco»; — Otra precisión curiosa es esta: los Judíos dan a Roma la denominación de Edom; ahora bien, la tradición habla también de siete reyes de Roma, y el segundo de estos reyes, Numa, que es considerado como el legislador de la ciudad, lleva un nombre que es la inversión silábica exacta del de Manu, y que puede, al mismo tiempo, ser aproximado al término griego nomos, «ley». Así pues, hay lugar a pensar que esos siete reyes de Roma no son otra cosa, bajo un cierto punto de vista, que una representación particular de los siete Manus para una civilización determinada, de igual modo que los siete sabios de Grecia son, por otra parte, en condiciones similares, una representación de los siete Rishis, en quienes se sintetiza la sabiduría del ciclo inmediatamente anterior al nuestro. <<

[107] La caverna o la gruta representa la cavidad del corazón, considerado como centro del ser, y también el interior del «Huevo del Mundo». <<

[108] Citaremos como ejemplo el pasaje donde se trata del «descenso a los Infiernos»; aquellos que tengan ocasión para ello podrán compararle con lo que hemos dicho sobre el mismo tema en El Esoterismo de Dante. <<

[109] Las reseñas que utilizamos aquí están sacadas en parte de la Jewish Encyclopedia (VIII, 219). <<

[110] Génesis, XXVIII, 19. <<

[111] En las tradiciones de algunos pueblos de América del Norte, se habla también de un árbol por el que hombres que vivían primitivamente en el interior de la tierra habrían llegado a la superficie, mientras que otros hombres de la misma raza habrían permanecido en el mundo subterráneo. Es verosímil que Bulwer-Lytton se haya inspirado en estas tradiciones en La Raza futura (The coming race). Una nueva edición lleva el titulo de La raza que nos exterminará. <<

[112] De la misma raíz kal derivan otras palabras latinas, como caligo y quizás también el compuesto occultus. Por otro lado, es posible que la forma caelare provenga originariamente de una raíz diferente, caed, que tiene el sentido de «cortar» o «dividir» (de donde también caedere), y por consiguiente los de «separar» y «ocultar»; pero, en todo caso, las ideas expresadas por estas raíces están, como se ve, muy cerca unas de otras, lo que ha podido llevar fácilmente a la asimilación de caelare y celare, incluso si estas dos formas son etimológicamente independientes. <<

[113] El «Techo del Mundo», asimilable a la «Tierra celeste» o «Tierra de los Vivos», tiene, en las tradiciones del Asia central, relaciones estrechas con el «Cielo Occidental» donde reina Avalokitêshwara. — A propósito del sentido de «cubrir», es menester recordar también la expresión masónica de «estar a cubierto»: el techo estrellado dela Logia representa la bóveda celeste. <<

[114] Es el velo de Isis o de Neith en los Egipcios, el «velo azul» de la Madre universal en la tradición extremo oriental (Tao-te-king, cap. VI); si se aplica este sentido al cielo visible, se puede encontrar en él una alusión al papel del simbolismo astronómico que oculta o revela las verdades superiores. <<

[115] El zafiro desempeña un papel importante en el simbolismo bíblico; en particular, aparece frecuentemente en las visiones de los Profetas. <<

[116] El Norte se llama en sánscrito Uttara, es decir, la región más elevada; el Sur se llama Dakshina, la región de la derecha, es decir, la que uno tiene a su derecha al volverse hacia el Oriente. Uttarayana es la marcha ascendente del Sol hacia el Norte, que comienza en el solsticio de invierno y que termina en el solsticio de verano; dakshinâyana es la marcha descendente del Sol hacia el Sur, que comienza en el solsticio de verano y que termina en el solsticio de invierno. <<

[117] En el simbolismo hindú (que el Budismo mismo ha conservado en la leyenda de los siete pasos), las siete regiones del espacio son los cuatro puntos cardinales, más el Zenit y el Nadir, y finalmente el centro mismo; se puede precisar que su representación forma una cruz de tres dimensiones (seis direcciones opuestas dos a dos a partir del centro). De igual modo, en el simbolismo kabbalístico, el «Santo Palacio» o «Palacio interior» está en el centro de las seis direcciones, que forman con él el septenario; y «Clemente de Alejandría dice que de Dios, “Corazón del Universo”, parten las extensiones indefinidas que se dirigen, una hacia arriba, otra hacia abajo, esta hacia la derecha, aquella hacia la izquierda, una hacia adelante y otra hacia atrás; dirigiendo su mirada hacia estas seis extensiones como hacia un número siempre igual, acaba el mundo; es el comienzo y el fin (el alfa y la omega), en él se acaban las seis fases del tiempo, y es de él de quien reciben su extensión indefinida; este es el secreto del número 7» (citado por P. Vulliaud, La Kabbale juive, tomo I, pp. 215-216). Todo esto se refiere al desarrollo del punto primordial en el espacio y en el tiempo; las seis fases del tiempo, que corresponden respectivamente a las seis direcciones del espacio, son seis periodos cíclicos, subdivisiones de otro periodo más general, y a veces se representan simbólicamente como seis milenarios; también son asimilables a los seis primeros «días» del Génesis, siendo el séptimo o sabbath la fase de retorno al Principio, es decir, al centro. Se tienen así siete periodos a los cuales puede ser referida la manifestación respectiva de los siete dwîpas; si cada uno de estos períodos es un Manvantara, el Kalpa comprende dos series septenarias completas; y por lo demás, entiéndase bien que el mismo simbolismo es aplicable a diferentes grados, según se consideren periodos cíclicos más o menos extensos. <<

[118] Ver lo que ha sido dicho más atrás sobre el simbolismo del arcoíris. — No hay en realidad más que seis colores, complementarios dos a dos, y que corresponden a las seis direcciones opuestas dos a dos; el séptimo color no es otro que el blanco mismo, de igual modo que la séptima región se identifica con el centro. <<

[119] No carece pues de razón que, en la jerarquía católica, el Papa esté vestido de blanco. <<

[120] Por eso es por lo que el almendro ha sido tomado como símbolo de la Virgen. <<

[121] Es curioso observar que esta tradición judaica ha inspirado muy probablemente algunas teorías de Leibnitz sobre el «animal» (es decir, el ser vivo) que subsiste perpetuamente con un cuerpo, pero «reducido a pequeño» después de la muerte. <<

[122] Primera Epístola a los Corintios, 15:42. — Hay en estas palabras una aplicación estricta de la ley de analogía: «Lo que está arriba es como lo que está abajo, pero en sentido inverso». <<

[123] En sánscrito, la palabra akshara significa «indisoluble», y por consiguiente «imperecedero» o «indestructible»; designa a la sílaba, elemento primero y germen del lenguaje, y se aplica por excelencia al monosílabo Om, que se dice que contiene en sí mismo la esencia del triple Veda. <<

[124] Se encuentra su equivalente, bajo otra forma, en las diferentes tradiciones, y en particular, con desarrollos muy importantes, en el Taoísmo. — A este respecto, es el análogo, en el orden «microcósmico», de lo que es el «Huevo del Mundo» en el orden «macrocósmico», ya que encierra las posibilidades del «ciclo futuro» (la vita venturi saeculi del del credo católico). <<

[125] Uno puede remitirse aquí al simbolismo griego de Psyché, que reposa en gran parte sobre esta similitud (Ver Psique, por F. Pron). <<

[126] La palabra kundalî (en femenino kundalinî) significa enrollado en forma de anillo o espiral; este enrollamiento simboliza el estado embrionario y «no desarrollado». <<

[127] A este respecto, y bajo una cierta relación, su morada se identifica también a la cavidad del corazón; ya hemos hecho alusión a una relación que existe entre la Shakti hindú y la Shekinah hebraica. <<

[128] Es el Brahma-randhra u orificio de Brahma, punto de contacto de la sushumnâ o «arteria coronaria» con el «rayo solar»; hemos expuesto completamente este simbolismo en El Hombre y su devenir según el Vêdânta. <<

[129] Todo esto tiene una relación muy estrecha con la significación real de esta frase hermética bien conocida: «Visita inferiora terrae, rentificando invenies occultum lapidem, veram medicinam», frase que da por acróstico la palabra Vitriolum. La «piedra filosofal» es al mismo tiempo, bajo otro aspecto, la «verdadera medicina», es decir, el «elixir de la larga vida», que no es otra cosa que el «brebaje de la inmortalidad». — Se escribe a veces interiora en lugar de inferiora, pero el sentido general no es modificado por ello, y hay siempre la misma alusión manifiesta al «mundo subterráneo». <<

[*] Nota del traductor. La palabra núcleo significa aquí lo mismo que hueso. <<

[130] Estas palabras son aquellas por las cuales se termina una profecía que el «Rey del Mundo» habría hecho en 1890, cuando apareció en el monasterio de Narabanchi. <<

[131] El Manvantara o era de un Manu, llamado también Mahâ-Yuga, comprende cuatro Yugas o períodos secundarios: Krita-Yuga (o Satya-Yuga), Trêtâ-Yuga, Dwâpara-Yuga, y Kali-Yuga, que se identifican respectivamente a la «edad de oro», a la «edad de plata», a la «edad de bronce» y a la «edad de hierro» de la antigüedad grecolatina. En la sucesión de estos periodos, hay una suerte de materialización progresiva, que resulta del alejamiento del Principio que acompaña necesariamente al desarrollo de la manifestación cíclica, en el mundo corporal, a partir del «estado primordial». <<

[132] El comienzo de esta edad esta representado concretamente, en el simbolismo bíblico, por la Torre de Babel y la «confusión de las lenguas». Se podría pensar bastante lógicamente que la caída y el diluvio corresponderían al final de las dos primeras edades; pero, en realidad, el punto de partida de la tradición hebraica no coincide con el comienzo del Manvantara. Es menester no olvidar que las leyes cíclicas son aplicables a grados diferentes, para periodos que no tienen la misma extensión, y que a veces se solapan los unos a los otros, de ahí las complicaciones que, a primera vista, pueden parecer inextricables, y que no es efectivamente posible resolver más que por la consideración del orden de subordinación jerárquica de los centros tradicionales correspondientes. <<

[133] No parece que se haya destacado nunca como convendría la imposibilidad casi general en que se encuentran los historiadores para establecer una cronología cierta para todo lo que es anterior al siglo VI antes de la era Cristiana. <<

[134] Esta expresión está tomada a la doctrina taoísta; por otra parte, tomamos aquí la palabra «intención» en un sentido que es exactamente el del árabe niyah que se traduce habitualmente así, y este sentido es por lo demás conforme a la etimología latina (de in-tendere, tender hacia). <<

[135] Lo que acabamos de decir permite interpretar en un sentido muy preciso estas palabras del Evangelio: «Buscad y encontraréis; pedid y recibiréis; llamad y se os abrirá». — Aquí uno deberá remitirse naturalmente a las indicaciones que ya hemos dado a propósito de la «intención recta» y de la «buena voluntad»; y con eso se podrá completar sin esfuerzo la explicación de esta fórmula: Pax in terra homnibus bonae voluntatis. <<

[136] En el Islam, esta orientación (qiblah) es como la materialización, si se puede expresar así, de la intención (niyah). La orientación de las iglesias cristianas es otro caso particular que se refiere esencialmente a la misma idea. <<

[137] No se trata, bien entendido, más que de una exterioridad relativa, puesto que estos centros secundarios están ellos mismos más o menos estrictamente cerrados desde el comienzo del Kali-Yuga. <<

[138] Es la manifestación de la Jerusalem celeste, que es, en relación al ciclo que acaba, lo mismo que el Paraíso terrestre en relación al ciclo que comienza, así como lo hemos explicado en el Esoterismo de Dante. <<

[139] De igual modo, bajo otro punto de vista más extenso, hay para la humanidad grados en el alejamiento del centro primordial, y es a estos grados a los que corresponde la distinción de los diferentes Yugas. <<

[140] Sobre este punto todavía, estamos obligados a remitir a nuestro estudio sobre Esoterismo de Dante, donde hemos dado todas las indicaciones que permiten justificar esta aserción. <<

[141] Aquellos que comprendan las consideraciones que exponemos aquí verán por eso mismo por qué nos es imposible tomar en serio las múltiples organizaciones pseudo-iniciáticas que han visto la luz en el Occidente contemporáneo: no hay ninguna de ellas que, sometida a un examen algo riguroso, pueda proporcionar la menor prueba de «regularidad». <<

[142] Recordaremos aquí la alusión que ya hemos hecho en otra parte a la relación que existe entre el Agni védico y el símbolo del Cordero (védico y el símbolo del Cordero, ed. francesa de 1957, pp. 69-70; El hombre y su devenir según el Vêdânta, p. 43); el carnero representa en la India el vehículo de Agni. — Por otra parte, M. Ossendowski indica en varias ocasiones que el culto de Râma existe también en Mongolia; así pues, en eso hay otra cosa que Budismo, contrariamente a lo que pretenden la mayoría de los orientalistas. Por otra parte, se nos ha comunicado, sobre los recuerdos del «Ciclo de Ram» que subsistirían todavía actualmente en Camboya, reseñas que nos han parecido tan extraordinarias que hemos preferido no hacer constancia de ellas; no mencionaremos pues este hecho sino como memoria. <<

[143] Señalamos también las representaciones del Cordero sobre el Libro sellado con siete sellos de que se habla en el Apocalipsis; el Lamaísmo tibetano posee igualmente siete sellos misteriosos, y no pensamos que esta aproximación sea puramente accidental. <<

[144] Se dice de la Montaña de Qâf que no se puede alcanzar «ni por tierra ni por mar» (lâ bil-barr wa lâ bil-bahr; cf. lo que ha sido dicho más atrás de Montsalvat, y, entre sus otras designaciones, tiene la de «Montaña de los Santos» (Jabal el-Awliyâ), lo que hay que aproximar a la «Montaña de los Profetas» de Anne-Catherine Emmerich. <<

[145] Este complementarismo es el de los dos triángulos, dispuestos en sentido inverso uno de otro, que forman el «sello de Salomón»; es comparable también al de la lanza y de la copa, que ya hemos tratado más atrás, y a muchos otros símbolos comparables a estos. <<

[146] W. H. Roscher, en una obra titulada Omfalos, aparecida en 1913, ha reunido una cantidad considerable de documentos que establecen este hecho para los pueblos más diversos; pero ha cometido el error de pretender que este símbolo está ligado a la idea que se hacían estos pueblos de la forma de la tierra, porque se imagina que se trata de la creencia en un centro de la superficie de la tierra, en el sentido más groseramente literal; esta opinión implica un desconocimiento completo de la significación profunda del simbolismo. — Utilizaremos en lo que sigue un cierto número de reseñas contenidas en un estudio de M. J. Loth sobre El Omphalos chez les Celtes, aparecido en la revista de Revue des Études anciennes (julio-septiembre de 1915). <<

[147] En alemán, nabe, cubo, y nabel, ombligo; igualmente, en inglés nave y navel, esta última palabra tiene también el sentido general de centro o de medio. — El griego omfalos y el latín umbiculus provienen por lo demás de una simple modificación de la misma raíz. <<

[148] Agni, en el Rig-Vêda, es llamado «ombligo de la Tierra», lo que se vincula también a la misma idea; el swastika, como ya lo hemos dicho, es frecuentemente un símbolo de Agni. <<

[149] Había en Grecia otros centros espirituales, pero reservados más particularmente a la iniciación a los Misterios, como Eleusis y Samotracia, mientras que Delfos tenía un papel social que concernía directamente a todo el conjunto de la colectividad helénica. <<

[150] Génesis, XXVIII, 16-19. <<

[151] Por lo demás, se observará la similitud fonética de Beith-Lehem, con la forma Beth-Elohim, que figura también en el texto del Génesis. <<

[152] «Y el tentador, acercándose, dijo a Jesús: Si tú eres el Hijo de Dios, ordena que estas piedras devengan panes» (San Mateo, IV, 3; San Lucas, IV, 3). Estas palabras tienen un sentido misterioso, en relación con lo que indicamos aquí: Cristo debía cumplir una semejante transformación, pero espiritualmente, y no materialmente como le pedía el tentador; ahora bien, el orden espiritual es análogo al orden material, pero en sentido inverso, y la marca del demonio es tomar todas las cosas al revés. Es Cristo mismo quien, como manifestación del Verbo, es «el pan vivo descendido del Cielo», de donde la respuesta: «No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios»; y es este pan el que, en la «Nueva Alianza», debía sustituir a la piedra como «casa de Dios»; y, agregaremos también, que es esto por lo que los oráculos han cesado. A propósito de este pan que se identifica a la «carne» del Verbo manifestado, puede ser interesante señalar también que la palabra árabe lahm, que es la misma que el hebreo lehem, tiene precisamente la significación de «carne» en lugar de la de «pan». <<

[153] Génesis, XXVIII, 22. <<

[154] A veces, y en particular sobre ciertos omfaloi griegos, la piedra estaba rodeada por una serpiente; se ve también esta serpiente enrollada en la base o en la cima de los mojones caldeos, que deben ser considerados como verdaderos «bétulos». Por lo demás, el símbolo de la piedra, como el del árbol (otra figura del «Eje del Mundo»), está, de una manera general, en estrecha conexión con el de la serpiente; y es lo mismo para el huevo, concretamente en los Celtas y los Egipcios. — Un ejemplo destacable de figuración del Omfalos es el bétulo de Kermaria, cuya forma general es la de un cono irregular, redondeado en la cima, y del que una de cuyas caras lleva el signo del swastika. M. J. Loth, en el estudio que hemos citado más atrás, hadado fotografías de este «bétulo», así como de algunas otras piedras del mismo género. <<

[155] El número 5 tiene, en la tradición china, una importancia simbólica muy particular. <<

[156] Brehon Laws, citadas por J. Loth. <<

[157] Se observará que la China es designada también bajo el nombre de «Imperio del Medio». <<

[158] La capital del Reino de Mide era Tara; ahora bien, en sánscrito, el término Târâsignifica «estrella» y designa más particularmente a la estrella polar. <<

[159] El nombre de San Patricio, que no se conoce de ordinario más que bajo su forma latinizada, era originariamente Cothraige, que significa «el servidor de los cuatro». <<

[160] Puesto que el «hombre verdadero» está colocado en el centro, ya no participa en el movimiento de las cosas, sino que, en realidad, dirige este movimiento por su sola presencia, porque en él se refleja la «Actividad del Cielo». <<

[161] Tchoang-Tseu, cap. I; traducción del P. L. Wieger, p. 213. — Se dice que el emperador Yao reinó en el año 2356 antes de Cristo. <<

[162] Se podría hacer también aquí una aproximación con los cuatro Awtad del esoterismo islámico. <<

[163] En las figuras cruciales, tales como el swastika, este elemento primordial está representado igualmente por el punto central, que es el Polo; los otros cuatro elementos, así como los cuatro puntos cardinales, corresponden a los cuatro brazos de la cruz, que simbolizan por otra parte el cuaternario en todas sus aplicaciones. <<

[164] El signo ideográfico de Aztlan o de Tula era la garza blanca; la garza y la cigüeña desempeñan en Occidente el mismo papel que el ibis en Oriente, y estos tres pájaros figuran entre los emblemas de Cristo; el ibis era, entre los egipcios, uno de los símbolos del Thoth, es decir, de la Sabiduría. <<

[165] Una gran dificultad, para determinar de una manera precisa el punto de unión de la tradición atlante con la tradición hiperbórea, proviene de ciertas substituciones de nombres que pueden dar lugar a múltiples confusiones; pero la cuestión, a pesar de todo, no es quizás enteramente insoluble. <<

[166] La Osa Mayor habría sido llamada incluso «Balanza de Jade», y el jade es un símbolo de perfección. En otros pueblos, la Osa Mayor y la Osa Menor han sido asimiladas a los dos platos de una balanza. — Esta balanza simbólica no carece de relación con la que se trata en el Siphra di Tseniutha (el «Libro del Misterio», sección del Zohar): la misma está «suspendida en un lugar que no es», es decir, en lo «no manifestado», que el punto polar representa para nuestro mundo; por lo demás, se puede decir que es sobre el Polo donde reposa efectivamente el equilibrio de este mundo. <<

[167] La Osa Mayor es, en la India, el sapta-riksha, es decir, la mansión simbólica de los siete Rishis; esto es naturalmente conforme con la tradición hyperbórea, mientras que, en la tradición atlante, la Osa Mayor es reemplazada en este papel por las Pléyades, que están igualmente formadas por siete estrellas; por lo demás, se sabe que, para los griegos, las Pléyades eran hijas de Atlas, y como tales llamadas también Atlántidas. <<

[168] Es curioso anotar también, en conexión con lo que hemos dicho más atrás de la asimilación fonética entre Mêru y mêros, que, en los antiguos Egipcios, la Osa Mayor era llamada la constelación del Muslo. <<

[169] El Shwêta-dwîpa es una de las dieciocho subdivisiones de Jambu-dwîpa. <<

[170] Esto recuerda igualmente las «Islas afortunadas» de la antigüedad occidental; pero estas islas estaban situadas al Oeste (el «jardín de las Hespérides»: hesper en griego, vesper en latín, son la tarde, es decir, el Occidente), lo que indica una tradición de origen atlante, y lo que, por otra parte, puede hacer pensar también en el «Cielo Occidental» de la tradición tibetana. <<

[171] El nombre de «isla de los Santos», así como el de «isla verde», ha sido aplicado ulteriormente a Irlanda, e incluso a Inglaterra. — Señalamos igualmente el nombre de isla de Héligoland, que tiene la misma significación. <<

[172] Ya hemos señalado las tradiciones similares que conciernen al Paraíso terrestre. — En el esoterismo islámico, la «isla verde» (el-jezirah el khadrah) y la montaña blanca (el jabal el abiod) también se conocen, aunque se habla muy poco de ellas en el exterior. <<

[173] Se reencuentran aquí los tres colores herméticos: verde, blanco y rojo, de los que hemos hablado en Esoterismo de Dante. <<

[174] Por otra parte, a veces se trata de un cinturón con los colores del arcoíris, que puede ser aproximado al echarpe de Iris; Saint-Yves hace alusión a él en su Mission de l’Inde y la misma cosa se encuentra en las visiones de Anne-Catherine Emmerich. — A este respecto, uno se remitirá a lo que hemos dicho precedentemente sobre el simbolismo del arcoíris, así como sobre los siete dwîpas. <<

[175] Por lo demás, hay que aproximar el latín albus, «blanco», al hebreo laban, que tiene el mismo sentido, y cuyo femenino lebanah sirve para designar la Luna; en latín, Luna puede significar a la vez «blanca» y «luminosa», y ambas ideas están conexas. <<

[176] Entre el adjetivo argos «blanco» y el nombre de la ciudad, no hay más que una simple diferencia de acentuación; el nombre de la ciudad es neutro, y este mismo nombre en masculino es el de Argus. Se puede pensar aquí en la nave Argo (de la que se dice que fue construida por Argus, y cuyo mástil estaba hecho de un roble del bosque de Dodona); en este último caso, la palabra puede significar igualmente «rápido», puesto que la rapidez se considera como un atributo de la luz (y especialmente del relámpago), pero el primer sentido es «blancura», y por consiguiente «luminosidad». — De la misma palabra deriva también el nombre de la plata, que es el metal blanco y que corresponde astrológicamente a la Luna; el latín argentum (plata) y el griego arguros tienen visiblemente una raíz idéntica. <<

[177] «El Yogî, habiendo atravesado el mar de las pasiones, está unido con la Tranquilidad y posee el “Sí mismo” en su plenitud», dice Shankarâchârya (Atmâ-Bodha). Las pasiones se toman aquí para designar todas las modificaciones contingentes y transitorias que constituyen la «corriente de las formas»: ese es el dominio de las «aguas inferiores», según el simbolismo común a todas las tradiciones. Por eso es por lo que la conquista de la «Gran Paz» es frecuentemente representada bajo la figura de una navegación (y esta es una de las razones por las que la barca, en el simbolismo católico, representa a la Iglesia); a veces es representada también bajo la forma de una guerra, y la Baghavad-Gitâ puede ser interpretada en este sentido, de igual modo que se podría desarrollar, bajo este punto de vista, la teoría de la «guerra santa» (Yihâd) según la doctrina islámica. — Agregaremos que «caminar sobre las aguas» simboliza la dominación del mundo de las formas y del cambio: Vishnu es llamado Nârâyana, «El que camina sobre las aguas»; se impone una aproximación con el Evangelio, donde se ve precisamente a Cristo caminar sobre las aguas. <<

[178] Según la expresión que Saint-Yves toma al simbolismo del Tarot, el centro supremo es, entre los demás centros, como «el cero cerrado de los veintidós arcanos». <<

[179] El Timeo de Platón parece contener, bajo una forma velada, algunas alusiones a la ciencia de que se trata. <<

[180] Se recordará aquí lo que hemos dicho del título de Pontifex; por otra parte, la expresión de «arte real» ha sido conservada por la Masonería moderna. <<

[181] En los Romanos, Janus era a la vez el dios de la iniciación a los Misterios y el de las corporaciones de artesanos (Collegia fabrorum); hay en esta doble atribución un hecho particularmente significativo. <<

[182] Citaremos como ejemplo el símbolo de Anfión al construir los muros de Thebas con los sonidos de su lira; se verá enseguida lo que indica el nombre de esta ciudad de Thebas. Se sabe cuánta importancia tenía la lira en el Orfismo y el Pitagorismo; hay que indicar que, en la tradición china, se trata frecuentemente de instrumentos de música que desempeñan un papel similar, y es evidente que lo que se dice de ellos debe entenderse simbólicamente. <<

[183] En lo que concierne a los nombres, se habrán podido encontrar algunos ejemplos en lo que precede, concretamente para aquellos que se vinculan a la idea de blancura, y vamos a indicar todavía algunos otros. Habría que decir mucho también sobre los objetos sagrados a los cuales estaban ligadas, en algunos casos, el poder y la conservación misma de la ciudad: tal era el legendario Palladium de Troya; tales eran también, en Roma, los escudos de los Salios (de los que se decía que habían sido tallados en un aerolito de los tiempos de Numa; el Colegio de los Salios se componía de doce miembros); estos objetos eran soportes de «influencias espirituales» como el Arca de la Alianza en los hebreos. <<

[184] El nombre de Minos es por sí mismo una indicación suficiente a este respecto, como el de Menes en lo que concierne a Egipto; remitimos también, en cuanto a Roma, a lo que hemos dicho de Numa, y recordaremos la significación de Shlomoh para Jerusalén. — A propósito de Creta, señalamos de pasada el uso del Laberinto, como símbolo característico, por los constructores de la edad media; lo más curioso es que el recorrido del Laberinto trazado sobre el enlosado de algunas iglesias era considerado como reemplazando al peregrinaje a Tierra Santa para aquellos que no podían cumplirlo. <<

[185] Se ha visto también que Delfos había desempeñado este papel para Grecia; su nombre evoca el del delfín, cuyo simbolismo es muy importante. — Otro nombre destacable es Babilonia: Bab-Ilu significa «puerta del Cielo», lo que es una de las cualificaciones aplicadas por Jacob a Luz; por lo demás, puede tener también el sentido de «casa de Dios», como Beith-El; pero deviene sinónimo de «confusión» (Babel) cuando se pierde la tradición: es entonces la inversión del símbolo, la Janua Inferni que toma el lugar de la Janua Coeli. <<

[186] Este estado es asimilable al que representa para el comienzo de un ciclo el «Huevo del Mundo», que contiene en germen todas las posibilidades que se desarrollarán en el curso del ciclo; el Arca contiene del mismo modo todos los elementos que servirán a la restauración del mundo, y que son así los gérmenes de su estado futuro. <<

[187] Es también una de las funciones del «Pontificado» asegurar el paso o la transmisión tradicional de un ciclo a otro; la construcción del Arca tiene aquí el mismo sentido que la de un puente simbólico, ya que ambos están destinados igualmente a permitir el «paso de las aguas», que tiene por lo demás significaciones múltiples. <<

[188] Se observará también que Noé es designado como habiendo sido el primero que plantó la viña (Génesis, 9:20), hecho que hay que aproximar a lo que hemos dicho más atrás sobre la significación simbólica del vino y su papel en los ritos iniciáticos, a propósito del sacrificio de Melquisedek. <<

[189] Una de las significaciones históricas del diluvio bíblico puede ser aproximada al cataclismo en el que desapareció la Atlántida. <<

[190] La misma observación se aplica naturalmente a todas las tradiciones diluvianas que se encuentran en un gran número de pueblos; las hay que conciernen a ciclos todavía más particulares, y es concretamente el caso, en los griegos, de los diluvios de Deucalion y de Ogygès. <<

[191] Génesis, LX: 12-17. <<

[192] Estas dos mitades corresponden a las del «Huevo del Mundo» como las «aguas superiores» y las «aguas inferiores» mismas; durante el periodo de trastorno, la mitad superior ha devenido invisible, y es en la mitad inferior donde se produce entonces lo que Fabre d’Olivet denomina el «amontonamiento de las especies». — Las dos figuras complementarias en cuestión, bajo un cierto punto de vista, pueden ser asimiladas también a dos crecientes lunares vueltos en sentido inverso (siendo uno como el reflejo del otro y su simétrico en relación a la línea de separación de las aguas), lo que se refiere al simbolismo de Janus, uno de cuyos emblemas es el navío. Se observará también que hay una suerte de equivalencia simbólica entre el creciente, la copa y el navío, y que la palabra «bajel» sirve para designar a la vez a estas dos últimas (el «Santo Bajel» es una de las denominaciones más habituales del Grial en la Edad Media). <<

[193] Esta esfera es también el «Huevo del Mundo»; el Paraíso terrestre se encuentra en el plano que le divide en sus dos mitades superior e inferior, es decir, en el límite del Cielo y de la Tierra. <<

[194] Los kabbalistas hacen corresponder a estos cuatro ríos las cuatro letras que forman en hebreo la palabra Pardés; ya hemos señalado en otra parte su relación analógica con los cuatro ríos de los Infiernos (Ver El Esoterismo de Dante, ed. francesa de 1957, p. 63). <<

[195] Este reemplazo corresponde al del simbolismo vegetal por el simbolismo mineral, reemplazo cuya significación ya hemos indicado en otra parte (El Esoterismo de Dante, ed. francesa de 1957, p. 67). — Las doce puertas de la Jerusalem celeste corresponden naturalmente a los doce signos del Zodiaco, así como a las doce tribus de Israel; así pues, se trata de una transformación del ciclo zodiacal, consecutiva a la detención de la rotación del mundo y a su fijación en un estado final que es la restauración del estado primordial, cuando esté acabada la manifestación sucesiva de las posibilidades que este contenía. El «Árbol de la Vida», que estaba en el centro del Paraíso terrestre, está igualmente en el centro de la Jerusalem celeste, y aquí tiene doce frutos; estos presentan una cierta similitud con los doce Adityas, como el «Árbol de la Vida» mismo la tiene con Aditi, la esencia única e indivisible de la que han salido. <<

[196] Se podría decir que la esfera y el cubo corresponden aquí respectivamente a los dos puntos de vista dinámico y estático; las seis caras del cubo están orientadas según las tres dimensiones del espacio, como los seis brazos de la cruz trazada a partir del centro de la esfera. — En lo que concierne al cubo, será fácil hacer una aproximación con el símbolo masónico de la «piedra cúbica», que se refiere igualmente a la idea de acabado y de perfección, es decir, a la realización de la plenitud de las posibilidades implicadas en un cierto estado. <<

[197] Entre las escuelas búdicas que existen en Japón, hay una, la de Giô-dô, cuyo nombre se traduce por «Tierra Pura»; esto recuerda, por otra parte, la denominación islámica de los «Hermanos de la Pureza» (Ikhwân Es-Safâ), sin hablar de los Cátaros de la Edad Media occidental, cuyo nombre significa «puros». Por lo demás, es probable que la palabra Sûfi, que designa a los iniciados musulmanes (o más precisamente a los que han llegado a la meta final de la iniciación, de igual modo que los Yoguis en la tradición hindú), tenga exactamente la misma significación; en efecto, la etimología vulgar, que le hace derivar de sûf, «lana» (de la que habría estado hecha la vestimenta que llevaban los Sûfîs), es muy poco satisfactoria, y la explicación por el griego sofos, «sabio», aunque parece más aceptable, tiene el inconveniente de hacer llamada a un término extraño a la lengua árabe; así pues, pensamos que es menester admitir de preferencia la interpretación que hace venir Sufi de safâ, «pureza». <<

[198] La descripción simbólica de esta «Tierra Pura» se encuentra hacia el final del Phédon (traducción de Mario Meunier, pp. 285-289); ya se ha precisado que se puede establecer una especie de paralelo entre esta descripción y la que hace Dante del Paraíso terrestre (John Stewart, The Myths of Plato, pp. 101-113). <<

[199] Por lo demás, los diversos mundos son propiamente estados, y no lugares, aunque puedan ser descritos simbólicamente como tales; la palabra sánscrita loka, que sirve para designarlos, y que es idéntica al latín locus encierra en ella misma la indicación de este simbolismo espacial. Existe también un simbolismo temporal, según el cual estos mismos estados son descritos bajo la forma de ciclos sucesivos, aunque el tiempo, tanto como el espacio, no sea en realidad más que una condición propia a uno de entre ellos, de suerte que la sucesión no es aquí más que la imagen de un encadenamiento causal. <<

[200] Esto puede ser comparado a la pluralidad de los sentidos según los cuales se interpretan los textos sagrados, y que, lejos de oponerse o de excluirse se completan y se armonizan al contrario en el conocimiento sintético integral. — Desde el punto de vista que indicamos aquí, los hechos históricos corresponden a un simbolismo temporal, y los hechos geográficos a un simbolismo espacial; por lo demás, entre los unos y los otros hay un lazo o una correlación necesaria, como entre el tiempo y el espacio mismos, y es por eso por lo que la localización del centro espiritual puede ser diferente según los periodos considerados. <<

[201] Soirées de Saint-Pétersbourg, 11.ª conversación. — Para evitar toda apariencia de contradicción con la cesación de los oráculos a la que hemos aludido más atrás, y que Plutarco ya había observado, apenas hay de necesidad de hacer observar que esta palabra «oráculos» es tomada por Joseph de Maistre en un sentido muy amplio, el que se le da frecuentemente en el lenguaje corriente, y no en el sentido propio y preciso que tenía en la antigüedad. <<